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(Fanfic) Mahou Shoujo ni Akogarete: Arcoíris Lunar / Capítulo 20: La doncella Kiwi y Utena

Nota: Gracias a todos los que me acompañaron en twitch escribiendo este nuevo capítulo, cada vez nos acercamos más y más al punto de infección, espero que lo disfruten y feliz lectura.

«¿En serio no te molesta que cumpla mi promesa con Leopard?» Preguntó una preocupada Utena.

«No hay problema, es una promesa, pero por favor… no me abandones.» Sayo estaba sonrojada mirando a los ojos de Utena.

«Nunca, nunca lo haré, haré lo que tenga que hacer con ella… y regresaré inmediatamente contigo.» Utena besó en los labios carnosos de Sayo, ambas chicas totalmente desnudas en la cama del hotel, el aire acondicionado refrescaba sus cuerpos sudorosos.

«Utena-sama ¿Puedo pedirle un favor?» Preguntó Sayo.

«¡Claro! Haré lo que quieras.» Dijo firmemente Utena.

«Bueno… quería preguntarte si después de que vayas a tu «cita» con Leopard pudiéramos ir a comer a un restaurante, si no es mucha molestia.» Sayo miraba hacia el otro lado sonrojada.

«¿He?» Utena se quedó perpleja.

«¡L-lo siento! ¡Se que ya fuimos a un restaurante mexicano hoy!» Sayo se avergonzó y cubrió sus ojos. «Se que ese día vas a estar con Leopard pero quiero quitarte yo misma el olor de esa mujer con mi propio cuerpo.» 

En ese momento algo electrificante sintió Utena en su corazón y al mismo tiempo como si una sensación caliente y extraña bajara de su estómago hasta la parte baja de su vientre.

«¡POR SUPUESTO QUE SÍ!» Utena se le tiró encima a Sayo agarrándola de las piernas alzándolas hacia sus hombros.

«¿Waaaa? ¿Utena-sama?» Sayo estaba confundida al ver a su novia aceptar su petición egoista mientras sus piernas estaban encima de los hombros de ella.

«¡Esa noche iremos a cenar en un buen restaurante y luego a un hotel!» Utena estaba de nuevo encendida. «Hora de la segunda ronda.» 

«¡Utena-samaaaa! ¡Noooo! Eres tan pervertida… ¡Haaahhhh!» 

Esa noche ambas chicas pidieron una hora extra en el cuarto.

El día prometido llegó, esa tarde después de clases Utena y Kiwi irían al hotel a consumar su promesa.

«¡UTENA-CHAAAAAAN!» Como siempre Kiwi salió de la nada para abrazar a Utena.

«Bu-buenos días Kiwi-chan…» Utena estaba nerviosa como siempre, pero esta vez era diferente, sabía que esa tarde debía consumar su relación con Kiwi-chan, pero ¿Como podría hacerlo? ya tenía a Sayo y eso la hacía sentirse más nerviosa.

«Utena-chan ¿Sabes qué día es hoy? ¿Sabes qué día es hoy?» Con ojos iluminados con estrellas Kiwi estaba emocionada frente a Utena.

«S-si… hoy es… es…» Utena tenía dificultades para decirlo, pero tenía que hacerlo.

«¿Es?» Kiwi esperaba la respuesta.

«Hotel…» Utena lo dijo rendida.

«¡SIIIIIIII!» Kiwi daba vueltas de alegría mientras que por detrás Utena solo se tocaba el pecho con su puño cerrado.

Las chicas estaban en los pasillos del colegio, las clases estaba por empezar, pero en medio de todas esas chicas estaban Utena y Kiwi, la enana de pechos enormes tenía agarrada una de las manos de la tímida Hiiragi.

«Ki-kiwi-chan no es necesario que…» Utena estaba nerviosa al ver como todas las chicas las veían tomadas de la mano, algunas murmuraban algo.

«¿Se están tomando de las manos?»

«¿Acaso son novias?»

«Que indecentes.»

«Se están tocando sin protección.»

«¿Y si terminan embarazadas?»

Utena podía escucharlas con claridad, estaba sonrojada por la vergüenza, pero caso contrario era de Kiwi quien estaba sonriendo bobaliconamente.

«Jejejeje, si, Utena-chan va a ser mía, jejeje.» Kiwi lo decía orgullosamente.

«Ki-kiwi-chan por favor cálmate.» Lo dijo Kiwi-chan al voltear su cara. «Esta tarde y noche Utena-chan y yo haremos s*xo *ral, vag*nal, usando nuestros dedos para p*n*trarnos y también…» Kiwi-chan decía sin pudor lo que harían.

De repente el rostro de Utena se empalideció tras cada palabra que decía Kiwi-chan, sus ojos miraron hacia arriba, la enana tetona no paraba de decir toda clase de obsesionades sexuales mientras Utena trataba de pararla, pero era inútil hasta que de repente una sombra se pudo ver por encima de la colegiala tetona.

«¡Ahhhhhh!» Utena pegó un pequeño grito al cielo, Kiwi al darse cuenta de la sombra volteó su mirada y vio a una Minakami Sayo quien la estaba viendo de reojo de una forma un poco intimidante, sus pupilas eran tan pequeñas como puntos negros y la sombra tapaba parcialmente sus ojos.

«Buenos días Araga-san.» Sayo cambió rápidamente de cara a su típica expresión de siempre.

«¿He? Ah, buenos días Minakami-chan.» Dijo Kiwi sin mucha importancia para de nuevo voltear hacia Utena.

«Y entonces ¿sabes que ropa interior me puse hoy?» Kiwi lo decía coquetamente a Utena mientras detrás de ella Sayo de nuevo puso esa mirada asesina y entonces ella extendió una de sus manos hacia la enana de tetas de vaca.

«¿Heeeee?» Kiwi sintió un pequeño toque en su hombro, pero al mismo una sensación de escalofríos que la hizo instintivamente retroceder y guardar algo de distancia hacia quien la tocó quien era Minakami Sayo.

«¿Sa-sayo…chan?» Kiwi estaba sudando frio ¿Por qué tuvo esa sensación? la respuesta era simple, pero ella no sabía que estaba a punto de cogerse a la novia de la chica que tenía frente suya.

«¡Ki-kiwi-chan creo que tenemos que irnos! Casi empiezan las clases.» Utena agarró los hombros de su amiga para irse rápidamente del lugar, pero justo al momento de marcharse los dedos meñiques de Utena y de Sayo se rozaron, ambas voltearon sus miradas, solo fue por una fracción de segundo, pero ellas pudieron entenderse.

«Utena-sama, por favor, no olvides nuestra promesa.» Pensaba Sayo.

«Será rápido, prometo que nos veremos esta noche.» Decía en su mente Utena.

«No sé qué pasó, pero Minakami-chan estaba rara ¿Sabes algo Utena-chan?» Preguntaba Kiwi mientras comía su almuerzo.

«N-no se tampoco Kiwi-chan.» Utena trataba de desviar el tema de la conversación.

«¿Sayo-chan? ¿Sayo-chaaaaan?» La mirada de Sayo vio la mano de Haruka quien trataba de llamar su atención.

«Oh, lo siento chicas, estaba distraída en las nubes.» Les dijo Sayo a sus amigas, ambas estaban comiendo al otro lado del salón opuestas a donde estaban almorzando Utena y Kiwi.

«Oye Sayo-chan, estábamos conversando Haruka-chan y yo y llegamos a la conclusión que le debes una muy grande a ella, se la pasa curando todas esas marcas que deja en tu cuerpo ya sabes quién, ella debería cobrarte ¿sabías?» Dijo Kaoruko a su amiga masoquista.

«Lo siento, lo siento, perdón por ser tan incompetente.» Se disculpaba Sayo mientras juntaba las palmas de sus manos elevándolas hacia arriba al mismo tiempo que inclinaba su cabeza.

«Nooo, Kaoruko-chan ya te dije que eso no era necesario, soy feliz con solo ayudarla a que su relación pueda prosperar y no interfiera en nuestras actividades, pero aun así Sayo-chan deberías tener más cuidado, la última marca que te dejó fue el de una mordida muy profunda en tu cuello, me asusté al verla.» Haruka visualizó la escena con chibis donde Sayo mostraba su cuello haciendo a un lado su cabello mostrando esas gigantescas mordidas y detrás Sayo echando rayos.

«L-lo siento… nos dejamos llevar… de nuevo…» Sayo estaba avergonzada, recordaba como Utena la sometió en el hotel mordiendo su cuello mientras tenía sus manos agarrando sus tetas, se empezaba a calentar allí.

«¡Contrólate cabrona!» Kaoruko le jaló las mejillas.

«¡Noooo!» Sayo empezó a babear mientras una de sus manos estaba en medio de su falda presionándola.

«¡Detente Kaoruko-chan, la excitas!» Replicó Haruka.

«Perdón.» Dijeron ambas chicas.

«Bueno ya que tanto Sayo-chan quiere regresarme el favor tengo una idea.» Haruka sacó unos bultos de debajo de su pupitre. «¡TA-DA!» Al abrirlo eran unos bentos con una cantidad exagerada de hongos cocinados en diferentes estilos, hervidos, fritos, al jugo, rostizados y demás.

«¿Heeeeee?» Kaoruko-chan se aterró.

«Muy bien chicas, quiero que me den su opinión de estos nuevos platillos que preparé, así podrían regresarme el favor, jeje, es broma.» Dijo inocentemente Haruka mientras se rascaba la cabeza y cerro sus ojos sacando la lengua.

«Los comeré todos si hace falta.» Lo dijo Sayo con determinación.

«Sayo-chan… gracias, muy bien chicas, es hora de comer, coman todo lo que deseen, hice más.» Exclamó felizmente Haruka.

«¿Y por qué yo también?» Dijo en voz baja Kaoruko mientras estaba al fondo de ambas emocionadas chicas.

«¿Kiwi-chan? ¿Por qué estamos aquí?» Preguntó una preocupada Utena, ambas chicas estaban en un rincón del colegio, debajo de unas escaleras fuera de la vista de las demás chicas.

«¿Por qué no? De todas formas, esta noche vamos a hacernos una, una pequeña probada no estaría mal.» Exclamó Kiwi mientras agarró una de las manos de Utena para que le apretara uno de sus pechos.

«N-no es a eso a lo que me refiero…» Trataba de responderle Utena, pero de repente.

«Estoy muy mojada, mírame.» Kiwi subió parcialmente su falda mientras que con su otra mano se bajaba su braga la cual dejó un pequeño hilo de jugo de amor que brillaba tenuemente en ese rincón oscuro.

«Ki-kiwi-chan…» Utena al ver semejante escena se enrojeció.

«Si Utena-chan quiere podemos copular en la escuela, en mi casa, en tu casa, en la base Natch, donde quieras.» Los ojos de Kiwi tenían forma de corazón, ella estaba encendida, como si estuviera en celo.

«Yo… yo…» Utena empezó a respirar erráticamente, sus mejillas se sonrojaron, una sensación cálida que nacía de su estómago bajaba hacia su entrepierna, era como si su cuerpo instintivamente empezara a producir toda clase de fluidos alistándose para copular.

«Vamos Utena-chan, una probadita, solo la punta, solo la punta de tus dedos.» Kiwi estaba totalmente encendida y su cuerpo también estaba listo para copular allí mismo, fue entonces cuando ella agarró una de las manos de Utena bajándola en su entrepierna.

«¿Ha?» Utena sintió una sensación húmeda y caliente en la punta de sus dedos, solo había rozado la superficie, sin darse cuenta su saliva se le salió de su boca y sus piernas se entrecerraban para estimularse.

«Vamos Utena-chan, hagámoslo, mi cuerpo es tuyo.» Kiwi acercó su rostro al de Utena, en ese rincón oscuro donde ninguna chica podría verlas, si ellas querían podían copular allí mismo.

Los labios de las chicas estaban a pocos milímetros de chocar, la punta de los dedos de Utena estaba con los jugos de amor de Kiwi, pero antes de que algo más pasara.

«¡L-lo siento Kiwi-chan!» Utena agarró los hombros de Kiwi para apartarla súbitamente para sorpresa de la chica de pechos de vaca.

«…» Kiwi quedó con la mirada perpleja, sus ojos totalmente abiertos.

«Pe-perdón… aún no, esta tarde, esta tarde te prometo que estaré lista.» Lo dijo Utena mirando hacia el suelo.

«Ya veo…» Kiwi bajó la mirada, agarró su braga para colocársela lentamente mientras alzaba su gran trasero.

«Lo siento Utena-chan, me dejé llevar, jeje.» Kiwi trató se aparentar, pero en realidad estaba dolida, sonreía erráticamente.

«Kiwi-chan yo…» Utena trató de decir algo más, pero sus palabras no salían.

«Lo siento Utena-chan, por favor no me esperes a la salida, veámonos en la Base Natch esta tarde, si estas lista.» Kiwi-chan dio media vuelta para retirarse mientras que con una de sus mangas se limpiaba el rostro.

«¿Estas bien Sayo-chan?» Haruka le preguntaba a su amiga quien abrió la puerta del baño para dirigirse al tocador.

«S-si…» Sayo se limpiaba las manos, a su lado estaban Haruka y Kaoruko.

«Por eso te dije que no te comieras también mi porción, idiota.» Dijo con ironía Kaoruko.

«N-no, estaba deliciosa, es solo que comí mucho.» Dijo Sayo mientras se secaba las manos con un papel.

«¿Y entonces que vamos a hacer chicas?» Les preguntó Haruka a sus amigas mientras caminaban en el pasillo del colegio, las clases ya habían terminado, los salones quedaron vacíos y las demás chicas estaban en sus clubes escolares.

«Yo tengo que ir a ayudar en casa con algo que me pidió mamá.» Le respondió Kaoruko.

«¿En serio? Bueno yo tengo que ir a preparar la comida a mis hermanitas ya que mamá tiene turno esta noche ¿Y tú Sayo-chan?» Preguntó la chica de cabello rosado.

«Este, hoy tengo planes así que debo irme rápido.» Le respondió Sayo la cual su voz se escuchaba algo alejada.

«¿Oh? ¿En serio? ¿Sayo-chan? ¿Por qué estas tan lejos?» Haruka se dio cuenta al voltear su mirada que Sayo estaba junto a la puerta de un salón.

«L-lo siento, es que recordé que tengo algo que hacer antes, por favor, chicas, vayan sin mí.» Dijo algo nerviosa Sayo.

«¿En serio? Bueno, pero por favor no vayas a volver otra vez con tus nalgas llenas de marcas de mordidas ¿entendiste?» Dijo Kaoruko con desgano.

«Está bien, nos vemos después Sayo-chan, cuídate.» Le dijo Haruka, ambas chicas se fueron caminando.

Sayo estaba junto a la puerta de un salón, pero por detrás de ella, donde sus amigas no vieron por la perspectiva, una mano la tenía agarrada de su brazo, y entonces esa mano la jaló para meterse allí donde la luz estaba apagada.

«¿Utena-sama?» Sayo se dio cuenta que era ella desde el mismo momento que la agarró, su piel ya la reconocía por instinto.

«Sayo-chan…» Utena arrinconó a Sayo para darle un beso inmediato que la dejó muda, con una de sus manos se introdujo en la falda de la chica de cabello azulado.

«¡HmmmmHmmMmMm!» Sayo solo podía sentir como unos dedos coquetos se metían por debajo de su falda y por encima de su panty para tocarle directamente en sus labios íntimos.

«Sayo-chan, Sayo-chan.» Utena dejó de besarla para darle lamidas en el cuello mientras sus dedos seguían estimulando la intimidad de su chica.

«¡Haaahhh! Utena-sama ¿Por qué tan de repente? ¿No deberías guardarte para Araga-san?» Después de que Sayo le dijera esas palabras los ojos de Utena se abrieron de par en par y fue cuando ella agarró el cuello de su chica para clavarle sus dientes en lo más profundo y al mismo tiempo sus dos dedos coquetos introducirse en lo más profundo de su intimidad.

«¡Haaaahhhhhhhhhhhh!» De la intimidad de Sayo salía su jugo de amor empapando los dedos de Utena, tras aquello Sayo no pudo aguantar estar parada y se cayó al suelo de ese salón oscuro, sus piernas estaban juntas, pero totalmente sudorosas y empapadas por su reciente corrida, sentía un ardor en su cuello el cual tapó con su mano, al retirarla vio rastros pequeños de sangre.

«¿Sangre?» Cuando Sayo vio aquello se asustó un poco, era la primera vez que Utena la mordía tan fuerte, no es que fuera tan grabe que atente a su salud, pero era una muestra de que algo le pasaba.

«L-lo siento…» Lo dijo Utena quien respiraba erráticamente mientras tocaba nerviosamente sus dientes caninos.

«Utena-sama… ¿Tanto te preocupa hacerlo con Leopard?» Sayo se paró lentamente.

«¿Por qué me das tanta libertad?» Preguntó Utena.

«¿Qué dijo Utena-sama?» Sayo estaba algo preocupada.

«¡¿POR QUÉ ME DEJAS QUE ME ACUESTE CON OTRA CHICA APARTE DE TI?!» Gritó Utena a Sayo en ese cuarto oscuro, Sayo vio con nerviosismo e impotencia ante lo que dijo su ama.

-Continuará…