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(Fanfic) Mahou Shoujo ni Akogarete: Arcoíris Lunar / Capítulo 23: La señora Minakami

Nota: Este capítulo inicia un nuevo arco donde introduciré a un nuevo personaje el cual les aseguro que tendrá relevancia en la historia, que lo disfruten 😉

Muchas gracias a Doredore nuestro gran patrocinador por regalar tantas suscripciones en mi canal de twitch donde todos los días lunes y miércoles escribo nuevos capítulos.

Y por último muchas gracias a Mime_draws02 por haber donado para que este mismo dia sábado escriba un nuevo capítulo de Arcoiris Lunar de forma adelantada, para quienes no sepan si quieren que salga nuevos capítulos de forma adelantada una donación de 5 dólares es suficiente para tenerme más de 2 horas escribiéndolo 😉

Una fuerte explosión se pudo sentir a las afueras del hotel Enormita lo cual ocasionó que varios monstruos fueran a inspeccionar, pero no encontraron nada.

«Que raro, no hay nadie.» Dijo la rata voladora de color noche, estaba frente a sus monitores mágicos y en uno de ellos estaba el cuarto de donde se encontraban Utena y Kiwi copulando.

Cuando Venalita fijó nuevamente su atención a la pantalla donde estaban Utena y Kiwi vió algo extraño, era Kiwi parada desnuda frente a la cama donde estaba Utena quien estaba bajo los efectos del afrodisiaco, pero más que parecer drogada estaba como ¿Borracha?

«U…U… Utena-chan…» Dijo Kiwi sin dejar ver su rostro claramente.

«¿Qué fue lo que le dijo Utena a Kiwi? ah cierto, que tiene nov-» Tras decir esa frase una luz cegadora se pudo vislumbrar desde la pantalla donde estaba la criatura mágica, la luz era tan intensa que parecía que la desintegraba como si alguna fuerza descomunal barriera todo un universo agonizante. (Ponga acá al Shingekiverso)

Una nueva explosión se pudo sentir en todo el hotel Enormita, esta vez desde adentro derribando la pared dejando un hueco gigantesco que daba hacia afuera.

«¿Otro ataque? ¿Quién nos está atacando?» La cantante de loquendo se puso en alerta mientras detrás de ella estaba Nemo agarrando a Korisu con sus manos como si se tratara de un peluche de cuerpo completo.

Todas las villanas de Enormita salieron a los exteriores del hotel estando ya transformadas para ver qué es lo que estaba pasando, pero no había nadie.

«¿Y el enemigo?» Dijo la chica con pechos de tabla de planchar y dientes de tiburón.

«Como se atreven a atacarnos estando desprevenidas ¿Habrá sido Tres Magia?» Dijo con enojo la cantante de death metal.

En ese momento se pudo ver unos escombros cayendo y en ella alguien gritando descontrolada de forma neurótica.

«¡¿COMO QUE UTENA-CHAN TIENE NOVIA?! ¡CUANDO LA ENCUENTRE LE ARRANCARÉ SUS CACHETES DE MARRANA FLACA!» Era Kiwi ya transformada en Leopard maldiciendo a diestra y siniestra mientras que al lado de ella estaba Baiser con su cabello chamuscado en forma de pelo afro echando humo.

«… ¿Qué está pasando ahora con estas locas?» Se preguntaba Loco «Música» mirando con vergüenza a sus amigas y al lado de ella Nero Alice bostezando.

«Sayo, Sayo despierta.» Una mano estaba dándole pequeños toques en la mejilla de la chica de cabello azulado.

«N-no… Utena-sama por allí no, por ese agujero no….» La chica empezó a babear en medio de sus sueños.

«¡Despierta ya cabrona ninfómana!» El pequeño toque en su mejilla se convirtió en una fuerte bofetada.

«¡KYAAAA!» La chica abrió los ojos, era Sayo quien tenía la mejilla enrojecida, a su lado estaba Kaoruko quien tenía la mano alzada y aún caliente.

«¡Detente Kaoruko-chan!» Era Haruka quien agarró la mano de su amiga.

«L-lo siento… es que Sayo empezó a decir cosas muy enfermas.» La chica rubia se disculpaba con su amiga quien la regañaba como si fuera una madre a su hija.

«Chicas… ¿Qué me pasó?» Preguntó Sayo.

«Sentimos una presencia maligna y vinimos para acá, creímos que era Enormita pero no vimos a nadie.» Dijo Haruka a su amiga quien aún yacía en la cama.

«¿Una presencia maligna?» Sayo se preguntaba a sí misma cuando por instinto se tocó la nuca el cual aún tenía adolorida.

«¡Ah!» Sayo reaccionó por unos segundos.

«¿Sayo-chan?» Preguntó preocupada Haruka.

«Y-yo…» Sayo se puso algo seria.

«¿Recordaste algo Sayo?» Preguntó la rubia plana.

«Si, recordé que…» Sayo se puro más seria.

«¿Recordaste que?» Haruka y Kaoruko estaban expectantes ante la respuesta de su amiga.

«Recordé que… ESE GOLPE SE SINTIÓ MUY BIEN» Respondió Sayo babeando un poco.

«…» Haruka y Kaoruko la vieron con mirada de decepción a su amiga.

«No sabemos cómo, pero al parecer alguien penetró nuestras defensas y se escabulló dentro de nuestro territorio.» Dijo Venalita a todas las chicas de Enormita quienes yacían frente a la criatura mágica voladora de color chocolate.

«¿Co-como pudo alguien meterse dentro de la Base Natch? Eso debería ser imposible.» Protesto la idol con voz de enfermo terminal.

«¿Acaso habrá sido otra villana como nosotras? ¿Lord Enorme?» Especulaba la pasiva muerde almohadas.

«No lo sé, ya estamos investigándolo, pero aparte de eso creo que tenemos otro asunto entre manos.» La rata color petróleo vio a un lado donde una chica pequeña de pechos enormes estaba protestando frente a una visiblemente acorralada Utena.

«¿Tienes novia? Utena-chan ¿Es cierto lo que me dijiste? ¿Tienes novia?» Kiwi estaba visiblemente afectada, casi que sus ojos tiraban lágrimas.

«…» Utena no respondía, estaba mirando hacia un lado acariciando su propio brazo.

«Utena-chan, por favor respóndeme ¡Utena-chan!» Kiwi agarró los hombros de Utena con desesperación.

«Lo siento Kiwi-chan…» Utena era incapaz de mirar a su amiga.

«¡Utena-chan por favor mírame, mírame, mírame!» Kiwi estaba llorando descontroladamente, las chicas al fondo podían escuchar las lágrimas de la chica de pechos enormes.

Las lágrimas de Kiwi caían al piso una tras otra, el cuerpo de Utena era sacudido una y otra y otra vez.

«Kiwi-chan, no quería decírtelo hasta ahora, no quería verte así, si, es verdad, tengo una novia.» Utena alzó la mirada para ver a Kiwi quien tuvo sus ojos abiertos al ver a su amada diciéndole la verdad.

«¿Sayo-chan? ¿A dónde vas? deberías descansar.» Era Haruka quien trataba de persuadir a su amiga quien estaba alistándose para salir.

«Si ¿Estas loca? Alguien o algo te atacó y te dejó tirada en el piso, debemos estar alertas, puede que incluso hayan descubierto tu verdadera identidad.» Kaoruko protestaba.

«Estoy bien chicas, en serio lo estoy, tengo que salir, tengo un compromiso muy importante.» Dijo Sayo quien se colocaba su sostén cubriendo sus enormes pechos.

«¿Es Utena-chan?» Preguntó Haruka.

«…Si…» Respondió Sayo sin ver a Haruka.

«En verdad el amor te tiene como una idiota.» Replicó Kaoruko quien yacía en una pared apoyada cruzando sus brazos.

«Es que no puedo cancelar nuestra cita, lo siento chicas.» Sayo se miraba en un espejo, se quitó su toalla ya que había salido del baño, agarró una secadora de cabello y lo paso encima de su cabeza.

Sayo estaba ya en la entrada de su casa colocando sus tacones para salir.

«Gracias por acompañarme chicas, si quieren quedarse pueden hacerlo, hay golosinas en la cocina.» Sayo se comportaba como la chica estoica que solia aparentar frente a todo el mundo.

«En verdad estas loquita por Utena.» Dijo Kaoruko.

«Bueno, si ya tenían una cita no se puede hacer nada.» Kaoruko respondió con una leve sonrisa.

«Entonces nos vemos.» Sayo abrió la puerta, pero una sombra bloqueaba la luz del atardecer en su cara.

«Ah… mamá.» Respondió Sayo algo sorprendida.

En una habitación cerrada se encontraban Utena y Kiwi conversando, a las afueras estaban pegadas a la pared Nemo, Matama y Korisu quien estaba comiendo en una funda de galletas mirando a sus superiores como chismosas.

«¿Qué están diciendo?» Preguntaba la dientes de tiburón.

«Calla, no me dejas escuchar.» Respondió la idol de cuerpo indecente.

Dentro de la habitación estaban Utena y Kiwi.

«No quería contártelo hasta después de hoy Kiwi, lo siento.» Dijo Utena.

«No, está bien, entiendo… yo…» Kiwi miraba hacia otro lado con tristeza mientras se agarraba su hombro. «¿Puedo saber quién es ella?» preguntó con pena.

«…es de nuestra clase.» Respondió Utena.

«¿Nuestra clase?» Kiwi miró impactada a Utena, Kiwi siempre miraba todo lo que pasaba a su alrededor cuando se refiere a Utena, no sería exagerado decir que ella la celaba bastante.

«Si, no puedo decirte quien es, primero debo consultarlo con ella, lo siento Kiwi-chan, es lo único que puedo decirte de ella.» Utena inclinó un poco su cabeza en señal de disculpa.

«E-entiendo…» Kiwi respondió seriamente.

«¿En serio?» Utena alzó su cabeza lentamente para ver a Kiwi.

«Claro, no hay problema, si me disculpas tengo que salir un rato.» Respondió Kiwi con una sonrisa apática.

«¿Kiwi-chan? ¿A dónde vas?» Preguntó nerviosa Utena.

«Voy a visitar a cierta rubia plana para «charlar» un rato» Kiwi estaba con un aura tenebrosa mientras sostenía un bate de baseball lleno de clavos y alambres de pues listos para usarse.

«¡NO! ¡KIWI-CHAN DETENTE! ¡NO ES KAORUKO-CHAN!» Utena sostenía desde atrás a Kiwi quien luchaba por avanzar.

«¡ESA PENDEJA DE KAORUKO ME LAS VA A PAGAR! ¡SE ATREVIÓ A COGERSE A MI AMORCITO ANTES QUE YO!» Kiwi abrió la puerta de una patada y al hacerlo golpeó a Matama y Nemo quienes andaban de chismosas.

«¡NO ES KAORUKO-CHAN!» Utena seguía tratando de detener a la chica con el bate de baseball.

«¡ENTONCES ES ESA MOSQUITA MUERTA DE HARUKA-CHAN! ¡SABIA QUE NO PODIA CONFIAR EN ELLA!» Kiwi avanzaba lentamente paso tras paso.

«¡Deténganla!» Utena pedía ayuda a sus demás compañeras quienes se levantaron inmediatamente para agarrar a la enana de pechos enormes.

«¡NO ME DETENGAN! ¡VOY A VENGAR LA CASTIDAD DE MI UTENA-CHAN!» Kiwi estaba totalmente poseída por los mil demonios de la venganza, ni con las fuerzas de todas las chicas eran capaces de frenarla.

De repente una figura enorme y regordeta ensombreció a todas las chicas quienes estaban forcejeando, era un gato de peluche gigante de Nero Alice quien alzó una de sus patas y de un solo movimiento estrelló su extremidad al piso aplastando a todas las chicas dejándolas inconscientes.

«¡Hmm!» Nero Alice posó su pie encima de Kiwi y el resto de las chicas tiradas en el piso, la loli alzó su mano e hizo la señal de la victoria con sus dedos.

Era ya el atardecer en la residencia de la familia Minakami, una mujer alta de cabello azul oscuro y con vestimenta tradicional japonesa estaba sirviendo él te a sus invitadas.

«Haruka-chan, Kaoruko-chan ¿Como han estado? ¿Mi hija no les ha causado problemas?» Dijo la mujer de belleza excepcional, sus labios estaban pintados por un lápiz labial rojo intenso, tenía un lunar a un lado de su labio, sus ojos de color marrón rojizo combinaban con ella, era la señora Minakami.

«N-no, su hija no nos ha dado problemas…» Haruka tomó el té que le sirvió la señora del hogar.

«Como dijo Haruka-chan, no nos ha dado problemas…» Kaoruko también tomó el té de la señora Minakami mientras imaginaba todos esos vergonzosos momentos donde Sayo se pasaba de pervertida y ella tenía que golpearla.

«Me alegra oírlo, últimamente he tenido que estar fuera de casa debido al trabajo, viajar a diferentes templos es un trabajo muy agotador por lo que confió en mi hija para cuidar la casa mientras no estoy.» La señora Minakami se acariciaba la mejilla, sus pechos eran grandes, pero disimulaba su apariencia por su traje tan tradicional tan conservador.

«La vida de una sacerdotisa sintoísta es muy complicado, es usted muy trabajadora.» Haruka respondió con una cálida sonrisa que reconfortaba de solo verla.

«Haruka-chan…» La señora Minakami agarró a Haruka para abrazarla apoyando la cabeza de la estudiante en sus enormes pechos perfectamente tapados.

«Se que eres la hermana mayor en una familia de 4 hijas y tú te encargas de tus hermanitas menores en ausencia de tu madre, eres la verdadera trabajadora.» Dijo la señora Minakami quien no dejaba respirar a Haruka, a un lado Kaoruko escupía el té al ver tremenda escena.

«Por cierto, chicas ¿Como le va a mi hija en el colegio?» La señora Minakami soltó a Haruka quien pudo respirar nuevamente.

«Bu-bueno, le va muy bien, es de las chicas más listas del salón.» Haruka respondía luego de recobrar el aliento.

«Si, aunque alguien más tiene el primer puesto de calificaciones.» Kaoruko recordó con amargura las calificaciones casi perfectas de Kiwi.

«Me alegra oírlo, estoy muy agradecida de tenerlas a ustedes como amigas de mi querida hija.» La señora Minakami les servía unas galletas a sus invitadas.

Las chicas se alegraron al recibir tantas galletas y las agarraron con muchas ganas.

«Chicas quería preguntarles algo más.» Preguntó la matriarca del templo sintoísta.

«¿Hmm?» Ambas chicas comían sus galletas.

«¿Mi hija se ha enamorado de alguien?» Preguntó la señora Minakami.

«¡PFFFFFF!» Tanto Haruka como Kaoruko se atragantaron con sus galletas y tuvieron que agarrar rápidamente el té para beberlo.

«¿Pe-pero que cosas pregunta señora Minakami?» Haruka sudaba de los nervios luego de beber su té.

«S-sí, n-no tenemos tiempo para e-esas cosas.» Kaoruko tomó el vaso de té con sus manos temblorosas mientras miraba a Haruka.

«Bueno, es que mi hija se ha comportado algo rara últimamente, se queda más tiempo del debido en el baño, cuando entro a su cuarto ella se tapa por completo con las sábanas y por las noches a veces escucho ruidos raros.» La señora Minakami recordaba todos esos momentos incomodos con cara de preocupación pasiva.

«¿E-en serio?» En su mente Kaoruko no paraba de maldecir a su amiga por su falta de decoro.

«Vaya, creo que Sayo-chan debe de estar algo cansada, jaja» Haruka no paraba de sudar frio frente a la señora Minakami.

«Hmmm… bueno, era solo una preocupación mía, pero veo que en realidad mi hija está bien.» La señora Minakami se paró de la silla donde estaba.

«¿Se van a quedar esta noche en una pijamada?» Pregunto la señora.

«¿Pijamada?» Haruka preguntaba con inocencia hasta que sintió una mano que le tocaba la suya, era Kaoruko quien le hacía señales.

«Bueno creí que se quedarían hasta que ella regresaría ya que se está haciendo.» La señora Minakami miró por la ventana de la cocina como el cielo se estaba oscureciendo.

«N-no, es que ya nos tenemos que ir.» Dijo algo nerviosa Kaoruko.

«S-sí, tengo que ir a cocinar para mis hermanitas.» Respondió también Haruka.

«Entiendo.»

«De nuevo muchas gracias por visitarnos, espero verlas nuevamente y de nuevo gracias por cuidar a mi hija.» La señora Minakami se inclinó para despedirse de sus invitadas.

«Gracias por él té y las galletas, para la próxima le traeremos algo también.» Dijo con una gran sonrisa Haruka.

«Disculpe las molestias y muchas gracias.» Kaoruko también se despidio.

Ambas chicas se fueron caminando mientras la señora Minakami las saludaba a la distancia y entonces dejó de sonreír para recordar algo que escuchó hace unos días.

En una noche cuando la señora Minakami regresó tarde a casa pasó cerca del cuarto de su hija la cual tenía las luces encendidas, al pasar cerca de la puerta pudo escuchar algo.

«Hah… hah… Utena-sama… Utena-sama…» La señora Minakami no podía ver dentro del cuarto, pero sabía lo que pasaba.

«¿Utena?» Se preguntó la madre de Sayo al ver las estrellas saliendo por el firmamento.

Era ya casi de noche, Sayo se encontraba en un restaurante esperando a su amada, de repente sacó su teléfono, pero estaba con la pantalla partida.

«Utena-sama… ¿Vendrás?» Sayo esperaba a su novia, los minutos pasaron, pero no llegaban, un sentimiento de ansiedad la invadía.

«Así que eras tú, Minakami Sayo-san» Una voz sumamente seria se pudo escuchar a un lado de Sayo.

«¿… Araga…san?» 

– Continuará…