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(Fanfic) Mahou Shoujo ni Akogarete: Arcoíris Lunar / Capítulo 29: Mujeres adultas

PD: Finalmente hemos regresado tras dos semanas de descanso que me hicieron mucha falta, el cómo continuar con esta historia lo pude pensar recién dos dias antes de escribirlo gracias a que últimamente he estado caminando, trotando, andando en bicicleta para ponerme en forma que me hacía mucha falta por mi sobre peso.

A veces tengo miedo de meter muchos temas en esta historia como el Magenta x Sulfur o el de las madres de Utena y Sayo ya que siento que quizás estaría alargando la historia, pero al mismo tiempo es divertido.

Hay tanto de lo que quiero escribir, de tantos personajes que simplemente no puedo resistirme, es un placer enorme escribir este fanfic y con la cerecita en el pastel ¡SE HA CONFIRMADO QUE MI FANFIC DE MAHOAKO SERÁ TRADUCIDO AL INGLES! gracias al usuario de wattpad @The_W_Translator

En fin, chicos sin más que decir continuemos, disfruten de la lectura ;D

La historia hasta ahora:

Utena y Sayo se han hecho novias, pero Utena tenía que cumplir su promesa con Kiwi de ir al hotel. En esa noche llena de pasión parecía que Utena se iba a dejar llevar por su lujuria y elegir a su compañera villana pero una explosión las interrumpió.

Aquella chica misteriosa resultó ser Kaoruko pero no la Kaoruko de nuestro mundo sino de otro, uno alejado en el tiempo, su misión aún es incierta, pero tiene que ver con Sayo y Utena.

Kaoruko se enfrentó a Sister Gigant, tras aquello la chica mágica mal hablada terminó en casa de su compañera Haruka la cual no pudo adivinar que esa no era su Kaoruko ni su brazo metálico.

— Por favor olvida que estuve hoy aquí, tienes una cita con la Kaoruko de tu mundo, se feliz, diviértete con ella porque Kaoruko te ama. 

Mientras tanto la madre de Sayo, Minakami Aoi, sorprendió a la madre de Utena, Murasaki Hiiragi, al visitarla a su casa. La mujer de cabello azulado le conto a la madre de Utena sus sospechas de que sus hijas estarían en una relación a escondidas lo cual era un dejavú.

Aoi y Murasaki tuvieron una relación hace muchos años desde el colegio, se hicieron novias y así duraron hasta su época de universidad donde por cuestiones familiares ambas se terminaron separando.

— Por mi culpa nos terminamos separando y esa desgraciada de Kuroi apareció, te enamoró, embarazó, abandonó y hasta el día de hoy sigues sola.

Pero ambas recordarían viejos tiempos, un amor del pasado, deseos auto reprimidos y quizás una relación de trabajo complicada, pero ambas terminaron en la cama, pero una llamada entró en escena.

— Llamada entrante de Morino Rushi

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Era de tarde en la residencia de la familia Hiiragi, la sala, el pasillo, el comedor, todo estaba despejado sin nadie a la vista, pero unos pequeños golpes secos se podían percibir, aquellos ruidos venían del cuarto de la señora Hiiragi el cual usualmente Utena nunca entra.

— ¡Hahhh! ¡Murasaki! ¡Estas tan mojada!

En el cuarto de la señora Hiiragi estaban sus prendas tiradas, cajas de carton abiertas con la etiqueta de «Prototipo de industrias Yuri»

— ¡Aoi-chan! ¡Aoi-chan!

Se escuchó el sonido húmedo de unos dedos entrando y saliendo de la caliente intimidad de Murasaki, era Aoi quien la estaba penetrando con un interesante accesorio de color purpura que se conectaba a sus dedos pero que se unían en una sola pieza.

— Este juguete es increíble, puedo llegar más profundo que antes.

Aoi besó a Murasaki mientras la agarraba de la espalda, su mano era grande y sentía toda la espalda de la señora Hiiragi, su piel delicada, su cuerpo algo pequeño, podía sentir un poco los huesos de su espalda lo cual le hizo pensar por un segundo a Aoi que tanto habrá pasado su exnovia en todos esos años.

— Hah… hah… hah… Murasaki-chan… Murasaki-chan…

Aoi sacó su lengua de la boca de Murasaki dejando un hilo de saliva, el cuarto estaba a oscuras por las cortinas que taparon las ventanas, el aire estaba lleno de sus olores sexuales, pero podía ver claramente a la mujer que tenía en frente suya.

— Pudimos ser nosotras…

— ¿Aoi?

— Esta casa pudo ser nuestra, esta cama, esta ropa, todo nuestro, pero tuviste que cargar todo esto tu sola Murasaki-chan… lo siento.

La mano de Aoi acariciaba los costados de Murasaki, podía sentir sus costillas, se notaba que no estaba comiendo bien.

— Yo… estoy bien… hago lo que puedo con lo que tengo, mientras tenga a Utena-chan puedo aguantarlo todo.

— Ser madre no es fácil ¿Verdad?

— Es cierto.

Entonces Aoi sonrió y se puso por encima de Murasaki, el cuerpo delicado de la señora Hiiragi era ensombrecido por el enorme, bien proporcionado y sobre todo erótico cuerpo de la señora Minakami.

— Si volvemos a estar juntas ya nunca pasaras hambre Murasaki-chan.

Aoi lo dijo mientras sus enormes pechos caían por la gravedad hasta tocar el abdomen de Murasaki, tras cada palabra que decía sus pechos se movían, sus pezones estaban erectos al igual que los de Murasaki.

— ¿Hambre? 

Murasaki solo podía ver esos gigantescos pechos de Aoi, en uno de ellos había un lunar que se movía al ritmo de su respiración.

— Claro, pero no solo tú vas a poder comer, yo también tengo hambre.

Aoi inclinó su rostro presionando más sus pechos en el abdomen de Murasaki hasta que estuvo frente a frente con los pequeños pechos de su amada.

— Buen provecho.

Aoi juntó sus labios con los pezones erectos de Murasaki para posteriormente darles un sorbo suave.

— ¡Hahh! ¡Mis pechos! Aoi-chan, mis pechos.

— ¡Hmmmmm!

Aoi estaba chupando los pequeños pero tiernos pechos de Murasaki, su lengua húmeda y caliente dentro de su boca estaba al contacto dándole pequeñas lamidas.

— ¡Hahhhhh! ¡Tu lengua está caliente Aoi-chan! ¡Hahhh!

Murasaki giraba su rostro por el placer que sentía.

— ¡Mua! Ahora estas marcada Murasaki-chan.

En una de las tetas de Murasaki estaba un enorme chupón hecho por Aoi para recordarle de quien era mujer.

— Eres tan agresiva como siempre, baka.

— Jeje perdón, perdón, pero… hay algo que quiero usar contigo bebé.

Aoi agarró una de las cajas tiradas en el piso, era enorme, al abrirlo sacó un objeto alargado de color rosado junto a un arnés.

— Esto.

— Aoi-chan eso es… eso es un prototipo, aún no lo he probado con…

— ¿Probado?

Por un momento un silencio incomodo inundó el cuarto.

— Murasaki-chan ¿Acaso tu…?

En ese preciso instante sonó un teléfono móvil, cuando Murasaki se dio cuenta instintivamente se puso en modo de alerta y saltó de su cama para buscar su móvil que estaba debajo de toda la ropa tirada.

— ¿Hola? ¿Rushi-san? ¡S-si! ¡Pe-perdón por la demora! ¿He? ¿Qué estaba haciendo? L-lo siento mucho, e-estaba arreglando la casa y entonces…

Aoi se quedó congelada por unos segundos al ver como su exnovia actuaba con tanta velocidad y nerviosismo a la hora de hablar con esa tal «Rushi», vio la caja que estaba en el piso, alzó la mirada y en un acomodador de ropa habia un uniforme donde decía «Murasaki Hiiragi – Área de desarrollo tecnológico de Industrias Yuri»

— Ya veo…

— Si, si, prometo estar allí esta noche, gracias, gracias ¿He?

Detrás de Murasaki estaba Aoi vistiéndose, primero inclinándose recogiendo lo que era una prenda intima de color oscura con muchos detalles, se lo subió lentamente hasta que le cubrió su gran trasero mientras sus pechos yacían moviéndose tras cada acomodada.

— ¿Aoi-chan?

Murasaki había terminado la llamada y cuando alzó la mirada vio como Aoi estaba ya con su Yukata puesta a excepción de la parte superior donde sus enormes pechos se encontraban aún salidos, la señora Minakami agarró sus enormes pechos para colocarlos dentro del vestido tradicional japones.

— Lo siento por interrumpir, no sabía que ya estabas saliendo con alguien.

—¿Salir con alguien? ¡Te equivocas! No estoy saliendo con nadie.

— ¿En serio? ¿Entonces quién es esa tal Rushi?

Cuando Murasaki escuchó ese nombre abrió los ojos de par en par.

— Lo sabía, tienes algo con ella, debe ser tu jefa o algo por el estilo y ahora estas teniendo una aventura con ella.

— Rushi-san es mi jefa, tal cual lo dices, pero no tengo nada con ella.

— No me mientas Hiiragi, no me salgas con esas mentiras, la forma en que te comportaste al ver su llamada no es la que hace una empleada con su jefa.

— Aoi-chan yo…

— No, disculpa, es solo que…

Aoi se cubrió la frente como si le estuviera doliendo la cabeza, recordó sus días de Universidad donde por culpa de sus problemas familiares tuvo que romper con ella.

— Aoi-chan…

— Murasaki, disculpa, no quería comportarme así es solo que…

Aoi caminó hacia donde estaba Murasaki aún desnuda, con su cuerpo tan delgado y delicado que pareciera que se podría caer con el mínimo golpe.

— Eres una mujer adulta, madre soltera, tienes todo el derecho del mundo para salir con la mujer que quieras, no fue mi intensión interrumpirte.

Por un segundo la mirada de Murasaki pasó de la confusión y miedo a… la ira.

— ¡No me jodas!

Se pudo escuchar una cachetada en el cuarto, el rostro de Aoi estaba mirando hacia un lado y en su mejilla estaba la señal de una cachetada, Murasaki le dio una cachetada.

— Murasaki…chan…

— Odio esa actitud tuya Aoi, siempre creyendo que sabes lo que me pasa y anticipándote para no causarme daño.

Aoi no reaccionaba ante lo que acababa de pasarle.

— ¡Tú no sabes lo que me pasa! ¡No sabes en lo que estoy metida! ¡No hables como si lo supieras todo de mí! 

— Lo siento… 

— No quiero que me mal entiendas, la pasé muy bien contigo, hace mucho tiempo que no tenía sexo de esta forma… ambas somos mujeres solteras y si queremos podemos hacerlo cuando y donde queramos, pero no quiero que esto se convierta en una lucha de poderes o de egos así que deja esa actitud tan mezquina.

— Murasaki-chan… lo siento tanto…

La mujer alta de cuerpo exótico se arrodilló en el cuarto de Murasaki, unas lágrimas cayeron en la alfombra.

— ¿He? ¿Aoi-chan? ¿A-acaso te golpee muy fuerte? 

Murasaki miraba confundida haría Aoi quien cubría su rostro mientras sus ojos derramaban más lágrimas.

— Cuando terminamos creí que podríamos seguir siendo amigas, incluso nos veíamos en el parque con nuestras hijas para verlas jugando juntas, creí que podríamos seguir así pero no lo resistí y corté todo contacto contigo… lo siento tanto…

— Aoi-chan… también has estado sufriendo todo este tiempo…

Las luces del exterior poco a poco se volvieron anaranjadas dando señales de que se acercaba el atardecer, Murasaki aún con su cuerpo desnudo se inclinó hacia Aoi y la rodeó con sus delgados brazos.

— No tienes que disculparte Aoi-chan, el pasado es pasado, si te quedas allí nunca serás capaz de ver el maravilloso futuro que te espera.

En la repisa del cuarto estaba la foto de Murasaki acompañando a Utena a su primer día de clases en la escuela, ambas sonreían llenas de ilusiones y esperanzas.

El cielo estaba iluminado con un color carmesí, en el centro de la ciudad un par de chicas salían de una sala de cine, eran Utena y Sayo, pero en este caso Utena estaba agarrada del brazo de su novia mientras tenía un rostro terrible como si algo malo le hubiera pasado.

— N-no vuelvo a ver… una película de asesinas seriales nunca más…

Utena seguía agarrada del brazo de Sayo mientras temblaba.

— Vamos, vamos, Utena-san, yo está contigo todo el tiempo, no había nada que temer.

Sayo agarró tiernamente de la mano a Utena para posteriormente colocarla en su mejilla.

— ¿Sayo-chan?

— ¿Lo sientes? Soy yo, estoy viva, estoy contigo a tu lado y mientras estemos juntas nada malo nos pasará.

Sayo sonrió cálidamente haciendo que Utena por unos segundos se sonrojara.

— G-gracias Sayo-chan… te lo agradezco…

— No hay de qué jeje.

Las mujeres que salieron del cine vieron la escena con mucha dulzura y un par de ellas habló en voz baja.

— ¿Ves Mei-chan? Esas si son parejas ¿No te da pena tratarme así?

— No seas ridícula, vámonos ya a casa que hoy te toca cocinar.

— ¡Auch, auch! ¡Meiiii mi mejilla!

La chica rubia fue jalada de sus mejillas por parte de la chica de cabello oscuro.

Regresando con Utena y Sayo:

— ¿Qué harás mañana Utena-chan?

— Bueno, es domingo, últimamente he salido mucho, quisiera estar todo el día en casa leyendo los mangas que compré hoy y jugar el videojuego de Mahou Shoujo Mimiru 3 que compré en rebaja.

— Jaja, Utena-chan tu nunca cambias.

— ¿Y qué harás mañana Sayo-chan?

— Bueno, mañana tengo una sesión de entrenamiento con mi madre por lo cual estaré con ella todo el día.

— Oh, ya veo, nunca he visto a tu mamá ¿Como es?

— Bueno, ella es una mujer muy firme, comprometida, fuerte y determinada, sé que sonará algo cliché, pero nunca la he visto débil, ella es mi ejemplo a seguir como la heredera del templo.

— Increíble, tu madre es increíble.

— Si, espero que algún día la conozcas, de seguro se llevaran muy bien.

En la residencia Hiiragi Aoi estaba en la puerta de salida.

— ¿No quieres que te acompañe Aoi-chan?

— No, estaré bien, debo irme pronto antes de que alguna de nuestras hijas nos descubra o se arruinará la sorpresa jojo.

— Tienes razón, creo que es mejor así, en fin, gracias por venir Aoi-san.

— Gracias a ti por recibirme Murasaki-san… pero antes de eso… debo decirte algo

— ¿Algo? ¿Acaso es aparte del plan que hicimos para nuestras hijas?

— Ven, acércate.

Al momento en que Murasaki aproximó su rostro cerca de Aoi la mujer de enormes pechos aprovechó para tomarla de la cintura y sorprenderla con un profundo beso mientras introducía su lengua y con una de sus manos acariciar por encima de la ropa uno de los pequeños pechos de esta.

— ¡Mua! Solo quería probar un poco de tu sabor Murasaki-chan, técnicamente aún sigues soltera así que puedo seguir degustando tu delicioso cuerpo.

— ¡A-O-I-CHAN! 

— ¡Jojojo!

Murasaki sacó de su casa a patadas a Aoi quien no hacía más que reír, una repartidora de comida vio la escena con mucha rareza al ver a dos mujeres adultas comportarse así.

El día terminó y con ello llegó la noche, el frio del otoño se podía sentir por toda la ciudad, en una casa humilde una chica de cabello rosado cosía un vestido blanco con adornos rosados y un sombrero del mismo color.

— Nee-chan, nee-chan ¿Qué haces?

Una de las hermanas de Haruka vio a su hermana muy concentrada tejiendo mientras al fondo estaban sus otras dos hermanitas jugando con unos aviones en sus manos.

— Oh, Natsuna-chan, bueno, mañana onee-chan tendrá una salida con una querida amiga y debo estar lista.

— Ya veo, salir, salir… cita… ¡Cita! ¡Onee-chan tendrá una cita! 

La niña salió corriendo para gritar a los cuatro vientos los planes de su hermana mayor a sus demás hermanitas.

— ¿He? ¿Onee-chan tendrá una cita?

— ¿Onee-chan tiene novia?

— ¡Natsuna no digas eso! No es una cita, es solo una salida entre amigas… amigas…

En la mente de Haruka estaba la escena del hotel delicioso donde ambas se besaron y tocaron… pero al mismo tiempo una imagen difusa de alguien despidiéndose de ella con un beso.

— Cita…

Haruka se tocó los labios con nostalgia.

La cita prometida por parte de Haruka a Kaoruko tendría lugar el domingo ¿Qué pasara ese día?

– Continuará…