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Ouji-sama593 Articles
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(Fanfic) Mahou Shoujo ni Akogarete: Arcoíris Lunar / Capítulo 26: Juventud en éxtasis

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Nota: Gracias a todos los que vieron mi stream en twitch entrevistando a Lilik quien hará las ilustraciones para mi fanfic de Mahou Shoujo ni Akogarete, espero muy pronto sacar los capítulos reeditado con los preciosos dibujos de Lilik, en fin, que disfruten de este capítulo lleno de éxtasis ;D

— Recuerda limpiar bien los cuartos antes de que sea la hora de servicio — Una señora con ropa de limpieza iba caminando por los pasillos de un hotel de amor, a su lado yacía una jovencita también en ropa de limpieza mientras iba cargando un carrito de ropa limpia.

— S-sí, haré mi mejor esfuerzo — La jovencita estaba muy nerviosa.

— Se que es tu primer día trabajando aquí pero no tienes que estar nerviosa, yo seré tu senpai — Dijo la señora golpeándose el pecho.

— Este hotel es grandioso

— Y que lo digas, desde que la nueva gerencia llegó la cadena de hoteles de amor se ha expandido por toda la ciudad y a sus alrededores — La señora sonreía burlonamente — No se quien sea la mente maestra detrás de esta expansión, pero es toda una genio.

— ¿Nunca la han visto a la presidenta? 

— No, es un misterio, aunque a veces tiene una representante peli rosa que es enorme y tiene unos gigantescos pechos bastante atractivos — La señora levantó el dedo pulgar.

— Ya veo.

De repente se escucharon unos gemidos a través de la puerta de una habitación.

— ¡Kya! — La empleada nueva se asustó.

— Jajaja, por todos los cielos, para que se puedan escuchar esos gemidos a través de las puertas insonorizadas quiere decir que están pasándosela de lo lindo adentro.

— S-sí.

— Por cierto, ten esto — La señora le dio algo en la mano a la chica — Ten, llévalo al cuarto 696.

— ¿Qué es esto? — La chica giró el objeto y lo que vio fue un cinturón junto a un objeto alargado, de color oscuro, lleno de protuberancias en sus lados y una punta redonda. — ¡Kyaaaaa! — La chica casi hace caer el objeto hasta que lo agarró su superior.

— Cuidado, estas cosas son bastante caras — La señora agarró una toalla húmeda para «lustrar» aquel objeto hasta dejarlo reluciente en la punta — Nuestras clientas pagan cantidades enormes de dinero para tener estos objetos en sus cuartos — Lo dijo sonriendo.

— D-disculpe, tendré cuidado.

— Bien, sigamos, la noche es muy joven y muchas chicas alfas están llenas de energía.

Ambas mujeres siguieron su camino para continuar su trabajo, una hora después en la habitación 696 se pudieron escuchar varios sonidos de lamidas, chupones, besos y demás fluidos cayendo en forma de gotas por el piso alfombrado.

— Hmmm… hahh… hmmm… 

El cuarto estaba parcialmente iluminado por colores fucsia y purpura, había un reproductor de música el cual estaba tocando una melodía de jazz, en una mesa pequeña yacía una pequeña cubeta con hielo, dentro de ella había varias bebidas de frutas exóticas, a un lado de ella había una pequeña caja abierta.

Había dos traseros meneándose de un lado al otro chocando entre sí, una con una cola de gata y la otra con una cola de vaca, ambas chicas estaban lamiendo en un mismo lugar, varias gotas de saliva estaban cayendo mojando el piso.

— Hahhh… si, sigan así, sigan así. — Se pudo ver la boca de Utena la cual estaba babeando por el placer que sentía abajo, ella bajó la mirada viendo aquel erótico espectáculo.

Eran Kiwi y Sayo que lamian al mismo tiempo la vagina de Utena, sus lenguas apenas había en ese pequeño lugar lo que hacía que chocaran entre si humedeciéndose activamente.

— Sigan lamiendo, hay mucho jugo de amor allí — Utena acarició el cabello de ambas chicas que seguían lamiendo la vagina de su ama. 

— Mhhhmmmmm… hmmmm… 

Utena no podía ver bien sus rostros por la perspectiva.

— Déjenme verlas bien bonitas perritas — Utena agarró fuerte del cabello a ambas chicas, al levantar sus cabezas las lenguas de ambas chicas se alejaron de la vagina de su ama dejando un hilo de saliva que se iluminaba por las luces coloridas del cuarto. — Que hermosas de ven.

— Hah… hah… Utena-sama… — Sayo estaba tratando de respirar, sus ojos tenían enormes corazones en sus pupilas.

— U-utena…chan… — Kiwi tenía también su lengua afuera y sus pupilas también tenían formas de corazones.

Los traseros de ambas chicas vestían diminutas bragas, apenas una delgada línea de tela las cubría y en ambas chicas empezaron a gotear sus jugos de amor.

— Son tan hermosas, sobre todo tu Sayo-chan, ven, dale un besito a tu ama — Utena agarró el rostro de Sayo hacia el suyo para darle un profundo beso con su lengua.

— ¿Y yo? También quiero algo de amor — Kiwi lo decía con su lengua aún afuera.

La mano que tenía agarrado su cabello la calló empujando su rostro en su vagina.

— ¡Hmmmmhh! — Kiwi siguió lamiendo la vagina de Utena.

— ¡Utena-sama! Utena-sama, la amo mucho, la amo mucho — Sayo no dejaba de repetir aquello mientras besaba a su ama.

— Y yo te amo a ti bebé, haaahhh… no hay mejor sensación que besar a tu novia con tu boca y que tu amante te bese los labios de abajo — Utena lamió la mejilla de Sayo.

— Chicas, tengo una idea, vengan — Utena llamó a sus chicas dándole algunas instrucciones.

Ambas chicas se colocaron encima de la cama, sus rostros estaban en el piso mientras que sus traseros yacían levantados al aire, Utena estaba frente a ellas observando ese maravilloso y erótico espectáculo.

— Díganlo, vamos, díganlo — Utena les ordenó a sus chicas.

— Pe-pero es muy vergonzoso — Sayo repetía fingiendo decencia.

— Hacer esto al lado de mi rival es humillante — Kiwi decía sonrojada.

— Háganlo o no habrá recompensa, repitió Utena mientras sonreía, en sus manos tenía una fusta agarrada firmemente.

— ¡¡Utena-sama, por favor, devore nuestras sucias vaginas!!

Ambas chicas repitieron al unisonó mientras movían sus traseros de un lado hacia el otro chocando entre sí, el sonido de sus nalgas chocando eran iguales al de un aplauso apagado.

— Buenas chicas, muy buenas chicas, aquí les va sus recompensas.

Utena agarró la parte superior de las bragas de sus chicas haciéndolas bajar, se pudo ver sus húmedas y calientes vaginas que dejaron un hilo de sus jugos de amor.

— Jejeje — Utena sonrió dejando ver unos dientes caninos muy afilados y sus ojos formaban estrellas.

— ¡¡Haahhhhh!!

Ambas chicas gimieron al mismo tiempo, sintieron unos fríos y delgados dedos deslizándose en sus respectivos coños, la sensación de algo extraño estando penetrándolas las hizo levantar sus cabezas y sacando sus lenguas derramando sus salivas, sus mejillas sonrojadas y sus ojos con pupilas hechas puntas reflejaban el éxtasis que sentían.

— Tomen, tomen, disfruten de mis jugosos dedos en sus calientes coños, coman, coman.

Los dedos de Utena entraban y salían de las vaginas de Sayo y Kiwi respectivamente, el sonido depravado se escuchaba en todo el ambiente.

— L-los dedos de Utena-sama están destrozando mi interior ¡Amo los dedos de mi ama Utena! — Sayo sonreía pervertidamente.

— U-utena-chaaaan… que ricos dedos tienes… hah… hah… — Kiwi sonreía contenta ante lo que sentía.

Ambas chicas siguieron disfrutando la sensación de su interior siendo destrozadas por los dedos de la mujer que amaban hasta que sentían como algo dentro de ellas estaba a punto de salir.

— ¡Me corro! ¡¡Me corro!!

De las intimidades de ambas chicas unas inmensas cantidades de jugos de amor salieron disparadas, Utena tuvo que sacar sus dedos del interior de ambas, algunas gotas de aquella humedad cayeron en el rostro de la chica de mirada sádica.

— Que vista tan hermosa — Utena lamió los dedos donde penetró el coño de su novia y luego siguió con los de su amante.

En la cama yacían Sayo y Kiwi recostadas con sus culos aún levantados derramando lo que quedaban de sus jugos de amor.

— Hah… hah… Eso se sintió… muy rico… — Dijo Sayo entre gemidos y sus ojos llenos de lágrimas.

— T-te lo dije… Utena-chan… es la novia… perfecta — Kiwi sonrió enseñando los dientes.

— ¿Qué pasa chicas? Aún no terminamos — Utena sacó una funda de debajo de la cama, era muy largo.

— ¿Qué es eso Baiser-sama? — Preguntó Sayo volteando su rostro, se podía ver su enorme y esponjoso trasero.

Utena sacó aquel objeto, era uno muy alargado de color purpura, tan ancho como todos los dedos juntos de Utena y tan largo como la distancia entre su mano hasta su codo.

— U-utena-chan… ¿eso es? — Kiwi empezó a sonreír de miedo.

— Si Kiwi-chan, es hora de que ambas fortalezcan sus lazos y se lleven bien.

Utena estaba sentada desnuda en un sofá viendo el espectáculo, en su mano tenía una lata de soda helada de uva mientras en su otra mano tenía un pocky de chocolate a medio comer.

— ¡Hahhhh! ¡Haaahhh!

Los gemidos estaban inundando el cuarto, dos enormes traseros chocando, las pieles de ambas chicas rozándose, las gotas de sudor escurriéndose en sus cuerpos.

— Vamos, sigan, sigan, sé que lo están disfrutando.

Eran Sayo y Kiwi quienes estaban conectadas por sus coños por aquel largo objeto purpura, Utena seguía comiendo y bebiendo sus dulces observando el espectáculo que les ofrecía sus chicas.

— ¡Utena-sama! ¡Hah! ¿Por qué debo estar conectada con Kiwi? Quiero estar conectada con usted ¡Haaaah! — Sayo repetía entre gemidos.

— Dijiste qué harías todo lo que quisiera ¿no?

— S-si lo dije… pero ¡Hah!

— ¿Acaso tienes miedo de disfrutar hacerlo más con Kiwi que conmigo?

— ¡J-jamas! ¡Hahhh!

Sayo gemía muy fuerte, tanto que se podían ver en forma de vibraciones en un vaso de agua en la mesa.

— ¡Utena-chaaaan! ¡E-esto es tan…! — Kiwi estaba mordiendo la sabana de la cama. 

— Kiwi-chan, te ves tan hermosa, ambas se ven tan hermosas esta noche, verlas conectadas de sus coños por este lindo juguete las hace aún más divinas.

Utena se paró de su sofá, tenía aún su lata de refresco en la mano, caminó en frente de Sayo y le derramó el jugo de uva en la cara.

— ¡Hahhh! ¡Está helado! ¡Está muy frio! — La chica masoquista no paraba de sonreír al mismo tiempo que se quejaba.

Utena se dio la vuelta hacia donde estaba Kiwi, agarró un par de pinzas conectadas a una cadena de metal precioso.

— ¿U-utena-chan? ¿Qué vas a.… hacerme? — Kiwi miraba con miedo a Utena.

— Algo que te va a gustar — Utena conectó aquellas pinzas a los pezones de Kiwi.

— ¡Haaahhhh! ¡Mis pezones! ¡Mis pezones! 

— Ahora eres más hermosa.

Utena buscó su bolso y con ello sacó su teléfono móvil y empezó a grabar.

— Nuestra primera noche juntas, mi querida novia Sayo y mi amante Kiwi disfrutando se fortalecer su relación conmigo.

— ¡Haahhh! ¡Haahhhh! ¡Mi coño! ¡Mi coño está siendo destrozado por este gigante dildo! 

— ¡Mi vagina está en llamas! ¡Utena-sama me está dando de su amor! 

Utena dejó el teléfono móvil grabando encima de un estante, se puso en frente de Sayo quien seguía con el rostro cubierto de jugo de uva y se empezó a acariciar con sus dedos su propia vagina.

— Sayo-chan, eres la novia perfecta, verte fornicar con Kiwi-chan solo podría verla en mis más oscuras fantasías.

La chica sádica se metía y sacaba sus dedos frente a su novia, con sus otros dedos se apretaba sus pezones erectos, esa sensación eléctrica recorría su cuerpo haciendo que sus vellos se levantaran.

— Me corro… me corro… ¡Sayo-chan! ¡Sayo-chan alza tu rostro! 

— ¿He?

— ¡Me corro!

— ¡Kyaaaa!

Utena se corrió en frente del rostro de su novia.

— ¡Hahhhh! Que… que sensación tan esplendida.

— ¡Mi coño! ¡Mi coño! ¡Kyaaaaaaa! 

Tanto Sayo como Kiwi explotaron en éxtasis al sentir como aquel dildo gigante que las conectaba dio justo en su punto más sensible.

Ambas chicas dejaron caer sus rostros llenos de lágrimas a la cama.

— Vaya, creo que hemos sudado bastante, es hora de bañarnos de nuevo.

Las tres chicas estaban en el baño, Kiwi se lavaba el cabello mientras tanto Utena estaba en la tina, pero en frente de ella estaba Sayo quien estaba brincando, sus pechos enormes y sus pezones erectos se deslizaban en lados desiguales.

— Sigue así, mueve más, más. — Repetía Utena, debajo del agua se pidió ver como ella usaba un cinturón el cual sostenía un enorme objeto alargado que penetraba a su novia.

— ¡Utena-sama está destrozando mi coño otra vez! — Sayo gritaba de placer gritando como una autentica ninfómana.

Sayo quedó tendida en la tina boca arriba, Kiwi estaba arrimada a la pared, sus tetas se agitaban tras cada embestida que le daba Utena.

— ¡Tienes un sucio y erótico cuerpo Kiwi! ¡Es un crimen no tocarlo! 

Utena seguía embistiendo a Kiwi mientras agarraba sus pezones jalándolos.

— ¡Utena-chan ya tiene novia, pero no quiere dejar de cogerme! 

— Sayo-chan está muy cansada, era hora de cambiar de turno.

De vuelta en la cama Utena estaba acostada, sobre su rostro estaba la entrepierna de Sayo quien no hacía más que agitarlo, debajo de Utena en su vagina estaba Kiwi quien no paraba de lamer.

— Sayo-chan, tu coño está tan delicioso, creo que jamás me cansaré de degustarlo con mi boca.

— S-siempre que mi ama lo quiera, donde sea, cuando quiera, solo tiene que pedírmelo y mi cuerpo lo tendrá.

— Kiwi-chan, tienes una lengua muy buena, sigue lamiendo, lame más profundo, hasta que te ahogues en mis jugos de amor.

— Z-zi… Utna-chn… — Kiwi no podía hablar bien al tener su lengua dentro de la vagina de Utena.

— ¡Aquí viene la miel! — Utena exclamó liberando otra ronda de jugo de amor frente al rostro de Kiwi.

— ¡Utena-sama! — Sayo exclamó al liberar su propia esencia en el rostro de su ama.

— Hah… hah… hah… vamos por otra — Utena se paró enseguida con una sonrisa infantil en su rostro.

— ¿O-otra más? — Sayo estaba demasiado sorprendida ante la increíble estamina de su novia.

Utena se paró y bebió una bebida energética que tenía a su lado.

— Quiero probar otra cosita — Utena sacó la lengua de forma burlona mientras guiñaba un ojo.

Utena les ordenó a sus chicas colocarse en posiciones bastante poco ortodoxas, las tres chicas yacían en la cama, Utena estaba lamiendo la vagina de su novia Sayo, Sayo estaba lamiendo el coño de Kiwi y al mismo tiempo Kiwi lamia la intimidad de Utena, las tres chicas hicieron una rueda erótica que las conectaba a todas.

— Esto es el paraíso — Pensó Utena mientras su rostro estaba lleno de los fluidos de su novia Sayo — Me podría volver adicta a esto.

Tras horas incontrolables de sexo, muchos fluidos derramados y muchas bebidas energéticas gastadas las tres chicas estaban acostadas y arropadas en una misma cama.

— Utena-sama.

— ¿Sí? Dime Sayo-chan.

— Una vez te dije que me conformaría con ser tu amante.

— Lo recuerdo.

— Pero ahora soy tu novia.

— Si.

— Entonces ¿Kiwi-chan seria tu amante?

Utena vio a un lado a Kiwi durmiendo arrimada en su otro brazo.

—  Sayo-chan es mi novia, Kiwi es una querida amiga mía. 

Utena volteó a ver a su novia Sayo.

— No, Kiwi-chan no es mi amante, ella merece a alguien que la sepa valorar y hacerla su novia, si está conmigo como mi amante seria lo mismo que darle limosna, y no quiero que ella se sienta así.

— Jeje… 

— ¿Por qué la risa Sayo-chan?

— Dices eso cuando acabas de cogerte a ambas.

— E-eso fue porque fue tu idea… y no pude controlarme… 

Utena se sonrojó mirando hacia otro lado.

— No, está bien, fui yo la de la idea, es la primera vez que experimento algo así, gracias a ti pude descubrir la clase de chica que soy, me alegra de haberte elegido.

— Sayo-chan… 

Sayo acarició la mejilla de Utena dándole un beso en la mejilla.

— Te amo, Utena-chan.

— Y yo te amo a ti Sayo-chan.

—Utena le devolvió el beso a Sayo pero en sus labios.

— Hmmm…

La lengua de ambas chicas se entrelazó.

— Utena-sama ¿Quieres hacerlo de nuevo?

—¿También quieres?

—Ustedes no tienen llenadera ¿verdad?

— ¡Kyaa! — Sayo levantó su torso de la cama.

— ¿Sigues despierta Kiwi? — Preguntó Utena.

— Obvio que sí, mi culo aún me duele — Kiwi se acarició el trasero.

— Pe-perdón Kiwi-chan.

— No, está bien, yo acepté — Kiwi sonrió. — Pero tienes razón Utena-chan, no puedo ser tu amante, no quisiera meterme entre ambas. — Kiwi se paró lentamente de la cama, estiró sus brazos haciendo que sus pechos llenos de marcas y mordidas se vieran claramente.

— Kiwi-chan… — Utena vio con lastima a Kiwi.

— Kiwi-san… — Sayo miró con tristeza a su rival del amor.

— Por favor no me miren así, me harán sentir triste — Kiwi se sentó en la cama. — No seré tu amante Utena-chan, algún día encontraré a una chica que me ame como soy y me pertenezca solo a mí.

— Kiwi-chan, eres tan fuerte — Utena admiraba a su amiga.

— Pero mientras tanto… — Kiwi volteó a verla a Utena y luego se le tiró encima metiendo su lengua en la boca de su amada.

— ¡Hmmmm! — Utena se quedó congelada ante aquel beso, no pudo ni mover las manos hasta que Kiwi separó su boca de los labios de Utena dejando un hilo de saliva. 

— Mientras tanto podemos ser amigas sexuales, jeje — Kiwi sonrió mientras acariciaba sus labios.

— Amigas… ¿Sexuales? — Utena analizó y luego dio una pequeña sonrisa algo desagradable.

— U-te-na… sa-ma… — Sayo estaba detrás de ella echando fuego.

— ¡Sa-sayo-chan esto no es lo que parece!

— ¡¿Como es eso que será tu amiga sexual?! 

Sayo protestó dándole pequeños golpecitos a Utena, al lado estaba Kiwi sacando su lengua y rascando detrás de su cabeza.

— Jeje.

Utena pese a los golpes sonreía de la gracia, al mismo tiempo Sayo también sonreía mientras le daba esos pequeños golpecitos, pese a todos los obstáculos parece que las tres finalmente se han reconciliado.

La noche lentamente se comenzó a volver de día, las calles frías de la ciudad estaban llenas de neblina, una chica salía con su bicicleta a repartir los periódicos.

Una chica de cabello rosado salió de su casa vistiendo un delantal para recoger aquel periódico que dejaron en las puertas de su casa.

— Q-que frio hace… ¿He? 

La chica de cabello rosado se dio cuenta que a un lado de su casa estaba alguien tirada, tenía una ropa muy rasgada de color marrón.

— ¡O-oye! ¿Estas bien? ¿Qué te pasó? 

La chica de cabello rosado fue a auxiliar a esa persona, al agarrarla y levantarla le quitó aquella tela rasgada que cubría su rostro y al verla se sorprendió.

— ¡¿Kaoruko-chan?!

– Continuará…

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