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(Fanfic) Mahou Shoujo ni Akogarete: Lirios Marchitos / Capítulo 1: Murasaki Hiiragi

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Nota: ¡DAMAS Y CABALLEROS ESTRENAMOS NUEVA SERIE FANFIC DE MAHOU SHOUJO NI AKOGARETE! Para esta idea debo darle gracias a una querida amiga pervertida mía la cual gracias a nuestros chats llenos de marranerías he sacado el material para desarrollar este fanfic jajaja o sea la idea de ellas dos como pareja ya la tenía, pero ¡NO LA «ESENCIA» PARA CONECTARLAS! y gracias a ella la hallé XD

Esta serie fanfic será bimensual o sea dos capítulos por mes a la par de «Educación Reproductiva» espero que me entiendan ya tengo varios fanfics en curso y si se preguntan por el de Magenta y Sulfur… ese será el último que haga XD ya que la historia de mis otros fanfics deben adelantarse lo suficiente para que el de Magenta y Sulfur ocurra.

Espero les guste este fanfic yuri MILF entre la madre de Utena y Korisu, disfruten ;D

«Contempla el viento tricolor que desencadena milagros!» Exclamaba una chica rubia de ojos verdes con un vestido de colores.

«¡Chica Mágica Miracle Mimiru!» La fémina era una chica mágica.

«¡Es hora de milagro!» Exclamó una criatura mágica voladora parlante parecida a un monstruo de bolsillo.

En la televisión se emitía el anime revelación de la temporada «Miracle Mimiru» el cual muchas niñas miraban religiosamente cada semana entre ellas una niña de cabello oscuro y ojos ámbar.

«¡Tú puedes, tú puedes, tú puedes Mimiru!» La niña frente a la televisión animaba a su idola.

La chica mágica parecía estar perdiendo la batalla contra la villana de forma insectoide pero con el poder de los milagros logró vencerla.

Detrás de la niña se encontraba una mujer al final de sus veinte, sus ojos algo caídos y su cabello oscuro con tonalidades purpura revelaban que era su madre, ella cargaba una canasta llena de ropa.

«¡Mami, mami! ¡Mimiru le ganó a la villana!» La pequeña niña le contó animada a su madre lo que vio en televisión ese día.

«¿En serio? Que bueno Utena-chan.» La madre le sonreía a su hija tras escuchar lo que hizo su heroína en televisión.

Esa noche la madre puso a dormir a su hija en la cama la cual tenía en brazos un peluche.

«Tú puedes… Mimiru…» La niña Utena quedó profundamente dormida.

«Buenas noches, Utena-chan.» La madre acarició la cabeza de su hija mientras le sonreía.

La madre bajó de las escaleras yendo hacia la entrada de la casa, allí se encontraba otra persona quien acababa de llegar.

«Oh Murasaki, digo, querida, buenas noches, ya llegué a casa.» Era una mujer esvelta de cabello largo y oscuro con ojos marrones, tenía ropa de trabajo con minifalda.»

«Buenas noches ¿Te tocó trabajar hasta tarde de nuevo?» Dijo la madre de familia llamada Murasaki.

«Si, perdón, es que en la empresa nos invitaron a beber y no pude declinar su oferta.» La mujer se quitó sus zapatos de tacón para entrar a la casa, se tambaleaba por lo parcialmente borracha que estaba.

Murasaki vio como su señora esposa tenía en su cuello un chupón, también pudo percibir un dulce aroma como el del perfume.

«Otra ver…» Dijo la madre de familia.

«Oye Murasaki, hic, ayúdame a quitarme mis medias, apúrate…hic…» La mujer borracha llamaba a su esposa.

«Ya voy Kuroi…» La señora fue a atender a su esposa.

Poco a poco los recuerdos se fueron mezclando con otros, buenos y malos momentos, felices y tristes.

«¡¿Estas con otra mujer?! ¡Respóndeme Kuroi!» Murasaki confrontaba a su esposa.

«Si que fastidias, ya te dije que no, sabes que nunca te seria infiel querida.» La mujer de cabello largo y oscuro acariciaba la mejilla de su esposa.

«¡No!» Murasaki apartó la mano de su esposa.

«¡Oye! ¿Qué te pasa? Yo trato de ser romántica y tu andas de enojona.» Kuroi se quejaba de la actitud de su esposa.

«Puede que ya no sea tan hermosa como cuando nos conocimos…» Murasaki tocó con sus dedos la base de sus ojos los cuales ya notaban señales del paso del tiempo. «Pero nuestra hija te necesita, debes ser un buen ejemplo para ella.» La madre de familia le decía con fervor.

«Murasaki…» Kuroi se arrodilló frente a su esposa tomándola de la mano, específicamente donde tenía su anillo de compromiso.

«Discúlpame, he sido una idiota…» Kuroi besó el anillo de su esposa.

«K-kuroi…» Los ojos de Murasaki se humedecieron hasta que una lagrima calló de su mejilla al piso.

Los recuerdos se volvieron a mezclar con otros ahora con uno más intenso que el resto.

Murasaki estaba frente a una mesa leyendo un papel que tenía escrito un mensaje.

«Lo siento Murasaki, encontré a otra mujer que me hace feliz, espero que tú y Utena me perdonen.» Los ojos de la madre se abrieron de par en par mientras que sus pupilas eran tan pequeños como puntos.

«Posdata: Tomé dinero de la cuenta familiar, tenía unas deudas, prometo devolvértelo después, con amor Kuroi.» Tras leer la nota la mano de la mujer estrujo el papel.

Los recuerdos dolorosos inundaron el corazón de la mujer, años de trabajo, esfuerzo y dedicación tirados a la basura, el abandono de su esposa, pero había algo que la motivaba a salir adelante, era su hija Utena.

La mujer abrió los ojos, eran las 05:45 de la mañana según el reloj despertador en su mesa de dormir.

«Un mal sueño…» Dijo la mujer quien lentamente se despertaba.

La mujer se lavó la cara, en el espejo podía ver su rostro con notorias ojeras por el paso de los años, ahora estaba al final de sus treinta, divorciada y con una hija que mantener.

«Utena-chan, Utena-chan…» La madre tocaba la puerta del cuarto de su hija, al no contestar ella simplemente abrió la puerta.

«Esta niña…» La madre vio a su hija dormida en su cama mientras apretaba un peluche gigante de chica mágica, era la de magia azul perteneciente al equipo de Tres Magia, el cuarto estaba inundado de posters de varias chicas mágicas y en su escritorio tenía portalápices y estuches de la misma temática.

«¡M-MAMÁ!» La adolescente corría bajando las escaleras a toda prisa.

«Vaya, al fin despertaste.» Dijo la madre quien estaba tomando su taza de café mientras yacía sentada en la mesa.

«¿P-por qué no me despertaste? se me hizo tarde.» La hija tenía un rostro de preocupación.

«Bueno yo te llamé, pero parecías estar soñando algo bastante bonito como para despertar.» La señora Hiiragi bebió su taza de café mientras recordó el rostro de su hija quien estaba babeando mientras apretaba el peluche de magia azul.

«P-pero…» Utena se avergonzaba por lo que dijo su madre, por algún motivo su rostro se sonrojó intensamente.

«Utena-chan.» La señora Hiiragi bajó su taza de café.

«Si por algún motivo me entero de que tus calificaciones han bajado, prometo que quemaré tu colección de chicas mágicas.» Dijo la madre de Utena mientras la veía fieramente como si de un león a su presa se tratara.

«¡Ah!» Utena puso cara de preocupación, pero no pudo decir nada más, su punto débil era su colección de chicas mágicas.

«¡S-SI MAMÁ!» Utena estaba por irse corriendo a clases cuando de repente.

«Utena-chan ¿No se te olvida algo?» Utena volteó para ver a su señora madre quien tenía en sus manos una caja de almuerzo escolar.

«G-gracias, mamá…» Utena agarró su caja de almuerzo y se fue corriendo a clases.

«Esta niña no aprende.» La señora Hiiragi suspiró, pero entonces sintió una presencia en el cuarto.

«¿He?» La madre giró su rostro, pero no había nadie.

«Creo que estoy algo cansada.» La señora Hiiragi volvió a tomar su taza de café para beberlo.

En una esquina del cuarto unos ojos la observaban, era de una criatura voladora de aspecto parecida a la de un gato, pero de color noche.

La madre sacó una pequeña libreta, había varios números en ella, era una libreta bancaria, los números iban de arriba hacia abajo descendiendo hasta tener solo una pequeña cantidad de dinero.

«Será que ya ve vaya al trabajo.» La madre suspiró.

Esa mañana la señora Hiiragi trabajó en una tienda de conveniencia cargando cajas, ordenando el inventario y luego atendiendo en la caja registradora, cuando llegó la hora del almuerzo la madre de familia se sentó en una mesa en la sala de descanso.

«Finalmente, hora de almorzar.» La señora abrió su caja de almuerzo, era el mismo que ella preparó para su hija, un dos por uno para ahorrar en gastos de alimentación.

«¡Si! Ya te dije que este fin de semana iremos.» Una voz ruidosa se pudo escuchar, era una chica de cabello rubio con lápiz labial intenso y pestañas pronunciada, pero vestía el uniforme de la tienda de conveniencia, ella estaba hablando por teléfono.

«Y que lo digas, esa chica en verdad creyó que íbamos a salir juntas, le dije que tenía una emergencia y necesitaba dinero ¿Y qué crees? accedió, jajaja.» La chica rubia se reía mientras seguía hablando por teléfono mientras abría su casillero.

La señora Hiiragi frunció sus cejas al escuchar a aquella jovencita.

«Si, si, nos veremos este fin de semana mi amor, besos, muah» La jovencita colgó su llamada, al voltear pudo ver a la mujer a su lado.

«¡Ah! Señora Hiiragi, me asustó.» La jovencita vio como la señora estaba bastante cerca de ella. «¿N-necesita algo?» Se sentía algo nerviosa.

«Creo que ya terminé mi hora del almuerzo.» Dijo la señora Hiiragi para luego salir a la caja registradora.

«Son quinientos yenes.» Dijo la señora Hiiragi para después recibir un billete, abrir la caja registradora y darle su cambio.

«Muchas gracias por su visita.» Dijo la madre de familia dando las gracias a su cliente para después suspirar.

Ver aquella escena con la jovencita hablando mal de su novia y como le era infiel sangrándola con dinero le trajo muy malos recuerdos de su pasado.

Desde que su esposa la abandonó la vida ha sido muy difícil, ser madre soltera era una tarea Titania, si no fuera porque la casa ya había sido pagada y estaba a su nombre no se imagina donde estarían ahora. La señora Hiiragi se ha encargado de todos los gastos de la familia desde entonces.

«Lo siento señora Hiiragi, no podemos darle más turnos.» Le dijo la gerente de la tienda de conveniencia. 

«Por favor, debe haber algo que pueda, deme más turnos extras.» Pedía tímidamente la señora Hiiragi a su jefa.

«Por ley los trabajadores de medio tiempo no pueden excederse de más horas a la semana, lo siento Hiiragi-chan.» La señora tocó el hombro de la madre de familia. 

«No es justo, si fuera una trabajadora de tiempo completo quizás, quizás podría…» La señora Hiiragi pensaba en su mente.

«Utena-chan, el próximo año vas a ir a la preparatoria ¿Ya has pensado a cuál iras?» Preguntó su madre.

«S-sí, estaba pensando en… en este instituto…» Utena le mostró un folleto a su madre.

«Oh, ya veo, parece uno bastante bueno, pero ¿No será difícil el examen de ingreso?» Dijo la madre de Utena con una cara de preocupación sobre todo al ver el precio de la suscripción y la mensualidad.

«E-encontre a una a-amiga que me ayuda con los estudios…» Utena miraba hacia otro lado mientras tapaba su cuello y se sonrojaba.

«Oh… ya veo… es eso…» La madre de Utena podía percibirlo, su hija tenía alguien que la motivaba a ir a ese instituto.

«P-pero si no puedes mamá yo-» Utena trabaja de decirle a su madre pero fue interrumpida.

«Está bien.» Dijo directamente.

«¿He? ¿Mamá?» Preguntó Utena confundida.

«¿No me escuchaste? Dije que irías, claro, si es que pasas el examen de admisión.» Dijo la señora con una sonrisa algo nerviosa.

«G…GRA… ¡GRACIAS, MAMÁ!» Dijo entusiasmada Utena.

«Soy un fracaso como madre…» La señora Hiiragi suspiró melancólicamente. «Apenas podemos sobrevivir el día a día, a este paso no solo Utena-chan no podrá ir al instituto que quiere, sino que no podrá ir a ninguno.

Las inseguridades, deudas y dificultades de ser madre soltera inundaban con dudas el corazón de la madre de familia, desde que se su esposa las abandonó todo ha sido muy, muy difícil, al punto que no sabe qué hacer.

«Lo siento Utena-chan, lo siento…» Dijo en voz baja la señora Hiiragi, ella sentía que quería llorar, pero aún estaba en medio del trabajo, una lagrima se deslizó suavemente por su mejilla, si la veían así no sabría cómo explicarse, estaba sucumbiendo a la desesperación.

«¿Se encuentra bien?» Una mano con un pañuelo se extendió frente a la señora Hiiragi quien vio sorprendida lo que pasaba.

«¿He?» Murasaki Hiiragi alzó la mirada y vio a una persona preocupada por ella, era una mujer en traje de ejecutiva, su cabello y pestañas rubias brillaban por la luz del día y sus ojos rojizos como los pétalos de una rosa reflejaban su rostro de forma nítida.

«S-si… gracias…» Murasaki tomó el pañuelo de la rubia desconocida, se limpió la lagrima de su mejilla y sus ojos.

«Disculpa, pude escucharla murmurar algo y luego te vi llorar, sé que no debo meterme en asuntos personales.» La rubia misteriosa de ojos de rubí se disculpó.

«N-no, discúlpeme usted a mí, es solo que…» Murasaki trató de disculparse con la señora.

«Doña Hiiragi, ya terminó su turno.» Dijo en voz alta desde el otro cuarto la jovencita con exceso de maquillaje en el rostro.

«Parece que ya has terminado tu turno ¿Te parece bien si salimos a beber algo?» Dijo con una cálida sonrisa la señora de cabello rubio.

«Ya veo, así que tienes dificultades económicas.» Dijo la rubia misteriosa mientras bebía una taza de café, ambas mujeres se encontraban en un restaurante familiar.

«Si, lo siento, no debería contarle mis problemas personales, me avergüenzo por haberle mostrado algo así.» Se disculpó Murasaki.

«No, no, está bien, yo fui la que entabló la conversación, yo debería ser la que se disculpara.» Le respondió la mujer rubia.

El ambiente se llenó de un silencio incomodo.

«Ten.» La rubia misteriosa le extendió una tarjeta oscura a Murasaki.

«¿He?» Murasaki tomó la tarjeta oscura, en ella decía un nombre.

«Morino Rushi, jefa del departamento de desarrollo de Industrias Yuri.» Decía la tarjeta.

«Si necesitas trabajo llama a este número y preséntate como postulante a un trabajo de tiempo completo, puede que te sirva de algo un dinero extra.» Dijo sonriendo la señora Morino.

«G-gracias, señora Morino Rushi.» Dijo tímidamente la señora Murasaki Hiiragi.

«De nada, por cierto, solo dime Rushi.» Dijo la señora Morino para luego escucharse el sonido del teléfono vibrando que tenía en su bolso.

«Vaya, parece que ya se acabó mi hora del almuerzo.» La señora rubia agarró su teléfono y contestó la llamada.

«Lo siento, nos vemos Murasaki-chan.» La mujer con ropa ejecutiva se paró para responder la llamada mientras se despedía de la señora Hiiragi.

Murasaki vio como la mujer que la consoló se marchó de la cafetería.

«Morino… Rushi…» Se quedó viendo la tarjera con el número de teléfono en ella.

«Debo intentarlo, por Utena-chan, por mí, por la familia…» Dijo a sí misma Murasaki mientras apretaba firmemente la tarjera.

«Bienvenida a Industrias Yuri.» Una secretaria le daba la bienvenida a Murasaki quien vestía una ropa formal.

«Buenos días… vengo para la entrevista de trabajo.» Dijo Murasaki Hiiragi.

Ella estaba en las oficinas de Industrias Yuri en un piso muy alto, tanto que podían verse los demás edificios de la ciudad.

«Claro, Morino-sama la está esperando.» La secretaria lo dijo con una sonrisa, luego se paró para abrirle la puerta de la oficina.

«Muchas gracias.» Dijo la madre de Utena.

«Es usted realmente muy valiente.» Le dijo la secretaria mientras pasaba Murasaki.

«¿He?» Se preguntó la madre de Utena, pero ya la secretaria había cerrado la puerta.

«Murasaki-chan, bienvenida.» Dijo con voz animada la señora Morino.

Estaban en una oficina de gran tamaño con una vista esplendida de toda la ciudad, el cuarto estaba a oscuras por lo cual solo la luz de las ventanas aclaraba lo que más cerca estuviera de la ventana.

«Muchas gracias por la oportunidad de esta entrevista de trabajo.» Se inclinó la señora Hiiragi.

«Gracias a ti por venir Murasaki-chan.» La señora Morino se sentó en su elegante asiento, las luces de las ventanas iluminaban los lados del asiento, el escritorio y el rostro de la ejecutiva.

«Dime Murasaki-chan ¿Sabes a lo que se dedica Industrias Yuri?» Preguntó la señora Morino mientras tenía en su mano algunos papeles, uno de ellos tenía el rostro de Murasaki Hiiragi, era su hoja de vida.

«Si, es la famosa empresa especializada en la producción de productos cosméticos, vestidos y demás artículos de higiene femenina.» Dijo lo más seriamente posible Murasaki, la entrevista había iniciado.

«Bien, muy bien, se nota que has hecho tu tarea Murasaki-chan.» Sonrió la señora Morino. 

«Acabo de ver tu curriculum Murasaki-chan.» Rushi Morino se paró de su asiento para ver hacia la ventana, la vista era espectacular.

«Murasaki Hiiragi, finales de tus treinta, divorciada y con una hija.» Dijo la ejecutiva. «Estudiaste una carrera de administración de empresas, pero nunca lo ejerciste, te casaste y dejaste tu carrera hasta allí.»

«Si…» Dijo con algo de melancolía la señora Hiiragi.

«Has trabajado en empleos de medio tiempo como tiendas de conveniencia, nunca has tenido un trabajo de tiempo completo.» Respondía de forma fría la ejecutiva.

«Dime ¿Qué tipo de trabajo crees que puedas ejercer en Industrias Yuri?» Preguntó la señora Morino mientras seguía viendo los edificios vecinos.

«Se que no tengo la experiencia para aspirar a un empleo convencional en Industrias Yuri.» Murasaki apretaba los puños. «Así que estoy dispuesta a hacer lo que haga falta, trabajar en alguna de sus tiendas comerciales, despachadora, estibadora, incluso conserje.» Dijo firmemente la madre de Utena. «Así que, por favor, deme la oportunidad.»

«Haces todo esto por el bienestar de tu hija ¿No?» Preguntó la ejecutiva.

«Si, todo por ella, pero también por mí misma.» Dijo honestamente Murasaki Hiiragi mientras sonreía de forma agridulce.

«Ya veo.» La ejecutiva se volteó para ver a Murasaki y sonrió.

«Contratada.» Dijo con voz alegre la señora Morino.

«¿He? ¿En serio?» Murasaki quería asegurarse de lo que oyó.

«Claro que si ¿No me escuchaste? Desde la próxima semana empezarás tu trabajo, bienvenida a Industrias Yuri.» Dijo calmadamente la señora Morino.

«Muchas… muchas gracias…» Lágrimas de felicidad cayeron sobre los ojos de la madre de Utena.

«Felicidades Murasaki-chan.» Una mano se posó sobre el hombro de la señora Hiiragi, era de su nueva jefa.

«Gracias, gracias.» Sonrió la madre de Utena.

«Por cierto ¿Cuál será mi trabajo?» Pregunto la señora Hiiragi.

«Oh, es verdad.» Sonrió la ejecutiva para después chasquear sus dedos.

Las luces de la gigantesca oficina se prendieron, en los estantes se podían ver toda clase de objetos con formas bastante peculiares.

«¿He?» Exclamó por instinto Murasaki.

Los objetos en las estanterías eran alargados, gruesos, algunos con venas, otros con pequeñas protuberancias, algunos eran simples capsulas con un cable que terminaba en un botón, otros eran cinturones con objetos alargados y redondos en la punta, algunas bolas con huecos y una cintura que lo rodeaba, uno de ellos eran bolas conectadas con una cuerda y tras cada bola era más y más grande.

«Bienvenida al área de desarrollo de juguetes sexuales de Industrias Yuri, de ahora en adelante tu trabajo será probar todos y cada uno de nuestros nuevos productos para sacar a la venta al mercado.» Exclamó orgullosa la señora Morino con una gran sonrisa mientras extendía sus brazos y alzaba su cabeza hacia arriba mientras sus mejillas se sonrojaban.

– Continuará…

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