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(Fanfic) Mahou Shoujo ni Akogarete: Pasión explosiva / Capítulo 6: Atrapadas con las manos en la masa.

Nota: Tenia al menos 2 planes diferentes para continuar con este capítulo, pero como siempre una cosa es planear algo y luego es escribirlo porque siempre cambian las cosas, voy a tener que inventar algunas cosas para este fanfic pero siempre basándome en el manga.

Esta misma semana voy a publicar finalmente el fanfic exclusivo sobre ¿cómo se reproducen las chicas en el mundo de MahoAko? y será en: www.porupo.moe/pages/YuriHimeSama

En el capítulo anterior Leopard luchó contra Magia Azul quien descubrió su verdadera identidad, la chica mágica en su forma La Verita era sumamente poderosa pero afortunadamente la novia de Baiser logró obtener su propia transformación La Verita. Tras un intenso combate ambas chicas casi al borde entre la vida y la muerte fueron rescatadas por sus amigas, Kiwi no podía respirar, pero Venalita le conto a Utena una forma de hacerla recuperar «la transferencia de mana» pero al día siguiente ambas estaban desnudas en la cama de Utena y la madre de esta entra inesperadamente al cuarto.

«¡Utena! ¿Qué es todo es escandalo tan temprano? Si sigues gritando voy a tirar tus muñecas mágicas» 

La madre entró al cuarto y vio a Araga Kiwi desnuda en la cama de su hija, sus tetas enormes estaban al aire mientras que su hija estaba durmiendo plácidamente al lado.

«¿Qu-qu-qu-queeeeeeeee?» Un grito ensordecedor se pudo escuchar a los alrededores de la casa y por todo el barrio.

«¿Ha? ¿Como? ¿Cuándo?» Utena se despertó inmediatamente al escuchar tremendo grito, al levantarse pudo ver a una mujer a su querida madre con un aura tenebrosa a su alrededor.

«Hola suegrita, su hija también me dice mami, ehe.» Kiwi le respondió a la madre de su novia con una sonrisa, sacando la lengua y guiñando un ojo.

«M-m-m-m-ma-ma-mamá…» Utena vio como su progenitora dio un paso que resonaba en todo el piso, paso tras paso se pudo percibir como si un elefante estuviera a punto de atacar, los ojos enfurecidos de su madre eran de color rojo intenso, la sangre iba a ser derramada.

«Hiiragi Utena» La madre estaba a solo unos centímetros de Utena quien no hizo más que esconder la mitad de su rostro con las sábanas de su cama mientras Kiwi la estaba abrazando y dándole besos en la mejilla.

«¡¿QUE CREES QUE ESTAS HACIENDO MUCHACHA MALCRIADA?!» El grito fue aún más fuerte que se sentía como si la residencia Hiiragi hubiera dado un vuelto de 360 grados.

En el piso del cuarto de Utena se encontraba la chica arrodillada atemorizada con solo una sábana puesta encima, en su mejilla se pudo ver una enorme marca roja en forma de mano, esa había sido la única vez que su progenitora le puso una mano encima, a su lado se encontraba Kiwi quien solo usaba su panty, pero sus tetas seguían al aire, en su cabeza se pudo ver un enorme chichón, Kiwi tenia los brazos extendidos protegiendo a su amada.

«¡Oiga! ¡Aunque sea la madre de mi amorcito eso no le da derecho a golpearla!» Dijo una enojada Kiwi.

«¡Cállate! ¡Esto es un asunto entre familia, no tiene nada que ver contigo!» Lo dijo una enfadada madre quien sostenía con su mano una chancla.

«Pero si ya vamos a ser familia, su hija hizo conmigo…» Kiwi se acariciaba el vientre mientras se sonrojaba y sonreía.

«¿QU-QU-QUEEE?» La madre sintió como sus fuerzas se esfumaban, el hecho de que su hija no solo tuviera sexo con su compañera de clases, sino que posiblemente alguna estuviera esperando una hija la hizo sentir como su mundo se desmoronaba.

«¡KIWI-CHAN! ¡NISIQUIERA LO HEMOS HECHO DE ESA FORMA!» Utena estaba aterrada y trataba de detener a su novia.

«Lo siento, lo siento.» Kiwi se disculpaba con una sonrisa bobalicona.

«Mamá… espérame un momento por favor» Utena se paró lentamente para recoger una ropa de cuerpo completo que tenía en el armario, ya estaba bien vestida, pero a la vez le trajo una camiseta a Kiwi para que se pusiera, pero estaba tan apretada que sus tetas sobresalían bastante, la madre de Utena vio que las chicas estaban paradas y ella en el piso por la baja presión.

«Hablemos en la sala por favor, mamá.» Utena la miraba muy seriamente.

En la sala de la casa la señora Hiiragi se sentó en un mueble de una persona mientras que su hija y su pareja se sentaron frente a ella en otro mueble, la señora tenía una toalla húmeda en su frente, tomó un vaso de agua y tomó una pastilla para la presión.

«¿Y entonces? ¿Desde cuándo ustedes son novias?» Dijo la madre con desgana.

«Desde hace un par de semanas.» Respondió Utena.

«¿La madre de Kiwi lo sabe?» Pregunto la madre.

«N-no, aún no se lo hemos dicho, pero Kiwi le ha contado de mí.» Utena vio a Kiwi para que también respondiera a la pregunta.

«Le he contado a mi madre sobre lo que siento por Utena-chan, aún no le hemos contado de nuestra relación, pero ella nos apoyará sin lugar a dudas cuando se lo diga.» Lo dijo Kiwi tratando de mantener la compostura, pero era tan forzado que fue gracioso.

La madre de Utena vio detenidamente a Kiwi quien se mantuvo firme pero nerviosa como si fuera una novata haciendo el servicio militar por primera vez.

«Araga Kiwi.» Dijo la señora Hiiragi.

«¿Si señora?» Respondió nerviosa, pero enérgicamente Kiwi.

«¿Por qué te gusta tanto mi hija?» Preguntó la madre de Utena con sus manos cruzando sus dedos y tapando su boca, como lo hacía un personaje de cierto anime de mechas que mandó a su hija a luchar contra los «ángeles».

«Bueno, yo…» Kiwi miró hacia todos lados, hacia su novia quien estaba nerviosa, pero mirando firme hacia su pareja.

«Hiiragi-san, yo Araga Kiwi, amo mucho a su hija, no fue un amor a primera vista, de hecho hasta me metí con ella, pero su hija me hizo entender que mi actuar estaba mal, pero al momento de hacerlo me di cuenta de lo genial que es, quizás se vea como una chica muy tímida pero por dentro en realidad ella adora lo que hace, lo que le gusta, siempre se esfuerza al máximo en lo que hace y sobre todo nunca me ha apartado de ella, ha soportado como soy, insistente, hiperactiva y a veces muy melosa, por eso señora Hiiragi.» Kiwi tomó de la mano a Utena colocándola sobre la mesa.

«Amo a su hija Hiiragi-san, y no importa si me aprueba o no, yo siempre la amaré, quiero pasar el resto de mi vida con Utena-chan, tener muchas citas, ir a muchos hot… cines, casarnos y tener muchas hijas.» 

«Araga-chan…» La madre de Utena no terminó deducir esa frase cuando.

«Madre, yo antes no estaba segura de salir con Kiwi-chan, de hecho, fui una mala novia durante estas dos semanas que hemos salido, hice que nuestra relación fuera secreta y sin querer herí sus sentimientos, pero ahora ya no.» Utena se paró del mueble sosteniente aún la mano de Kiwi quien sonreía sonrojada ante la determinación de su novia.

«Utena-chan.» Utena y Kiwi se inclinaron con sus manos aún sostenidas entrelazando sus dedos.

«Amo a Kiwi-chan, por favor, madre, permíteme salir con ella.» Utena y Kiwi se mantuvieron inclinadas por algún tiempo mientras la señora Hiiragi no hizo más que mirarlas a ambas detenidamente.

«Párense por favor.» Replicó la señora Hiiragi.

«¿Mamá?» Utena alzó su cabeza lentamente, su madre estaba frente a ella a solo unos centímetros con su mano extendida, ella creyó que su madre la iba a volver a golpear, estaba preparada a recibirlo de nuevo pero lo que sintió fue un trozo de algodón húmedo.

«Siempre me preocupaste por ser tan tímida, casi no salías de casa, no tenías amigas, pero mírate ahora.» La señora Hiiragi vio a Kiwi al igual que Utena. «Ahora hasta tienes una novia, se nota que has crecido.»

«¿Mamá?» 

«Utena-chan, quisiera hablar con Araga-chan por un momento ¿te importaría salir un rato del cuarto?» Le pidió a su hija quien ya tenía una curita en su mejilla.

«Esta bien…» Utena salió del cuarto, subió las escaleras y entró a su cuarto a esperar.

La conversación de la señora Hiiragi y Kiwi tomó bastante tiempo, más de dos horas, en ese tiempo Utena aprovechó para arreglar su cuarto, recoger la ropa de Kiwi y lavarla, mientras esperaba que la secadora terminara su trabajo una sombra ensombreció su rostro.

«¿Qué haces Utena-chan?» Era Venalita, la criatura mágica.

«Ah, Vena-san ¿Qué quieres?» Respondió con antipatía.

«Vaya, vaya, no pareces estar muy contenta de verme.» Le respondió simulando sorpresa la mascota mágica.

«No estoy ahora para tus juegos, dime ¿Qué quieres ahora?» Utena revisaba su teléfono móvil.

«Se que estas preocupada por lo de tu mamá, pero no debes olvidar lo que pasó anoche ¿no crees?» Venalita se acomodó detrás del móvil de Utena.

«Esta bien Vena-san, ¿Por qué Leopard y Azul estaban luchando? eso fue muy extraño» Lo dijo Utena con desgano como si no quisiera tocar ese tema.

«Bien, bien, has hecho la pregunta correcta, a decir verdad…» Antes de que Venalita pudiera terminar alguien llamó por las escaleras.

«Utena, ven, baja.» La señora Hiiragi llamó a su hija.

«¡S-SI!» Utena respondió rápido y a toda prisa al punto de hacer a un lado a Venalita quien calló al piso inmediatamente.

«Vaya, vaya, creo que Utena-chan ahora está muy ocupada como para preocuparse por Azul.» Venalita lo dijo al momento en que un panty le calló en la cara.

Utena bajó las escaleras a toda prisa y al momento de hacerlo se sorprendió al ver a nada más y nada menos que a una versión loli de Kiwi al lado de su madre.

«¿Si mamá? ¿Ya terminaron?» Utena preguntó.

«Aún hay muchas cosas que discutir, pero antes.» La señora Hiiragi le respondió al mismo tiempo que la loli dio un paso adelante para estar frente a Utena.

«Buenos días, Utena-chan, Kiwi me ha contado mucho de ti.» La loli que parecía una versión en miniatura de Kiwi le dijo.

«Mucho gusto en conocerte, yo soy.» La loli estaba a punto de continuar hasta que Utena la interrumpió.

«Disculpa, Kiwi-chan ¿Por qué tu hermanita está aquí? ¿Quieres que la cuidemos o algo así?» Preguntó Utena toda nerviosa al no entender lo que pasaba.

«A no, Utena-chan ella es…» La señora Hiiragi interrumpió a Kiwi haciendo la señal de silencio.

«¿Mamá?» Utena seguía sin entender lo que pasaba.

«Ejem, es descortés interrumpir a tus mayores muchachitas.» Respondió la loli simulando algo de indignación.

«¿A tus… mayores?» Las neuronas de Utena se estaban conectando cuando ella bajó la mirada para ver a aquella niña que parecía una copia en miniatura de Kiwi.

«Soy la señora Araga, la madre de Kiwi, y tu futura suegra.» Respondió la misteriosa señora de aspecto infantil, Utena al oír aquellas palabras sintió como sus cables mentales se conectaron, pero al mismo tiempo hubo sobre carga.

«¿HEEEEEEE?» Utena reaccionó con mucha sorpresa al saber que la madre de Kiwi era una mujer con apariencia de niña. «¡Pero si es más pequeña de Korisu!» Dijo en su mente Utena.

«¿No vas a responder? ¿Qué clase de educación has tenido?» La señora Araga infló una de sus mejillas.

«¡Utena!» La madre alzó la voz a su hija quien reaccionó inmediatamente.

«¡L-lo siento, Araga-san!» Utena se arrodilló en el piso e hizo una reverencia total chocando su frente al piso golpeándose.

«Hehehe, así se hace, debes respetar a tus mayores, más si te vas a casar con mi hija.» Lo dijo una orgullosa señora Araga quien coloco sus manos en su cintura alzando su cabeza y sonriendo. 

«¿Casar?» Utena alzó la cabeza al escuchar esa palabra.

«Claro que sí, ya me las imagino casándose con unos hermosos vestidos blancos en una gran iglesia.» Dijo la señora Araga imaginando aquella situación.

«¡Que no mamá!» La interrumpió Kiwi. «Ya te dije que quiero casarme en una ceremonia tradicional.» Kiwi siempre tuvo el sueño de casarse con Utena usando trajes típicos japoneses.

«¿Heeeeee?» Utena estaba sorprendida ante lo fácil que para Kiwi fue contarle todo lo que sentia por ella y sus planes a futuro, Utena nunca tuvo la confianza suficiente como para contarle a su madre al respecto y mucho menos sobre planes a futuro como la boda.

«Disculpen.» Interrumpió la señora Hiiragi. «Aún no he dado mi bendición al respecto.»

«Oh cierto, mis disculpas.» Las señoras Hiiragi y Araga se fueron a sentar a la sala de estar.

«Kiwi-chan, estaremos hablando un rato, si no es mucho problema ¿podrían salir a caminar un rato?» Dijo la señora Araga.

«Si, hay muchas cosas que discutir y creo que lo mejor es que salgan un rato, pero no se demoren mucho.» La señora Hiiragi propuso la misma idea.

«S-sí, está bien mamá.» Dijo Utena extrañada ante la orden de su madre.

«¡Okay!» Kiwi fue la más emocionada al respecto.

Ambas chicas recogieron sus cosas para salir, la ropa de Kiwi ya estaba seca por lo que salió con la misma ropa con la cual Utena la encontró.

Las chicas caminaron por las calles de la ciudad tomadas fuertemente de las manos, era apenas de tarde por lo cual el sol estaba en lo más alto, Utena no estaba pensando nada más que en Kiwi, en su resolución para amarla y como juntó todo su valor para encarar a su madre.

«Utena-chan ¿Estas bien? ¿Quieres teta?» Kiwi le hizo las típicas preguntas, pero el rostro de Utena se dibujó una sonrisa.

«Más tarde me gustaría probarla.» Respondió Utena.

«¡Ah!» El rostro de Kiwi adoptó una forma felina al escuchar dichas palabras, por alguna razón esa sonrisa que puso Utena al momento de caminar hizo que algo dentro de ella se encendiera.

«Utena-chan ¿Te gustaría escuchar que fue lo que discutimos tu mamá y yo?» Preguntó Kiwi.

«¿No debería ser secreto?» Le respondió con otra pregunta.

«En realidad no lo es, somos pareja después de todo.» Las piernas de Kiwi se estaban empezando a juntarse y a moverse de un lado al otro como si algo se encendiera en medio de ellas.

«¿Kiwi-chan?» Utena empezó al ver como Kiwi se comportaba algo rara, estaba sonrojada y por alguna razón su respiración se empezaba a agitar.

«Utena…chan… yo… tu… aquí…» Kiwi respondía erráticamente, entonces Utena alzó el rostro al ver un reflejo del sol en una ventana, era un Motel, sin darse cuenta ambas chicas caminaron a la zona rosa de su ciudad donde fueron al final de su primera cita luego de volverse amigas.

«Oh, ya veo.» Entonces Utena sonrió de forma maliciosa sonrojándose un poco, agarró de uno de los hombros a Kiwi quien seguía respirando erráticamente y juntó sus labios cerca del oído de su novia. «¿Quieres que te folle en este hotel de amor?» Le dijo Utena de la forma más seductora posible.

«¿Haaaa?» Las piernas de Kiwi empezaron a temblar hasta que se pudo ver levemente como una gota de un líquido transparente calló de en medio de dichas piernas al piso.

«¿No quieres?» Lo volvió a preguntar Utena con su voz seductora.

«¡S-sí, si quiero, házmelo Utena-chan, no puedo aguantar más!» Kiwi se aferró al vestido de Utena quien no hizo más que sonreírle maliciosamente.

«Entremos entonces.» Ambas chicas caminaron lentamente a dicho establecimiento donde las parejas entran para pasar un tiempo «agradable.» mientras a lo lejos y encima de uno de los edificios una figura femenina las estaba observando.

-Continuará…