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(Fanfic) Mahou Shoujo ni Akogarete: Pasión Explosiva / Capítulo 18: Vatz, Venalita e Imitatio

Nota: He escrito un capítulo de transición donde se explicarán varias cuestiones que serán importantes en el futuro de la obra, ya estoy pensando más seriamente en la conexión entre Pasión Explosiva y Arcoiris Lunar, espero les guste y nos veremos en la próxima 😀

En el capítulo anterior de «Pasión Explosiva»:

Tras la gran batalla que casi acaba con toda la ciudad nuestras queridas villanas lograron imponerse ante la Sacerdotisa de las Cenizas, pero los destrozo hicieron que las clases tuvieran que postergarse. Cuando Utena y Kiwi regresaron a clases vieron algo raro Sayo regresó como si nada pese a que ella fue la culpable de todo, pero detrás de las sombras descubrimos que la verdadera Sayo se encontraba en otro lugar encadenada.

En un cuarto a oscuras a excepción de una luz se encontraba la criatura mágica de color talco flotando, varias criaturas diminutas traían libros de un lado al otro.

«Si, por allí por favor, todos los libros sobre maldiciones que vayan a por ese sitio.» Vatz dirigía a sus pequeños golems.

«Vatz ¿Qué haces?» Una chica llena de vendajes salía de entre las sombras.

«¡Kaoruko-chan! No deberías levantarte de la cama, aún estas herida, necesitas descansar.» Le decía preocupada la criatura mágica.

«¿¡Como carajos quieres que me recupere cuando mis amigas están en ese estado!?» La pequeña rubia golpeó una columna con su puño haciendo que varios de sus vendajes se salieran. 

«Kaoruko-chan…» La luz que iluminaba el oscuro cuarto mostraba a Minakami Sayo quien yacía arrodillada en el piso con sus brazos y piernas encadenadas y llena de talismanes con caracteres japoneses, la cara de Sayo estaba vendada al igual que su boca.

«Una maldición entró en contacto con el cuerpo de Sayo-chan lo cual hizo que se transformara en la Sacerdotisa de las Cenizas, posteriormente ella infectó a Haruka-chan…» Dijo Vatz. 

Tras lo que dijo la criatura mágica otra luz se prendió mostrando a la chica de cabello rosado con sus manos alzadas y su cuerpo totalmente vendado, se notaba que no traía nada de ropa debajo.

«Haruka-chan se transformó en un heraldo de la sacerdotisa de las cenizas la cual seguía sus órdenes atacando a aliadas como a rivales sin piedad.» Vatz volteó la mirada hacia donde estaba Kaoruko, de pronto otra luz se encendió iluminándola.

«Lograste acceder a tu forma La Verita logrando derrotarla, pero en el proceso te infectaste, para evitarlo tuviste que…» 

Kaoruko alzó uno de sus brazos, pero este no tenía su mano izquierda, su brazo estaba totalmente vendado.

«Lo siento Kaoruko-chan, Haruka-chan, Sayo-chan…» La criatura mágica no podía esconder su infinito malestar al ver a sus chicas mágicas en tal estado.

«Vatz…» Kaoruko se acercó a la criatura mágica en un principio viendola con pesar.

«Kaoruko-chan…» Vatz se sorprendía al ver a su protegida intentando consolarla, pero entonces.

«¡Dime todo lo que sepas de una buena vez!» Kaoruko agarró a la criatura mágica arrinconándola en la columna con su brazo bueno.

«K-kao…Kaoruko-chan.» Vatz no podia hablar bien.

«¡Sayo-chan y Haruka-chan casi se mueren por todo lo que ha pasado y ahora debemos estar escondidas del resto del mundo, mandas a tus golems para que nos reemplacen!» Kaoruko estaba realmente enojada.

«¡DIME TODO LO QUE SEPAS CARAJO!» Kaoruko apretaba lo más fuerte que podía, pero luego algo la hizo resentir su cuerpo haciéndola arrodillarse.

«Kaoruko-chan… está bien, te lo diré…» La criatura mágica flotó hacia una mesa de lectura donde yacía un libro que se iluminaba.

«El virus que infectó a Sayo-chan es uno que se apodera del individuo y lo hace actuar de forma muy apasionada, bueno llamarlo virus es como seria en su mundo, pero para nosotras esto sería más una maldición.» Al momento de que Vatz narraba su explicación unos personajes hechos de papeles de colores flotaban en el aire.

«La maldición hace que la persona se deje llevar por sus emociones, pasión, alegría, tristeza, jubilo, algarabía, odio, rencor, resentimiento, envidia o desamor.»

Dos chicas hechas de papel se formaron, una de ella usaba un vestido de princesa y la otra un traje de cuerpo completo.

«Por ejemplo si una chica infectada por la maldición siente celos de su pareja porque habla mucho con otra chica y es entonces cuando algo ocurre, se deja llevar por sus celos y puede cometer actos atroces.»

Una tercera chica de papel aparecía en medio de la pareja cautivando la atención de la chica del traje, la chica del vestido se empezó a oscurecer y en la siguiente escena aparece la tercera chica muerta en el piso con un charco de sangre simbolizado por un papel rojizo.

«La persona maldecida se perderá en sus emociones llevándola al abismo, lastimando incluso a sus seres queridos y caer en la locura.»

El reino de la princesa yacía en llamas de papel rojizo y amarillo, el cielo estaba oscurecido, en medio de la escena estaba la chica del traje siendo acuchillado por la chica del vestido.

«Cuando la persona se da cuenta de lo que hizo ya es demasiado tarde y es cuando pierde su humanidad…»

La princesa se transformó en un monstruo el cual gobernaba sobre un reino en ruinas, pero rodeada de puros sirvientes, unas criaturas negras con cuernos.

«Esa maldición es conocida como «La plaga Noir» y es lo que tiene Sayo-chan.» Vatz cerró el libro mágico haciendo que las criaturas de papel se desvanecieran.

«La plaga Noir…» Kaoruko se levantó lentamente.

«Tuviste suerte de actuar rápido, si no te hubieras cortado el brazo te hubieras infectado también.» Vatz se aproximó hacia donde estaba Sayo llena de talismanes y cadenas.

«¿Hay alguna forma de poder salvar a Sayo-chan y a Haruka-chan?» Preguntó Kaoruko quien con dificultades se aproximó hacia donde estaba Haruka llena de vendajes quienes la retenían.

«La única forma de poder librarlas era antes de que la maldición las poseyera por completo, pero una vez que el virus las posee por completo… solo la muerte las puede liberar de su sufrimiento.» Al momento de decirlo Vatz los ojos de Kaoruko se abrieron viendo a su querida Haruka.

«¡NO ME JODAS! ¿COMO QUE LA MUERTE?» Kaoruko gritó todo lo que podía dejando salir su ira y frustración.

«Eso es lo que dicen las leyendas mágicas.» Vatz voló hacia donde estaban almacenando los libros los pequeños golems.

«Pero han pasado miles de años desde entonces, tengo la esperanza, no, tengo la certeza de que en algún momento debieron encontrar una forma de curarlas las chicas mágicas del pasado y estoy determinada a encontrar una cura para Sayo-chan y Haruka-chan.» Vatz hacia que varios libros flotaran a su alrededor abriéndolos.

«Kaoruko-chan buscaré la forma de salvarlas, lo mejor que puedes hacer ahora es curar tus heridas y estar lista para lo que se venga.» Vatz volteó su rostro para verla a Kaoruko quien solo miraba al piso.

«Carajo…» Kaoruko no hizo más que volver hacia donde estaba recuperandose.

En las instalaciones de Enormita, en la Base Natch, una tormenta apareció inexplicablemente haciendo que lloviera, por primera vez la luna perpetua había desaparecido, varios truenos y relámpagos aparecieron.

En medio de una sala yacía una criatura voladora con aspecto gatuno de color alquitrán que miraba muchas pantallas mágicas, se veían todas las peleas que ocurrieron hace varios días en la ciudad. Al lado de la criatura mágica estaba una chica de enorme estatura vestida de forma religiosa, pero con un cuerpo que incitaba al pecado.

«Venarita-san ¿Qué es lo que estás haciendo?» La religiosa de tentación carnal miraba hacia todas las pantallas donde aparecía el combate entre Utena y Azul corrompidas.

«Estaba tan cerca de conseguirlo, Magia Azul, no, Minakami Sayo, ella se volvió tan poderosa que pudo hacerle frente a todas las chicas mágicas y villanas por si sola, su poder era tan destructivo que por poco y destruye la ciudad.» 

En las pantallas apareció el ejército de criaturas monstruosas que destruían todo.

«Cuando se transformó en la Sacerdotisa de las Cenizas su poder mágico era casi inigualable, solo Baiser podría hacerle frente.» 

Las imágenes del combate entre Baiser y Azul se pudieron ver, todos esos ataques destructivos iluminaban las pantallas y al mismo tiempo la sala.

«Afortunadamente Korisu no estaba presente ya que era su hora de dormir por lo cual nos libramos de un obstáculo.»

Una imagen mostraba a Korisu durmiendo con un globo de su moco inflándose y en la ventana de su cuarto que daban al exterior se pudieron ver muchas luces destructivas y luego un pequeño temblor que hizo que algunos de sus juguetes se cayeran de sus estantes.

«Magia Azul, Magia Baiser, Magia Magenta y por poco Magia Sulfur, las tenia a todas al alcance de mis manos…» Una mano macabra salía de las mangas de la criatura del averno, de ella emanaba una sustancia negra viscosa.

«Pero unas chicas entrometidas aparecieron de repente arruinando mis planes.» En las pantallas se vio el momento en que una espada atravesó a Baiser y Azul al mismo tiempo.

«Imitatio…» La imagen de la pequeña loli enmascarada apareció.

«¿Sabe quiénes son esas nuevas chicas mágicas Venalita-san?» Dijo la monja de cuerpo ardiente.

«No, por eso mismo quiero pedirte que lo averigües por mí, esas chicas entrometidas arruinaron mis planes, no quiero que vuelva a ocurrir.» Venalita apretó su puño macabro.

«Está bien, me haré cargo de averiguar quiénes son ellas.» La monja con enormes pechos sacó un teléfono móvil de allí para comenzar a escribir algo.

Las noticias de las nuevas chicas mágicas aparecieron en todos los medios de comunicación de la ciudad, televisión, revistas, radio, redes sociales, las Shio-chan estaban en boca de todas las chicas.

Chicas mágicas que destacaban de las demás al tener apariencias muy distintas.

«Imitatio, la chica mágica de aspecto infantil pero que es sumamente poderosa, sus poderes para calmar las emociones de las personas fueron de gran ayuda para las chicas que quedaron traumadas por el gran desastre.»

«Berserga, la chica mágica de aspecto algo tenebroso y con muchas perforaciones pero que es muy poderosa en combate facilitaron el rescate de personas atrapadas en edificios, derrumbes y demás obstáculosL.»

«Pantano Pesca, la estrella de las Shio-chan, con su habilidad para crear clones de ella misma ha sido la que más ha ayudado en la reconstrucción de la ciudad, con su ejército de clones de tierra y golems las tareas han sido mucho más fáciles de hacerse.»

La televisión se apagó de repente.

«Vaya, es la primera vez que haces algo útil Momo-chan.» Una chica de cabello blanco con tonalidad rosada yacía encima de un mueble con sus piernas cruzadas y con una sonrisa burlona.

«Estoy… agotada… me duele todo el cuerpo…» Lo decía una chica de cabello verdoso semi desnuda quien estaba encima de una camilla de masajes mientras algunas de sus criadas le daban masajes.

«¡No digas más Randa-chan! ¡¿Por qué fui la que más trabajó?! ¿No ven que no estoy acostumbrada al trabajo físico?» Protestaba la chica de cabello verdoso la cual recibía un masaje de sus criadas, solo su trasero estaba cubierto por una toalla blanca.

«No te quejes Momo-chan, en la batalla casi no hiciste nada, solo corrías y esquivabas los ataques, tus golems son bastante útiles para tareas de reconstrucción, jeje.» Dijo la chica con perforaciones mientras comía una manzana de un frutero.

«Solo porque tenga la misma magia de tierra de la cual se crean los golems no es excusa para que me usen de mula de carga, soy una dama refinada.» Lo dijo la chica adinerada mientras daba señales con sus dedos para que una de sus criadas colocara sus pechos esponjosos en su cara.

«Claro, una dama pervertida.» Dijo Randa.

«¿Imitatio-chan?» La chica de numerosas perforaciones se aproximó hacia donde estaba la pequeña loli viendo por la ventana la ciudad recientemente reconstruida.

Randa se aproximó lentamente con sus manos moviendo sus dedos de forma obscena hasta tirarse sobre ella.

«¡Imitatio-chan!» La chica albina extendió sus brazos para abrazar a la niña mientras que con sus manos tocaba el inexistente pecho de la chica mientras babeaba.

«¿He? ¿No me va a regañar Imitatio-sama?» Randa se sorprendía que la loli no le reprendiera.

«No tengo tiempo, estoy pensando en cosas más importantes.» Dijo Imitatio quien pensaba en su batalla.

La idea de que incluso con su nivel actual de poder no pudo contra aquellas amenazas la tenía pensativa.

«Imitatio-chan ¿Por qué ayudó a las chicas mágicas?» Preguntó Randa.

«¿Ayudarlas? Por supuesto que no, ellas me caen mal, son tan débiles e inútiles y…» La loli se quedó callada al recordar como la chica mágica Azul causó todo ese caos y destrucción.

«Solo respetas a las personas con mucho poder ¿Verdad?» Dijo la chica albina mientras seguía abrazando a su loli para luego oler profundamente la camiseta de Imitiatio.

«C-callate…» Imitatio entendía el punto, sabiendo la persona que fue en el pasado, el que haya oponentes tan poderosos la hizo cuestionarse un poco lo que hacía.

«Pero si te caen tan mal ¿Por qué me hiciste reconstruir la ciudad? se lo hubieras dejado a esas chicas mágicas debiluchas… auch… ¡Chicas aumenten la intensidad ahora!» Momo ordenó a sus criadas.

«¡Siiii!» Todas sus criadas se quitaron la parte superior de sus trajes para dejar sus pechos al descubierto y con sus pezones darle grandes masajes en cada parte de su adolorida espalda.

«Haaaahhh… que rico…» Exclamó la chica adinerada.

«¡Ca-callate! ¡Tengo mis motivos!» Protesto la loli.

«Me las pagaras Venalita, arruinaré tus planes, arruinaré a tus villanas, ya lo verás.» Imitatio apretó su puño con fuerza.

«Así me gusta Imitatio-chan, así me gusta.» Randa siguió presionando su cara en la espalda de la niña hasta que por un descuido bajó demasiado su rostro hasta caer al nivel del trasero de la loli la cual usaba un pantalón corto.

«¡QUE NO ME TOQUES EL COLO CARAJO!» Se escuchó el grito de la loli por toda la mansión.

En un departamento de alta clase se podían escuchar varios gemidos, aquel ruido venia de un cuarto el cual tenía la puerta a medio abrir.

«¡Gah… U-utena…chan…» Una voz entrecortada tragaba de decir el nombre de su novia, pero no podía muy bien.

En el piso del cuarto estaban los uniformes escolares de las chicas, en otro lado estaban unas bragas y sostenes, algunos blancos y otros negros tan diminutos que parecían solo cuerdas.

«¡Jaja… jajajajajaja!» Una chica se empezaba a reír con gran entusiasmo.

Los ojos de Kiwi estaban vendados con una tela negra, pero algo estaba pasando, unas manos rodeaban el cuello de la enana tetona, estaban siendo apretados muy fuertemente.

«N…no puedo… respirar…» Decía con dificultad Kiwi.

«¡Jajajajajajaja!» Se reía Utena, pero no era una risa normal, sus ojos tenían forma de estrellas, su piel oscurecida y su lengua más alargada que de costumbre.

«U…te…na…»

– Continuará…