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(Fanfic) Mahou Shoujo ni Akogarete: Lirios Marchitos / Capítulo 2: La difícil vida de una Omega

Nota: No subí el capítulo de la semana pasada por eso estoy recuperando el tiempo ahora, espero les guste el desarrollo y trasfondo que les estoy dando a nuestras queridas milfs, cuídense y nos vemos en una semana porque me atrase en una por este capítulo.

— ¡Bienvenida al área de desarrollo de juguetes sexuales de Industrias Yuri!

Hiiragi Murasaki se vio totalmente rodeada de todos esos estantes con base luminosa que dejaba ver toda clase de juguetes sexuales en la sala, ese era el motivo por el cual el cuarto estaba a oscuras hasta ese momento a excepción de las enormes ventanas que daban un vistazo a toda la ciudad.

— De seguro debes estar algo sorprendida por el trabajo que tenemos — Rushi sacó un objeto de su cajón, tenía una forma tan monstruosa que apareció pixelado, solo se vio que eran dos objetos alargados y unidos con una misma base.

Murasaki se quedó congelada por todo lo que estaba viendo.

— Industrias Yuri fabrica desde productos de medicina como juguetes de entretenimiento para las noches solitarias de las chicas, alfas, betas y omegas tienen el derecho de darse auto placer y nuestra compañía descubrió ese nicho de mercado y desde entonces hemos ganado una fortuna.

— Medicinas anticonceptivas, consoladores, dildos y recientemente hemos hecho un convenio con una famosa cadena de Hoteles de Amor, deberías ver a su representante, es realmente innovadora.

Rushi caminó lentamente hacia donde estaba Murasaki, cada paso que daba hacia sonar sus tacones, su figura no era tan exuberante pero su elegancia natural, su cabello rubio y sus ojos rojizos la hacían ver como toda una poderosa ejecutiva.

— Quiero que seas parte de esta empresa — Rushi se colocó a un lado de Murasaki quien no decía ni una palabra, entonces extendió su cuello para ponerse al lado del rostro de la señora Hiiragi para decirle — Lo harías ¿verdad? Tu querida hija Utena lo necesita.

Murasaki seguía sin responder.

— ¿Hiiragi-san? — Rushi se acomodó en frente de Murasaki la cual seguía sin responder. — Oye ¿Estas bi- 

La mirada de Murasaki se había perdido, estaba parada allí pero no así su conciencia, se había desmayado de pie.

— ¡Murasaki! 

Su vida no fue nada fácil, la escuela, la secundaria, enamorarse, tener su primera novia, ir a la universidad, separarse de su pareja, encontrar una nueva, embarazarse, dar a luz a Utena y luego descubrir la infidelidad de su esposa. Hiiragi Murasaki solo era una tímida chica de ciudad la cual nunca había destacado en nada en especial.

— Usted es una Omega — En un consultorio médico doctora le había dado las pruebas de su examen, las omegas en el mundo donde viven son quienes dan a luz a las bebés, usualmente son tímida.

— Nuestra hija es una omega.

— Supongo que no podíamos esperar mucho de ella con su forma de ser, no salió como su hermana mayor.

Las madres de Murasaki vieron los resultados con algo de desaliento, Murasaki estaba junto a ellas, pero no parecían importarles en lo más mínimo.

— Me dijeron que eres una omega ¿Es verdad?

Una delincuente de preparatoria tenía acorralada a Murasaki a las afueras del instituto, sus manos estaban levantadas y agarradas por una de las manos de aquella delincuente.

— N-no… no soy una…

— Claro que lo eres, esa forma tan pasiva de actuar, eres tan delicada, puedo incluso oler tus feromonas.

La delincuente deslizó su lengua en el cuello de Murasaki quien solo quería gritar y de hecho estaba a punto de hacerlo, pero…

— ¡Detente de una buena vez!

Una chica de gran altura y de cabello azulado llegó a su rescate.

— ¿Quién carajo eres tú?

— Aprovecharse de las inocentes, eres de lo peor.

— ¿Qué mierdas? — La delincuente dejó caer a Murasaki al suelo. — jajaja veo que la princesita también está interesada en Murasaki.

— Si buscas problemas, los has encontrado — La chica de cabello azulado alzó una espada de madera.

— ¿Escucharon chicas? Vamos a darle una lección a esa tetona de mierda.

Murasaki vió la pelea desde el suelo, aquella chica de cabello azulado peleó contra tres delincuentes, recibió algunos golpes, pero su habilidad con la espada era notoria.

— ¿Estas bien Murasaki?

La chica de cabello azulado extendió su mano hacia Murasaki, tenía algunos raspones en su cuerpo y uno de sus pechos estaba por salirse de su traje de kendo, pero se notaba que estaba aliviada.

— S-si… gracias… Minakami-senpai.

Lentamente Murasaki abrió sus ojos, al ver a sus alrededores se dio cuenta de que estaba en una sala médica, a su lado se encontraba una enfermera y una doctora.

— ¡Hiiragi-san! 

Era Morino Rushi quien se encontraba a su lado.

— Morino-sama, ya terminé los exámenes, al parecer tiene una presión arterial muy baja, algo de desnutrición y fatiga tanto física como mental.

— Ya veo, muchas gracias doctora.

— ¿Donde… estoy? — Se preguntó Murasaki mientras lentamente se levantaba de la cama, en su brazo estaba conectada una intravenosa.

— No te levantes tan pronto Hiiragi-san, debes descansar un rato más.

La doctora y la enfermera que estaban en la sala medica recibieron un gesto de Rushi por lo cual salieron de la sala dejando a ambas mujeres solas.

— Te desmayaste, lo siento, fue mi culpa.

Murasaki se tocó la cabeza, empezó a recordarlo todo.

— Morino-san…

— ¿Sí? Hiiragi-san.

— Es usted una alfa ¿Verdad?

— ¿He? ¿Qué te hace creer eso? ¿Por qué me lo preguntas así de la nada?

— Las alfas e incluso las betas se suelen aprovechar de las omegas como yo, nos ven débiles, indefensas, dóciles, no niego que comparto muchas de esas características, pero… — Murasaki agarró el teléfono móvil que tenía a un lado de ella, lo desbloqueó y en su pantalla de inicio estaba la foto de Utena de niña junto a ella.

— E criado a una niña buena como Utena yo sola durante más de diez años, sin ayuda de nadie, ni de mi familia, ni se mi esposa, una década criándola sola aun cuando yo soy una Omega.

— Hiiragi-san…

— A lo que quiero llegar es que, puede que parezca débil, indefensa, y hasta necesitada pero no soy una mujer de la cual se pueda aprovechar usted — Murasaki vio a Rushi directamente a los ojos. — No puedo aceptar este trabajo, si lo hago perderé lo único que me queda en este mundo… la dignidad.

— Ya veo, disculpa por lo que te hecho pasar…

Rushi extendió un documento a la señora Hiiragi.

— ¿Y esto?

— Es el puesto de trabajo que te estaba ofreciendo, quiero que lo leas detalladamente por favor y luego dame tu respuesta.

— ¿Morino-san?

La señora Morino salió de la sala y entró nuevamente la doctora y la enfermera, al parecer le habían recetado unas medicinas para sus problemas de presión y al mismo tiempo le tenían un taxi listo para llevarla a casa.

— ¿Se le ofrece un café Morino-san?

— Si, por favor sin azúcar.

— Entendido.

Ya era de noche, había varios documentos encima de su escritorio.

— Maldición ¿Por qué siempre hay tanto trabajo?

Rushi miró hacia el reloj elegante que tenía colgado en la pared, decía que eran más de las nueve de la noche.

— ¿Otra vez llegaré tarde a casa? Supongo que es mi castigo por haberme metido con Hiiragi-san.

En la mente de Rushi apareció la imagen de Murasaki viendo la foto familiar que tenía en su teléfono móvil, después de aquello Rushi hizo lo mismo y en el fondo de su teléfono estaba la foto de una niña rubia de cabello largo y ojos rojizos.

— Korisu…

Ya era de noche en la residencia Hiiragi.

— ¿Mamá? ¿Estas bien?

Era Utena quien llamó a su madre quien tenía un trapo encima de su cabeza.

— Utena-chan, bienvenida ¿Qué hora es? ¿Ya comiste?

— Está bien mamá, ya es de tarde, pero mira, ya hice la cena.

Encima de la mesa habia un par de platos de arroz con curry y unos vasos con agua.

— Utena-chan ¿Cocinaste para mí?

Utena no era de las que solía cocinar seguido, ella sabía hacer platillos muy simples, lo suficiente para que no se muriera de hambre por lo cual ese gesto era bastante significativo para la madre.

— Es que desde que llegué no me respondías así que te dejé descansar.

— Lo siento, es que tu madre estaba muy cansada por su trabajo.

— Está bien mamá, vamos a comer.

Madre e hija comían tranquilamente en la mesa, hablaron de cosas bastante simples, como le había ido a la escuela a Utena, como le fue durante el trabajo a Murasaki, ambas mujeres daban respuestas algo nerviosas, pero al final de cuentas se la pasaban bien, debido al trabajo de medio tiempo rotativo de Murasaki ambas mujeres no solían verse todos los días así que momentos así que pasaban desapercibido eran más valorados.

— Muchas gracias, Utena-chan, déjame ayudarte a lavar los platos.

— No, está bien mamá, déjame hacerlo por ti esta noche.

— ¿Segura? — De pronto Murasaki vio a su hija quien se puso algo nerviosa. — Dime la verdad Utena-chan ¿Acaso hay algo que me quieras pedir?

— ¿Y-yo? N-no… no se p-porque se te ocurre aquello… 

Utena trataba de disimular, pero era obvio que algo ocultaba.

— Ya veo, habrá una exposición de chicas mágicas en la ciudad y quieres comprar las entradas.

Utena y Murasaki estaban sentadas en la mesa donde hace unos minutos comieron, encima de la mesa estaba un panfleto con la imagen de tres chicas mágicas famosas del país, el evento iba a presentar toda clase de mercancía de las guerreras del amor y la justica.

— L-lo siento… no sabía cómo pedírtelo…

La mirada de Murasaki era de sospecha, pero al ver a su hija tan tímida y en la mesa el panfleto de chicas mágicas entonces ella sonrió.

— Está bien, puedes ir, te daré para las entradas.

— ¡¿E-en serio?! 

Utena se paró sobre la mesa emocionada, tanto que asustó un poco a su propia madre.

— S-si… Pero si descubro que tus notas han bajado venderé tus figuras.

— ¡Si! ¡Gracias, mamá! 

Utena se emocionó tanto que abrazó a su señora madre.

Ya eran más de las once de la noche, Utena ya se encontraba aparentemente durmiendo, mientras tanto en la sala estaba Murasaki leyendo el documento que le entregó Rushi.

— Ya veo, no era lo que creía… 

Murasaki seguía leyendo detalladamente los documentos y buscando algunas referencias en internet gracias a una laptop vieja que tenía.

— La he juzgado mal…

En la mente de Murasaki estaba la imagen que tenia de Industrias Yuri y en la otra la imagen que le mostró Rushi, ambas eran muy diferentes, pero al mismo tiempo eran lo mismo, una contradicción bastante inquietante.

Murasaki alzó la mirada y pudo ver las fotos familiares que tenía, en una Utena de niña en el jardín de infantes algo tímida, en la escuela con una mirada más sombría y en la secundaria igual, pero había otras más.

En un extremo se encontraron unas fotos pequeñas en un mismo cuadro, era de Utena de niña sonriendo con sus pequeños disfraces de chicas mágicas, en otra cuando fue a una presentación en vivo, era una diferencia notable.

— Utena-chan…

En la mente de Murasaki se le vinieron los recuerdos de cuando sus madres descubrieron que ella era una Omega, cuando la acosaron en la secundaria o su horrible experiencia con su exesposa.

— Tengo que hacerlo, no puedo quedarme así para siempre.

— Ya llegué a casa…

En un apartamento de clase media alta se encontraba llegando Rushi, las luces estaban apagadas excepto por una que daba a la sala.

— Korisu…

En el sofá estaba Korisu dormida con un peluche en sus manos y un cuento infantil a su lado.

— Le he dicho que no se quede hasta tarde esperando ¿qué voy a hacer contigo?

Rushi cargó a su hija Korisu en sus brazos junto a su peluche y el cuento infantil que tenía en la mano, la dejó en su cama y la terminó arropando.

— Korisu-chan, disculpa a tu tonta madre por no estar contigo en la etapa más importante de tu vida — Rushi besó a su hija en la frente y salió del cuarto.

Ya era la media noche, si no fuera por el auto que tenía le sería imposible encontrar transporte a esas horas, los trenes cierran a las once de la noche, su trabajo era bastante exigente y ganaba bien pero no podía darse el lujo de estar con su propia hija y eso la heria en el fondo de su corazón.

— Murasaki-chan, tú también amas mucho a tu hija, pero no por ello quieres venderle tu alma al diablo…

En las manos de Rushi estaban unos documentos, en unos decía «cargo de asistente» y en otra «cargo de catadora de juguetes sexuales»

— Soy una idiota.

Tras tomarse una ducha caliente Rushi salió con su bata de noche, una de color blanco con adornos varios, se sirvió una taza de café y se sentó en la mesa de la sala para revisar unos documentos en su laptop de ultima tecnología.

Tras unos minutos de revisar el requerimiento de probar nuevos productos vio un correo nuevo, era de un remitente desconocido hasta ese entonces y al momento de abrirlo decia:

«Lamento los inconvenientes en nuestra última entrevista, me porté muy grosera, acabo de revisar los documentos y quisiera que se me permitiera dar una entrevista más, por favor, le estaría muy agradecida.


Atentamente: Hiiragi Murasaki»

Rushi sonrió al momento de leer el correo, sintió que una nueva oportunidad se le había presentado en su vida y sin pensarlo mucho le respondió de inmediato.

«Estoy deseosa de volver a entrevistarla, la espero este día a esta hora.»

Ambas mujeres no sabían que los engranajes del destino estaban moviéndose y dirigiéndolas hacia un mismo punto que compartirían en el futuro.

– Continuará…