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(Fanfic) Mahou Shoujo ni Akogarete: Lirios Marchitos / Capítulo 3: Primer día de trabajo

Nota: Tras casi un mes regreso a esta serie de fanfics que tenía algo olvidado, se nota que me sirvió este descanso, ahora si chicos continuemos con la historia de estas dos madres.

Era una mañana como siempre, las chicas salían a clases, las mujeres a sus trabajos, las amas de casa sacando las sábanas a secar al sol, las ancianas cuidando de sus huertos, pero entre todas ellas estaba una mujer con ojos algo caídos con ropa formal.

— Bien, puedes hacerlo Murasaki.

La madre de Utena se dirigía a su nueva entrevista de trabajo en industrias Yuri.

— Bienvenida Murasaki-san, me alegra que hayas regresado ¿Recuerdas lo que decían los documentos?

Morino Rushi, la jefa del área de producción tecnológica de Industrias Yuri, se paró de su silla, la oficina estaba ya iluminada, los objetos para adultos que se vieron hace unos días seguían allí pero también otros objetos algo distintos como lencería, otros eran pastillas, algunos eran pruebas de embarazo y otros del tipo médico.

— Gracias por recibirme nuevamente, estoy lista para la entrevista.

Murasaki se inclinó, estaba aún nerviosa por lo del otro día, pero sabía que debía cambiar su estilo de vida, si los documentos que le entregaron por correo eran ciertos entonces al menos ya no tendría que hacer el trabajo «sucio»

— De acuerdo, siéntate, charlemos un poco de lo que vas a hacer.

Ambas mujeres se sentaron para conversar sobre el área de trabajo asignada para Hiiragi Murasaki. Tras una hora de charla, donde Murasaki tomaba apuntes, ambas mujeres se pararon.

— ¿Entendiste lo que vas a hacer de ahora en adelante Hiiragi-san?

— Si, he captado casi todo, pero la parte sobre las encuestas…

— Oh ¿No te parece mejor así? — Rushi se aproximó hacia donde estaba Murasaki hasta colocarse cerca de ella. — Es mejor que otras chicas prueben los juguetes sexuales a que tú lo hagas ¿o acaso si querías ser la catadora de mis nuevos juguetitos?

La piel de Murasaki se erizó ante la forma tan seductora en que su nueva jefa le habló lo cual hizo que diera un paso hacia atrás.

— Jajaja, tranquila Hiiragi-san, de ahora en adelante serás mi asistente, te encargaras de reunir a las catadoras de nuestros nuevos productos, reunir los resultados y entregármelos ¿Entendiste?

— S-si… entendí lo que debo hacer, gracias por esta gran oportunidad Morino-san.

— Gracias a ti Hiiragi-san.

Ambas mujeres se despidieron formalmente, al momento en que Murasaki salió de la oficina vio a la secretaria.

— H-hola, buenos días, acabo de hablar con Morino-san para el puesto de su asistente y.

— Oh, así que eres la nueva, mucho gusto, puedes llamarme Sekuri, Tori Sekuri, Morino-san me hizo saber de su nuevo puesto, bienvenida a Industrias Yuri.

— G-gracias Sekuri-san, vengo a por los documentos.

— Por supuesto, tenga, estos también y no se olvide de su credencial.

La secretaria le entregó a Murasaki una credencial donde decía «Hiiragi Murasaki, asistente, área de desarrollo tecnológico de industrias Yuri.»

— Muchas gracias Sekuri-san, que tenga buen día.

— Cuídate Hiiragi-san… ¡A cierto! Casi me olvido.

— ¿Pasó algo?

— Morino-san me ordenó que antes de irse retire unos paquetes en el área de producción, ya preparó una camioneta para que se los lleve a casa.

— ¿Paquetes?

Una camioneta de entregas estaba estacionada al lado de la residencia Hiiragi, Murasaki estaba trepada al lado de la conductora quien utilizaba un traje azulado y una gorra.

— Muchas gracias, aquí es.

— Perfecto ¿Quiere que le ayude a descargar la mercancía?

— ¡N-no hace falta! P-puedo hacerlo yo…

Murasaki se bajó de la camioneta y de inmediato se dedicó a bajar una cantidad considerable de cajas blancas en las cuales decían «Industrias Yuri, prohibida su venta.»

— No son muy pesadas, pero… son muchas.

Murasaki bajó todas las cajas a la entrada de su casa, poco a poco las estaba subiendo a su cuarto que estaba en el piso superior y luego regresó a la entrada donde estaba el resto de las cajas.

— Que bueno que Utena-chan no está aquí o sería muy incomo…

— Hola mamá, ya regre…se?

Utena llegó a casa, pero lo primero que vio fue un montón de cajas en la entrada.

— ¡Haaaa! ¡U-utena-chan! ¿Y-ya regresaste?

Murasaki corrió del pasillo hasta la entrada para asegurarse de que su hija no viera el contenido de las cajas.

— Si, vine directamente, alguien más se hizo cargo el día de hoy en regar las flores y… ¿Qué son estas cajas?

Utena se aproximó a una de ellas con curiosidad, pero enseguida su mamá se interpuso en su camino bloqueando la vista.

— ¡S-son cosas del trabajo! Son secretas, no puedes ver y, y, y eso…

—¿He? ¿Heeeeeeee? ¿Conseguiste un nuevo trabajo? ¿Qué paso con el de la tienda de conveniencia?

Utena estaba visiblemente sorprendida, durante todo este tiempo su querida madre había tenido trabajos de medio tiempo.

— Si, no te lo dije porque no sabía si conseguiría el puesto, pero, bueno — Murasaki sonrió y alzó la cabeza orgullosa. —Mamá tiene un trabajo formal de tiempo completo en Industrias Yuri.

Utena vio con asombro, pero al mismo tiempo con orgullo como su querida madre había obtenido trabajo en una respetada empresa bastante conocida en la ciudad.

— ¡Mamá eso es… increíble! ¡Ya tienes trabajo completo! ¡Que felicidad!

— Gracias Utena-chan, aunque ahora estaré algo ocupada y no podré estar en casa como antes, pero, finalmente… todo mejorará.

— Si… finalmente… — En la mente de Utena aparecían escenas de su madre dándole más mesada y con ello comprando más figuras de chicas mágicas. 

— ¡Pero! — Murasaki afiló su mirada a su hija quien estaba soñando despierta. — No vayas a hacer cosas mientras no esté jovencita, no vayas a descuidar tus estudios o meterte en malos caminos con mujeres raras.

Utena despertó de su sueño para asustarse, su madre era bastante calmada y hasta dócil, pero había pequeños momentos donde despertaba esa leona que escondía dentro suya.

— S-si mamá… pro-prometo portarme bien… 

Detrás de Utena estaba una de sus manos sosteniendo con temblor un objeto en forma de estrella de cuatro puntas y de color dorado.

— En fin, Utena-chan ve a bañarte, luego de subir estos objetos y revisar unos documentos prepararé la cena.

— ¡S-si! Voy a bañarme.

Utena salió corriendo hacia su cuarto, pero por error hizo caer una de las cajas hacia el piso dejando caer un objeto bastante raro, con una forma tan amorfa que salía en forma de pixeles.

— P-perdón mamá, déjame recoger-

— ¡No, no, no! 

Murasaki interrumpió la vista de Utena para evitar que lo viera.

— ¡Ve a bañarte ahora mismo jovencita! ¡O quemaré tus chicas mágicas!

— ¡Ha! ¡S-Siiiii! 

Utena se fue corriendo nuevamente sin mirar hacia atrás.

— ¡Ufff! Por poco…

Murasaki calló de rodillas al piso suspirando aliviada de que su hija no viera los «objetos» que trajo.

— Tocará darse prisa o me moriré de la vergüenza…

Al día siguiente en el edificio de Industrias Yuri:

Murasaki estaba en frente de una enorme mesa en lo que parecía una sala de juntas.

— Hiiragi-san, las candidatas ya están listas.

— S-sí, hágalas pasar por favor.

La puerta se abrió dejando pasar a una joven mujer de cabellera larga y de color negra con iluminación purpura, vestía un vestido llamativo, una minifalda y una blusa purpura, sus ojos purpuras sobresalían.

— Buenos días este… ¿Señorita Mizushina?

— Puede decirme Hotaru — La chica se sentó cruzando sus piernas y dando una sonrisa amigable pero algo coqueta.

— E-está bien, señorita Hotaru ¿Sabe para lo que vino usted aquí?

— Por supuesto, para probar sus nuevos productos obviamente.

— ¿En serio? ¿Está de acuerdo con aquello? Tendremos que pedirle que venga periódicamente para preguntarle al respecto y…

La chica de cabellera larga y oscura sonrió.

— Hiiragi-san ¿Es nueva?

— ¿P-por qué la pregunta?

— Curiosidad, es que antes de usted había una hermosa mujer de cabellera rubia y ojos carmesí, me preguntaba que le había pasado.

— Oh, ella… es mi jefa ahora, desde hoy me encargo de ser su asistente.

— Con razón, dudaba mucho que la despidieran cuando hacia un trabajo tan esplendido, tantas mujeres para ella sola, probando cada uno de sus nuevos inventos en los cuerpos de tantas mujeres hermosas, la sensación de que examinen tu cuerpo hasta el más mínimo detalle es… — Hotaru vió fijamente a los ojos a Murasaki como si quisiera penetrarla con la mirada. — Excitante.

— ¡¿Heeeee?! — Murasaki se sonrojó totalmente y se paró de la silla.

— Jajaja, era broma, era broma ¿O quizás no? — Hotaru se tocó el labio superior mientras se relamía.

— ¡P-por favor señorita Hotaru! ¡E-estamos tratando de ser p-profesionales!

— Jajaja, disculpa, disculpa, y bien ¿Qué producto probaré ahora?

— B-bueno, este, tiene que probar este producto que está en desarrollo.

Murasaki sacó de una caja a su lado un objeto extraño de color pastel pero que de nuevo tenía una forma tan extraña e indescriptible que aparecía pixelado.

— E-es el… Peropero 3000… con tres velocidades de lamida, el diseño de su lengua es algo áspera y puede ser recubierta por aceites… se la entrego ahora, pero antes por favor firme este contrato de secreto comercial.

— ¡Oh! Que lindo diseño, por supuesto que me encantaría probarlo, voy a firmarlo ahora, pero en cuanto a la paga.

— Como es un pedido de última hora le daremos un bonus, los detalles están en el contrato en la página 7.

— Perfecto, eso me gusta, tengo que invitar a mi querida Yuma a un viaje a la playa y este dinero me permitirá para pasar unas buenas noches en el hotel «Delicioso» 

Hotaru firmó el contrato alegremente para posteriormente recibir el paquete con aquel «juguete» que debía probar.

— Gracias Hiiragi Murasaki-san, espero verla por aquí la próxima vez que regrese.

— E-es un… ¿placer?

La chica de cabellera oscura salió de la sala de reuniones mientras sonreía contenta.

— Ahhh… y esa solo fue la primera… ¿Como serán el resto?

— ¿Sabías que esa chica aún asiste a la preparatoria?

— ¡Ahhhhhh! ¿Rushi-san? ¿Qu-qué hace aquí? ¿Como fue qué? espere… ¿Preparatoria?

— Soy la jefa de esta área, se cómo moverme en silencio jeje.

Era Morino Rushi quien estaba sentada al lado de Murasaki.

— ¿Es legal que hagamos que una estudiante de preparatoria sea nuestra catadora de juguetes para adultos? 

Murasaki estaba nerviosa revisando el expediente de Hotaru.

— Nah, está bien, ya tiene 18 años legalmente puede hacerlo aún si sigue cursando su último año de prepa además… — Rushi acercó su rostro al oído de Murasaki. — En los hoteles de amor las chicas pueden entrar desde los 14 años.

— ¿Heeeee? — Murasaki volvió a sonrojarse más que por el casi contacto corporal con su jefa fue por el dato que le dio.

— ¿P-pueden entrar a los hoteles de amor desde tan jóvenes? 

— Claro que sí, oh, cierto, en nuestros tiempos la edad mínima era a los 16 pero una nueva legislación cambió la edad mínima equiparándola a la edad de consentimiento sexual actual, mientras ambas chicas no tengan más de 2 años de diferencia ambas chicas ya pueden utilizar los hoteles de amor.

— No puedo creerlo… 

— Si, al parecer dicen los rumores que la presidenta de la cadena de hoteles de amor «Noche» influyó en la legislación para que aprobaran esas leyes, sí que es una perra muy astuta, así su cadena de hoteles tendría una mayor afluencia de clientas jóvenes.

— Pe-pero mi Utena-chan tiene 14 años…

— ¿Oh? Cierto, tu hija ya tiene esa edad… ¿no será que… tienes miedo de que Utena-chan ya vaya a hoteles de amor con otras chicas?

En ese momento Murasaki se paró.

— Si mi hija hace algo así, la mato.

A una distancia de varios kilómetros Utena estornudó, estaba en la fila para entrar a la exposición de chicas mágicas.

— Hiiragi-san ¿Estas bien?

— E-estoy bien, disculpa Sayo-san.

De regreso al edificio de Industrias Yuri:

Por un segundo Rushi sintió el verdadero terror.

— L-lo siento, no quise decir aquello — Murasaki se volvió a sentar avergonzada.

— Hiiragi-san… a veces, a veces, das miedo.

— Lo siento Morino-san — La madre de Utena se sonrojó.

— Bueno, como sea, veo que estás haciendo un trabajo estupendo, ya no tengo de que preocuparme.

— Disculpe que tenga que preocuparse por mí.

— Me alegro de haberte contratado, ya no te molesto, aún tienes a más candidatas esperando afuera.

— A-así parece…

Afuera de la sala de reuniones había varias chicas esperando sentadas en los muebles.

— Nos vemos Hiiragi-san, no olvides pasarme más tarde los informes.

— Cuídese Morino-san.

Rushi estaba retirándose por la puerta que tenía a su espalda, pero al momento de querer tocar la manija su visión se vio algo nublada.

Ya era el atardecer, los autos llenaban las calles de la ciudad y en el edificio de Industrias Yuri varias trabajadoras ya se estaban retirando a sus hogares.

— Sekuri-san aquí tengo los informes que me pidió Morino-san.

— Oh, muchas gracias ¿Como te fue en tu primer día de trabajo?

— Este, muy… revelador.

— Me lo imaginaba, no debe ser fácil interactuar con tantas chicas.

— Jeje… un poco, por cierto ¿Y Morino-san?

— Está adentro firmando unos documentos, al parecer debe revisar unos informes que llegaron a última hora y me pidió que fuera a casa a revisar unos documentos extras.

— Debe ser difícil lo que hace.

— No, está bien, al menos puedo hacer parte de mi trabajo en casa y evitar quedarme hasta tarde, en fin, yo también me voy de retirada.

— Tenga cuidado en su camino de regreso Sekuri-san.

— Gracias Hiiragi-san, que tenga buenas noches.

Ambas mujeres se retiraron del edificio, Sekuri tomó un taxi, pero cuando Murasaki estaba por hacer lo mismo se dio cuenta de algo.

— No puede ser, dejé mi móvil dentro, pero que descuidada soy…

Murasaki regresó al edificio, tomó el elevador y regresó a su oficina de trabajo, encima de la mesa estaba su teléfono móvil, el cual era viejo y ya tenía la pantalla algo rayada.

— Cuando cobre mi primer sueldo puede que me alcance para un nuevo móvil.

Cuando Murasaki caminó hacia al elevador vio que las luces de la oficina de Rushi aún seguían encendidas.

— Debería despedirme también de Morino-san.

Murasaki tocó la puerta de la oficina de Morino pero nadie respondía.

— ¿Morino-san?

No había nadie hasta que bajó la mirada y la vio.

— ¡Morino-san! ¡Rushi!

Era el cuerpo de su jefa la cual estaba tirada en el piso.

– Continuará…