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(Web Novel) Un Mundo Carmesí / Capítulo 30: El invierno de Fragia

Prepárense mijos porque este capítulo es el más largo que he escrito.

El invierno en el reino de Fragia llegó al mismo tiempo que hubo el cambio de año, la nieve caía por todo el reino, quizás no fuera uno tan extremo como en Indomitia pero aun así se tenía que ir con mucho cuidado en los viajes entre condados.

En la capital del reino de Fragia las casas tenían sus chimeneas encendidas, la gente vestía muy abrigada, la nieve cubría las calles y los guardias tenían en sus puestos hogueras para darles calor. El castillo real solía contratar a leñadores a través de intermediarios quienes se encargaban de transportar la leña hasta su destino, los sirvientes de bajo rango eran quienes llevaban la madera a las torres que estaban cerca de la residencia real para facilitar su acceso.

– ¡Rápido, rápido! ¿qué están esperando? nos hemos atrasado de forma terrible, no quiero excusas, todo el castillo debió estar listo hace días para el invierno – La ama de llaves Felicia supervisaba todos los preparativos, las criadas, sirvientes y demás personal del castillo trabajaban a toda prisa, el invierno llegó más rápido de lo esperado.

Las tareas para prepararse para el invierno eran muy pesadas y más para uno real, aislar las puertas y ventanas, encender la calefacción en todas las habitaciones de uso regular, colocar alfombras, preparar cortinas extras para las ventanas y sabanas para las camas.

– Por la diosa ¿Dónde está Matilda? no la he visto mucho últimamente, puede que ella haya sido la ama de llaves cuando dirigía la mansión del héroe Alexis, pero ahora ella está bajo mi tutela- La ama de llaves se la veía muy estresada.

– «¿Matilda no está todo el tiempo con la princesa Beatriz?»  «La otra noche una de las chicas mencionó que escucho gemidos del cuarto de la princesa» «¿Crees que la princesa tenga algo con ella?» – Varios murmullos se escucharon entre las criadas.

– ¡Ya cállense y sigan trabajando! – La ama de llaves no era ajena a esos rumores que circulaban últimamente pero no quería profundizar en el tema ya que no quería meterse en problemas con la familia real.

En las afueras del castillo estaba el jardín real, la nieve cubría los arbustos y las ramas de los árboles mostraban que sus hijas cayeron hace tiempo, en un rincón oculto estaban dos chicas haciendo cosas que no querían que nadie viera.

– Ah… princesa, siga así, por favor del más fuerte – El rostro de Matilda estaba muy sonrojado.

– Casi llego, estoy a punto – Beatriz estaba sudando pese al frio del invierno.

– ¡Siga así, Si! – Matilda exclamaba con gran frenesí.

La criada Matilda estaba suspendida en el aire con agua rodeando sus hombros sosteniéndola con firmeza mientras en el piso se encontraba la princesa Beatriz con sus brazos alzando su estoque y la piedra mágica azul brillando, tras unos segundos la princesa bajo los brazos y la criada bajó al piso delicadamente.

– Bien hecho princesa Beatriz, esta dominando muy bien la magia de agarre hidro – La criada limpiaba la mejilla de su ama con un pañuelo.

– Gracias Matilda por enseñarme a utilizar la magia de agua – Beatriz se sentó en una banca de piedra el cual estaba a un lado de una fogata encendida sobre un plato de metal elevado con palos de madera.

– No tiene de que agradecerme, haré todo lo que usted me pida, arreglar su cama, peinarla, darle de comer, hacerle el amor o enseñarle a utilizar la magia que sé – Matilda le sonreía a su ama quien también estaba de mejor humor que días anteriores gracias a los avances que hacía con su nueva magia elemental – Pero princesa debo decirle que hay rumores… sobre nosotras en boca de algunas criadas.

– Si, lo sé… y lo peor es que desde que me estas enseñando magia de agua pasamos aún más tiempo juntas lo cual incrementa los rumores, malditas criadas chismosas, ellas hacen cosas peores cuando nadie las ve y se atreven a hablar a mis espaldas – Las criadas del castillo también tenían secretos ocultos como pertenecer a familiar donde hubo ladrones, traidores o enemigos del estado pero para darles la oportunidad de trabajar en el castillo durante la gran guerra demoniaca se decidió pasar aquello por alto.

– Si me permite decirlo princesa de quién más me preocupa es de la ama de llaves Felicia, ella es muy perceptiva y podría descubrirnos.

– ¿Felicia? ¿esa señora? no te preocupes, papá se la folla en secreto cuando puede y estoy casi convencida que uno de sus hijos ha de ser un hermanastro ilegitimo mío – La princesa hizo un gesto de asco significativo ante aquel secreto.

– Así que también sabia aquello – Matilda no parecía sorprenderse tanto de que su ama lo supiera.

– Obvio que sí, cuando fui Lady Regente durante la gran guerra demoniaca me enteré de muchísimas cosas, más de las que debería saber o me gustaría recordar, aunque tampoco es que se algo extraordinario, los nobles se follan a sus criadas, sirvientas o amas de llave y muchas veces tienen hijos ilegítimos con ellas por eso las mantienen cerca de ellos para que no anden de lengua larga – Beatriz vio su estoque.

– Princesa ¿Qué le pasó a su estoque? 

– Pues desde que le dije la verdad a mi familia tuve que entregarles aquello ya que es considerada una reliquia familia de valor incalculable, pero es mejor así, tú me dijiste que no debía depender de ella para luchar y que era mejor entrenar con un arma mágica de una sola joya ¿no? por cierto quería preguntarte ¿Alguna vez has hecho una magia compuesta con el agua?

– Nunca lo he hecho, las magias compuestas solo pueden ser realizadas por personas que puedan congeniar muy bien entre ellas, pero para usted es innecesaria ya que puede hacerlo sin la necesidad de depender de nadie.

– Si, lo sé, pero te lo pregunto porque pensaba… ¿Qué magias compuestas podría hacer ahora que estoy dominando también el agua? Beatriz miraba con reojo a la piedra mágica que tenía incrustada en su estoque, desde que encontró el arma legendaria de su ancestro había dejado de utilizarla, pero ahora que debía entrenar ella tuvo que encontrar una piedra mágica de agua.

– Bueno algunos eruditos dicen que si combina el agua con el viento sería capaz de crear rayos, pero es algo que nunca he visto en persona.

– Ni yo, apenas puedo combinar el fuego y el aire, pero nada más, rayos, siento que me estoy quedando detrás de Alexis y de Ciel ahora que me enteré de que ella es la reencarnación de la diosa Freyla… – Mencionar a Alexis y Ciel hicieron que malos recuerdos llegaran a su mente hasta que un par de manos tocaron las suyas – ¿Matilda?

– No piense en ellos, piense en usted y en como poder mejorar a su propio ritmo y juicio – Matilda acariciaba las manos de su ama dándoles calor de su propio cuerpo.

– Muchas gracias, Matilda…

Beatriz se percató que nadie estuviera cerca y entonces ambas chicas chocaron sus labios.

En el trono real se encontraba el Rey Bartholomeo junto a su hijo Bennett, en frente de ellos varios funcionarios y representantes de varios condados.

– ¿La noticia ha llegado a sus territorios? – El rey preguntó a los varios hombres frente a él.

– Si, los pregoneros han dispersado la noticia al respecto y desde entonces se ha visto el movimiento de algunas personas sin destino visible aparente – El enviado del conde respondió.

– En nuestras tierras hemos notado una migración de mujeres en sitios remotos a fuera de nuestras fronteras. – Respondió el otro invitado.

– Algunas mujeres han hecho sus maletas y se han marchado utilizando la ruta de Kambrigia – El otro enviado respondió.

– Muy bien, quiero que preparen a sus tropas para la purga de primavera, no quiero que quede ninguna bruja, haber avisado de esto con antelación nos permitirá evitar luchas innecesarias y solo dejar a unas pocas – El rey parecía convencido de sus palabras, provocar el movimiento de las brujas en invierno le permitía verse fuerte pero no inconsciente, la caída de la nieve era una buena excusa de no enviar las tropas lo que les daba espacio a las brujas de marcharse.

– Pero su majestad ¿qué hacemos con las brujas de los gremios de aventureros? – Preguntó uno de los consejeros reales.

– Ah déjenmelo a mí – El príncipe Bennett pidió la palabra, se paró en frente de todos.

– Muchos han de pensar que todas las mujeres que lanzan magia que hay en los gremios de aventureros son brujas, pero están equivocados ¿Cuál es la diferencia entre una bruja y el resto de las chicas que hacen magia? – Ninguno de los presentes respondía a la pregunta del príncipe – Es muy simple… su religión.

– «¿Su religión?» «¿A qué se refiere?» «¿no todas son brujas?» – Los murmurios de los enviados reales era notorio, ellas eran ignorantes al respecto.

– Ay por la diosa, ya se los explicaré mejor – El príncipe aplaudió un par de veces para entonces abrirse la puerta de la sala real, un par de guardias tenían abiertas las puertas mientras en medio una mujer de cabello corto y castaño que vestía un gran sombrero negro arrastraba a una mujer atada a una soga que tenía el cabello rubio. 

– «¿Una bruja?» «‘¿Qué hacve aquí una bruja?» – Los enviados se empezaron a preocupar.

– Tranquilos chicos, no tienen de qué preocuparse ¿cuál creen que de estas dos chicas es la bruja? ¿La de cabello castaño con vestido y sombrero negro? ¿O la rubia de ropa de campesina? – cuando los enviados estaban a punto de responder el príncipe los interrumpió haciendo chocas la funda de su espada con el piso rocoso – Es obvio que la chica rubia. 

El príncipe Bennett se aproximó a la rubia que estaba atada para poner su mano bajo la ropa de la bruja y sacar de allí un medallón.

– Esto que ven aquí es el símbolo de las brujas – El medallón tenía forma de triangulo con un círculo en medio que hacía de sol y una media luna dentro – Esto que ven aquí es la santa trinidad, la madre, el padre y la hija.

Todos los que estaban en el salón se veían muy confusos al respecto.

– En la religión de las brujas ellas creen en la diosa Gia que según es hija del padre sol y la madre luna quienes procrearon a la tierra donde vivimos ahora, claro que eso es un sacrilegio a las santas escrituras que nos han enseñados en la religión Freyliana.

– Pero príncipe eso es solo un medallón ¿Como podremos diferenciar a una campesina normal con una bruja? fácilmente las podrían tirar.

– Esa es una muy buena pregunta y déjenme mostrarles – El príncipe de acuclilló a la bruja atada murmurándole algo al oído y tras hacerlo la mujer abrió la boca para luego dejar salir un fuego que quemó la alfombra que estaba a su lado.

Todos se sorprendieron al ver semejante acto, era obvio que la mujer atada era una bruja ya que tenía la capacidad de hacer magia, entonces el príncipe se volvió a sentar en su asiento al lado del trono de su padre.

– Toda mujer que sepa utilizar magia es una potencial bruja como pueden ver.

– Príncipe ¿y quién es la mujer que viste como bruja al lado de la bruja?

– Una hechicera, ella es Edith la actual hechicera real que acabo de nombrar.

– ¿Peor cuál es la diferencia entre una bruja y una hechicera?

– Las brujas que creen en la diosa Gia tienen la capacidad de utilizar magia de la tierra, las hechiceras producen magia nacida de sus cuerpos.

– Entonces príncipe lo que quiere decir es que…

– Si, cuando empiece la purga toda mujer que tenga la capacidad de utilizar magia será puesta a prueba y si ellas utilizan magia nacida de sus cuerpos serán registradas como hechiceras y las que no serán brujas.

– ¿Y cómo podremos saber la diferencia?

– Simple, una hechicera o hechicero es capaz de notar la diferencia, para sus escuadrones quiero que lleven a un hechicero quienes harán la prueba de magia, como pueden ver la mujer que viste de bruja de forma irónica es una hechicera, pero le gusta vestir así por alguna razón que desconozco.

– Es para confundir a las brujas – Respondió la hechicera de cabello corto castaño.

– Oh veo que al fin hablas, pensé que eras muda.

-Lo siento príncipe, no quería interrumpirlo.

– Descuida, muy bien enviados quiero que esto que han visto se los digan a sus condes y a todas las personas que puedan, eso es todo, pueden ir en paz y que la diosa los bendiga – Todos los nobles en la sala asintieron para partir, solo la hechicera quedó en la sala junto al príncipe y el Rey.

– Bien hecho Edith, me alegra haberte nombrado como hechicera real – Exclamó el Rey Bartholomeo.

– Gracias a usted su majestad y sobre todo usted príncipe Bennett – La hechicera se inclinó ante los monarcas. 

El príncipe Bennett estaba en su despacho y junto a él su prometida Liesel Wolf quien estaba recostada en un mueble dormida hasta que el globo de moco que tenía explotó haciéndola despertar.

– ¿Nya? – La princesa del reino de Ferrcia inspeccionó a los alrededores y vio a su prometido en el escritorio escribiendo – ¡Amorcito! – La semi humana se tiró sobre el hasta hacerlo caer.

– ¡Wow, amor por favor, recién acabas de despertar! Ten cuidado conmigo.

– ¡No! ¿No sabes cuando tiempo estuve esperándote nya? además, hace mucho frio, mejor vamos a la cama y calentémonos un poco – La ferrciana estaba muy animada.

– Aún no, tengo muchas cosas que hacer aún, en la noche dormiremos juntos – Bennett daba una sonrisa encantadora para convencer a su futura esposa.

– ¡Que no! Si no vamos a tu cuarto lo haremos aquí – la princesa empezaba a quitarle el cinturón a su prometido – Mi padre quiere muchos nietos, quiere un heredero y me gustaría darle la noticia cuando estemos en el altar, quiero decirle que ya me embarazaste.

– Ay por la diosa… no queda de otra, escucha mi amor, no puedo hacerlo ahora, pero… – El príncipe se levantó agarrando a su prometida que estaba encima suyo mientras la besaba.

– ¿Mi amor? – La princesa estaba totalmente encendida – ¿Por fin lo haremos?

– No, pero puedo darte algo que beber mientras tanto – El príncipe hizo que su prometida se inclinara enfrente suyo mientras ponía su mano en su mejilla apoyándose en su asiento – Quiero que lo bebas tu directamente.

La princesa entendía a lo que se refería para entonces proceder a quitarle el cinturón y proceder a hacerlo con su boca mientras la chimenea en su oficina seguía encendida y de fondo se escucharon varios sonidos de chupones.

– Dime mi amor ¿sabes algo del salón de tesoros de tu padre? – La semi humana no podía hablar al tener la boca llena – O lo siento, estas ocupada, pero mientras escúchame, quería saber si por casualidad habría un objeto en forma de esfera rojiza en forma de dragón y… – El príncipe no pudo hablar por unos segundos hasta que su prometida volvió a subir su rostro el cual estaba manchado por cierto liquido blanco.

– Pero mi amor ¿Papi no te dio ya uno? – Respondió la semi humana la cual lamia aquel líquido que estaba en sus mejillas.

– Lo sé, pero el que me dio tu padre es una esfera con un dragón de color negro, estoy buscando completar el juego ya que son dos ¿Por si acaso no tendría una esfera de cristal con un dragón blanco? – Bennett acariciaba las orejas peludas de su prometida estimulándola mientras le preguntaba.

– Prrr… N-no estoy… segura…pero podría preguntarle a alguna de mis hermanas si saben algo…

-Bien hecho por eso te quiero tanto preciosa.

En la santa sede en la capital de Fragia era un lugar muy visitado en invierno por las misas que había, en todos los domingos la gente llenaba las salas ya que el regreso del papa Magno Luis XII era todo un acontecimiento. Los cantos gregorianos inundaban la catedral, las mujeres, hombres, ancianos y ancianas rezaban con todas sus fuerzas para que la cruzada contra las brujas tuviera éxito en primavera, que sus familias sobrevivieran el invierno y que les diera salud.

Cuando la misa terminó las familias salían de la catedral, algunas personas se quedaban para hablar con los sacerdotes y pedirles consejos, otros se confesaban y todo aquello era visto desde las alturas por el máximo líder de la iglesia.

– Uff hace tiempo que no daba tantas misas de forma seguida – El papa Magno Luis XII acababa de llegar a su despacho luego de la misa que el mismo dirigió.

– Es bueno que sus fieles seguidores sepan que está presente más ahora que es invierno – Algunos cardenales estaban reunidos con él y el capitán Constantino también estaba presente.

– Muy bien ahora que todos estamos reinos creo que han de tener buenas noticias para mí con la venida de la campaña de primavera – El pontífice sonreía.

– Si, según nuestro servicio de inteligencia el héroe Alexis se lo vio por el reino de Kambrigia junto a la bruja Rosemary justo antes del inicio del invierno, pero se le perdió el rastro cuando se fueron a las fronteras del oeste cerca del Sacro Reino de Drakkia.

– ¿Crees que se haya refugiado en Drakkia? – Preguntó uno de los cardenales.

– Es una posibilidad – Respondía otro de los cardenales.

– El Sacro Reino de Drakkia es uno muy cerrado para nosotros, ni siquiera contamos con una embajada allí, sería muy difícil organizar una búsqueda con nuestros informantes – La sala se llenaba de especulaciones por el paradero del héroe Alexis.

– ¿Y si no se encuentra en Drakkia? – Alguien dijo entre los cardenales haciendo que todos voltearan llamando la atención del papa.

– Dinos ¿Dónde crees que podría estar? – Preguntó el papa.

– Bueno el héroe esta con la bruja Rosemary y si fueron hacia el oeste no solo se encontraría con Drakkia sino también… en las tierras de Indomitia.

– ¿Las tierras de indomitia? Eso es ridículo, en dicho territorio lleno de barbaros no existe ningún reino formado, son puras tribus de salvajes, tierras inhóspitas y monstruos apocalípticos – Uno de los cardenales criticaba.

– No, está bien, tu teoría tiene sentido – El papa respondió en lo que caminó hacia el dándole una palmada en el hombro – Queridos cardenales tengan en cuenta a Indomitia solo por si acaso a la par de Drakkia – Todos los demás solo acintieron con la cabeza aceptando la idea sin reprochar.

– Y bien mis queridos hermanos ¿Ya tienen listo los preparativos para la purga de primavera? – Preguntó el papa.

– Si su santidad, así como usted nos ha ordenado hemos instruido a varios sacerdotes y monjas para que se alisten y acompañen a los soldados a la hora de perseguir a las brujas, nuestros enviados los asistirán detectando a las brujas y diferenciándolas de las hechiceras.

– Excelente, no olviden ordenarles que todo lo que hagan sea registrado, quiero informes de cada uno de sus movimientos, ustedes estarán al mando de cada facción y que me informen de todo lo relevante – Todos los cardenales asintieron.

– Y, por último, pero no menos importante ¿Como va la orden de los caballeros expedicionarios? – El papa preguntó.

– Se están haciendo los preparativos finales su santidad, hemos logrado reunir a un gran grupo de nobles de bajo rango sin futuro que fueron instruidos en la orden y ahora dan misas pero que también sirven y luchan como caballeros – Respondió uno de los cardenales.

– Muy bien, Constantino será el que comandará la campaña de primavera, mientras el rey Bartholomeo haga la purga de las brujas los caballeros expedicionarios viajaran al sureste al aquelarre de las brujas de la luna carmesí, según dicen allí debería estar la reliquia que buscamos.

– ¿Habla del núcleo del Mago Oscuro?

– Exacto, no podemos permitir que las brujas tengan en su poder un arma de destrucción masiva tan peligrosa, debemos quitarles aquello – Expresó el papa.

En la abadía Virgínea las hermanas hacían lo que en un castillo harían las criadas y sirvientes para mantener el sitio funcionando durante el invierno, los leñadores les traían la leña y las propias hermanas las movían, encendían el fuego, reparaban el tejado descompuesto y la cocina siempre encendida cocinando a montones.

En la cocina las hermanas preparaban panes a por montones, algunas amasaban la masa, metían los panes en los hornos y los sacaban ya listos, pero hubo otra que estaba en una caldera enorme con un cucharon, el líquido que preparaban dejaba en la cocina un olor sumamente seductor.

– Pero que buen aroma ¿Como dijo la hermana Carolina que se llamaba? 

– Creo que chocolate, una de las hermanas de la región del sur trajo la receta.

– Ya quiero probarla cuando este listo.

– Dicen que sabe muy bien con el pan.

– No seas atrevida, dicen que el chocolate es para la gente del pueblo – Las hermanas que estaban en la cocina murmuraban hasta que alguien pasó al lado de ellas.

– No se distraigan, no podemos perder el tiempo, debemos tener listo esto para antes del anochecer – Una señorita muy joven las descubrió, era la hermana Carolina.

– ¡Lo siento hermana carolina! – Las demás hermanas hicieron caso regresando a amasar los panes.

En medio de la cocina estaban caminando la hermana Carolina supervisando todo y a su lado estaba la hermana Luisa hasta llegar a la gran caldera.

– Hermana Kasandra ¿Como va el chocolate? – Carolina le preguntó a una joven chica algo más grande que ella que tenia el cabello blanco y una piel morena.

– Muy bien, la canela y los clavos de olor se están mezclando perfectamente, pero necesitaremos más leche si queremos que alcance para todos – Exclamo la chica morena.

– Entendido, hermana Ana vaya al establo de ordeño y traigan más leche – Carolina ordenó.

– ¡Si hermana Carolina!

– Hermana Carolina realmente eres toda una jefa de cocina, su santidad Ciel realmente tomó la decisión correcta – La hermana Luisa era la otra supervisora de la cocina, la abadía contaba con varias áreas de cocina por su enorme tamaño, mientras Carolina no estaba Luisa era la encargada.

– Oh no, por favor no digas eso, soy aún una novata en eso- La hermana carolina se sonrojó un poco.

– Pero últimamente hemos estado muy ocupadas por el invierno y el festival invernal ¿No has podido ver a la hermana Esther últimamente ¿Verdad? – Pregunto Luisa.

– No, está bien, ambas hacemos lo que podemos, yo con la cocina y ella con las hermanas protectoras – Respondió Carolina.

– Confías mucho en ella como en su santidad Ciel ¿no?

– Si, desde que llegó santa Ciel nuestras vidas han mejorado mucho y le estoy eternamente agradecida a ella y a la diosa.

En lo que las hermanas preparaban la cena por el festival invernal otras reparaban la abadía, pero había un grupo que hacía algo totalmente distinto.

– ¡Ataque compuesto, geiser!

Unas voces resonaron al unisonó para entonces un enorme chorro de agua que expulsaba vapor se lanzó hacia la dirección donde estaba Ciel quien se alistó para recibir el golpe, el impacto fue enorme, el chorro de agua hirviente hizo que la nieve al rededor del campo de practica se derritiera y el vapor no dejara ver nada.

– ¿Lo hicimos? 

Cuando el vapor se dispersó se vio un gran escudo de luz rodeando toda el área donde estaba parada la santa con su espada alzada.

– Muy bien hecho, finalmente lo consiguieron – La santa sonrió contenta al ver los resultados de las chicas – Lograron utilizar el ataque compuesto Geiser, felicidades, hermana Esther y hermana Irene.

Las chicas al ver el resultado de su entrenamiento se abrazaron contentas.

 – Muchas gracias su santidad y muchas gracias hermana Esmeralda – Las chicas colocaron sus manos en el pecho y se inclinaron.

– Vamos chicas no hagan eso, solo les di unos pocos consejos – Decía la hermana Esmeralda algo sonrojada – Pero ahora finalmente pueden realizar un ataque compuesto, recuerden que los ataques más poderosos son aquellos que combinan dos elementos contrarios para crear uno aún más poderoso.

Las chicas asintieron con sus cabezas sonriendo en lo que Ciel se aproximó a Esmeralda.

– ¿Crees que puedas seguir enseñándoles a las demás chicas a realizar ataques compuestos? – Preguntó Ciel.

– No es tan fácil, para eso se necesita encontrar chicas que sean compatibles entre ellas y formen lazos fuertes, pero afortunadamente Esther e Irene lo eran al controlar la magia de agua y fuego respectivamente – Dijo una pensativa Esther.

– Entiendo – Ciel se aproximó a las hermanas protectoras que aprendieron el ataque compuesto – Chicas si por alguna razón algo me llegara a pasar quiero que esto que están aprendiendo se lo enseñen también a las demás hermanas protectoras – Pese a ser tan pequeña Ciel emitia un aura poderosa pero confortable haciendo que las chicas se volvieran a inclinar ante ella.

– Se lo prometemos su santidad.

En los pasillos de la abadía Ciel y Esmeralda caminaban.

– wow no creí que ellas aprenderían una magia compuesta en menos de un mes, a algunos magos, hechiceros o brujas les cuesta toda una vida tanto encontrar a alguien compatible y poder dominar dicha magia.

– Eso fue porque las hermanas protectoras han forjado lazos entre ellas es normal, siempre tuvieron ese potencial, pero nunca se preocupó la iglesia por ellas.

– Cierto y… oye Ciel he querido preguntarte una cosa.

– ¿Si?

– ¿Desde cuando tienes los ojos de color dorado?

– ¿Como? – Ciel volteó la mirada a una de las ventanas para ver su reflejo y en efecto ambos ojos los tenia de color dorado algo que ella solo tenía cuando activaba sus poderes de santa.

– Por tu expresión puedo decir que no estabas consciente de aquello – Esmeralda agarró la mano de Ciel y entraron a un cuarto en lo que la hermana más grande colocó una de sus manos chocándola en la pared mientras Ciel con su baja estatura vió como era acorralada.

– ¿Qu-qué pasa Esme? – Esmeraldas puso sus ojos encima de la santa mirándola en cada rincón de su ser.

– Me lo suponía… Ciel… tus ojos no es lo único que está cambiando ¿Verdad? – Ciel no hacer más que abrir los ojos de par en par para luego salir del sitio donde Esmeralda la tenía arrinconada.

– Veo que como siempre no se te escapa nada Esme, por eso no puedo mantener muchos secretos de ti.

– ¿Muchos?

– Ay… está bien, hablaré…

La chimenea que estaba dentro del cuarto donde estaban las chicas fue encendida por Esmeralda gracias a su magia de fuego.

– Ya veo, poco a poco te estas convirtiendo en Freyla… tu cabello y ojos están adoptando la forma de la diosa.

– Si… 

– Eso quiere decir que luego seguiría tu altura, cuando vi a la diosa Freyla cara a cara creo que ella era más grande que yo.

– ¿En serio? ¿Eso quiere decir que me volveré también en una gigante?

Las mejillas de Ciel estaban enrojecidas luego de que Esmeralda se las hubiera jalado.

– ¡Tonta! ¿Por qué me ocultaste algo tan importante? ¡Soy tu mejor amiga! – Esmeralda estaba visiblemente enojada.

– Lo siento, es que tenía miedo… tengo miedo de lo que me podría pasar, desde que desperté el poder de Freyla pude escuchar aún más a la diosa, pero de repente su voz se apagó, ya no la escucho, pero siento que mis miedos y preocupaciones tienen su influencia, soy yo la que me digo las cosas, pero a la vez es ella – Ciel trepó sus piernas sobre el mueble para abrazarlos.

– Ciel, has pasado por mucho pero también has hecho mucho por nosotras, por mí y por las chicas de esta abadía, no importa lo que pase nosotras te seguiremos y te cuidaremos, soy seguidora de la diosa Freyla pero también soy tu mejor amiga.

– Esmeralda… – Ciel miró a su mejor amiga Esmeralda quien le sonría de forma cálida con el brillo de la chimenea iluminando el oscuro cuarto.

La hermana Esmeralda le dio un abrazo a Ciel quien temblaba un poco sea por el frio o por el miedo de perder su propia conciencia a manos de la diosa que tiene en su interior.

– Muchas gracias, Esmeralda.

– No hay de qué, encontraremos la forma de evitar que seas poseída por ella y cuando terminemos con esto debemos ir un día a la playa junto a las demás hermanas.

– Esa sería una muy buena idea jeje.

Cuando ambas chicas sonreían la puerta se abrió con la hermana Carolina y Miriel con una charola que sostenía algunas copas de chocolate recién hechas.

– ¡Hermanita al fin te encontramos! ya terminaron de hacer el chocolate y queríamos… – La hermana de Ciel encontró a su hermana mientras estaba siendo abrazada por Esmeralda en un cuarto oscuro con la chimenea encendida – Ah, lo siento, lo siento, sigan en lo suyo.

– Lo sentimos su santidad, las esperaremos en la cocina cuando haya terminado lo suyo con la hermana Esmeralda – Exclamó la hermana Carolina también.

Cuando las chicas salieron el cuarto Ciel y Esmeraldas se vieron de nuevo con cara de confundidas para unos segundos después echarse a reír a montones.

En la gran sala de la Abadía Virgínea estaban reunidas las hermanas, varios habitantes del pueblo como padres y madres con sus hijos e hijas, soldados del conde junto a su señor y en medio Ciel, Esmeralda, Miriel, Carolina, Esther y todas las chicas de confianza de la santa.

– Muchas gracias a todos por venir aquí pese a ser invierno, les doy las gracias de todo corazón y para expresarles mi gratitud les hemos preparado un banquete especial con una receta que la hermana Casandra que ha traído desde las regiones del sur, por favor denle un caluroso aplauso – Las personas reunidas le aplaudieron a la hermana de cabello blanco y piel morena quien sonreía sonrojada.

– Se que muchos han escuchado las noticias de lo que piensa hacer el rey Bartholomeo con respecto a las brujas… pero si les soy honesta, durante la gran guerra demoniaca combatí junto a una bruja llamada Rosemary quien siempre nos ayudó, muchas brujas ayudaron al reino de Fragia para vencer al Rey Demonio por lo que pienso que cazarlas está mal – Las personas reunidas la escucharon atentamente.

– Por eso entre las hermanas de esta humilde abadía hemos decidido que a las brujas no las perseguiremos, respeto la decisión del rey Bartholomeo y el papa Magno Luise XII , el conde Louise Lambert acatará la orden de identificar a las brujas y tras un proceso de registro yo abriré una ruta segura al reino fronterizo de Kambrigia para que ellas puedan pasar sin problemas – La gente estaba sorprendida ante lo que escuchaba, la santa desobedecía las ordenes de la iglesia y el rey.

– No perseguiremos a las brujas, pero tampoco les daremos refugio, les abriremos un paso seguro afuera de Fragia para que puedan encontrar un lugar donde ellas puedan refugiarse sin preocupaciones, la misericordia a los seres vivos es algo que nuestra religión profesa y es algo que yo como representante de la diosa he dispuesto, disculpen si mi petición es egoísta, pero si me ayudan… prometo establecerme de forma fija aquí, convertir a este condado en la residencia permanente mía y de mi palabra – La petición de la santa era algo inaudito pero a la vez la promesa de volver ese condado en la capital de la palabra de la diosa Freyla a la par que la de la capital era algo que todos veían con buenos ojos ya que les traería prosperidad además si las brujas no se quedaban en el condado entonces no contradecirían a las órdenes del rey ni al papa, era un ganar y ganar.

Un gran aplauso se escuchó en el salón, santa Ciel logró su objetivo de crear una forma aparentemente diplomática de lidiar con el problema, seguir las órdenes del rey y el papa, pero bajo su propio criterio.

– «Bien hecho Ciel, lo estás haciendo bien aún con lo que estas pasando y por ello… encontraremos la forma de salvarte, lo juro con mi vida porque eres lo más importante en mi vida» – Dijo en sus adentros Esmeralda.

-Continuará en el siguiente capítulo titulado «La maldición de Indomitia»