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(Web Novel) Un Mundo Carmesí: Capítulo 2, la Bruja Rosemary

Cuando había reencarnado en este mundo me era algo difícil de adaptarme, es verdad que tenía los recuerdos de Alexis, pero no sentía lo mismo que el, no me comportaba como él y era algo que los niños podían percibir fácilmente, de repente los niños empezaban a meterse conmigo demasiado y en cierto punto no pude aguantarlo y quería golpearlos pero al mismo tiempo había otro niño que se comportaba diferente y llamaba su atención, era Ciel, su cabello negro era bastante particular ya que casi todos en el pueblo teníamos el cabello entre marrano y rubio oscuro pero ella no.

Muchos se burlaban de ella esparciendo rumores de que su padre debió ser un monstruo, al parecer su progenitor tenía esa tonalidad oscura de cabello al no ser de esta región, como siempre los niños pueden llegar a ser muy crueles hasta el punto de ser pura maldad.

-Ciel ¿Estas bien?

Lo decía mientras trataba de levantarla del piso donde se había caído debido al acoso que recibía.

– ¿No te vas a burlar también?

– ¿Cómo?

-Eres malo, no me has hablado en varios días ¿También crees que soy un monstruo?

Oh es verdad, desde que recobré mis recuerdos me la pasé analizando el entorno donde vivía, pero irónicamente no había podido ponerme en contacto con ella, no se si fue por descuido, desgana o simple desinterés.

-Lo siento Ciel… estaba teniendo muchos problemas y no quería molestarte.

Lo decía mientras me inclinaba como solían hacerlo los orientales en mi mundo cuando pedían disculpas, quizás lo hacía porque era la única forma de expresar físicamente mi error sin tener que tocarla.

-Oh… ¿También se disculpan así en tu casa?

– ¿Cómo?

-Lo que estás haciendo.

Lo decía mientras se inclinaba frente a mi haciendo lo mismo que yo hice ¿Acaso la razón por la cual ella es tan diferente a los demás se debe a que su padre es oriental? Eso explicaría su color de cabello y ciertos rasgos de su rostro, Ciel es mitad oriental.

-Jeje no, es solo que lo vi de un vendedor ambulante que pasó en la última fiesta de la cosecha.

-Pero Ciel en verdad lo siento, prometo no volver a separarte como lo hace el resto, por favor seamos amigos.

Ciel me veía atentamente por algunos segundos hasta que.

-Está bien Alexis, seamos amigos.

Y ella volvió a sonreír

Regresando al presente, estaba lloviendo, las gotas de lluvia resonaban sobre el techo de madera, el olor de la tierra mojada se podía percibir, el aire estaba frio, pero frente a mi yacía una caldera el cual contenía una extraña mezcla de sustancias con un olor bastante fuerte, parecía al que uno podía oler en las fábricas químicas que uno a veces pasa por casualidad mientras estaba en el bus.

– ¿Y entonces? ¿Qué trae al grandioso héroe Alexis a mi humilde morada?

La puerta se abría en medio de esa fuerte lluvia que inundaba todo tanto con su humedad como por el ruido, al quitarse su enorme gorro negro puntiagudo con adornos rojizos podía verse la figura de una mujer esvelta, no tanto como Ciel, pero lo que más destacaba de ella era su cabello rojizo que se intensificaba por las luces del fuego en la chimenea que calentaba la caldera y sus ojos azules como el zafiro.

-Buenas noches Rosemary, te estaba esperando.

Después de beber un poco de café que ella misma había preparado el cual tenía algunos ingredientes algo extraños le había contado todo lo que había sido testigo la otra noche con respecto a Ciel y Beatriz en lo que escuchaba un leve murmuro de Rosemary.

-¡¡¡Jajajajaja!!! ¿¿Es en serio?? ¿¿Tus esposas tienen sexo mientras no estás?? ¿¿Y aún ni siquiera lo has hecho con alguna de ellas??

Las risas de Rosmary retumbaban en toda la casa, tan así que el ruido de la lluvia se veía ensordecido por completo, pero yo estaba en silencio, desviando la mirada a mi copa de café.

-Oh… entonces hablas en serio… lo siento, mi error.

-Deberías consolarme no burlarte Rosemary, eres más grande que yo.

Lo decía con una obvia indignación, aunque era más fingida que nada solo para hacerla sentir, aunque sea un poco culpable por su actitud.

-Lo siento, lo siento ¿Bueno? Pero es que esto explicaría muchas cosas sobre su relación ¿O acaso no te parecía sospechoso el cómo se comportaban?

Eso que me dijo era cierto, Ciel y Beatriz al principio no parecían soportarse, empezaron casi como enemigas, aunque eso más lo empezó Beatriz por como se comportaba, Ciel era muchísimo más sumisa en ese sentido, pero poco a poco y con el paso de múltiples experiencias durante esos años que hubo de guerra ellas se habían vuelto muy muy unidas… pero nunca podría haberme imaginado que hubieran llegado tan lejos sin que me diera cuenta.

– ¿Entonces Ciel y Beatriz son lesbianas?

Lo preguntó sin tapujos Rosmary como siempre solía ser, directa y sin tapujos.

-No lo sé, con Ciel nos hemos besado múltiples veces y parecía haberlo disfrutado, pero no se Beatriz, ella siempre tuvo esa actitud de mujer de clase alta que nunca perdía los estribos pasara lo que pasara, pero la que vi anoche…

Recordaba vivamente esa escena donde Beatriz se comportaba de una forma que nunca había visto, un lado demasiado intimo que nunca me había mostrado pero que si lo hacia con Ciel, me sentía casi como si hubiera presenciado algo demasiado vergonzoso para ella.

-Entonces es Beatriz la lesbiana y a Ciel le gustan ambos sexos, ahora todo tiene sentido, pero que Princesa tan astuta habiendo seducido a tu querida Ciel.

Lo decía mientras sonreía por el asombro, pero en cambio yo… sentía como si algo dentro de mi mente se hubiera encendido, algo detrás de mi cabeza empezaba a esparcirse por todo mi ser, eso era indignación, que poco a poco empezó a transformarse en ira.

-Bea-triz…

Mi tono de voz era demasiado estremecedor, casi como si de una amenaza se tratara, estaba sumamente enojado al haber encontrado un aparente culpable de lo que pasaba.

– ¡Calmado muchacho!

Con un golpe de su bastón mi cabeza miraba al piso y un chichón me crecía donde había ella golpeado.

– ¿Oye que haces?

– ¿Qué hago? Mírate tú, estas empezando a parecerte a esos demonios que tanto habías aniquilado en la guerra demoniaca, mírate en un espejo.

– ¿Cómo?

Me veía en el espejo que estaba alzado en una de las paredes del lugar viendo que mis ojos adoptaban la forma que tenia cuando estaba furioso porque habían matado a alguno de mis amigos de armas los demonios.

– ¿Sabías que también me gustan las chicas?

– ¿PERDÓN?

Voltee a verla a Rosemary bien me veía con una sonrisa presumida.

– ¿En serio tampoco lo sabias? Veo que eres muy despistado, bueno no es que solo me gusten las chicas, pero digamos que tengo cierta preferencia hacia ellas, es todo.

– ¿Por qué me lo dices ahora? ¿Es para que empatice con Ciel por serme infiel?

-No es por eso tontito, a ver te lo pondré de esta forma ¿Por qué crees que recién te cuento ahora que me gustan ambos géneros?

– ¿para hacerme sentir mejor?

Rosmary se paraba para seguir mezclando ingredientes extraños en su caldera mientras me seguía hablando.

-Error, es por tu sociedad, es demasiado restrictiva y castiga las relaciones sentimentales no tradicionales, pueden llegar a ser bastante molestos.

Sociedad, restrictiva, secreto, oír todas esas palabras hizo que en mi mente las piezas del puzzle se unieran, pero claro ¿Cómo no pude haberme dado cuenta de eso antes? Había sido un idiota, demasiado idiota, un imbécil, incluso viniendo de otro mundo donde tenemos los problemas básicos al respecto de la libertad sexual ya resueltas yo había pasado tanto tiempo en este mundo que algunas cosas había empezado a darlas por hechas cuando no eran así.

– ¿Te has dado cuenta? Eso es, estas aprendiendo más rápido de lo que imaginaba gran héroe Alexis.

-Lo que me quieres decir es que ellas se vieron obligadas a actuar así debido a lo que la sociedad hubiera dicho si las descubrían teniendo un romance entre chicas de forma libre ¿Verdad?

-OH… Ya lo entiendes mucho mejor, eso me gusta, de hecho, quizás lo has captado demasiado fácil por cómo te estabas comportando.

Se volteó a verme con mirada curiosa.

-Hay veces en las cuales no es tu fuerza la que impresiona sino tu mentalidad tan abierta, en nuestra sociedad todas somos bastante libres en nuestra sexualidad y si bien experimentamos muchas cosas y gozamos el afecto femenino lo normal es que la mayoría termine casada con un hombre, pero en tu sociedad reprimen tanto a sus ciudadanos por ese miedo ridículo en que fueran a extinguirse si todos se hicieran geys.

No podía refutarle nada, ella estaba en lo correcto después de todo ella es… la gran bruja de las llamas Rosemary.

-Muchas gracias por tus palabras Rose, sabía que podía contar contigo, así como lo hice en la gran guerra demoniaca.

-Eres siempre bienvenido héroe, y bien ¿Qué piensas hacer?

-Aún no estoy seguro pero lo primero será hablar con Ciel y Beatriz para resolver este asunto de una buena vez por todas, sea el resultado que sea no podemos vivir con esta mentira.

– ¿Quieres que te acompañe?

-No hace falta, puedo encargarme de esto yo solo.

Cuando abrí la puerta un vendaval entro en la casa, tan fuerte que apagó la hoguera que estaba calentando el caldero y tirando por la fuerza del viento muchas cosas.

-Oh… perdón Rosemary.

Ella me veía con ojos de decepción como si no hubiera aprendido nada de una larga lección.

-De momento pasa la noche aquí y mañana partes a la capital.