Nota: Tras tres semanas de ausencia por los cortes de luz de mi país finalmente regreso con esta interesante historia alterna en el mundo de MahoAko, en este capítulo conoceremos a varios personajes que les puede interesar, espero lo disfruten ya que la relación entre Murasaki y Rushi se va a poner intensa.
Industrias Yuri es conocida como la más grande empresa bio tecnológica del país, emplea a miles de mujeres a lo largo de Japón, tiene algunas sucursales en otros países y cada año se expande aún más. Sus productos para mujeres adultas han ayudado a muchas féminas a mejorar su estilo de vida.
— Si, eso ya lo sabemos de ante mano Morino-san.
Respondió una mujer con traje ejecutivo, la sala estaba a oscuras a excepción de un proyector, en él se mostraban varias diapositivas con la información de la empresa.
— Si, de hecho, quería llegar a ese punto Yamamoto-san.
La señora Rushi estaba vestida con su traje de empresaria, a su lado se encontraba Murasaki también vestida formalmente para la reunión, frente a ella estaban varias ejecutivas de Industrias Yuri mirando su presentación.
— Vamos Murasaki-chan, tú puedes — Rushi le susurraba a su empleada dándole ánimos.
— ¡S-si!
Murasaki dio un paso hacia el frente con la luz del proyector iluminando la pared a su lado, estaba nerviosa, era la primera vez que tendría que dar una exposición al grupo de ejecutivas y accionistas de la empresa donde trabajaba, era su gran oportunidad y no podía desperdiciarlo.
— B-buenas t-tardes, soy Hiiragi… Murasaki y yo… yo…
Los nervios la invadían, no estaba acostumbrada a hablar frente a tanta gente, solo pudo ver a Rushi quien estaba sonriendo a su lado alzando el pulgar, se le vinieron recuerdos a su mente de cuando fue a su departamento, la ayudó cuando estaba enferma y consolaba a su hija, no solo Rushi confiaba en ella sino también su hija Utena, todo para darle una mejor calidad de vida.
En ese entonces Murasaki respiró hondo y exhaló.
— El departamento de desarrollo tecnológico hemos preparado una nueva línea de juguetes para jóvenes, en los últimos meses se han hecho toda clase de pruebas con diferentes chicas y los resultados han resultado efectivamente satisfactorios. Planeamos sacarlas al mercado el próximo mes.
Murasaki explicó sobre los productos que habían desarrollado hasta que una de las accionistas alzó la mano.
— Disculpe ¿Hiiragi-san?
— ¿S-sí?
Murasaki estaba nerviosa ante la primera pregunta que le harian.
— Industrias Yuri ya cuenta con toda una línea de juguetes para adultos ¿Qué es lo diferente en estos nuevos productos? — La accionista tenía cierta edad, sus arrugas la delataban.
— Nuestra línea de juguetes son… como decirlo… para un público objetivo más joven.
— ¿Más joven? ¿De qué edades?
— S-sí, el público objetivo oscila entre los catorce y veinte años.
— ¡¿Qué dijo?!
La accionista se mostró sorprendida, pero a la vez desafiante.
— ¿S-sí?
— Hiiragi-san ¿Qué significa esto? Entiendo que la edad de consentimiento ha bajado por la aprobación del gobierno, pero ¿Ya venderles esta clase de juguetes?
Murasaki se sentía algo acorralada ¿Como podría explicarle de la mejor forma posible? su propia hija Utena tenía la edad mínima legal para comprar esos juguetes, pero ella ni de broma dejaría que su hija se hiciera con esa clase de objetos, pero su trabajo era convencer a las accionistas y ejecutivas de que el proyecto donde trabajaba valía la pena.
— Es allí donde entro yo.
Rushi dio un paso al frente para responderle a la accionista.
— Desde que se aprobó la edad mínima legal para el consentimiento hemos trabajado con nuestras abogadas y las legisladoras para estar al día en las nuevas regulaciones y legislaciones. Por eso puedo asegurarles que dicho asunto ya está resuelto.
— ¡P-pero aun así!
— Disculpe Yamamoto-san ¿Tiene hijas?
— Si, tiene ya quince años, un año más que la edad legal mínima.
— Entonces eso lo hace mejor.
Rushi tomó el control del proyector y mostró algunas graficas.
— En nuestras pruebas con diferentes jóvenes de dicha franja de edad, de entre catorce y veinte años, hemos comprobado que el uso de nuestros productos tiene un efecto beneficioso en la salud tanto física como mental.
En la gráfica se podían ver lo que decía.
— Las chicas de dicha franja de edad tienen mucho estrés por los estudios, no pueden salir con sus novias o amigas y los riesgos de infección por usar juguetes improvisados podría ser perjudicial por lo que usar nuestros productos las harían sentir más complacida y desestresadas ¿No le parece lógico?
La accionista no podía objetar ante las evidencias, pero alguien más alzó la mano, era una señora en sus cuarenta.
— Mi pregunta es ¿Como piensa venderlos? la ley es nueva y la sociedad podría no estar lista en aceptar que sus hijas jóvenes puedan comprar dichos productos, sería un riesgo económico muy grande ¿Como podemos estar seguras de que no perderemos dinero?
Rushi al escuchar dicha pregunta no hizo más que sonreír.
— Eso también lo tenemos cubierto, por favor, señorita Buraku ¿puede venir?
En una esquina de la sala de reuniones una mujer de traje ejecutivo de color oscuro caminó hacia el frente, tenía el cabello corto en forma de hongo, su mirada era la de una autentica mujer de negocios.
— Buraku-san es la representante de la cadena de hoteles de amor «Noche»
— Muchas gracias Morino-san, buenas noches a todas señoras ejecutivas y accionistas.
La mujer saludo a todas de una forma muy elegante y educada.
— Como representante de la cadena de hoteles de amor Noche es de mi agrado informarles que tenemos planeado firmar una alianza con Industrias Yuri para que sus productos sean distribuidos en nuestros establecimientos. Por supuesto estarán en la lista de productos que se puedan comprar a libre elección de nuestras clientas.
El proyector detrás de la señorita Buraku mostró fotos de los diferentes hoteles de amor que hay en la ciudad, en ellas se podían ver las diferentes habitaciones que tenían siendo una más exótica que la otra.
— Nuestros establecimientos venderán sus nuevos productos, así se romperá la barrera moral que evita que sus nuevas usuarias lo compren, así ambas ganamos ¿No les parece bellas damas?
Las luces de la sala de reuniones se prendieron, todas las presentes quedaron con miradas que reflejaban asombro ante lo que escucharon y segundos después entre ellas conversaron mostrando cara de satisfacción.
— Muy bien, de acuerdo, la junta está convencida, Morino-san nos ha sorprendido de nuevo igual usted Buraku-san.
— Muchas gracias distinguidas damas, ahora solo necesaria que la CEO de Industrias Yuri firme los papeles correspondientes con su aprobación, nuestra CEO Natch-san estará encantada de hacer negocios.
— Muy bien, me parece perfecto.
Todas las mujeres presentes se saludaron de la mano, sonreían contentas, en medio estaba Murasaki quien podía respirar tranquila, entonces una mano le tomó del hombro.
— Bien hecho Murasaki-chan — Rushi le guiñó el ojo.
— Gracias Rushi-san.
— Jaja.
…
…
…
La noche llegó, las luces de la ciudad iluminaban todo a su alrededor, en los pisos superiores de un edificio se encontraba un restaurante temático, en la ventana del establecimiento, con una preciosa vista de la ciudad, se encontraban Murasaki y Rushi.
— Estuviste estupenda Murasaki-chan, explicaste todo lo que tenías sin miedo, realmente te luciste — Rushi bebió una copa de vino.
— N-no, fue usted quien me salvó cuando tocaron el tema de la edad — Murasaki estaba algo avergonzada ante tales halagos.
— Para nada, desde que me desmayé tenía miedo de cómo encarar a esas ejecutivas hambrientas de dinero, pero gracias a que te encargaste de las pruebas me aligeraste mucho el trabajo.
— ¿D-de verdad lo cree?
— Exacto, eres mi heroína Murasaki-chan, no solo me ayudaste cuando me desmayé, sino que también en el trabajo, si sigues así puede que te den un aumento.
— Gracias Rushi-san…
— No me digas Rushi-san, ya somos más unidas, mejor dime Rushi-chan, así puedo sentirme algo más joven jaja.
— ¿En serio?
— Claro, adelante, dimelo.
— Este… R-Rushi…¿chan?
— jeje, ahora dilo de corrido, vamos.
— Rushi-chan.
— ¡Si! Mucho mejor ¿sabes? te ves muy hermosa cuando te conozco mejor.
— ¿D-disculpa?
— Jaja, perdón, perdón, quizás es el vino, pero en verdad Murasaki-chan, te viste hermosa hoy.
Murasaki estaba sonrojada, solo tomó su copa de vino para tratar de entrar en calor ante aquel momento.
— ¡Che! ¡Buenas noches minas hermosas! Ya tengo listo sus platillos de asado a la Argentina.
Era la camarera quien tenía un traje bastante curioso con un chaleco negro, no usaba falda sino pantalones, detrás de ella estaba el letrero del restaurante que decía «Asados: La Bananera (Restaurante Argentino)»
— Oh, genial, muchas gracias, vamos Murasaki-chan comamos este delicioso asado, me han dicho que es el mejor de toda la ciudad — Rushi agarró sus tenedores para proceder a cortar la carne mientras la camarera les servía más vino tinto.
— Gracias por invitarme Rushi-s… Rushi-chan.
— De nada jeje te lo has ganado.
Ambas mujeres probaron aquel enorme trozo de carne el cual fue servido en una bandeja de madera que por encima tenía un plato de hierro ardiendo, los jugos de la carne aún seguían en ebullición.
— ¡Hahhhh! ¡Qué delicioso! Siento como los juegos de la carne están llenando de placer mis papilas gustativas mientras el aroma invade todo mi cuerpo.
Rushi sentía como si su ropa fuera desgarrada y quedara desnuda al sentir aquella delicia del platillo sudamericano.
— Ahora a probarlo con el vino y…
El rostro de Rushi se sonrojó, la combinación del vino luego de aquel trozo de carne la hacía sentir en el paraíso, como si fuera bañada por aquel jugo de uvas alcoholizado.
— Por todos los cielos, esto se siente mejor que el sexo.
Rushi estaba extasiada ante el sabor, frente a ella estaba Murasaki quien se tocaba la mejilla al probar tal delicioso plato.
— Veo que a ti también te gustó Rushi-chan.
— ¡¿He?! ¡Ha! N-no, es solo que… hace tiempo que no comía fuera de casa en un restaurante así.
— Puedo notarlo, has tenido una vida muy difícil ¿No? criando sola a tu hija.
—Bueno, yo… si… pero gracias a ti puedo tener una segunda oportunidad, muchas gracias.
— Murasaki-chan…
Entonces de repente se pudo escuchar una canción de fondo en el restaurante, era una banda musical el cual tocaba una canción tradicional del país que hacía referencia el restaurante.
— ¡Tango!
Era una pista de baile donde algunas parejas estaba bailando.
— Murasaki-chan ¡ven!
Rushi tomó de la mano a Murasaki, la ejecutiva usaba pantalones mientras su empleada una falda semi corta.
— ¿Rushi-san?
La mujer rubia tomó la cintura de Murasaki mientras daban varios pasos lentos, las luces del establecimiento las iluminaban, la música se sentía como una honda que les dictaba a sus cuerpos que hacer.
— ¿D-desde cuando sabe bailar Rushi-chan?
— Jeje, digamos que tengo algo de experiencia en estos temas.
Rushi alzó la mano de Murasaki para que diera una vuelta en sí misma, luego la tomó del hombro y de su mano dando varios pasos a lo largo de la pista, varias mujeres veían aquel curioso espectáculo dándoles espacio a que ambas mujeres se expresaran con sus cuerpos en aquel seductor frenesí musical.
— Rushi-chan, Rushi-chan.
— Síguete moviendo así Murasaki-chan, lo estás haciendo muy bien.
Las mujeres seguían la melodía, Rushi era quien tenía la iniciativa, Murasaki solo la seguía, pero se sentía muy intuitivo pese a que hace mucho tiempo no bailaba.
— ¿No lo estoy haciendo mal?
— Para nada, lo estás haciendo muy bien, me gustas.
— ¡¿Gustar?!
— Me gusta cómo te mueves.
— Ah…
Los pasos de las mujeres se guiaban con una sincronía paranormal, si bien Rushi era la que guiaba Murasaki no lo hacía mal.
— El tango es el baile de la seducción ¿Te lo han dicho?
— ¿He?
Murasaki se veía visiblemente ruborizada, no se sentía así de bien desde sus días de juventud cuando aún tenía sueños y aspiraciones.
Las chicas que las rodeaban miraban sonrientes a aquel dúo de mujeres adultas que se expresaban más con sus pasos de baile que con sus palabras.
Murasaki solo pensaba en lo buena que ha sido Rushi con ella desde que la conoció, nunca en su vida una mujer se comportó así de bien en su vida, ni su familia, ni su exesposa, quizás una mujer si lo fue, pero ella ya no estaba con ella y fue hace ya muchos años.
— «Quizás he bebido demasiado, pero Rushi-chan, ella…» Pensó en su mente algo llena de alcohol por el vino que bebió, pero en ese momento ella sentía algo que no sentía hace muchos años y era felicidad y emoción.
Ambas mujeres terminaron al ritmo de la canción en una pose elegante pero firme, las mujeres del restaurante aplaudieron, Murasaki y Rushi estaban agitadas por todo el esfuerzo físico, pero se las veía contentas.
…
…
…
Aquella noche ambas mujeres no regresaron a casa, en un hotel cercano de nombre «Divina Noche» una historia de pasión seria contada con sus cuerpos y sus corazones.
— Continuará…
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Mientras tanto en un lujoso restaurante en la cima del mismo edificio donde fueron a comer Rushi y Murasaki, una mesa estaba en el medio de toda la sala, una banda de música clásica estaba tocando melodías de alta clase.
— Me impresiona bastante las ideas tan innovadoras que se le ha ocurrido a sus empleadas.
Una mujer de cabello largo y oscuro estaba cortando elegantemente un filete de carne bañado en salsa, a su lado había una pequeña copa con caviar y una copa de champagne.
— ¡Oh my goddess! es un placer que lo diga, siempre tratamos de tener a las mejores empleadas.
Al otro lado de la mesa yacía una mujer vestida con ropa que no parecía de esta época, tenía algo parecido a un corpiño victoriano que solo resaltaba sus enormes pechos, su cabello verdoso era muy largo, tanto que llegaba hasta la base del asiento elegante donde estaba sentada.
— Industrias Yuri es quizás la mejor empresa de toda la nación, es un placer hacer negocios con usted.
La mujer de cabellera negra larga sonreía misteriosamente, tenía lápiz labial purpura con tonalidad oscura.
— No, por favor, más bien yo debería sorprenderme de lo mucho que su cadena de hoteles de amor ha crecido, usted es una autentica genio en los bienes raíces ¿Cuál es su secreto?
— Bueno, se podría decir que tengo algo de instinto femenino para los negocios y mi instinto me dice que Industrias Yuri y Hoteles Natch tendrán una exitosa alianza, muchas gracias por aceptar… Momomori Emera-san CEO de Industrias Yuri.
La mujer de cabello verdoso usaba lentes muy elegantes, su mirada, aunque algo infantil, reflejaba que escondía más de lo que aparentaba.
— Y gracias a usted por firmar la alianza Natch Rita-san presidenta de Hoteles Natch.
Frente a Momomori-san se encontraba una mujer algo alta con cabello negro largo, sus pestañas eran largas y su sonrisa reflejaba unas ansias y ambición desmedidas.