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(Fanfic) Mahou Shoujo ni Akogarete: Educación reproductiva – Clase 5

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Nota: Pasaron otras dos semanas ¿Saben lo que significa? ¡Nuevo capítulo de Educación Reproductiva! y con la aparición de nuevos personajes siendo dos de ellas teniendo su propia aventura en el fanfic «Lirios Marchitos», el multiverso Akogarete es una realidad (?)

Muchas gracias a todos los que me acompañan viendo mis streams escribiendo mis fanfics en twitch 😀 si quieren pueden pasarse por allí: www.twitch.tv/ouji_sama

— En este mundo existen tres tipos de chicas, las alfas que son las que embarazan, las omega que son quienes se embarazan y por último las beta quienes pueden tanto embarazarse como embarazar. —Explicó en su proyector la presidenta Rias Gremori. —¿Alguna duda?

— ¡Yo! ¡Yo! — Alzó la mano una de las chicas del salón de clases de Educación Reproductiva.

— Adelante, puedes preguntar Aihara Yuzu-chan.

— ¿Cual tipo es usted?

— ¿Yo? — Sonrió la presidenta Gremory mientras ella colocaba una de sus manos sobre su pecho. — Por supuesto que soy una Alfa.

Se pudieron escuchar varios murmullos entre las chicas del salón.

— Silencio chicas. — La presidenta trataba de calmar a las chicas chismosas de su clase.

Entonces se pudo escuchar el sonido de alguien tocando la puerta del salón a oscuras por lo cual la secretaria abrió la puerta, quien estaba allí era una mujer exuberante de cabello negro, enormes pechos y una sonrisa bastante maternal.

— Presidenta Gremory es la vicepresidenta Himejima.

— ¿Akeno? Pero si aún estoy en clases. — Rias vio el reloj de su muñeca y se dio cuenta que la hora. — ¿Ya es tan tarde? Oh, que descuido de mi parte, bueno chicas eso es todo por esta clase, los veré la próxima semana.

Todas las chicas se pararon para retirarse, la clase había terminado hace cinco minutos, pero al parecer el timbre se había dañado, cuando las chicas se retiraron del salón se pudo ver a la presidenta Rias Gremory hablando muy feliz con la vicepresidenta Akeno Himejima.

— ¿Escuchaste los rumores? — Una de las chicas le murmuraba al oido a la otra.

— Si, dicen que la presidenta Gremory tiene un amorío con la vicepresidenta Himejima. 

— ¿En serio? ¿Será que son compatibles? La presidenta Rias es una alfa.

— Si la vicepresidenta Himejima es al menos una beta puede que si sean compatibles para tener bebes.

— Jaja tienes razón.

Entre las chicas que escucharon esos rumores estaba Kiwi con la oreja bastante parada.

— Si Utena es una alfa entonces yo debo ser una omega o al menos una beta. — Kiwi se tocaba su vientre, el deseo instintivo de ella era tener una hija con su novia.

Llegó el día esperado, Kiwi y Utena estaban sentadas frente a un escritorio donde había una doctora entrada en edad, pero con una apariencia bastante atractiva.

— Señorita Hiiragi, señorita Araga, gracias por venir, ya tenemos los resultados de sus exámenes de compatibilidad. — La doctora usaba unos lentes para leer los resultados del laboratorio.

— Gracias doctora, dígame ¿Somos compatibles para tener bebes? — Preguntó Kiwi sin tapujos.

— Kiwi-chan por favor, no tan rápido. — Utena trató de calmar las ansias de su novia.

— Vaya, vaya, parece que tenemos a alguien bastante impaciente. — La doctora sonrió. — Muy bien aquí están los resultados. — La doctora entregó los resultados. — Felicidades señorita Kiwi usted es una beta y usted señorita Hiiragi es una alfa.

— En verdad, en verdad soy una beta… soy una beta… — Kiwi derramó una lagrima que se deslizó en su mejilla.

— Una a-alfa… — Utena sonrió mientras sus mejillas se llenaban de rubor.

— Felicidades chicas, ambas son compatibles para tener bebes — La doctora sonrió. — ¡Pero! No creo que sea el momento adecuado para tenerlas, aún son muy jóvenes, deberían vivir más la vida antes de tomar ese paso — La doctora tomó una pequeña caja de su escritorio y se lo dio en la mano a Utena. 

— ¿Qué es esto doctora? — Preguntó Utena.

— Es una caja de anticonceptivos, es para evitar que tengan una bendición siendo ustedes tan jóvenes. 

— ¡¿En serio existe algo así?! — Preguntó muy entusiasmada Kiwi.

— Este… chicas quiero preguntarles algo ¿Nunca han tenido sexo vaginal directo? — La doctora estaba algo confundida.

— No. — Respondieron ambas a la vez.

— ¿En serio? ¿Ninguna vez? — La doctora estaba más confundida.

— Es que mamá me dijo que si tenía relaciones no debía rozar mi «papaya» con el de otra chica o vendría una cigüeña nueve meses después con una bebé — Respondió Kiwi con cara incógnita.

— A mí me dijo mi mamá que si tenía relaciones así también tendría una bebé nacía de una flor de bambú nueve meses después. — Utena respondió algo avergonzada.

— Ya veo, supongo que es la explicación que le dan las madres a sus hijas en la infancia. — La doctora se acomodó sus lentes mientras sudaba, era normal que en japón muchas madres no quisieran tomarse la molestia de explicarle a sus hijas sobre relaciones sexuales por lo cual se inventaban historias ficticias para persuadirlas.

— Entonces doctora ¿Si nos tomamos estos anticonceptivos no tendremos bebés? — Preguntó Kiwi de nuevo siendo muy directa.

— Exacto, cada una de estas pastillas se tiene que tomar antes y después del acto sexual, anteriormente solo era necesario tomar una después del coito, pero gracias a los avances tecnológicos de Industrias Yuri se ha mejorado las formas de prevención del embarazo.

— Entonces finalmente podré yo con Utena… — Dijo Kiwi mientras babeaba y sostenía la caja de pastillas anticonceptivas.

Ambas chicas caminaron tomadas de la mano en un área urbana rodeada de casas familiares, Kiwi estaba muy feliz extendiendo sus manos con cada paso que daba.

— Estas muy contenta Kiwi-chan.

— Es obvio que si Utena-chan, finalmente podré tener todas las bebés que Utena-chan quiera, una tras otra, dentro mía, la muestra de nuestro eterno amor. — Kiwi fantaseaba con ella sentada en el sofá de su casa con la barriga agrandada mientras Utena la tenia de sus manos.

— K-kiwi-chan ya oíste a la doctora, debemos esperar a ser más grandes, aún somos muy jóvenes. 

— ¿En serio tú lo crees? Mamá me tuvo muy joven. — Kiwi hizo pucheros.

— Si mamá descubre que va a ser abuela me va a matar — Utena imaginó a su madre hecha toda una fiera con fuego en sus ojos y su zapatilla firmemente agarrada en sus manos.

— Jiji ya lo sé, por eso tenemos esto de aquí — Kiwi sacó de la funda la caja de productos anticonceptivos. — Ya quiero usarlos. — Kiwi se apoyó del brazo de su novia mientras arrimaba sus enormes pechos sobre ella.

— K-kiwi-chan por favor, aún es muy temprano. — Utena estaba nerviosa sintiendo es su suavidad.

— Pero si lo hicimos esta mañana, hasta Sayo-chan parecía muy feliz mientras lamia nuestros coños mientras nos besábamos. — Kiwi sonrió pervertidamente.

— ¡K-kiwi-chan! No digas eso en medio de la calle.

Ambas chicas llegaron frente a la casa de Utena.

— Suegra-chan buenos días — Saludó Kiwi con mucha felicidad.

— ¿Cómo que suegra-chan? ¡Aún no están casadas! — Protestó la madre de Utena.

— Y-ya te dije que no le digas así a mi madre.

— Pero ¿Por qué? Si muy pronto seremos madres.

— ¡¿Qué serán qué?! — La madre de Utena sintió que casi le daba un infarto al escuchar esas noticias.

— ¡Qué no es así Kiwi-chan! — Protestó Utena ante las bromas pesadas de su novia.

Utena le explicó a su madre sobre los resultados de sus exámenes.

— A… ya veo… entonces era por esto. — La madre de Utena bebió un vaso de agua junto a sus pastillas contra la presión.

— Si mamá.

— ¿Ya le avisaron a la madre de Kiwi-chan?

— Aún no, pero voy se lo dirá ella misma.

— Ya veo, supongo que se alegrará mucho conociéndola.

— Jeje, mi madre quiere tener muchos nietos. — Sonrió Kiwi.

— Óyeme bien claro Kiwi-chan, aún son muy jóvenes, no quiero que mi hija deje sus estudios a la mitad porque vaya a ser madre y se ponga a trabajar. 

— Pero si mi familia tiene mucho dinero — Kiwi hizo pucheros para posteriormente tomar la mano de Utena. — Yo puedo mantener a Utena-chan para toda la vida, pagar la boda, nuestra casa, nuestro auto y así tener muchas hijas.

— Kiwi-chan, entiendo que tu familia tiene dinero, pero no quiero que Utena-chan sea dependiente, no quiero que ella cometa mis mismos errores — Dijo la madre de Utena mientras miraba el anillo de su mano.

— Mamá…

— Suegrita…

Un incómodo silencio inundó el cuarto hasta que se pudo escuchar la puerta abriéndose.

— Ya llegué amor. — La voz de una mujer se pudo escuchar en la entrada de la casa.

— Oh ¿Ya llegaron? — La madre de Utena se paró del asiento para recibir a dicha persona.

En la entrada de la casa estaba una mujer de cabello corto y rubio con ojos rojizos, tenía varias fundas de compras.

— Rushi, querida. — La señora Hiiragi se paró al lado de ella con una notoria sonrisa.

— Oh, Murasaki, vine lo más pronto que pude con las compras que me pediste. — La mujer de cabello rubio se paró frente a su pareja.

— No, está bien, me alegra que vinieras rápido, hay que preparar la fiesta de Korisu.

— Gracias por ayudarme, tendré una junta importante en el trabajo y me alegra que te encargues de ella.

— Está bien, me alegra que quieras que festejemos su cumpleaños aquí.

— Murasaki, gracias.

La mujer rubia se inclinó para darle un tierno beso a la madre de Utena quien al hacerlo alzó una de sus piernas hacia atrás como lo hacían las chicas en ciertas películas románticas extranjeras.

— ¡Hola suegrita querida! — Saludó Kiwi interrumpiendo a la pareja.

— Oh Kiwi-chan, bienvenida ¿Ya te dieron los resultados de tus exámenes? — La respondió la mujer rubia.

— Jeje si, verá yo soy.

Mientras Kiwi le daba las nuevas noticias a Rushi una niña de cabello dorado corrió rápidamente para abrazar a Utena quien estaba a un lado de su novia.

— Korisu-chan, bienvenida. — Utena abrazó a Korisu.

— Utena-san, mira. — Korisu le mostró a Utena una figura en forma de tiranosaurio rex y trepada sobre ella yacia una mujer cavernícola.

— Wow esta genial… creo — Utena sonrió algo confundida por el nuevo juguete de Korisu.

— Gracias. — Korisu sonrió. — ¿Estarás?

— ¿Esta noche? Si, jamás me perdería el cumpleaños de mi querida hermanita Korisu. — Utena sonrió mientras acariciaba el cabello de Korisu.

— Oh, se me hace tarde, ya me tengo que ir de nuevo. — Dijo Rushi mientras veía su reloj.

— ¿Tan rápido? quédate a almorzar. — Trató de convencerla Murasaki la madre de Utena.

— No te preocupes, comeré algo en el trabajo, más bien, quiero que me tengas la cena esta noche. — Rushi tomó de la cintura a Murasaki.

— R-rushi-san… — Se sonrojó la madre de Utena.

— Jiji parece que pronto tendrás hermanitas Utena-chan — Se río Kiwi al ver semejante escena.

— N-no digas esas bromas Kiwi-chan.

Esa noche estaban casi todas reunidas, Utena, Kiwi, Murasaki la madre de Utena y Korisu.

— ¡Feliz cumpleaños 12 Korisu-chan! — Todas celebraron.

Frente a Korisu estaba un enorme pastel de cumpleaños lleno de decoraciones de fresas y muñecos de dulces, en la cima del pastel estaba una vela.

— ¡Hmmmm! — Korisu no exclamó palabra, pero sopló la vela con todas sus fuerzas apagándola y al hacerlo varios confetis fueron disparados frente a ella.

— ¡Viva! 

— Felicidades Korisu-chan, estoy tan feliz de ser tu hermana mayor. — Utena le dio un regalo a korisu.

— Cada día estas más grande Korisu-chan, ten, es para tí. — Kiwi le dio también un regalo.

— Estoy tan feliz de ser tu mamá Korisu-chan, gracias por permitirme celebrar tu cumpleaños en nuestro humilde hogar.

Esa noche todas jugaron, comieron, bebieron y fueron muy felices.

— Gracias… — Korisu dijo en sueños mientras Utena la tapaba con una sábana, a su lado estaba Kiwi.

— Feliz cumpleaños Korisu-chan, duerme bien. — Dijo Utena.

— Es tan linda cuando duerme, quien diría que tiene el poder para destruir el mundo. — Kiwi dijo algo preocupada.

— Korisu-chan es una buena niña, ella jamás haría algo así. — Protestó Utena.

— Y-ya lo sé… pero tú sabes el poder que tuvo cuando se enfrentó a Ven… — Utena-chan, el agua ya está caliente. — Era voz de la madre de Utena.

— Vamos a bañarnos Kiwi-chan.

Ambas novias estaban en pijama en el cuarto de Utena.

— Quién diría que te quedarías a dormir Kiwi-chan.

— Cierto, mamá me dijo que saldría con mi mami a cenar y que si podía quedarme a dormir aquí. — Dijo Kiwi mientras revisaba los mensajes en su teléfono móvil.

— Tu mami no está mucho en casa — Preguntó Utena.

— Es por su trabajo y cada vez que viene a casa mi mamá y ella salen a cenar, cuando tiene más días libres salimos a pasear, al parque de diversiones y cosas así pero como solo tiene un día libre mi mamá lo usa para ella.

— Tu mamá ama mucho a tu mami. — Opinó Utena.

— Y que lo digas, a veces cuando las personas las ven por la calle las confunden con madre e hija ¿Puedes creerlo? — Kiwi mostró una foto en su teléfono móvil.

En la foto estaban dos mujeres en un parque de diversiones, era la madre de Kiwi, una versión miniatura de ella, a su lado yacia una mujer de cuerpo muy voluptuoso usando pantalones y una camiseta que decía «Sugoi Dekai», sus pechos eran tan grandes que deformaba la palabra, su cabello era corto e igual de rubio que el de Kiwi pero su cabello tapaba por completo sus ojos.

— No puedo creer que tus mamis sean de tamaños tan distintos. — Dijo Utena mirando con rareza a la familia de su novia.

— Bueno Utena-chan, ya que me voy a quedar aquí no quieres… — Kiwi se levantó su camisa de dormir para mostrar en ella una erótica lencería negra con aberturas hechas a propósito para dejar al descubierto los eróticos pezones de la chica.

— K-kiwi-chan ¿Ahora? Pe-pero estamos en casa… — Utena estaba sonrojada.

— Rushi acaba de llegar ¿No? Entonces es muy posible que ellas estén…

— ¡Hahhhh! — Se pudo escuchar un gemido al lado del cuarto.

— ¿Escuchaste? — Kiwi sonrió a Utena apuntando con su dedo pulgar hacia la pared donde estaba la madre de Utena y su nueva madre.

— M-mamá… — Utena se tapó la cara de la vergüenza.

— Además… quiero probar esto… — Kiwi agarró la funda donde estaba una caja, la abrió y agarró algo con su mano, era una pastilla rosada y la puso en la punta de su lengua.

— Kiwi-chan acaso tu… 

— Házmelo Utena-chan, quiero sentirte aquí… — Kiwi se bajó el pantaloncillo dejando ver su vagina totalmente depilada. — Practiquemos a hacer bebés… — Los ojos de Kiwi tenían forma de corazón.

Esa noche tanto Utena y Kiwi como Murasaki y Rushi tendrían una noche de pasión, mientras tanto en el cuarto de Korisu ella estaba con sus ojos tapados con vendas para dormir y tapones para los oídos.

— ZzZzZzZzZz…

-Continuará…

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