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(Fanfic) Mahou Shoujo ni Akogarete: Pasión explosiva / Capítulo 7: Angustia y Resentimiento

Nota: Como siempre gracias a los que me vieron escribir el nuevo capítulo de este humilde fanfic de Mahou Shoujo ni Akogarete en mi canal de twitch he estado algo muy ocupado estos días por lo cual el tema de la narración de mi fanfic de Baiser x Azul ha quedado algo atrasado pero que se va a hacer se vas a hacer.

Me he dado cuenta de que el fanfic que escribo de Baiser x Azul es muchísimo más popular que este de Kiwi pero aun así le meteré pasión a ambas historias, actualmente estoy en una encrucijada, si seguir escribiendo estos fanfics siguiendo la historia del manga o darles un final más próximo, ustedes que opinan ¿Continúo escribiendo más capítulos? ¿O lo termino pronto? 

Y por último quería decir que, si el capítulo especial contando como las waifus de MahoAko se reproducen sin lugar a dudas sería más apto que sea basándome en la línea de tiempo de este fanfic, lo subiré en www.porupo.moe y en www.anihimesama.com

En el capítulo anterior Utena y Kiwi fueron descubiertas en la cama tras hacer una «transferencia de mana», un gran escándalo se armó en la residencia Hiiragi pero afortunadamente gracias al valor de Utena y Kiwi la señora Hiiragi pudo darse cuenta de que ambas iban en serio, ahora ambas chicas salieron a la calle mientras las madres de ambas discuten algo en secreto ¿A dónde irán nuestras protagonistas?

El hotel tenía un letrero adornado con la palabra «Satisfacción», ambas chicas entraron allí al mismo tiempo que otras parejas salían, Kiwi tenía dificultades para caminar al tener sus piernas temblando y al mismo tiempo restregándose entre ellas, su respiración era errática pero no así Utena. La joven Hiiragi caminaba tomando la iniciativa con una gran sonrisa.

Una mano misteriosa salió del mostrador donde no se podía ver el rostro de la recepcionista, la llave decía el numero 69, cuando las chicas llegaron al elevador este no traía a nadie.

«U-utena…chan…» Kiwi seguía muy ansiosa, sus manos apretaban la ropa de Utena, la joven Araga alzó su mirada para ver a su novia quien tenía los ojos sombreados, pero con una obvia sonrisa en su cara.

Utena apretó el botón que las harían subir al sexto piso y cuando las puertas del elevador se cerraban lentamente Kiwi se separaba de Utena para pararse de puntas y besar a su novia, las puertas del ascensor se cerraron.

Tras unos segundos que las puertas del elevador se cerraron Utena empujó a Kiwi hacia una de las paredes de pequeño espacio.

«¡Hah!» Kiwi gemía de placer ante ese trato tan brusco, Utena la arrinconó para posteriormente meter su mano bajo el pantaloncillo de Kiwi, sus dedos estaban jugueteando en medio de las piernas de la pequeña chica quien no hacía más que babear de placer al sentir como su entrepierna se empezaba a mojar ante el trato de su novia.

«¿Te estas mojando ante algo tan simple Kiwi?» Utena se lo dijo susurrándole al oído mientras sus dedos estaban jugando ante su aún más mojada vagina.

«¡Haaah! N-no sé qué me pasa Utena-chan, por algún motivo me puse muy caliente cuando dijiste que, si chuparías mis tetas, tras tantas veces que te negaste, estoy tan feliz, quiero que me lleves a la cama, ya quiero llegar a la cama.» Kiwi estaba totalmente caliente, jadeaba cada vez más y sobre todo al escuchar las palabras de su novia en sus oídos.

Uno de los dedos de Utena se deslizó dentro de la caliente y mojada vagina de Kiwi quien alzaba su trasero al mismo tiempo que sus jugos de amor se empezaban a salir de su pantaloncillo.

«¡Utena-chan!» Kiwi seguía gimiendo el nombre de su novia hasta que sintió como una de sus orejas era mordida y al mismo tiempo el dedo juguetón que estaba dentro suya logró tocar cierta parte intima que la hizo estallar de éxtasis y placer.

«¡HAAAHHH!» Un pequeño chorro de jugo salió directamente desde su intimidad mojando los dedos de Utena mientras al mismo tiempo la puerta del elevador se abría lentamente, una pareja de chicas estaba frente a ellas sonrojadas.

Lo que vieron las dos chicas que también esperaban las puertas del elevador era a Kiwi sentada en el piso con sus piernas mojadas y jadeando, al lado de ella estaba Utena parada con una sonrisa lasciva, de pronto Utena giró su mirada para ver a esas dos chicas misteriosas que esperaron el elevador.

«Oh, disculpen señoritas, nosotras nos bajamos en este piso.» Lo dijo Utena quien lamió los dedos que hasta hace unos segundos estaban dentro de la húmeda vagina recién corrida de Kiwi.

-Hace unas horas-

En la residencia de la familia Minakami se encontraba Sayo recostada en su cama, pero al momento de salir los primeros rayos de sol ella despertó, pudo ver a Haruka y a Kaoruko recostadas en su cama.

De pronto ella sintió una vibración, era un mensaje que llegó a su teléfono móvil, al momento de abrirlo un chat misterioso se reveló.

«Es una lástima que no pudieras eliminar a Kiwi.» Adjunto al mensaje se vio una foto de la gran explosión que hubo en el área.

Una mueca de enojo se pudo ver en Sayo, ella estaba enojada, tras aquello Haruka se despertó.

«¡Sayo-chan! ¡Por fin despertaste!» Haruka la abrazó amorosamente, al otro extremo de la cama Kaoruko también abrió los ojos ante ese escándalo.

«¡Sayo! ¡Casi nos matas del susto pendeja!» Kaoruko aunque era ruda en realidad si se preocupaba por su amiga.

Pasaron algunos minutos entre que Haruka revisó el cuerpo de Sayo y curándola con sus poderes, no se notaron heridas de gravedad, pero algo estaba raro con ella, usualmente Sayo conversa más pero ahora estaba muy callada, como si su lengua se la hubieran comido los ratones.

Era ya medio día, Haruka y Kaoruko tuvieron que enviarles mensajes a sus madres diciéndoles que irían a una pijamada con Sayo para que no sospecharan cosa que técnicamente si hicieron.

Sayo aún estaba algo débil por lo cual Haruka accedió a preparar el almuerzo, Kaoruko entró a la cocina y pudo ver a Haruka con delantal preparando los alimentos, a su lado se encontraron grandes cantidades y variedades de champiñones.

«¿He? ¿Otra vez champiñones?» Dijo Kaoruko con cara de asco, pero cuando Haruka se volteaba a verla la chica rubia simulaba su cara más agradable.

«Sayo-chan estaba muy débil, aunque la haya curado ella tiene que comer muy bien.» Le respondió la chica rosada.

«Haruka, no quería tocar este tema porque podría ser incomodo, pero… ¿No has notado a Sayo un poco extraña?» Le preguntó la chica rubia.

«¿A qué te refieres Kaoruko-chan?» Haruka seguía moviendo la cucharera en la olla.

«Bueno en primer lugar Sayo no nos ha contado que hacía luchando contra Leopard a las afueras de la ciudad, sabes que no podemos sentir la presencia de Enormita cuando están fuera de nuestro rango de rastreo, era casi como si hubieran planeado aquello y quiero saber de qué se trata, pero Sayo no responde.» Kaoruko apretaba sus puños.

«Bueno, calma, calma Kaoruko-chan, de seguro hay algún motivo, digo todas nosotras en cierto punto hemos luchado contra Enormita a solas, tú, yo y Sayo, esto quizás no es diferente.» Haruka trataba de calmar a su compañera.

«Ya lo sé, pero… desde hace varios días Sayo se ha estado comportando muy rara, se ha vuelto más distante y callada, me preocupa y siento que quizás Enormita tenga algo que ver…» Kaoruko miraba al piso mientras apretaba los puños.

«Kaoruko-chan…» Haruka dejó su espátula para abrazar a Kaoruko, sus brazos rodeaban al pequeño cuerpo de la chica rubia.

«¿Haruka-chan?» Kaoruko se sonrojaba al sentir el abrazo de su amiga, sentir el calor de su cuerpo la reconfortaba, ella por un momento se sintió muy feliz.

Sayo se encontraba en su cama mirando hacia la ventana que daba un gran vistazo a toda la ciudad, ella vivía en un templo sintoísta por lo cual tenía un lugar privilegiado en donde vivir.

En su mente estaban las escenas de su pelea contra Leopard, de los mensajes que recibió con las fotos de Utena y Kiwi copulando en una tienda de ropa, de ellas teniendo citas, comiendo helado y en una de ellas besándose.

«Traidora, mentirosa…» De las mejillas de Sayo se derramaron algunas lágrimas que cayeron en las sábanas de su cama.

«¡Sayo-chaaaan!» Haruka entró de repente a la habitación de Sayo con una bandeja con su almuerzo, era una sopa de champiñones y champiñones remojados con vinagre y algunos condimentos más, al lado de la chica peli rosada se encontraba Sayo quien fuera del vistazo de Haruka tenía la lengua afuera como si quisiera vomitar algo que comió.

«Ya tengo listo el almuerzo ¿Vamos a comer'» Lo dijo con una gran sonrisa Haruka.

Esa tarde Haruka le dio de comer a Sayo en la boca con la cuchara, detrás de la chica peli rosaba una Kaoruko celosa se notaba a la distancia, en otras escenas era Kaoruko quien luchaba por comer el almuerzo de Haruka pero disimulando lo más que podía y al final todas las chicas trataban de pasarla bien en ese momento del día mientras estaban juntas.

«Muchas gracias por la comida.» Dijo una Sayo quien se seguía viendo algo distante, Haruka lo notó por lo cual tomó una decisión.

«Sayo-chan, sé que no nos debemos meter en tu vida personal pero lo que ocurrió anoche nos preocupó mucho, queremos saber qué es lo que pasó ¿Podrías contarnos aquello?» Haruka estaba muy preocupada por su amiga, detrás de ella Kaoruko miraba atenta.

«Haruka-chan… yo…» Sayo trataba de responder, pero las palabras no le salían de la boca, entonces las manos de Haruka tocaron las suyas.

«Puedes confiar en nosotras, somos Tres Magia, pero sobre todo…» Haruka extendió su mano hacia Kaoruko quien ruborizada también extendió la suya, las tres chicas tenían sus manos agarradas como señal inequívoca de amistad.

«Somos mejores amigas.» Haruka sonrió a Sayo quien al ver tal tierno acto no pudo más que derramar unas lágrimas mientras sus labios y ojos no dejaban de hacer muecas.

Sayo lloró con mucha energía en el pecho de Haruka quien la abrazaba tiernamente, Kaoruko se encontraba al lado de ellas y en seña de preocupación acarició la espalda de su amiga Sayo.

El llanto de Sayo duro algunos minutos por lo cual ella terminó durmiéndose nuevamente, Haruka no quería presionarla por lo cual la dejó descansar, en la cocina ella se encontraba lavando los platos mientras Kaoruko los secaba.

«¿Crees que Sayo ahora si nos cuente que pasó?» Preguntaba Kaoruko mientras secaba los platos.

«Hay que darle tiempo, ella pudo descargar un poco lo que tenía por dentro con esas lágrimas, estoy segura de que ella nos contará todo cuando tenga tiempo.» Respondía Haruka mientras seguía enjuagando los platos enjabonados.

«Ojalá se así Haruka-chan…» 

En un canal de televisión acababa de terminar un programa de espectáculo, una persona de estatura alta caminaba de regreso a su camerino, a su lado varias chicas del equipo de producción la rodeaban organizando los planes de esa noche al igual que varias maquilladoras.

«Señorita Tengeiji las grabaciones fueron perfectas como siempre, estoy segura de que tendremos una gran audiencia en el programa de esta noche, nuestras jefas dicen que próximamente les gustaría que entrevistara a algunas idols o promesas de la música juvenil.»

«Vaya, vaya, muchas gracias, esa es una buena idea, chicas gracias por su gran trabajo.» La chica de enorme estatura y pechos gigantes se detuvo a la entrada de su camerino, volteó su rostro hacia las chicas de su equipo de producción.

«¿Tengeiji-san?» La asistente se detuvo detrás de su enorme presentadora.

«Esta señorita necesita un poco de tiempo a solas si no les incomoda.» Lo dijo la chica alta de cabello rosado mientras tenía su dedo índice en sus carnosos labios.

«S-si, por supuesto, gracias por su gran trabajo Holy-san.» La asistente al igual que las maquilladoras se dispersaron del lugar dejando a la presentadora entrar a su camerino a solas.

«Que triste, que triste es ser una chica tan famosa, todo el mundo la mira y la presiona, necesito algunas vacaciones.» Luego de unos segundos la chica de enorme estatura vio a los alrededores de su camerino, vio algo que no se podía ver a simple vista.

«Venalita-san ¿Ocurrió algo?» Pregunto la chica.

«Vaya, vaya, me has notado, aún te mantienes en forma.» De una de las esquinas salía Venalita, la mascota mágica de la organización Enormita.

«Vena-san ¿Pasó algo?» Preguntaba la chica de pechos enormes.

«Bueno mis planes funcionaron ayer, pero parece que las cosas se pueden poner más interesantes.» Venalita sacó su teléfono móvil y en ella se pudo ver a Utena y Kiwi entrando a un hotel de amor.

«¿Cuáles son sus planes ahora?» Preguntaba la chica con mirada triste.

«Bueno me preguntaba ¿Qué pasaría si una chica mágica se le rompiera el corazón?» Lo dijo con una inexpresión en su rostro.

«Pero Sayo-chan ya tiene el corazón roto por lo de Utena y Kiwi-chan ¿Qué más se puede romper en una chica mágica?» Preguntaba la mujer gigante.

«Bueno, eso es lo que quiero comprobar, por eso…» Venalita apretó con unos inexistentes dedos la pantalla de su teléfono móvil para darle a enviar una imagen.

«Es usted malvada Venalita-san.» Una lagrima salía del ojo de la mujer.

«Bueno, por algo soy la mascota de una organización malvada ¿No? Sister Gigant.» En frente de Venalita aquella presentadora de programas de variedades se vio envuelta en una luz que al apagarse se pudo ver la imagen de una monja de alguna religión con atributos que harían caer a cualquier otra mujer.

«Es tan triste.»

Estaba ya atardeciendo, Sayo se encontraba durmiendo hasta que sintió la vibración de su teléfono móvil, al ver el mensaje ella rápidamente se paró de su cama con mirada de terror.

«¿Sayo-chan? ¿Te encuentras mejor» Haruka y Kaoruko entraron al cuarto de su amiga, pero al abrir la puerta no vieron a nadie en la cama y la ventana estaba totalmente abierta con las cortinas moviéndose por el paso del aire.

«¡No puede ser!» Kaoruko entro rápidamente al cuarto y al comprobar que no había nadie lo sabía.

«¿Dónde está Sayo-chan?» Se preguntaba Haruka.

«¡Esa pendeja!» Kaoruko maldecía al ver como nuevamente su amiga se había ido.

«¿Dónde crees que haya ido?» Haruka estaba muy preocupada por su amiga.

«No estoy segura, pero… algo me dice que tiene nuevamente que ver con Enormita.»

El atardecer en la ciudad era de color carmesí, era fin de semana por lo cual muchos aprovechaban para salir, las chicas con sus parejas, madres con sus hijas y quienes solo querían pasar un tiempo para sí mismas, en medio de esa multitud se encontraba una chica de cabello azulado con un teléfono móvil en su mano.

Tras tropezar con algunas personas aquella chica misteriosa se paró en frente de un hotel con su nombre gigante «Hotel Satisfacción»

«Aquí… aquí es…» La chica jadeaba fuertemente, tras recuperar un poco el aliento miró nuevamente su móvil , en él había una foto de Utena y Kiwi entrando al hotel.

«Te… encontré… Baiser-sama…»

-Continuará…