Nota: ¡Hemos llegado finalmente a las 100,000 lecturas! Tras 8 meses y 1 semana este fanfic ha sido visto por decenas de MILES de personas, en serio muchas gracias a todos por su apoyo 😀 no saben cuan feliz estoy esperen por un mega especial.
Gracias a las donaciones de Mexa y de A_sandwich he podido escribir un nuevo capítulo de Arcoíris Lunar, como nueva actividad he hecho que a cambio de una pequeña donación puedo agregar a fans de la obra como personajes canon, empezando por Mexa y Mexirene, luego continuaré haciendo canon a más personas ;D espero que les guste el capítulo.
La tormenta amainó, apenas caían unas pocas gotas del cielo, la luz del sol salía de entre las nubes, Sayo salió a la proa del barco al igual que las demás pasajeras.
— Mira mami, es la isla, la isla.
En frente de Sayo se podía ver una masa de tierra, entonces del megáfono un mensaje salió.
— «Damas y señoritas estamos a poco de llegar a la isla Umi no Machi, gracias por comportarse durante la tormenta y gracias por usar nuestros servicios.»
— Finalmente he llegado, mamá.
…
…
El barco atracó en el puerto, los autos bajaban al igual que las familias, en el puerto yacían varias camionetas que esperaban recoger la mercancía que traía el barco.
— Rayos ¿No hay señal?
Sayo vio en su teléfono móvil que el mensaje que le envió a Utena salía con la notificación de que no había llegado a su destino.
— La tormenta daño la antena de la isla, debemos esperar que llegue el otro barco con los respuestos.
— ¿Cuándo llegará el otro barco?
— Creo que, en unos dos o tres días, depende del tiempo.
Eran unas ingenieras que estaban en el puerto junto a una estructura metaliza alargada con varias antenas parabólicas que estaban quemadas y otras dobladas.
— ¡¿Hasta el lunes?!
Sayo quedó asustada e impresionada por las conveniencias que había sufrido para que su mensaje a su novia no llegara, es cuando se dio cuenta de lo idiota que fue en no mensajear a Utena cuando estaba aún en tierra.
Tras caminar algunos cientos de metros Sayo entró al interior de la isla donde había un pequeño campo abierto, en medio del camino de tierra se alzaba una tienda de conveniencia.
— Bienvenida — Era la dependiente quien le daba la bienvenida a sus clientes.
Sayo compró unas bolas de arroz junto a una botella de te helado.
— Muchas gracias, puede usar la mesa si gusta comer aquí.
— Gracias.
Entonces la joven de cabello turquesa se sentó para comer sus alimentos, notó que en efecto su móvil no tenía carga, pero aun así aprovechó la oportunidad para cargar su teléfono.
Tras algunos minutos y luego de terminar sus alimentos Sayo botó los desechos en sus tachos de reciclaje correspondiente.
— Muchas gracias por venir — La dependiente se despedía, pero entonces Sayo se quedó parada.
— Disculpe señorita ¿Puedo preguntarle una dirección?
— Claro ¿A quién busca? la isla no es tan grande, nos conocemos la mayoría.
— Bueno, busco el templo Minakami.
Sayo le entregó un papel con la dirección que anotó en un papel que tenía.
— ¡Oh! ¿Es una turista de la isla principal? por supuesto que lo conocemos, el templo Minakami es super famoso en el pueblo.
— ¿En serio? muchas gracias, no puedo utilizar el móvil sin internet, me ayudaría muchísimo.
— Por supuesto, déjeme escribirle la dirección por si acaso, usted vaya por este camino hasta encontrarse con una colina, sube las escaleras y en la cima verá una elevación rocosa que da al mar, encima está el templo Minakami.
Sayo recibió la nota con mucho entusiasmo.
— Muchísimas gracias por su ayuda, este…
— Soy Mexa, Minori Mexa.
— ¿Mexa?
— A ¿es por mi apellido? es que soy mitad mexicana por mi madre jaja.
— Ya veo, está bien, muchas gracias por tu ayuda Mexa-san — Sayo sonrió amablemente.
— Que tenga un viaje seguro, este, disculpe ¿cuál es su nombre?
— Sayo, Minakami Sayo.
Sayo salió de la tienda en dirección hacia el templo Minakami del oeste en búsqueda de su mamá, mientras tanto en la tienda de conveniencia Midori estaba sonriendo.
— Jeje, hace tiempo que no vienen visitantes a esta isla, Minakami Sayo-chan, Minakami… Minakami… ¡¿Heeeeeeeeeee?! ¡¿Dijo Minakami Sayo?!
…
…
Paso al menos una hora desde que Sayo salió de la tienda de conveniencia, caminó por al menos una hora hacia aquel monte donde al otro lado estaría el templo Minakami del oeste, pero el camino se le hacía muy largo, no llegaba, pese a ser una isla tenía un tamaño considerable.
— Que calor hace.
Sayo estaba usando un sombrero contra el sol, sacó de su bolso un bloqueador solar y se lo untó en sus hombros y bebió un poco de agua.
— ¿Quizás debería volar? no, me podrían ver.
La chica de cabello turquesa miró a sus alrededores y vio a varias trabajadoras arando la tierra, una de ellas la vio y le alzó la mano, Sayo por educación le devolvió el saludo.
— Bip, Bip — El sonido de un claxon sonó por detrás de Sayo, al voltear pudo ver una pequeña camioneta agrícola, en su cabina salió una chica de cabello corto y oscuro usando lentes de sol.
— Hola mija ¿Eres nueva por aquí? ¿Por qué tan perdida?
La mujer tenía una piel morena y en sus dientes tenía algo parecido a un palillo de dientes.
— Disculpa, este, estoy buscando el templo Minakami y por ello yo…
— Jajaja, te estaba jugando una broma mija, Mexa me avisó que había una chica de la isla principal buscando el templo Minakami y me pidió que te echara un viaje directamente.
— ¿E-en serio? ¿Por qué? ¿No sería mucha molestia?
La mujer de la camioneta se sacó los lentes, sus ojos eran de color ámbar.
— ¿Eres una Minakami verdad?
— ¿He?
Sayo se preguntaba si la conocían de algún lado.
…
…
…
En la noche anterior:
Las luces de la ciudad se encendían al caer la noche, Utena caminaba nerviosamente siguiendo a aquella mujer de cuerpo exuberante con vestido de sacerdotisa que resultó ser la madre de su novia. Desde que se encontró en la calle por error no han dicho nada, lo único que debía hacer era seguirla, ambas subieron las escaleras hasta llegar al templo Minakami.
— Ya hemos llegado, disculpa el pedir que me acompañaras Utena-chan.
— N-no, esta b-bien Minakami-san.
Ambas entraron al salón de visitas del templo, las sacerdotisas ayudantes ya habían prendido las velas ceremoniales dentro, aunque el templo tenía servicio eléctrico igualmente les gustaba mantener ciertas tradiciones.
— ¿Te gustaría un poco de te Utena-chan?
— ¿S-segura? ¿E-estaria bien?
— Claro, yo te pedí que vinieras, es lo mismo que podría hacer por mi invitada, chicas por favor.
— Si.
Unas sacerdotisas entraron al salón trayendo una taza de té y unas galletas tradicionales.
— Sírvete Utena-chan.
— S-sí, gracias Minakami-san.
Utena bebió nerviosamente su te, quería ser cuidadosa ya que estaba frente a la madre de su novia y lo peor era que ella ya se enteró de su relación ¿cómo lo supo? ¿se lo habrá dicho Sayo? era lo que pensaba Utena, no tenía idea el cómo iniciar la conversación, pero entonces solo una pregunta se le vino a la mente.
— M-minakami-san.
— ¿Si Utena-chan?
— Este, quisiera preguntarle algo sobre Sayo-chan, en la tarde vinimos con unas amigas y la buscamos, pero no estaba, Sayo-chan no se presentó a clases y…
— ¿Te preguntas por qué Sayo-chan no fue a clases?
Utena escuchó como la señora Minakami se adelantó a su pregunta.
— Este… si…
La señora Minakami bebió su te calmadamente, luego bajó la taza y miró a Utena con ojos serios.
— Antes de aquello quisiera saber más de ti Utena-chan.
— ¿D-de mí?
— Si, por ejemplo ¿Como fue que ustedes se conocieron?
— ¿Ha?
Utena sintió que un choque eléctrico atravesó su mente, la pregunta que inicia todas las demás, pero ¿cómo debería responder? ¿El contarle como conoció a Sayo o como conoció a Azul? porque si fuera así.
— Jeje…
Sin querer Utena sonrió, en su cabeza recordó el momento donde utilizó el cuerpo de Azul como su juguete de placer, justo a unos pocos metros de donde ellas estaban, o también cuando la azotó en el trasero en la escuela junto a Magenta y Sulfur.
— ¿Utena-chan?
— ¡Ah!
Utena se dio cuenta de la sonrisa pervertida que estaba haciendo por lo cual recobró de nuevo la compostura.
— E-este, s-somos compañeras de clases, nos conocimos a principios de año, Sayo-chan es muy atenta con todas y siempre piensa en cómo ayudarnos y…
Utena recordó aquel momento donde ella recién se había convertido en villana, como Sayo se acercó a ella preguntándole si tenía algún problema que la aquejara y sobre todo aquella propuesta.
— «Si necesitas desahogarte puedo ayudarte»
¿Desahogarse? sí Utena hubiera sabido desde ese momento de que Sayo era Azul quizás le habría tomado la palabra allí mismo en el colegio, quizás en algún cuarto solitario, las dos juntas, como suelen hacer de vez en cuando ya en medio de clases como cuando lo hicieron en la enfermería.
— Ya veo, parece que realmente has compartido buenos momentos con ella ¿No?
La sonrisa de Aoi hizo que Utena sintiera un leve escalofrío, por algún motivo sentía que esto era un dejavú, sentía como si su mente estuviera levitando y su cuerpo quisiera separarse de su mente.
— S-sí, ambas nos queremos mucho y yo… realmente la amo… y… y…
La vista de Utena se estaba distorsionando un poco, el olor era dulce, su cabeza daba vueltas hasta que de repente calló encima del tatami donde estaba sentada, la taza de té calló junto a ella.
— Parece que ha funcionado — Aoi sonrió y se aproximó a donde estaba Utena lentamente. — Creo que ahora si podemos ya iniciar con la verdadera platica de chicas.
…
…
…
En la camioneta Sayo estaba sentada en el asiento del copiloto mientras la chofer estaba cambiando la estación de radio.
— Esa tormenta realmente ha jodido la línea de comunicación, solo podemos contactarnos con las estaciones locales, ah, lo siento jovencita, es que ahora esta isla está totalmente incomunicada.
— Debe ser muy difícil.
— No tanto, puedes sobrevivir a menos que seas una otaku que se la pase en su casa conectada a internet jajaja.
— S-sí, así veo.
— Por cierto ¿es verdad que te apellidas Minakami?
— Si, soy Minakami Sayo.
— Ya veo, que raro, no sabía que había otras Minakami.
— ¿Otras Minakami?
— D-disculpa, no es de buena educación meterse en temas familiares.
— No, está bien, la verdad es que estoy buscando a mi mamá ¿Conoce a una tal Minakami Sora?
— ¡¿Minakami Sora?!
La camioneta se detuvo de repente.
— A chinga ¿Eres hija de Minakami Sora?
— S-si ¿acaso pasó algo malo?
— Bueno, la verdad es que… bueno…
La conductora le dio una tarjeta a Sayo.
— Es mi tarjeta, soy chofer, si pasa algo cuando conozcas a tu mamá y necesites ayuda puedes llamarme.
— ¿He? ¿Por qué lo dice? ¿Acaso mi mamá está metida en cosas malas?
— No es asunto mío, creo que primero deberías verlo por ti misma, mira, ya llegamos.
La camioneta descendía de aquel pequeño monte, se veía el otro extremo de la isla, encima de un risco estaba un templo junto al mar, tras unos pocos minutos llegaron hasta su destino.
— Muchas gracias por traerme hasta aquí señorita chofer, este.
Sayo sacó la tarjeta y vio el nombre de la conductora.
— ¿Mexi-san? ¿Es familiar de Mexa-san?
— Claro, somos hermanas, bueno, nos vemos Sayo-chan, cuídate.
…
…
…
Era un cuarto oscuro, solo unas pocas velas había allí, Utena no entendía que estaba pasando, su conciencia se sentía apenas activa, una sombra apareció frente a ella.
— Mi querida hija no me dijo que tenía novia — Una mano pasó suavemente por el hombro de Utena quien seguía totalmente desorientada.
— Fue una enorme sorpresa escuchar sus gemidos diciendo tu nombre — Los dedos de Aoi se deslizaron por el cuello de Utena.
— Cuéntame ¿Realmente se conocieron solo cuando se vieron en clases? ¿O acaso hay algo más?
La mente de Utena estaba desorientada, la pregunta de Aoi hizo que aquella neblina fuera iluminada por aquella pregunta.
— Jeje, Sayo es muy bonita, cuando estaba angustiada ella me pregunto si podía ayudarme a satisfacer mis necesidades, ojalá lo hubiera hecho en aquel entonces.
— ¿Qué cosas dices? como sea, parece que es verdad, entonces ¿No recuerdas a Sayo de antes?
— ¿D-de… antes?
— Claro, de cuando eran niñas, por ejemplo.
— Ni…ñas…
La mente de Utena de nuevo de nubló, no sabía que decir hasta que una idea se le vino a la mente.
— No, las niñas… no me querían… siempre estuve sola… sola… muy triste…
— ¿Triste? ¿Por qué?
— Sola porque…
En la mente de Utena vio a su madre llorando junto a un papel de divorcio en la mesa.
— «Estaremos bien Utena-chan, no estaremos sola si estamos juntas.»
— Mamá… estaba triste… yo estaba triste, las niñas en el parque se burlaban de mí, siempre sola yo… pero…
Murasaki estaba en el parque viendo a su hija jugar hasta que una mujer de cabello turquesa se aproximó a ella para sentarse a su lado, luego una niña pequeña con el cabello del mismo color se juntó a ella.
— «¿Estás sola?»
— «¿Sola?»
— «Las niñas no quieren jugar conmigo tampoco ¿Quieres jugar conmigo?»
— «¿Jugar juntas?»
— «Si»
La mirada solitaria de aquella niña se iluminó un poco, la niña de cabello turquesa extendió su mano.
— «Mi nombre es Sayo, Minakami Sayo ¿Y el tuyo?»
— «Utena, Hiiragi Utena.»
La conciencia de Utena se despejó un poco pero entonces algo dentro de ella, una sombra oscura abrió los ojos, unos ojos dorados en forma de estrella.
— Jaja… jajaja…
Un aura tenebrosa empezó a brotar de Utena, algunas de las velas que había en el cuarto se apagaron.
— ¿Qu-qué está pasando?
Entonces una mano se extendió agarrando del cuello a Aoi.
— ¡Gah! ¿Qu-qué estás haciendo?
— Sayo, mi querida Sayo-chan, te extrañaba, no sabes cuanto te extrañé.
El aura que había en el cuarto se juntó nuevamente en Utena la cual se tiró encima de Aoi agarrándola del cuello y de una de sus manos.
— ¿Acaso la medicina la está haciendo alucinar de más? ¿Me habré excedido?
Pensó Aoi, pero entonces sintió que algo la estaba tocando de su cintura.
— Ah, Sayo-chan ¿Dónde estabas? No sabes cuanto te extrañé.
Utena aproximó su rostro al de Aoi oliendo su dulce aroma.
— Hueles muy bien, muy bien ¿Hace cuanto que no lo hacemos?
La chica que estaba a un paso de transformarse lamió el cuello de Aoi mientras metió una de sus manos bajo el traje de la matriarca de las Minakami.
— ¡Ah! ¿Qu-qué crees que haces? N-no eres Murasaki-chan y no me-
En ese entonces Aoi fue callada con los labios y la lengua de Utena la cual con sus dedos inferiores estaba presionando sobre su traje en medio de sus piernas.
— «¿Qu-que está pasando? ¿La hija de mi primer amor me está besando? esto no puede está sucediendo, esto debe parar.»
Aoi alzó alguno de sus dedos apuntando hacia unos talismanes que estaban en la entrada de la sala, estos talismanes se iluminaron dando vida a un destello en forma de rayo que calló sobre Utena.
— ¡Kyaaaaaaaa!
Utena calló de lado dejando finalmente libre a Aoi quien estaba con su traje totalmente arrugado, en su cuello estaba la marca de una mordida, su lápiz labial corroído y en medio de sus piernas se pudo ver humedad.
— N-no puede ser…
Aoi respiraba erráticamente, al lado de ella estaba Utena quien tenía una sonrisa cómica en su rostro, de su cabeza emanaba humo por el rayo que le calló en la cabeza.
— ¡Minakami-sama! Escuchamos un alboroto ¿Todo está bien?
Llegaron dos sacerdotisas y vieron aquella escena tan extraña.
— ¡Ah! ¡D-disculpe Minakami-sama! ¡Y-ya venimos!
— ¡No! ¡Esperen! ¡Es un mal entendido!
Aoi tuvo que retener a sus ayudantes para evitar un mal entendido, Utena seguía inconsciente en el piso, una de las sacerdotisas estaba arreglando a su matriarca.
— Y bien, dime ¿Es verdad que vinieron unas chicas al templo preguntando por mi hija?
— Si, unas cuatro chicas incluyendo a la que está en esta habitación.
— ¿Qué más te dijeron?
— Que llame a la residencia Hanabishi y Tenkawa para ponerse en contacto con ellas.
— Ya veo, está bien, por favor lleven a Utena al cuarto de huéspedes.
— Si.
Mientras las sacerdotisas se llevaban a Utena la matriarca de las Minakami no hizo más que ver los amuletos que tenía en la entrada del salón, ambos estaban totalmente quemados.
— ¿Pero que rayos fue eso? ¿Con quién te metiste hija mía? solo espero que todo salga bien en tu viaje y descubras la verdad como querías…
…
…
…
Luego de que la chofer Mexi la dejara en frente del templo Minakami del oeste Sayo ya estaba frente al lugar que tanto quería llegar ¿Qué era lo que tanto misterio había allí? el santuario Minakami del Oeste estaba totalmente rodeado por muros, una gran puerta daba la bienvenida a las visitantes, pero al parecer estaba cerrado.
— ¡Toc, toc!
Sayo tocó la puerta fuertemente, tras unos segundos pudo escuchar una llamada al otro lado, una voz infantil.
— ¡Ya voy! ¡Ya voy!
Tras unos segundos la puerta se abrió lentamente, de ella salió una niña de cabello corto azul marino.
— ¿Sí? ¿Quién es?
Sayo vio a aquella niña, debía ser apenas más grande que aquella niña rubia amiga de Haruka que vio en la playa.
— Disculpa ¿Este es el santuario Minakami?
— Claro, este es el santuario de la isla ¿Quién pregunta?
— B-bueno, soy Sayo ¿Se encuentra Minakami Sora?
Entonces la niña abrió los ojos y sonrió.
— ¡Claro! Ya la llamo, espere por favor.
La niña salió corriendo, pero entonces escuchó lo que dijo tras la puerta.
— ¡Mami! ¡Mami! ¡Tenemos visitas!
Al escuchar aquellas palabras los ojos de Sayo se abrieron de par en par, ahora todo tenía sentido, por el cual la chofer Mexi no le contó la verdad y era porque su mamá Sora…
— Buenas tardes ¿En que la puedo ayu…dar?
De la puerta salió una mujer con el cabello semi largo de color azul marino, ojos ámbar y vestida con vestido sintoísta, de su traje estaba la niña aferrándose.
— ¿Sayo… chan…?
— Buenas tardes… tiempo sin vernos… mamá…
— Continuará…