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(Fanfic) Mahou Shoujo ni Akogarete: Arcoíris Lunar / Capítulo 32: El calor del momento

Nota: ¡Finalmente los cortes de energía no se darán en mis horas de stream! ¡Hurra! y por eso desde ya vuelvo a hacer mis streams escribiendo los nuevos capítulos de este precioso fanfic de MahoAko.

Ya mucha dulzura con Haruka y Kaoruko, quiero algo de acción y que mejor que con mis niñas consentidas que nos dan todo el fanservice que queremos 7u7 disfruten.

Era la mañana del día lunes, las chicas debían regresar a clases, las calles estaban siendo transitadas por varias estudiantes en uniforme entre ellas Kaoruko y Haruka pero había algo extraño en una de ellas, era Kaoruko quien se la veía muy sonrojada mientras su mano era sujetada felizmente por Haruka quien sonreía irradiando buena vibra.

— La cita de ayer fue muy divertida, me pregunto si deberíamos contarle a Sayo-chan, me sentiría algo mal de habernos divertido sin ella.

— N-no creo que le i-importe… de s-seguro estaba saliendo con U-utena-chan…

Varias chicas que pasaban alrededor las vieron tomadas de las manos, algunas rieron en voz baja y otras murmuraban, todo ese ambiente hacía que Kaoruko se pusiera nerviosa.

— ¿Kaoruko-chan? ¿Te pasa algo?

Haruka detuvo su caminar al ver a su ahora pareja sonrojada mirando hacia la dirección donde iban las chicas que hablaron de ellas.

— N-no es nada… es solo que… es solo que… ¡Ah!

Kaoruko soltó delicadamente la mano de Haruka para luego golpear sus cachetes con sus dos manos.

— ¿Kaoruko-chan? — Haruka reaccionó preocupada.

— No es nada, estoy bien — Kaoruko dejó enrojecida sus mejillas mientras exhalaba para luego sonreír. — Ahora soy la feliz novia de Haruka Hanabishi — Kaoruko tomó la mano de su novia. — Vamos a clases, más tarde que veamos a Sayo-chan le contamos.

En la entrada del colegio Haruka y Kaoruko vieron la espalda de Sayo quien caminaba sola.

—¡Sayo-chan! ¡Buenos días! — Haruka saludó con entusiasmo a su amiga de cabello azulado.

— Oh, chicas, buenos días ¿Como pasaron el fin de semana?

Sayo sonreía de manera gentil manteniendo su usual postura de chica elegante.

— Jeje, muy bien, de hecho… queremos contarte algo.

— ¿Contarme algo? 

Sayo se dio cuenta de algo al bajar un poco la mirada, pudo ver que Haruka y Kaoruko iban muy pegadas y había un motivo, sus manos estaban juntas agarrándose gentilmente. 

— ¡Ah! No me digan… chicas… ¿Acaso ustedes?

Sayo cubrió su boca con su mano al intuir lo que podría estar pasando.

— Jejeje, adivinaste nosotras-

En ese momento Kaoruko tomó la delantera antes de que Haruka lo dijera.

— E-estamos saliendo… si, s-somos novias ¿Ves? 

Kaoruko levantó su mano para mostrarle a su amiga que tenían su mano agarrando a la de Haruka, la chica de cabello rubio estaba sonrojada, pero con mirada seria.

— Kaoruko-chan… — A Sayo le llamó la atención esa determinación en su amiga por lo cual solo cerró los ojos y sonrió. — Ya veo, chicas, estoy muy feliz por ustedes, muchas gracias por decírmelo directamente.

— Jejeje, muchas gracias Sayo-chan, estamos muy felices, eres a la primera persona que le hemos contado — Haruka sonreía inocentemente.

— Gracias, pero eso sí, escucha con atención… ahora que Haruka-chan y yo somos novias… n-no vamos a hacer otra vez e-esos entrenamientos raros de la otra vez ¿entendido? — Kaoruko miró hacia otro lado al recordar con vergüenza como hicieron para que su amiga adquiriera su forma Verita.

— ¿He? ¡Ah! ¡N-no! Chicas eso solo fue una excepción, yo jamás interferiría en su relación — Sayo alzó las manos para detener lo que Kaoruko estaba diciendo y girando su cabeza de un lado hacia el otro negando aquello.

— Muchas gracias Sayo — Kaoruko le dio las gracias a su amiga.

— Por cierto ¿Qué pasó con Utena-chan? ¿Todo va bien? — Preguntó Haruka inocentemente.

— ¿U-utena-sa…n? E-estamos muy bien, de hecho, este fin de semana tuvimos una cita, pero eso ya te lo había escrito en el chat ¿No te llegó el mensaje?

— Ah, eso, jeje la verdad es que extravié mi móvil, esta tarde iré a comprar uno nuevo ¿Quieres venir con nosotras Sayo-chan?

— Ah, con razón, y claro me encantari… 

Antes de que Sayo terminara su frase pudo ver detrás de Haruka a Kaoruko haciendo señales cruzando sus brazos y negando con su cabeza para que rechazara la idea.

— Creo que no podre esta tarde, tengo… unas cositas que hacer para el templo, si, para el templo, disculpen chicas.

— Oh no, no te preocupes, ya verás que cuando tenga mi teléfono nuevo volveremos a chatear como siempre jeje.

— Bien, ya se está haciendo tarde, entremos al salón — Dijo Kaoruko quien caminó adelante tomada de las manos con su novia.

— Si, vamos a cla… ¡Hahhhh!

En ese momento un pequeño gemido salió de la boca de Sayo que hizo poner en alerta a Haruka y Kaoruko quienes lentamente giraron sus cabezas hacia atrás para ver a su amiga.

— P-perdón chicas, e-es que me olvidé de algo que… tenía que hacer… las alcanzo en un rato…

— Bueno… te vemos después Sayo-chan, ven, vámonos Haruka-chan…

— ¿E-estas segura Sayo-chan?

— S-sí, vayan sin mí.

Haruka y Kaoruko se adelantaron mientras Sayo estaba parada allí sola pero sus piernas estaban temblando, con su mano que tenía su maleta cubrió la zona de su entrepierna y tras unos segundos ella volvió a alzar la cabeza para seguir caminando, pero en la zona donde ella estaba parada se vio unas pequeñas gotas de líquido transparente.

Las clases transcurrieron con normalidad durante el día, la maestra daba clases de matemáticas y las chicas atendían.

— Muy bien chicas ¿Alguna voluntaria que quiera resolver el ejercicio?

La maestra miraba hacia las chicas del salón, ninguna quería tomar la iniciativa hasta que vio a una chica en el fondo del salón al lado de la ventana.

— Señorita Hiiragi Utena ¿Quiere pasar a resolverlo?

— ¿He? ¿Y-yo? E-este…

Entonces una chica se paró.

— Permítame hacerlo maestra — Era Minakami Sayo quien se ofreció como voluntaria.

— Oh, bueno, pase señorita Minakami.

Sayo se paró y empezó a escribir en el pizarrón la fórmula para resolver el ejercicio, Utena estaba en el fondo viendo con timidez lo que la chica de cabello azulado escribía hasta que de pronto su mirada inocente se borró para dibujar una sonrisa pícara mostrando su diente canino.

Sayo siguió escribiendo la formula y cuando estuvo a punto de terminarla el trozo de tiza se desvió totalmente del camino dejando un gran rayón en el pizarrón.

— ¿Minakami-san? ¿Estas bien?

Las piernas de Sayo estaban muy juntas, como si algo estuviera allí haciendo algo, la chica trataba de mantener la compostura, pero un sudor frio se deslizó en su barbilla.

— S-sí, e-estoy bien… es solo que me siento algo… mareada… ¿L-la respuesta está correcta?

— Oh, s-sí, la respuesta está correcta, pero Minakami-san te ves mal, ve a la enfermería para que te revisen ahora.

— S-si… i-iré ahora, gracias…

— Hiiragi-san, acompaña a Sayo a la enfermería.

En ese entonces Utena se paró de su pupitre.

— S-sí.

Utena se llevó a Sayo haciendo que se apoyara en su hombro, pero en la sombra que dejaba el cuerpo de Sayo en la espalda de Utena se pudo ver como sonreía.

— ¿Qué le habrá pasado a Sayo-chan? — Haruka preguntaba inocentemente.

— Mejor no saberlo Haruka-chan.

Debajo de donde estaba pasando Sayo se pudo ver unas minúsculas gotas transparentes.

En la enfermería estaba un letrero en el escritorio de la enfermera que decía «Estoy en una reunión, por favor usen las pastillas correctamente»

— Jaja… ya estamos solas Sayo-chan.

Utena cerró la puerta para luego colocarle seguro, Sayo estaba tirada boca abajo en la cama de la enfermería, tenía su trasero levantado donde casi se le podían ver las bragas que usaba, pero de ellas salía un cable de color rosado que daba hacia un aparato minúsculo que estaba dentro de su media larga.

— Utena-sama, es muy mala, me hizo esas cosas malas en el salon.

— Jaja, disculpa Sayo-chan, es que eres tan linda.

Utena se puso encima de la cama, con su mano alzó la falda de Sayo.

— Utena-sama ¿Qué me va a hacer?

— Solo quiero ver tu hermosa sonrisa.

Utena sacó de su bolsillo un pequeño aparato que tenía un botón rosado en forma de corazón, entonces lo apretó.

— ¡Hahhhh! ¡Utena-samaaaa! ¡Mi coño! ¡Hahhh!

Dentro de sus bragas hacia un aparato pequeño que se movía al ritmo de la presión que Utena ejercía sobre el botón en su mano.

— Pero que preciosa eres Sayo-chan, tus gemidos, tus ojos, tu boca, tu lengua, mírate, mírate.

Utena sacó un espejo de bolsillo e hizo que Sayo mirara su cara de pervertida mientras gemía y sus ojos tenían forma de corazón rosado brillante.

— ¿Ves? Esa eres tú, una sucia pervertirá, actúas como la chica modelo de la escuela, pero nadie sabe que eres una degenerada, una enferma sexual que solo piensa en ser violada y ultrajada.

— Hah… hah… haaah… pe-pero solo por usted Utena-sama… solo usted tiene el derecho de violar mi sucio cuerpo… cuando quiera… donde quiera… 

— Por eso te compré este aparatito, para que lo disfrutemos juntas.

Utena apretó el botón más fuerte, eso hizo que Sayo alzara su cabeza ante la electrizante sensación en su interior.

— ¡Haaahhhhhh!

— Vamos, vamos, gime más, llora más, derrama tus lágrimas, tus jugos de amor, déjame ver más, más y más.

— ¡Mi interior está en llamas! ¡Hahhhhh!

— Déjame ayudarte un poquito más.

Utena bajó la prenda intima de Sayo, su gran, redondo y esponjoso trasero estaba a su disposisión y entonces ella alzó su mano y de un impulso le dio un golpe que hizo que la marca de su mano quedara en las carnes de su mujer.

— ¡Kyaaaaaaaaaaa! 

De la intimidad de Sayo se pudo ver como salió un chorro de jugo de amor que mojó las sábanas de la cama de la enfermería, de su intimidad totalmente expuesta y húmeda salió suavemente una pequeña capsula rosada unida con un cable a otro aparato.

— ¿Te gustó mi amor?

Utena inclinó su rostro para ver la cara de orgasmo que tenía su novia, un rostro enrojecido, lleno de lágrimas y saliva, con sus ojos en forma de corazón y sus labios sonrientes.

— M-me… e-encanto… Utena-sama… te amo…

— Y yo te amo a ti mi preciosa Sayo-chan.

Utena besó a su novia quien seguía tirada en la cama de la enfermería, tras unos segundos ella también se quitó sus prendas, era hora de continuar, ahora era Utena quien quería sentir el calor de su cuerpo con el de Sayo, la unión de sus cuerpos calientes y llenos de sudor, donde sus labios se fusionaban intercambiando sus salivas.

La cama de la enfermería se convirtió en un nuevo salón de hotel de amor donde solo estaban ellas dos, Utena y Sayo se lamian sus partes íntimas dejando sus olores y sabores en el rostro de cada una. A Utena le encantaba agarrar del trasero y pechos de su novia y darle fuertes chupones que le dejaban marcas así mismo como meterle sus dedos en su intimidad mientras la besaba.

Tras varios minutos los gemidos dentro de la cama de la enfermería se silenciaron, Utena y Sayo habían dejado sus prendas tiradas en el piso, si no fuera porque la cama de la enfermería estaba rodeada de una cortina que cubría todos los ángulos quizás las podrían ver cualquiera que estuviera dentro pero afortunadamente no había nadie ¿O sí?

La puerta de la enfermería se abrió lentamente y con cuidado, alguien estaba entrando, sabia a donde buscar y entró a esa zona rodeada por sabanas y pudo ver a ambas chicas cubiertas por una sabana, Utena y Sayo acabaron de copular como animales en celo.

— Jum, se fueron sin decir nada y se estaban divirtiendo, sí que no tienes llenadera Utena-chan.

Lentamente Utena abrió sus ojos y pudo ver a la chica que las estaba observando.

— K-kiwi-chan… jeje, muchas gracias por ayudarnos.

— Utena-chan sé que me dijiste que les ayudara en esto, pero debiste avisarme antes de hacerlo. 

— Prometo compensártelo Kiwi-chan.

— Jum, más te vale, no haría esto gratis.

— Ven Kiwi-chan, dame un beso.

Utena le hacía que se acercara con su dedo.

— ¡Jum! ¿Crees que puedes pedirme que te dé un beso cuando quieras? 

— ¿No quieres? Tengo ganas de darte un beso intenso.

Utena saco su lengua para lamer sus labios.

— hmmm… ¡Ay está bien! 

Kiwi se apresuró en recibir el beso de su «amiga» permitiéndole introducir su lengua, Kiwi estaba sonrojada al momento de recibirlo y al mismo tiempo sentir como su trasero era manoseado por ella hasta que su beso fue cortado dejando un hilar de saliva.

— E-esta noche en el motel ¿Entendiste Utena-chan?

— Claro.

Las clases habían terminado, las chicas salían del colegio, en un camino estaban Haruka y Kaoruko tomadas de las manos sonriendo felices, en otro lado estaban Utena quien caminaba en medio de Sayo quien tenía su ropa algo arrugada y mal puesta y al otro lado Kiwi quien miraba hacia otro lado haciendo como si silbara.

— Gracias Utena-chan por cumplir mis caprichos — Decía Sayo con algo de rubor.

— E-es el deber de una novia… solo hago lo que puedo…

— Si, si, muy lindo y todo, pero quiero mi motelazo.

— Y-ya, está bien Kiwi-chan pero — Utena volteó para verla a Sayo quien seguía algo desorientada. — ¿Estas segura de esto Sayo-chan? ¿Puedo ir?

— E-está bien, c-creo que de todas formas necesito descansar un poco jeje.

— Bueno, nos vemos entonces.

Utena miró hacia varias direcciones para que no hubiera nadie que la viera y procedió a besar a su novia Sayo.

— Hasta mañana Sayo-chan.

— Hasta mañana Utena-chan.

Ambas chicas se despidieron y siguieron caminos separados, Utena y Kiwi fueron a hacer cosas de «amigas» mientras que Sayo regresó a su casa, se metió a la ducha, se estaba enjuagando su cuerpo desnudo el cual estaba lleno de marcas de amor, mordidas, chupetones, nalgadas y demás cosas que harías con tu pareja.

— Debo pedirle a Haruka-chan que me cure, pero conociendo a Kaoruko-chan no dejará que me lo haga gratis de nuevo ¿Qué regalo debería darles?

Tras varios minutos Sayo salió de su largo baño, estaba con su bata que le cubría gran parte de su cuerpo y al momento de dirigirse a su cuarto.

— Sayo.

Era la figura de alguien grande y voluptuosa, era su madre Minakami Aoi.

— ¡M-mamá! 

Por un momento Sayo sintió que se le salía el corazón, por instinto ella trató de cubrir más su cuerpo para que no se le vieran sus «marcas», miraba hacia todas direcciones y se dio cuenta que estaba algo oscuro al ser el atardecer casi llegando la noche.

— B-buenas tardes, mamá, has llegado algo más temprano.

— Si, pude apartar algo de tiempo porque quería hacer algo importante.

— ¿Algo importante? ¿Qué es?

Aoi caminó hacia la sala interior y prendió una de las luces del lugar.

— Tenemos que hablar, Sayo.

— Continuará…