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(Fanfic) Mahou Shoujo ni Akogarete: Arcoíris Lunar / Capítulo 18: Punto de inflexión

Nota: Este capítulo va dedicado en memoria de mi querido amigo, seguidos y fan Master Chef quien lamentablemente falleció hace uno días y él era gran seguidor y fan de este humilde fanfic pero sobre todo del Baiser x Azul, querido amigo, donde quiera que estes quiero que sepas que fuiste un gran fanático de MahoAko, gracias por todo, nos veremos en la eternidad.

¡EL PRIMER CAPÍTULO NARRADO DE MI FANFIC YA ESTÁ LISTO! Pueden escuchar la sensual voz de Fungo-chan narrando este fanfic tan lésbico y hentai, estará en porupo, disfrútenlo:  www.porupo.moe/posts/7655

Gracias a los que me acompañaron en twitch esta nochecita, gracias a: mkdoredore, julianf2510, santiago_5804, gato_al0pez, predator_miri, sayucf, mime_draws02 y a todos mis queridos seguidores, en serio los quiero mucho.

El viaje a la playa terminó, tuvimos muchas cosas interesantes, descubrí que Azul adquirió su forma Verita, Sulfur fue violada por un pulpo, Matama y Nemo estuvieron haciendo cositas por allí me ha contado Kiwi-chan, creo que Korisu le hizo algo, pero ella no me quiso contar. Pero sobre todas las cosas…

«Utena-sama, buenos días ¿Como amaneció? yo muy bien, espero verte en clases.» Miré mi móvil apenas despertar viendo los mensajes que me dejó Sayo-san.

«Gracias por el mensaje Sayo-san, dormí bien, nos vemos en la escuela.» Le escribí en respuesta.

Nos volvimos amantes, tras el viaje a la playa Sayo-san y yo ahora tenemos una relación ¿O algo por el estilo? 

Era lunes, regresamos a casa el día domingo al atardecer, las clases continuaron como siempre.

«¡UTENA-CHAAAAN!» Kiwi-chan me abrazaba por la espalda en mi camino al colegio como suele hacer.

«Bu-buenos días Kiwi-chan.» Se sentía algo raro que Kiwi-chan me abrazara, por algún motivo miré por todos lados en caso de que estuviera Sayo-san.

«¿Utena-chan? ¿Estas bien? ¿Quieres teta?» Kiwi me hacia la misma insinuación de siempre.

«N-no, gracias, estoy bien…» Le respondí nerviosa pero entonces ella me recordó algo.

«Por cierto Utena-chan… ¿Cuándo vamos a…? Ya sabes…» Kiwi se vio algo nerviosa, eso era raro viniendo de ella.

«¿Vamos a? A que te refieres Kiwi-ch…» En ese entonces los cables en mi mente se conectaron.

«¡LA PROMESA DEL HOTEL!» Si, en la batalla contra Lord Enorme le prometí a Kiwi-chan que iríamos al hotel, era lo que ella tanto esperaba.

«¿Ha? ¿Te acordaste Utena-chan?» Kiwi sonrió al verme reaccionar, ella estaba tan ilusionada que no sabía lo que debía hacer, que idiota soy, por supuesto que lo sabía, pero ¿Qué pensará Sa…?

Al momento de voltear pude ver a Haruka-san, Kaoruko-san y a… Minakami Sayo-san.

«¡AAAAHHHH!» En ese mismo instante alcé los brazos cortando el abrazo con Kiwi-chan apenas vi a Sayo, ella venia hablando con sus amigas y cuando hice el grito ella volteó su rostro para verme, estaba allí junto a Kiwi quien acababa de abrazarme.

«¿Heeee? ¿Por qué me apartaste? Eres mala Utena-chan, pero igual te quiero muuucho.» Kiwi-chan se quejaba que le cortara el abrazo y me volvió a dar uno, juntó su rostro para intentar darme un beso en las mejillas. Sayo se me quedó viendo por unos segundos y ante semejante escena ella solo…

«Buenos días Hiragi-san, buenos días Araga-san.» Lo dijo con una sonrisa serena, dio una pequeña reverencia y se fue caminando con las demás chicas.

«Sayo-san… ¿Estarás molesta por lo que viste?» 

Las clases continuaron como si nada, el día transcurrió con normalidad, pero entonces en la hora del almuerzo recibí un mensaje.

«Utena-san ¿Podemos vernos después de clases?» Al ver el mensaje no pude evitar mirar al otro lado del salón donde se encontraba Sayo-san almorzando junto a sus amigas Haruka y Kaoruko, ambas cruzamos miradas y ella solo sonrió como si me estuviera devolviendo un saludo.

«¿Utena-chan?» Kiwi-chan me llamó la atención y justo antes de que viera hacia la misma dirección donde tenía puesta mi mirada yo…

«¡AHHH KIWI-CHAN! ¿Qui-quieres que planifiquemos lo de la promesa?» Moví mis brazos de forma errática para llamar su atención.

«¿En serio Utena-chan? ¡AAAHHH TE AMO!» Kiwi-chan me abrazó con mucho amor lo cual me hizo poner más nerviosa, Sayo-san estaba al otro lado del salón viendo todo es espectáculo.

El día terminó y cuando me despedí de Kiwi-chan, recibí un mensaje, era de Sayo-san, debíamos reunirnos.

«¿E-es aquí?» Había llegado a un restaurante extranjero algo elegante, en el cartel decía «Master chef», en el mensaje de Sayo decía que nos reuniéramos en este restaurante, pero ¿en serio Sayo quiere que nos reunamos aquí?

Al entrar pude ver a varias personas comiendo comida extranjera, entre esas mesas había una persona de cabello azulado que en seguida supe quién era.

«¿Sayo-san? Di-disculpa por haber llegado tarde» Me senté en la misma mesa que ella.

«No te preocupes, yo también acabé de llegar, gracias por venir Utena-san.» Sayo tenía una carta con el menú en ella.

«No, gra-gracias a ti por invitarme.» El ambiente se sentía cálido, escuchaba unas canciones extranjeras en un idioma que no entendía, ¿acaso eran mariachis? ¿Es acaso un restaurante…? ¿Como se llamaba ese país? Donde hay vaqueras y forajidas o no me acuerdo bien…

«Es un restaurante mexicano.» Lo dijo Sayo amablemente.

«¿Ha? ¿mexicano?» ¿Pero cómo fue que Sayo pudo adivinar lo que estaba pensando? Es demasiado perceptiva.

«Si, vi buenas recomendaciones en internet y deseaba venir aquí un día, Haruka y Kaoruko tenían cosas que hacer por lo cual no pude traerlas.» Me respondió Sayo-san.

«¿Qué van a ordenar mijas?» Vino una mesera de piel morena y cabello castaño, debe ser extranjera.

«Voy a ordenar unas enchiladas con extra de chile y pimientos rojos.» Dijo Sayo entregandole el menú a la mesera.

«¿Y usted mija?» Me preguntó la mesera.

«¿He? ¿Yo? Este…» Traté de leer el menú, lo bueno que estaba escrito en japonés. «Pediré unas quesadillas.» Le respondí con lo primero que vi en la cartilla.

«¿Con queso o sin queso?» Me preguntó la mesera. 

«¿He? ¿Co-con queso?» No sabía de qué me estaba hablando, me puse nerviosa, la mesera me veía expectante.

«Jajajaja, es broma mija, es obvio que las quesadillas vienen con queso, solo unos pocos pendejos chilangos creen que las quesadillas vienen sin queso jajaja.» La mesera dio una sonrisa muy animada, recogió los menús y se fue a la cocina.

«¿Te encuentras bien Utena-san?» Me pregunto Sayo mirándome curiosa.

«S-sí, estoy bien Sayo-san.» Le respondí nerviosa.

«Noto que te has bronceado un poco Utena-san.» Me dijo Sayo-san mirándome detenidamente, ah, sus ojos tan grandes y hermosos me encantan, pero a la vez siento algo de culpa.

«Si, me broncee un poco aún con el protector solar.» Miré hacia el otro lado para no caer ofendida ante la belleza de sus ojos y al mismo no pensar en lo que hice frente a ella. 

«Ya veo, igual te ves muy bien así.» Lo dijo Sayo mientras acariciaba su mejilla.

«¿Tú crees?» Me acariciaba el cabello, yo no soy muy linda, tengo ojos saltones y en las fotos a veces se nota demasiado.

«Si, ahora veo por qué Araga-san te ama tanto.» Sayo-san sacó ese tema tan de repente que me quedé congelada, en efecto ese tema tenía que salir en cualquier momento.

«Heee… ¡LO SIENTO MUCHO!» En ese momento coloqué mis dos manos encima de la mesa e incliné mi cabeza chocando encima de ella.

«¿Utena-san? ¡Espera!» Sayo se paró de la mesa, el ruido que hice llamó la atención de varias chicas del restaurante.

«¡LO SIENTO SAYO-SAN! ¡Kiwi-chan no sabe controlarse y se me tira todo el tiempo!» Estaba muy avergonzada que no hice más que soltar excusas a diestra y siniestra, pero entonces sentí una mano en mi espalda.

«No, Utena-san, tranquila, no te estaba juzgando.» Al alzar la mirada pude ver la mirada de preocupación de Sayo-san, una mano la tenía en forma de puño en su pecho y la otra en mi espalda, se nota que estaba preocupada por mi ¿Pero que estoy haciendo?

«¿E-en serio?» Estaba a punto de llorar por la vergüenza.

«Hablo en serio, vamos, alza la cabeza.» Sayo me ayudó a alzar mi cabeza y al hacerlo ella agarró un pañuelo y estuvo secando las lágrimas que se acumularon en mis ojos.

«Lo siento mucho Sayo-san.» Ella me estaba limpiando los ojos y la frente que me había golpeado.

«No tienes de que avergonzarte, entiendo, Araga-san te quiere mucho, desde la primera vez que las vi supe que tenían algo.» ¿Algo? ¿Sayo cree que entre Kiwi-chan y yo tenemos algo? no, no, no.

«¡ESO NO ES CIERTO! Entre Kiwi-chan y yo no hay nada, es solo que ella siempre se me tira encima, quiere que vayamos a un hotel, quiere que le toque sus pechos y me ponga ropas muy pequeñas y…» Al momento de darme cuenta el rostro de Sayo-san estaba algo sonrojado.

«¿He?» Cuando vi a los alrededores vi a las demás chicas del restaurante viéndonos y fue entonces cuando me di cuenta de que hablé de más. «L-lo siento.» Le pedí disculpas a las chicas del restaurante y volvió a sentarme mirando hacia el piso y colocando mis manos en las rodillas.

«Lo siento…» Me volví a disculpar con Sayo-san quien estaba sentada frente mía.

«No, no, está bien, pensaba que entre ustedes había algo, pero veo que me equivoqué.» Sayo cerraba los ojos mientras sonreía y tenía ambos brazos parcialmente levantados mientras abría sus manos.

«¡La cena esta lista Mijas!» La señorita del restaurante trajo los platillos ya listos.

«Muchas gracias.» Sayo recibió sus platillos, eran enchiladas con mucho queso encima, condimentos de color rojizo y unos aderezos con un rojo aún más intenso.

«Gra-gracias, señorita.» A mí me entregaron mis quesadillas, eran una especie de masa redonda doblada a la mitad y dentro de ello mucho queso desbordándose, a un lado había unos condimentos de color verde.

«Bueno, hora de comer.» Dijo Sayo.

«S-si, gracias por la comida.» Le respondí.

Sayo empezaba a comer muy elegantemente con sus cubiertos, yo trataba de hacerlo, pero me era algo difícil, se me caía la comida, tras comer un poco pude degustar una comida exótica muy rica, no puedo creer que Sayo-san me invitara a comer a un restaurante mexicano, ella es tan buena conmigo, aún con todo lo que vio no me criticó ni me juzgó, ella es tan buena, tan amable, tan gentil… ella es una chica demasiado buena para mí.

«Sa-sayo-san, disculpa por que hayas visto semejante escena esta mañana, la verdad es que Kiwi-chan me quiere mucho y desde hace tiempo y no sé cómo responderle, la verdad es que hicimos una promesa donde tenemos que ir a un hot… ¡I-IR A UNA CITA! ¡SI, UNA CITA! y no puedo cancelarla, pero no quiero que te haga sentir mal o que yo tengo algo con ella, en verdad no tengo intensiones de tener alguna relación con ella ya que yo… yo… ¡YO TE TENGO A TI! ¡TU ERES LA UNICA QUE YO…!

Al momento de mirar a Sayo a los ojos pude ver una escena bastante surrealista.

«Hah… hmmm… hmmmmm.» Sayo estaba comiendo lentamente su comida, sus ojos estaban llorando, sus mejillas, más bien todo su rostro estaba rojo ¿Acaso estaba molesta?

«¿SAYO-SAN?» Me paré a verla y fue cuando pude oler algo, era algo que apenas llegó a mi nariz una sensación eléctrica recorrió mi cara hasta mis ojos y empezaba a querer botar lágrimas.

«Que… picante…» Sayo dejó sus cubiertos en el plato. «Estas enchiladas, su sabor, esta sensación, mi lengua están ardiendo en llamas, siento que mis papilas gustativas están explotando del dolor que siento, aaahhhhhh»

«¿He?» Me quedé con cara de total consternación, era Sayo retorciéndose del dolor mientras agarraba su mejilla aguantando el picante de su comida.

«¡Qué delicia! ¡Quiero más!» Sayo-san llamó a la mesera para que le trajeran otras enchiladas extra picantes, a veces olvido que Sayo-san, no, Magia Azul, es una autentica masoquista.

«Je… jejeje…» No pude hacer más que reírme de mí misma ante esta situación tan anticlimática.

Estaba ya atardeciendo, ambas caminamos a las orillas del rio, varias chicas salían con sus parejas, otras paseaban a sus perros.

«Utena-san, no tienes que preocuparte por mí, con tal de poder estar contigo seré lo que tú quieras.» Sayo se recogía el cabello ante la gran briza del atardecer mientras miraba al horizonte, yo estaba detrás de ella mirándola caminar, escuchaba todo lo que decía, pero no podía hacer más que hundirme en mis pensamientos.

«Si Araga-san quiere salir contigo no me voy a oponer, soy feliz solo con pasar estos pequeños momentos contigo.» Sayo no me miraba, solo miraba hacia el horizonte. «Si no te molesta… ¿Podemos reunirnos de vez en cuando? no importa cuando o donde sea, si no es mucha molestia…» 

Sayo ya estaba haciéndose una idea de lo que estaba pasando, sabe que Kiwi-chan y yo tenemos una promesa, ella no sabe de qué vamos a ir al hotel, que vamos a hacer cosas, tener sexo…

«N-no…» Respondí instintivamente.

«¿No?» Sayo me respondió, en ese momento me puse nerviosa.

«¿No soy… digna ni siquiera de ser tu… amante?» Un tono triste se pudo percibir en sus palabras, ella estaba mal interpretando mis palabras, no, no, no me gustaba donde estaba yendo esta conversación.

«Lo siento por ser tan egoísta Utena-san… creo que ya se está haciendo tarde… me tengo que ir a casa…» Sayo nunca me miró a los ojos desde que salimos del restaurante y ahora ella se estaba alejando de mí, el rojo del atardecer iluminaba todo a mi alrededor, en medio Sayo con su cabello ondulándose no hacía más que desaparecer de mi vista.

No, no puede ser ¿qué demonios dije? Sayo cree que no la quiero ni siquiera como una amante, cree que me voy a ir con Kiwi, que vamos a ir a una cita o peor aún que vamos a ser novias.

Mis manos se hicieron puños, me estaba mordiendo mis propios labios, tenía la impresión de que si dejaba pasar esta oportunidad algo muy malo podría ocurrir en el futuro, mi corazón quedaría destrozado y si iba así al hotel con Kiwi posiblemente terminaría cayendo en los placeres de su amor incondicional.

«¡VE POR ELLA IDIOTA!» Sentí una nalgada de repente, una tan fuerte que me hizo caer.

«¡Auch!» Caí al piso, tras sentir el dolor en mi trasero miré hacia atrás, no pude distinguir muy bien su cara ya que se giró de repente, lo único que distinguí fue su largo cabello lacio y rubio, que vaya por ella, que vaya por Sayo.

«Si… ¿Qué mierdas estoy haciendo yo dudando?» En ese momento dejé de acariciarme el cabello, Sayo estaba lejos pero aún podía verla, me apoyé del suelo y me paré.

«¡AAAAAHHHH!» Pegué un grito, uno tan grande que varias chicas de alrededor me vieron como si se tratara de una loca, pero no me importaba, ahora solo tenía una cosa que hacer.

«¡Gracias, chica misteriosa!» Se lo dije sin voltear la mirada, mis piernas agarraron la energía que no suelen tener y corrí a toda prisa hacia esa dirección donde estaba Sayo.

Corrí con todas mis fuerzas, no me importaba que hubiera al rededor mía, esquivé árboles, bancas, personas, una señora paseando a su perro, un arbusto, no me importaba nada, solo quería alcanzar a esa persona que tanto me quería, que no le importara incluso si saliera con otra chica, ella, ella…

«¡MINAKAMI SAYO-SAN!» Agarré su brazo con todas mis fuerzas, la pude alcanzar.

«¿U-utena-sa…ma?» Sayo estaba con lágrimas en sus ojos, con sus mejillas sonrojadas, allí estaba yo, cubierta de raspones y hojas de los arbustos del parque.

«¡NO QUIERO QUE SEAS MI AMANTE!» No estaba segura de que iba a pasar después, pero estaba segura de algo, no quería que Sayo-san se fuera de mi vida, no me importa lo que vaya a pasar, solo quiero que esa persona especial que me ha extendido su mano se quede conmigo.

«¡QUIERO QUE SEAS MI NOVIA!» Se lo dije con toda la determinación del mundo.

«¿Heeeeee?» Sayo no pudo hacer más que decir eso, pero lo que hacía no era suficiente…

«¿Utena-sama? ¿A dónde me lleva?» Decía Sayo mientras yo la agarraba fuertemente del brazo, ya casi era de noche, las luces de la ciudad se encendieron, chicas saliendo de sus trabajos y estudiantes yendo a sus clases de refuerzo.

«No quiero que esta noche termine, así como así…» Se lo dije con una sonrisa algo desvergonzada, pero al mismo tiempo nerviosa, mi sonrisa errática me hacía ver como una potencial violadora.

«Hotel Satisfacción.» Decía en letras gigantes la pancarta de aquel hotel.

«Entremos.» Se lo dije a Azul quien no hacía más que estar sonrojada y sorprendida.

Esa noche desnudaría no solo mi cuerpo sino también toda mi alma y corazón.

-Continuará…