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(Fanfic) Mahou Shoujo ni Akogarete: Arcoíris Lunar / Capítulo 22: La decisión de Utena

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Nota: Esta semana he estado enfermo, me dio gripe, dolor de cabeza, articulaciones, quizás sea por el clima frio, he tenido que usar abrigo y no quiero permanecer en sitios con aire acondicionado si no tengo un abrigo, pero afortunadamente aún tengo energías para escribir el nuevo capítulo de este fanfic.

Ya es oficial ¡EN ESTE CAPÍTULO SE REVELA LA CONECCIÓN ENTRE ARCOIRIS LUNAR Y PASIÓN EXPLOSIVA! espero les guste, muchas gracias 🙂

«Abrázame fuerte Kiwi-chan» Dijo una sonrojada Utena quien estaba acostada en la cama del hotel Enormita mientras extendía sus manos hacia la chica de pechos exuberantes.

«¿He?» Kiwi tuvo una expresión de sorpresa al ver a su amada acostada dándole vía libre a que hiciera con su cuerpo lo que quisiera.

«¿Puedo… hacerlo contigo Utena-chan?» Preguntó Kiwi.

«S-si…» Le respondió Utena algo extraña con una pequeña gota de sudor en su frente.

Kiwi sonrió al ver que finalmente sus deseos se estaban haciendo realidad, estaba ella algo confundida pero su felicidad era mayor.

«¡UTENA-CHAN!» Kiwi se tiró encima de Utena tirando al piso la bata blanca que traía puesta.

La chica bajita de enormes pechos chocó sus labios a los de Utena quien no hacía más que dejarse llevar, la bata que traía Utena se abrió dejando ver sus humildes pechos pechos los cuales eran aplastado por las gigantescas tetas de Kiwi.

«Utena-chan, Utena-chan, Utena-chan.» Kiwi no dejaba de repetir el nombre de su amada entre los besos que daba, tras cada beso Kiwi quería más, fue entonces cuando ella metió la lengua entre los labios de Utena.

La lengua cálida de Kiwi estaba finalmente dentro de la boca de su amada, sus tetas enormes rozaban sus pezones a los de Utena, de un lado hacia el otro, de arriba hacia abajo, casi como si se estuvieran acariciando morbosamente. El sudor del cuerpo de ambas se hacía más intenso, la pierna de Utena se alzaba y el de Kiwi se metía en medio de ellas sintiendo la humedad que también estaba presente allí.

«Te amo, te amo, te amo Utena-chan.» Kiwi no dejaba de repetir su amor a su chica, las manos de Utena y Kiwi estaban conectadas y sus dedos se entrelazaban.

La cama de esa habitación estaba temblando, se movía de un lado hacia el otro, el sonido de los pechos de las chicas se escuchaba claramente al igual que sus húmedos e intensos besos.

Mientras tanto en otra habitación, una casi al lado donde estaban Utena y Kiwi, una criatura miraba el estallido de pasión de las chicas en una pantalla mágica, era ese animal flotante de color humilde llamado Venalita.

«Me la estoy pasando pipa aquí.» Dijo la criatura del averno.

«Te amo Utena-chan, te amo, te amo ¡hahhhh!» Se podía ver y escuchar claramente el acto reproductivo que tenían las chicas, pero solo la criatura mágica era testigo de aquello.

«Me pregunto que pasara tras esta noche, puede que Utena no pueda soportar el peso de no corresponderle a Kiwi, pero ¿Qué hay de Sayo?» Se dijo a sí mismo la criatura mágica, a un lado de ella había un teléfono móvil con la pantalla encendida dentro de un chat de texto cuyo nombre decía «Desdichada»

«Si le envío este mensaje, puede que arda troya.» Sonreía la criatura color obsidiana.

Con el teléfono móvil grababa la escena sexual entre Kiwi y Utena, solo unos segundos era suficiente, con audio y video.

En un templo sintoísta se encontraba Sayo barriendo las hojas que yacían en el piso.

«A esta hora ellas ya deben estarlo haciendo…» Se dijo a sus adentros Sayo quien seguía barriendo.

«Es solo una promesa, una promesa que se hicieron siquiera antes de que fuéramos novias, no tengo derecho a interferir en ella.» La chica de cabello Azul trataba de justificar el acto de su novia que ella misma permitió.

En ese entonces la imagen de Kiwi abrazando a Utena se le vino a la mente, ver como todas las mañanas la chica de enormes pechos se abalanzaba sobre su amada era algo que al principio no le importaba porque no sabía la identidad de Utena, pero cuando se enteró de que ella era Magia Baiser.

«Buenos días Hiiragi-san, buenos días Araga-san.» Sayo las saludaba como si nada, pero adentro ella sabía que su amada estaba siendo cortejada por otra chica la cual era más cercana.

– ¿Vas a permitir que esa vaca tetona te quite a tu ama? –

«No, no, esta es solo una promesa que se hizo antes de que fuéramos novias, no tengo derecho a-«

– Tonterías, no haces más que implorarle algo de amor, esa debilidad tuya hará que Kiwi te la robe –

«¡NO! Yo confió en Utena-sama, ella siempre ha manoseado a mis amigas y no por ello me ha traicionado con ellas, es solo sexo, solo algo carnal, algo pasajero, ella regresará conmigo, estoy segura.»

– ¿Estas segura? –

Una mano negra y viscosa se posó encima del hombro de Sayo, era una criatura indescriptible.

– Kiwi ama a Utena, la ama más que nada en este mundo, Utena es demasiado buena, inocente e indulgente, si alguien así se le regala podría verse tentada a hacerla suya y te dejaría de lado –

«N-n-no… Kiwi es… es solo su a-a-amiga…» Sayo apretaba el palo de la escoba con el cual limpiaba el patio del templo.

-Una amiga que se la está follando justo ahora, están teniendo sexo, fornicando, copulando o incluso algo peor… puede que estén a punto de embarazarse. –

«¡NO!» Sayo exclamó con miedo, sus rodillas se sentían débiles y fue cuando se arrodillo en el suelo tirando la escoba.

– ¿Acaso miento? Tu fuiste la que le dio permiso de que se cogiera a cualquier chica, ahora ella podrá ir por donde sea a cogerse a cualquiera que le atraiga su cuerpo mientras tu ingenua la esperas en casa con una sonrisa. –

De pronto unas manchas negras se empezaron a ver por el brazo de Sayo, unas anormales, no era una alergia o una mancha, era algo que venía desde adentro.

«¿Qu-qué me está pasando?» Sayo se dio cuenta y se comenzó a asustar.

– Puedes evitarlo, solo tienes que marcar tu territorio, encargarte de esa chica Araga Kiwi, tienes el poder suficiente para aquello, con tu forma Verita podrías…-

«Matarla…» Dijo Sayo mientras se tapaba uno de sus ojos, las manchas negras se extendían por la mitad de su cuerpo, su cuello y hasta llegar a su cara, la mitad ya estaba contaminada y uno de sus ojos cambió de color, era negro, con pupilas de color blanco.

«No…» Una de las manos de Sayo agarró la tierra de su alrededor con fuerza.

«No puedo… no puedo… hacerle eso a Utena-sama… no… no…» Una parte de la conciencia de Sayo se estaba resistiendo, ese deseo interno de matar a Kiwi, a su rival de amor, pero al mismo tiempo su amor hacia Utena seguía allí.

– Déjate llevar, deja que la pasión sea quien te guie, Utena-sama es solo tuya, de nadie más, si la marcas nadie nunca será tu amenaza y si Utena-sama no deja que la ames entonces…-

«Que no sea de nadie más…» Dijo Sayo mientras uno de sus ojos lloraba.

Entonces pudo sentir su celular vibrar, era un mensaje de texto con numero desconocido, en él había un video, Sayo estaba a punto de abrirlo con uno de sus ojos aun llorando.

«¿Utena…sama?» El dedo de Sayo estaba por presionarlo y entonces.

Lo presionó.

De pronto una sombra cubrió el cuerpo arrodillado de Sayo.

«¿He?» Sayo volteó la cabeza para ver quien era y de pronto.

¡POW!

Un potente golpe al cuello de Sayo la dejó inconsciente en el piso.

Una figura misteriosa cubierta por una capa de color negro que le cubría todo el cuerpo.

«Es por tu bien Sayo-chan.» La misteriosa persona tomó el teléfono móvil de Sayo, en ella estaba el video de Utena y Kiwi fornicando, el teléfono fue tirado al piso y con una patada partió la pantalla.

«¡Haaaahhhhh!»

«¿Te gusta Utena-chan?»

«¡Hahh! ¡Haaahhh!»

«¿Mis dedos se sienten bien?»

«Ki-kiwi-chan»

Las manos de Utena estaban en la espalda de Kiwi, las uñas de esta empezaban a marcarle la piel, los dedos de la chica Araga estaban dentro de Utena, aparte de la lengua de Sayo la villana nunca había tenido a alguien dentro suya.

Arriba de la cama, en el techo de la habitación, había un espejo gigante, en ella Utena se vio a sí misma, fue en ese preciso instante donde si alguna vez sintió algo de excitación ahora se había esfumado.

«¿Qué estoy haciendo aquí? ¿Esto es tener sexo?» Pensó Utena quien no dejó de mirarse la cara en ese espejo, podía ver la espalda de Kiwi y como con sus dedos la había marcado.

«He tenido sexo con Sayo muchas veces, se sentía como estar en el paraíso, pero ahora que estoy con Kiwi siento que mi cuerpo no siente lo mismo ¿Qué estará haciendo Sayo ahora? ¿Me estará esperando?» 

Tras algunos minutos copulando en varias posiciones ambas chicas estaban una al lado de la otra viéndose fijamente, Kiwi estaba satisfecha por lo que habían hecho, pero tenía la impresión de que algo no estaba bien.

Kiwi alzó sus dedos y en ellas pudo ver rastros del juego de amor de su amada Utena.

«¿T-te gustó Kiwi-chan?» Preguntó Utena quien estaba algo agitada respirando erráticamente.

«Me encantó…» Kiwi se lamió los dedos frente a su amada.

«E-eso es bueno, que alegría.» Utena sonreía.

«Pero…» Kiwi dejó de sonreír y bajó sus dedos para tomar la mano de Utena.

«Utena-chan ¿Hiciste todo esto solo por nuestra promesa?» Pregunto Kiwi.

«¿He?» De pronto un enorme peso se le vino encima a Utena, en ese preciso momento a Utena se le vino una montaña de recuerdos de ellas dos, de cómo Kiwi o Leopard siempre estuvo con ella, protegiéndola, aunque no se lo pidiera, a veces era algo intensa pero no había dudas de que ella le daría todo de si, incluso su vida y allí estaba Utena aprovechándose de su amabilidad.

Utena se levantó de la cama, vio a su lado a Kiwi viéndola toda sonrojada como toda una chica enamorada.

«Te amo Utena-chan, daría lo que fuera por ti, incluso mi vida.» Kiwi le acarició sus piernas con una de sus manos.

«Kiwi-chan…» Los labios de Utena se estaban arrugando, sentía que algo le nacía de en medio de la nariz que subía hasta las bases de sus ojos.

«Quisiera que me hagas tu novia, quiero vivir contigo, casarme contigo, tener a tus hijas, que formemos una familia, las dos juntas.» Kiwi sonrió inocentemente mientras tomó una de las manos de Utena.

«Yo, yo…» Los ojos de Utena se empezaron a empapar, unas lágrimas se asomaron a la vista.

La mente de Utena era un laberinto de interrogantes, todas las respuestas iban de un lado hacia el otro hasta llegar a un callejón sin salida hasta que en una de esas esquinas había un recuerdo reciente.

«Soy feliz con tan solo ser su amante Utena-sama.» Lo que le dijo Sayo era la imagen más clara que tenía.

«Sayo-chan me dijo que podía tenerla como amante, me dio permiso para hacer lo que quisiera con otras chicas, si quisiera ahora podría tomar a Kiwi como mi novia y cumplir con lo que Sayo me propuso.» Pensó Utena.

De pronto la mente de Utena se volvió algo confusa, sus mejillas estaban sonrojadas, un olor dulce se percibía en el ambiente, uno que hacía que su cuerpo se sintiera más caliente de lo normal, sus pensamientos se revolvían más.

«Kiwi…» Dijo Utena. «Si te hago mi novia ¿Harás… todo… lo que… te pida?» Dijo erráticamente Utena.

«¡SI! ¡LO QUE SEA! ¡HARÉ LO QUE SEA! ¡CUANDO QUIERAS!» Dijo Kiwi muy emocionada.

«Ya… veo…» Utena pudo deslumbrar algo en su distorsionada mente, una donde para hacer feliz a Sayo y a Kiwi podría tener a la chica Araga como su novia oficial frente a Enormita y la escuela y en la otra tener a Sayo como su amante.

«Quizás no sea mala idea…» Utena pensó. «A Sayo no le molestaría que la tenga como amante, Kiwi es una buena chica, ella siempre me ha amado. Sería una estúpida si no la escogiera como mi pareja publica…»

En el otro cuarto estaba Venalita viéndolo todo detenidamente.

«Parece que el incienso afrodisiaco está funcionando.» Dijo Venalita quien tenía detrás de si toda clase de cajas, bebidas y flores en los cuales tenía la etiqueta de afrodisiaco.

«Aún la persona más pura caería fácilmente, en especial Utena-chan, de algo tenía que servirme tener todos esos hoteles.» Sonrió la criatura oscura.

«Vamos Utena-chan, dilo, dilo, di que la harás tu novia, así el corazón de tu novia se romperá y liberará la magia que tanto quiero cosechar.» La mirada de la criatura se hizo muy macabra.

En el cuarto del amor Utena totalmente drogada por el afrodisiaco al igual que Kiwi tenían sus manos con sus dedos entrelazados mirándose mutuamente.

«¿Me permitirías ser tu novia Utena-chan?» Preguntó Kiwi totalmente enamorada.

Las manos de Kiwi apretaban delicadamente a los de Utena quien tenía entre cerrados sus ojos con la respuesta en la punta de su lengua.

«Kiwi-chan yo…» Dijo Utena.

«¿Sí? Utena-chan…»

«Acepto»

«¿Aceptas?» Dijo Kiwi sonriendo.

«Si, acepto.» Dijo Utena.

«¡U-UTENA-CHAAAAAAN!» Se le tiró Kiwi a Utena.

«Si, acepto que te conviertas en mi amante, porque novia ya tengo, eje.»

«¿He?» Kiwi se quedó a mitad de su abrazo cuando de repente.

«¡BOOOOOOOOOOOOOOOOOM!»

Una fuerte explosión se pudo ver a lo lejos del hotel enormita.

«¿Heee?» 

«¿Qué está pasando?» 

Utena y Kiwi seguían en la habitación y sintieron algo de afuera.

«¿Qué fue eso?» Venalita mandó a uno de sus demonios de reconocimiento afuera de la base Natch el cual activó su cámara demoniaca que le transmitía a su ama lo que pasaba.

Se pudo ver a lo lejos, en una colina a una entidad misteriosa encapuchada con su mano extendida hacia la dirección donde estaba la base Natch.

«Creo que esto debería ser suficiente.» La chica misteriosa sacó algo de su bolsillo, era una especie de reloj y brújula a la vez de color dorado, la mano que la sostenía era una hecha de metal.

Lo único que se pudo ver de aquella chica tras esa capa que la recubrían eran unos mechones de cabello dorado claro.

– Continuará…

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