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(Fanfic) Mahou Shoujo ni Akogarete: Arcoíris Lunar / Capítulo 34: La desaparición de Sayo

Nota: He estado algo mal estos días, no de salud sino emocional, debo hacer muchos cambios en mi vida porque se vienen tiempos difíciles, por favor denme sus ánimos para afrontar todo esto… que disfruten del nuevo capítulo el cual dará el impulso final para superar las 100,000 lecturas en wattpar convirtiéndose así en el fanfic de MahoAko en español más exitoso del mundo.

— Y así fue como naciste Sayo-chan.

Aoi le contó a su hija toda la verdad detrás de su familia y su nacimiento, era de noche y el frio empezaba a sentirse, la media luna se avistaba por la ventana del templo y Sayo estaba en medio de la sala sentada.

— No puede ser… ¿Soy producto de un nacimiento consensuado?

— … si.

Sayo se paró enseguida apretando sus puños, sus ojos estaban cubiertos por una sombra y sus dientes se podían ver, los estaba apretando.

— ¿Y qué pasó con mi mamá? ¿Dónde está ella? ¿De verdad vive en aquel templo o es otra mentira?

Aoi mantuvo la calma, solo bajó su taza de té que ya estaba frio.

— Esa no fue una mentira, como se lo prometí la dejé a cargo del templo del oeste en la isla Umi no Machi, ella sigue siendo una Minakami al haberse casado conmigo.

Sayo se dio media vuelta dándole la espalda a su madre y marchando.

— ¡Sayo! ¿A dónde vas a estas horas de la noche?

— ¿Que no es obvio? Necesito respuestas, iré a ver a mi mamá.

— Sayo…

Era muy raro que Sayo fuera tan agresiva a la hora de responderle a su madre, pero debido a las circunstancias era entendible.

Un día nuevo de clases, era viernes y todas estaban emocionadas por el fin de semana.

— ¡Utena-chaaan! ¡Waahhhh!

Kiwi como de costumbre se tiró sobre Utena, pero esta la esquivó.

— ¿Utena-chan? ¿Pasa algo?

— Kiwi-chan ¿No has visto a Sayo-chan?

— Oh, eso, buena pregunta ¿Dónde estará esa vaca tetona?

Utena estuvo mirando a los alrededores de la entrada del colegio, pero no pudo ver a su novia hasta que a lo lejos pudo ver a un par de chicas que se tomaban de las manos, eran Haruka y Kaoruko.

— ¡Ahhhh! Buenos días, chicas, d-disculpen ¿Saben dónde está Sayo-chan?

Al momento en que Kaoruko vio que Utena le dirigió la palabra se sonrojó ya que estaría por verlas, pero evito su instinto de soltar la mano de Haruka para apretar más fuerte.

— Buenos días, Utena-chan ¿Sayo-chan? ahora que lo dices no la he visto ¿Y tú Kaoruko-chan? ¿Te ha dicho algo?

— N-no, no me ha dicho nada ¿Te ha escrito algo en el móvil?

— Voy a revisar.

Haruka sacó de su bolsillo un teléfono móvil con carcasa rosada con algunas calcomanías de rayos amarillos en ella.

— No, no ha escrito nada en nuestro grupo de «Lime», lo siento Utena-chan no sabemos de ella.

— Y-ya veo, muchas gracias, chicas, si la ven por favor díganle que la busco.

Utena juntó sus manos y se inclinó dando las gracias a ambas chicas.

— ¡Heeeee! ¿Y esas manitas? 

Kiwi apareció de repente apuntando con su dedo las manos que tenían juntas Haruka y Kaoruko, la chica rubia no pudo hacer más que ruborizarse como un tomate mientras Haruka solo sonreía.

— No me digan… ¿Están saliendo? ¿Son novias? ¡¿Son novias?!

Kiwi lo dijo tan fuerte que las chicas a los alrededores lo oyeron y se juntaron alrededor de ellas.

 —¿He? ¿Escuchaste?

— ¿Son novias?

— ¿Kaoruko y Haruka?

Los murmullos de las chicas azotaban a Kaoruko.

— Kaoruko-chan ¿Quieres que nos soltemos de la man-

— ¡No! 

Kaoruko apretó la mano de Haruka quien intento soltarse, todas las chicas del colegio miraron con curiosidad la respuesta de Kaoruko ante la pregunta de Kiwi.

— Si lo somos.

— ¿He? ¿Qué dijiste?

Kiwi hacia como que no escuchó bien.

— ¿Qué no escuchaste bien teta descerebrada? ¡Dije que somos novias! ¡¡Somos novias Haruka y yo!!

La confesión de Kaoruko fue casi como un grito que resonó a los alrededores, algunas chicas se taparon los oídos por lo ruidoso que fue la enana rubia, entre ellas Kiwi quién estaba más cerca.

— ¿E-en serio?

Kiwi se la vio con la ropa descolocada por el impacto de la declaración.

— No solo soy la orgullosa novia de Hanabishi Haruka-chan sino también su prometida, vamos a ir a la misma universidad, nos graduaremos juntas y nos casaremos y si alguna intenta robarse a mi querida Haruka-chan quiero que sepa que le voy a desfigurar la cara de marrana flaca.

Kaoruko puso una cara de fiera, sus dientes afilados y sus ojos rojos miraron hacia todas direcciones asustando un poco a las chicas de alrededor. Kiwi se acomodó su ropa y caminó hacia una sobreprotectora Kaoruko.

— Felicidades, realmente diste el gran paso, estoy feliz por ti.

Kiwi sonrió de forma honesta estando a escasos centímetros de la enana rubia.

— ¿He?

Kaoruko no podía creer lo que estaba viendo, aquella enana tetona que siempre se le burlaba ahora la estaba felicitando por su reciente relación amorosa.

— N-no me vengas con pendejadas ¿Quién eres? ¿Qué le hiciste a la enana tetona descerebrada?

— Idiota, soy yo, solo estoy siendo amable y felicitándote, no hay nada que admire más que alguien enamorada que lucha por lo que es suyo.

— He… bueno… ¿Gracias? supongo.

— Jeje, felicidades también Haruka-chan, espero que sean felices juntas y cuando ocurra invítenme a su boda.

— Gracias Kiwi-chan, por supuesto que sí, te invitaremos a nuestra boda.

Haruka sonreía con la intensidad de mil soles haciendo que las chicas alrededor al ver la escena no hicieran más que llorar por lo tierna que era, luego volvieron a asustarse cuando Kaoruko las miraba como perra rabiosa protegiendo su presa, ambas hacían una dualidad muy tierna y cómica.

A las afueras de la ciudad se encontraba una mansión rodeada de un frondoso bosque, de repente se escuchó una fuerte explosión que hizo desgarrar algunos árboles, una cortina de humo se alzó en el cielo y cuando se despejó se pudo ver un cráter en las cercanías de aquella mansión.

— M-maldición… ¿Como es que eres tan fuerte?

Una niña con la mitad de una máscara puesta estaba arrodillada sosteniéndose con una espada gigante, ella estaba en medio de aquel cráter, del cielo bajaba una figura luminosa de color amarillo, aquel destello disminuyó viendo a una Kaoruko utilizando su traje de combate en forma de vestido chino.

— Me entrenó la mejor maestra que había.

Kaoruko tenía varios rayos amarillos rodeando su cuerpo que aparecían y desaparecían, a medida que bajaba su vuelo su aura eléctrica disminuía.

— ¡Imitatio-sama! 

Berserga estaba por entrar en acción, pero entonces una mano la detuvo.

— N-no vengas, estoy bien.

La niña se paraba con algo de dificultad al mismo tiempo que impulsó su espada hacia su espalda manteniendo una postura orgullosa.

— Lo admito, eres poderosa, más poderosa de lo que alguna vez podría haber imaginado, incluso más que esa perra de Magia Baiser.

Imitatio caminó saliendo del cráter, al salir de aquel lugar solo vio a Kaoruko y sonrió.

— Un trato es un trato, me ganaste este combate, acepto la derrota ¿Y bien? ¿En serio quieres que hagamos aquello? Kaoruko-chan.

La pequeña rubia se destransformó regresando a su forma de civil.

— Magia Baiser es mucho más peligrosa y poderosa de lo que crees Michiko-san.

Al escuchar aquel nombre la pequeña niña se destransformó también, tras el destello de luz se pudo ver a una mujer adulta alta con buena figura, pero con una mirada de pocos amigos y una cicatriz al lado de su ojo izquierdo.

— Cuéntanos más, viajera del futuro.

Mientras tanto en un restaurante en el centro de la ciudad, había una mujer de cabello turquesa y traje de sacerdotisa, estaba sentada al lado de una mujer de cabello corto purpura con mirada algo deprimente.

— ¡¿Qué tu hija qué?!

— ¡Shhh! Baja la voz Murasaki-chan.

—¡Oh! L-lo siento.

Murasaki se inclinó un poco algo avergonzada por lo que hizo y trató de hablar en voz baja.

— ¿Me estás diciendo que Sayo-chan se fue al amanecer? ¿Es en serio?

— Si… fue a buscar a su mamá.

— Por todos los cielos ¿No pensaste antes de contarle todo a tu hija?

— Ella necesitaba saber la verdad de su nacimiento, no podía seguir ocultando aquello.

— Lo sé, pero aun así…

Entonces sonó algo, era el sonido de un teléfono vibrando.

— D-disculpa un momento ¿Sí? Ah, claro, claro, le traeré aquello apenas regrese, gracias Rushi-san, nos vemos.

Murasaki colgó, a su lado estaba Aoi haciendo pucheros.

— ¿Era esa tal Rushi? Tu jefa.

— Aoi-chan, ya hemos discutido de esto, además estamos hablando en mi hora del almuerzo, es normal que esté tan ocupada.

— Si, si, ya sé, en fin, Murasaki-chan ¿Qué debería hacer? ¿Irla a buscar? No sé qué hacer ahora.

— Bueno, Aoi-chan, tu hija debe buscar respuestas por sí misma también, no podemos ocultarle la verdad para siempre…

Murasaki miró hacia otro lado pensativa viendo a dos madres junto a sus hijas.

— ¿Ya le contaste a tu hija sobre Kuroi?

El ojo de Murasaki se entre cerró al escuchar aquel infame nombre.

— No…

— Murasaki…

— Cuando llegue el momento se lo diré, así como hiciste con Sayo-chan.

— Entiendo, bueno es tu hija, tu sabrás cuando se lo debas decir.

— Gracias, por cierto ¿Ya has contactado con Sora-san? debes decirle que Sayo-chan va en camino a verla.

— Estaba pensando en decirle, por eso quería preguntarte si debía ir directo a la ciudad y buscar a Sayo o dejarle todo a Sora-chan pero si lo hago entonces Sayo lo descubrirá…

— ¿Descubrirá? ¿A qué te refieres Aoi-chan?

— … que Sora…

A lo lejos de la costa de la ciudad se encontraba un barco de transporte, en su interior transportaba toda clase de víveres e incluso autos, en lo alto del barco en la zona de pasajeros se encontraba una chica de cabello turquesa vestida con ropa informal cómoda para el viaje, un pantalón corto junto a una camiseta blanca con volantes.

— Al final terminé viajando sola sin pensarlo.

Al lado de Sayo estaba su maleta de viaje, el viento del mar era fuerte, algunas gaviotas volaban siguiendo el barco, algunas otras se posaban sobre ella, la chica estaba apoyándose en el borde del barco mirando aquella vista tan relajante.

— Mami, mami, mira, es una gaviota.

— Si ¿es la primera vez que viajas no? disfruta del viaje que tu madre nos dió.

Al lado de la mamá y su hija estaba la madre quien tenía náuseas y quería vomitar. Sayo miraba a la familia y no hizo más que sentirse sola, fue entonces cuando ella sacó su teléfono móvil, en el fondo estaba una foto de Utena y ella cenando en aquel restaurante mexicano.

— Creo que debo avisarle a Utena-chan que no voy a poder regresar pronto.

Sayo escribió en su teléfono un mensaje para su novia, pero justo cuando estaba por enviarlo una gota de agua calló sobre la pantalla táctil.

— El cielo.

Nubes oscuras aparecieron encima del barco, las gotas de agua se hacían más y más hasta que calló una gran lluvia, todos los pasajeros se metieron dentro del barco a toda prisa.

— «Damas y señoritas, estamos atravesando una leve lluvia, por favor siéntense en sus asientos correspondientes, experimentaremos algunas olas fuertes.»

Sayo se sentó en su asiento correspondiente, miró por la ventana a su lado lo poderosa que era la tormenta, al parecer era normal en aquella época del año.

Utena, Kiwi, Kaoruko y Haruka estaban en las puertas de la escalera que conducían al templo de la familia Minakami.

— ¿Por qué Kiwi aquí? — Kaoruko se quejó.

— ¿Qué tiene de malo? solo estoy acompañando a Utena-chan.

— Calma Kaoruko-chan, es normal que Utena-chan quiera venir, está preocupada por su novia.

— B-bueno, si tú lo dices, entonces está bien.

— G-gracias, chicas por traerme hasta acá.

— No hay de qué Utena-chan, vamos, de seguro solo está enferma.

Las chicas subieron los numerosos escalones hasta llegar al templo Minakami.

— Este lugar…

— ¿Qué pasa Utena-chan?

— N-nada.

Utena recordaba con nostalgia como este había sido el lugar donde por primera vez azotó a Sayo en solitario, aquella mascara, aquellos azotes, aquellas caricias a su hermoso cuerpo, cada que la tocaba sentía como si lo hiciera tocando directamente su piel, un preciado recuerdo para ella, la hacía extrañar más a su novia.

Haruka tocó el timbre llamando a la casa de Haruka pero nadie respondía, tocó otra vez, pero seguía sin haber respuestas.

— Qué raro ¿Donde estarán?

— ¿Y si vamos a preguntar directamente al templo? suelen haber algunas sacerdotisas allí en sus labores diarias — Kaoruko sugirió.

— Si, vamos chicas.

Las chicas caminaron hacia el templo principal, cuando llegaron vieron a algunas de las sacerdotisas ayudantes barriendo y ordenando la decoración.

— Buenas tardes, disculpe ¿Sabe dónde está Minakami-san? — Haruka preguntó con educación a la sacerdotisa.

— ¿Minakami-sama? sí, ella salió esta tarde sin decirnos su rumbo, dijo que regresaría esta noche, pueden esperarla si gustan.

— ¿En la noche? No, está bien, si la ve por favor ¿podría decirle que se comunique con la familia Hanabishi o Tenkawa? es que queremos preguntarle sobre Sayo-chan.

— Entendido, le dejaré el mensaje.

— Muchas gracias.

Las chicas estaban en la entrada de las escaleras del templo Minakami, el cielo ya estaba en colore carmesí dictando el final del día.

— Utena-chan, cuando recibamos la llamada te avisaremos, por favor espéranos — Haruka se inclinaba un poco ante Utena.

— M-muchas gracias por su ayuda chicas.

— No te preocupes tanto, de seguro hay un buen motivo por el que Sayo-chan no esté, nosotras te lo haremos saber.

Las chicas caminaron cada una a sus destinos, Utena con Kiwi y Kaoruko con Haruka.

— Bueno Utena-chan, si necesitas consuelo sabes que siempre estaré aquí.

Kiwi estaba aferrada a Utena quien seguía pensativa.

— Gracias Kiwi-chan… 

— Utena-chan.

— ¿Sí?

— Sayo-chan te ama, si ella ha faltado a clases debe haber un buen motivo, y si no lo hay yo seré la primera en golpear a esa gata ladrona hasta dejarle el culo rojo.

— Jeje, no sé si eso sea premio o castigo.

— jajaja, en fin, nos vemos Utena-chan, sueña con ella y conmigo si quieres…

Kiwi dio un paso y le dio un beso en la mejilla a Utena para luego alejarse extendiendo su mano despidiéndose.

— Si te sientes sola siempre podemos ir a un hotel juntas.

— ¿Heee? K-kiwi-chan, no digas eso en voz alta.

Tras la despedida Utena caminó hacia su casa, pero entonces vio a alguien cerca de allí, una chica con el cabello turquesa largo que ondeaba el viento.

— ¡¿S-sayo-chan?!

Utena al ver aquello caminó rápidamente entre la multitud de personas, no quería que se le fuera por ende se esforzó bastante en encontrarla, tras un giro en una calle Utena corrió hasta verla de espaldas con su traje de sacerdotisa.

— ¡Sayo-chan! ¡Espera!

Utena agarró de la muñeca a aquella mujer quien inmediatamente se dio la vuelta, su cabello turquesa era exactamente igual al de Sayo pero su altura era mayor, sus caderas más anchas, sus pechos más abultados que se notaban incluso con aquel traje y sobre todo su rostro, más maduro, con un intenso lápiz labial y un lunar bajo sus labios, pero no era Sayo.

— N-no eres Sayo… disculpa, perdón por confundirla.

Cuando Utena se diría hacia un camino contrario una voz la detuvo.

— Hiiragi Utena-chan ¿Verdad?

Utena abrió los ojos intensamente ¿cómo aquella mujer lo sabía? fue entonces cuando se dio la media vuelta para verla y vio una sonrisa.

— Eres Utena-chan la novia de mi hija ¿Verdad?

— Continuará…