Nota: Con este capítulo termino Arcoiris Lunar hasta el próximo mes, me tomaré unas semanas de descanso y regresaré el día 9 de octubre para continuar con esta historia fanfic de MahoAko que ya ha superado las 80,000 lecturas.
Muchas gracias por leer mi historia hasta ahora y los espero el próximo mes, nos vemos.
— ¿Aoi?
La señora Hiiragi dejó caer el libro lleno de polvo que tenía a un lado, en sus ojos estaba reflejada la figura exuberante de aquella mujer madura, pero de belleza impecable.
— Buenas tardes, Hiiragi Murasaki.
La mujer sonrió dejando notar el labial tan intenso que usaba y el lunar a un lado de ella.
…
…
…
Las madres de familia estaban en la sala de la residencia Hiiragi, la madre de Utena servía un poco de té en la taza de Aoi quien no hacía más que mirar a los alrededores del hogar.
— Lamento no tener algo más que ofrecerte Aoi, si hubiera sabido que venias habría preparado algo.
— No te preocupes Murasaki, es mi culpa, por favor disculpa mi interrupción — El aroma a hierbas del té fue percibido por la mujer de cabellera azulada, al momento de olerlo esbozó una sonrisa. — Muchas gracias por el té, aún lo preparas tan bien como en los viejos tiempos — La mujer bebió.
— ¿He? ¿Tú lo crees? — Murasaki se sonrojó un poco tratando de mirar hacia otro lado para que no se le notara.
La mujer de cabello azulado puro notar aquel rubor lo cual le dio bastante ternura.
— Murasaki-san, por favor siéntate.
— Si…
— ¿Sabes por qué he venido?
— Yo… la verdad es que no lo sé… ¿Acaso tiene que ver con Kur-
Aoi extendió su dedo cerca de los labios de Murasaki haciéndola callar.
— Por favor, no menciones ese nombre tan desagradable en mi presencia.
La expresión de Aoi era distinta, se la veía llena de rencor y resentimiento.
— L-lo siento…
Murasaki sostenía la taza de té el cual emitía un vapor con aroma dulce a hierbas.
— ¿Como está Utena-chan?
La pregunta de Aoi hizo que Murasaki alzara la mirada para ver de nuevo a aquella hermosa mujer.
— Ah, Utena-chan, ella se encuentra bien, aunque esta algo obsesionada con las chicas mágicas y a veces tengo que reprenderla.
— ¿En serio? Ya veo, tu hija tiene gustos bastante curiosos, por cierto ¿Cuantos años tiene ahora?
— Tiene catorce años, el tiempo pasa bastante rápido.
Murasaki miró hacia un lado donde se encontraban sus fotos familiares, en una de ellas estaba Utena algo tímida detrás de su madre en la foto de su primer día en la escuela.
— Aoi-san ¿Como se encuentra tu hija?
— Oh, Sayo-chan.
Aoi miró hacia la ventana donde vio unos pájaros encima de los cables de electricidad, estaban rozando sus cabezas.
— También tiene catorce, es una buena chica, a veces me ayuda a limpiar el templo en mi ausencia.
— ¿En serio? ¿También se convertirá en una sacerdotisa del templo?
— Por supuesto, ella será mi heredera, es bueno prepararla a temprana edad para acostumbrarla.
— Pero que chica tan ejemplar, ya es tan responsable, ojalá mi hija siguiera sus pasos…
…
…
…
A unos kilómetros de distancia en las calles del centro de la ciudad una brisa muy fría fue percibida por los brazos de Utena quien estaba caminando junto a Sayo.
— ¡Achú!
Utena estornudó.
— Utena-chan ¿Estas bien? — Era Sayo quien caminaba a su lado.
— S-sí, es solo que hace un poco de frio jeje.
— Si, es verdad… ya se, ten.
Sayo se sacó su abrigo el cual no era muy grueso ya que apenas era el inicio del otoño.
— Gracias Sayo-chan, disculpa.
— No hay de qué.
Sayo le colocaba bien el cabello a su pareja la cual la miró a los ojos admirada de su gentileza y amabilidad.
— Eres tan linda…
— ¿He?
— ¿Ah?
Ambas chicas se dieron cuenta de lo que pasaba y se dieron la vuelta para evitar verse avergonzadas, las demás mujeres que pasaban al lado vieron aquella escena tan melosa y solo rieron.
…
…
…
— ¡¿Qué mi hija qué?!
Murasaki se paró de la silla con el rostro totalmente en shock, en frente suya estaba Aoi sonriendo.
— Si, tengo la sospecha de que mi querida hija Sayo está saliendo a escondidas con tu hija Utena-chan.
El rostro de Murasaki reflejaba temor y miedo.
— N-no puede ser, Utena-chan… Utena-chan…
— Ara, ara, parece que el destino le gusta jugar bromas inesperadas.
Aoi sonreía cínicamente.
— E-esto no puede estar pasando ¿En qué momento Utena-chan se ha vuelto tan salvaje? ¿Estas segura de lo que estás diciendo Aoi-san?
— Bueno, que puedo decir… — Aoi sacó un abanico tradicional tapándose la boca. — El otro día cuando pasaba por el cuarto de Sayo-chan…
Aoi le explicó a Murasaki lo que escucho aquella noche, las diferentes señales que dio su hija en las últimas semanas, algunos rastros de su desarrollo en la adolescencia y algunos datos tan íntimos que si una hija se diera cuenta que su madre lo supiera querría morirse de la vergüenza.
— N-no puede ser…
Murasaki se sentó de nuevo en la silla y se sirvió un poco más de té al mismo tiempo que sacó una pequeña caja de pastillas para la presión.
— Murasaki-san ¿Por qué estas tan preocupada? Las chicas de esa edad se comportan así.
— ¡Lo se! ¡Ya lo sé! Pero… pero… no quiero que Utena-chan vaya a cometer mis mismos errores…
— ¿Mismos errores?
Al escuchar aquellas palabras el rostro de Aoi cambió.
— ¿Acaso te refieres a que lo nuestro fue un error?
— ¿He? ¡N-no! ¡No me refería a eso Aoi! Es solo que…
— Recuerdo cuando nos conocimos, ambas estudiamos en la misma secundaria…
Los recuerdos inundaron el cuarto.
— Solo teníamos catorce y quince años, ambas estudiamos en la misma academia, te vi allí en el club de literatura leyendo toda clase de novelas ligeras de romance.
— En cambio tu estabas en el club de té.
— Ambas nos conocimos cuando fuimos a registrarnos a nuestros respectivos clubes.
— ¿Necesitas ayuda?
Una Aoi de quince años estaba en el pasillo de la secundaria.
— S-sí, quisiera entregar esta solicitud de inscripción.
Murasaki en ese entonces tenía catorce años, se acababa de transferir a dicha academia, no conocía a nadie por lo cual era bastante tímida, allí fue cuando me volví su senpai, al principio era una simple relación entre una kouhai y su senpai pero poco a poco, así como las estaciones del año pasaban, nuestros vínculos se hicieron más y más fuertes.
— ¿Estas segura de querer hacerlo conmigo?
— Si es contigo, mi querida kouhai, claro que sí.
Tras conocernos un año ambas nos hicimos pareja, tuvimos nuestra primera relación sexual en mi casa cuando mis madres no estaban, fue la sensación más placentera que alguna vez pudiera tener.
— Aoi-chan ¿Estudiaras en mí misma universidad?
— Claro que sí, quiero estar contigo todo el tiempo que pueda.
Teníamos planeado estudiar juntas, ya era bastante anormal que una pareja que se formó en la secundaria aún estuviese saliendo juntas, lo normal es que ya hubiéramos roto, pero no fue así, hasta que…
— Aoi-chan, han pasado un par de meses desde la última vez que nos vimos ¿Pasó algo malo?
— Lo siento Murasaki-chan… es mi familia, las responsabilidades en el templo han aumentado, me han designado como la heredera y mi entrenamiento se ha vuelto muy intenso…
— Entiendo… te estaré apoyando lo que más pueda.
Recuerdo aquel invierno, era navidad y todas las parejas se reunieron juntas para pasar el día y sobre todo la noche, pero yo… dejé plantada a Murasaki.
— ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Acaso solo soy un estorbo para su vida?
— Tranquila Murasaki-chan, no estás sola, estoy aquí contigo.
— G-gracias…
— Que insensible es Aoi al dejarte plantada en navidad.
— No… ella de seguro está en una importante ceremonia en el templo de su familia… lo sé…
— Entonces, creo que eso nos deja a las dos solas esta noche.
— Snif, snif, muchas gracias… disculpa que tengas que estar conmigo.
— No, no, es un placer Murasaki-chan.
— Gracias… Kuroi…
Los recuerdos de aquella noche siguieron en lo profundo del corazón de ambas mujeres incluso muchos años después.
— Debido a mis responsabilidades en el templo de mi familia dejé atrás muchas cosas importantes, incluyéndote, y hasta el día de hoy me arrepiento.
— No, no digas eso, hiciste lo que debías hacer para asegurar la supervivencia del templo familiar.
— Estúpidas peleas familiares y sus herencias, todas fueron unas víboras que solo querían envenenarse para quedarse con la «fortuna» de la familia Minakami, no es que tengamos tanto dinero, solo querían el estatus jerárquico y sobre todo el templo.
— Aoi-chan…
— En fin, creo entender por qué decías que tu hija no cometiera tus mismos errores, disculpa que viniera a interrumpirte tras tantos años Murasaki-chan.
Aoi se paró elegantemente de donde estaba sentada.
— Aoi-chan por favor, no te vayas tan pronto.
— Sayo-chan me dijo que iba a salir con unas amigas, viendo que tu hija tampoco está puedo suponer que deben estar juntas, tendré que reprender bastante fuerte a mi hija.
Aoi se dirigía hacia la salida, Murasaki estaba contrariada, sabía que lo que hacia su hija estaba mal, pero al mismo tiempo era algo que ella misma hizo a su edad, su relación fallida con Aoi y luego Murasaki la hicieron entender que todo lo que pasaba quizás era obra irónica del destino.
— ¡Aoi-chan!
Murasaki tomó de la mano a Aoi evitando que se marchara.
— ¿M-murasaki-chan?
— Nuestra relación no fue un error, me divertí mucho contigo durante años, tuvimos responsabilidades familiares adversar que nos hicieron separarnos, pero… no me arrepiento.
— No es cierto… te abandoné… luego esa desgraciada de Kuroi se aprovechó de ti… te embarazó… te abandonó… y hasta el día de hoy sigues siendo una madre soltera…
Aoi estaba temblando.
— Murasaki-chan, si no me dejar ir, no podré controlarme…
— No… no quiero que te vayas…
— Te lo advierto, déjame ir…
Murasaki estaba asustada de sus propios sentimientos, ya era una mujer más que madura, pero sentía como si hubiera vuelto a esos días de secundaria cuando estuvo saliendo con Aoi.
— ¡Kya!
Murasaki fue empujada al piso, y en ese preciso instante un pie se puso por encima de vientre de ella, era Aoi.
— ¿Qué?
— Murasaki, has perdido forma…
El pie de Aoi el cual usaba un suave calcetín de seda blanco se deslizaba del vientre de Murasaki hasta su entrepierna.
— ¡Hah! ¡Hah! ¿A-aoi?
— Pero sigues siendo hermosa…
Aoi agarró la unión de su vestido tradicional japones y lentamente lo abrió dejando ver sus hombros desnudos, una piel blanca como la nieve, perfectamente cuidada pese a su edad.
— ¿Aoi-chan? ¿Qué piensas hacer?
— Recordando viejos tiempos…
Aoi dejó totalmente abierto su vestido dejando ver sus enormes pechos, ella no utilizaba sostén, aquellas preciosas aureolas que eran demasiado grandes comparado a sus pezones más pequeños hacían un contraste increíble.
— Pe-pero tu…
— ¿Acaso te preocupa que le sea infiel a mi pareja? jeje… recuerda… — Aoi acercó sus enormes pechos hasta tapar por completo el rostro de Murasaki casi ahogándola por el volumen de su teta. — No tengo pareja, estoy soltera al igual que tú.
…
…
…
— Utena-chan ¿Has pensado en decirle a tu señora madre que estamos saliendo?
Utena y Sayo estaban en un café bebiendo un cappuccino con crema encima, tras escuchar la pregunta Utena sintió como si casi se ahogara.
— ¡Coff! ¡Coff! ¿C-contarme a mi mamá? N-no ¡No! ¡No! Si ella lo sabe me mataría.
— Ya veo — Sayo sonrió mientras limpiaba los labios de Utena del café que se le había derramado.
— Lo siento Sayo-chan, aún no estoy lista…
— No tienes que disculparte, yo tampoco creo ser capaz de contarle a mi madre que estamos saliente, así que ya somos dos.
— Veo que ya somos dos jaja.
— Si, pero… — Sayo tomó de las manos a Utena. — Si nuestra relación se fortalece más ¿Les podríamos contar?
— Sayo-chan… — Utena miró el rostro sonriente de su pareja, era tan preciosa, pese a ser masoquista eso no eliminaba todos los otros puntos buenos de ella.
— Si, prometo que… más adelante… cuando seamos más grandes… le contaré la verdad…
— Gracias Utena-chan… te amo mucho…
— Sayo-chan… yo… también te amo…
Con una sonrisa tímida ambas extendieron sus manos tocándose y con una vista a lo lejos la silueta de ambas chicas se juntó, sus rostros chocaron y sus labios hicieron contacto directo, fue un beso.
Pero lo que ambas chicas no sabían era que sus madres ya estaban enteradas.
Residencia Hiiragi:
— ¡Hah! ¡Hahhhh! ¡Aoi-chan! ¡Aoi-chan!
— ¡Murasaki-chan! ¡Hahhhhh! ¡Murasaki-chan!
Encima de la cama de Murasaki ambas mujeres estaban conectadas, en un armario había varias cajas abiertas conteniendo varios juguetes con la etiqueta de «prototipos de industrias yuri»
No se podían ver los cuerpos de ambas mujeres, estaban bajo las sábanas, las cortinas de las ventanas estaban cerradas, en el piso estaban sus prendas de vestir incluyendo el vestido de Aoi.
— ¡Aoi! ¡Te extrañé mucho! ¡Hahhhh! ¡Mi coño! ¡Mi coño!
— ¡Murasaki-chan! ¡Tu cuerpo! ¡Tus tetas! ¡Hahhhhh!
La cama estaba temblando tras cada embestida que daban con sus dedos, no se veía quien le daba a quien, pero lo que si se pudo ver era un teléfono en el piso tapado con una prenda intima bastante sensual, en la llamada decía un nombre.
«Llamada entrante de Morino Rushi»
En lo alto de las oficinas de Industrias yuri, sentada en un sofá estaba una mujer de cabellera rubia corta llamando.
— Murasaki ¿Por qué no contestas?
La historia de amor desconocida entre las madres de Utena y Sayo, la aventura con Rushi y el camino de la Kaoruko de otro mundo se está desenvolviendo ¿Qué nos esperará en el futuro?
– Continuará… el 9 de octubre…