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(Fanfic) Mahou Shoujo ni Akogarete: Arcoiris Lunar / Capítulo 36: Confrontación familiar

Nota: Ya hace una semana que hemos superado las 100,000 lecturas y estoy orgulloso de aquello, ahora seguiremos con la dinámica de hacer «canon» a mis lectores que han donado, gracias a ustedes es que me motivan a continuar y más ahora que hice canon al personaje de Julianf2510 de Twitch y gracias a las donaciones de LexaMexican podré escribir el siguiente capítulo un día después y no en una semana, en serio gracias, chicos y chicas.

Resumen: Sayo se enteró de la historia de su familia y como su nacimiento fue el productor de una lucha de poderes de la familia Minakami, tras aquello ella fue al santuario Minakami del oeste situado en una isla algo alejada. Al llegar Sayo se enteró de que su mamá Sora quien no ha visto en años tiene otra hija.

El santuario Minakami del oeste se encontraba al otro extremo de la isla, muy alejada de los puertos ya que se consideraba un lugar sagrado, aquel santuario estaba ubicado en la parte alta de un risco, tenía altos muros y tenía un diseño que se asemejaba bastante al de un antiguo castillo medieval japones.

— ¿Sayo…chan?

— Tiempo sin verte… mamá…

Sayo y Sora estaban sentadas en una sala de ceremonias, el tatami era cálido y suave, se podía ver a las afueras a un grupo pequeño de sacerdotisas ayudantes quienes daban mantenimiento al santuario, eran chicas jóvenes y hermosas que parecían disfrutar de lo que hacían.

— Sayo-chan ¿Como está tu madre? espero que esté bien ¿Y el santuario de la ciudad?

Sora trataba de hablar con su hija cordialmente, pero era notorio de que se sentía incomoda, era normal al ver a su hija sin que Aoi se lo hubiera comunicado de antemano.

— Ella se encuentra muy bien, el santuario igual, actualmente voy a la secundaria como toda chica de mi edad y también he hecho algunas amigas.

— ¿En serio? me alegra mucho.

Sayo miró a los alrededores del salón, había toda clase de adornos japoneses, algunos retratos antiguos y dibujos igual de viejos, en una de ellas se pudo ver la imagen de una chica de cabello turquesa con una gran lanza enfrentándose a una bestia a mitad de la noche.

— ¿Hace cuantos años que no nos vemos mamá?

— Sayo-chan, yo…

— Está bien mamá, mi madre ya me dijo toda la verdad.

— ¿La… verdad? 

— Si, sobre todo lo que tuvo que tuvo que hacer para convertirse en la cabeza de la familia Minakami, toda esa lucha de poderes, de cómo tuvo que abandonar a la chica que amaba y sobre todo…. el propósito de mi nacimiento.

— Sayo-chan lo que hizo tu madre…

— Cuando me enteré de todo estaba muy confundida, enojada, indignada y muchas cosas más, pero… me doy cuenta de que madre no me ha contado todo…

Se pudo ver a lo lejos a la niña de cabello azulado jugando con una pelota adornada con imágenes de flores de cerezo.

— ¿Mamá lo sabe? ¿Que tienes otra hija?

— …

— Responde mamá, por favor.

— Su nombre es Mizu y si… ella lo sabe todo.

— Lo suponía.

Sayo apretó sus puños agarrando su ropa e hizo una mueca de enfado, luego de unos segundos una pequeña lagrima se le estaba acumulando en sus ojos, pero luego ella se lo secó con sus dedos.

— Sayo déjame explicártelo por favor.

— ¡No, gracias! 

Sayo se paró de donde estaba, se la notaba muy dolida por lo que había experimentado, caminó hacia la puerta de la salida, pero cuando abrió la puerta corrediza pudo ver a alguien.

— Oh, disculpa ¿Eres nuestra invitada? estaba por servirles té y galletas, espero que no le moleste.

Era una mujer adulta de cabello oscuro lacio que llegaba hasta su espalda, tenía todo el aspecto de una dama japonesa.

— P-perdona, pero… ¿Quién es usted?

Sayo preguntó tratando de mantener la compostura, pero sus ojos estaban muy abiertos.

— Q-querida no hacía falta que…

Sora se paró inmediatamente mientras extendía su mano, pero era demasiado tarde.

— No sé lo que está pasando, pero mi nombre es Azumi, Minakami Azumi, soy esposa de Minakami Sora, pero mi nombre de soltera es Nakamura Azumi.

— ¡¿Por qué?!

— Hija…

— ¡¿Le diste el nombre de nuestra familia?! ¡Estoy harta!

Sayo salió corriendo del salón, los intentos de Sora de detener a su hija fueron inútiles.

Era de noche en el santuario Minakami en la ciudad, la luna llena estaba en su máximo esplendor, el salón ceremonias estaba rodeada de velas encendidas, en medio estaban dos figuras en ella.

— Utena-sama, por favor, tómeme.

Era Sayo quien estaba con una Yukata a medio poner, sus pechos u piernas estaban a la vista, sudaba por el calor de la noche de verano, el olor del ambiente era dulce y embriagador.

— Sayo-chan, te ves tan linda esta noche, me alegra que nos hayamos casado.

Utena también vestía una Yukata a medio poner, sus hombros se salían y sus dientes caninos eran más grandes de lo normal.

— Gracias Utena-sama por elegirme, mi cuerpo y alma le pertenecen, ahora por favor hágame suya.

— Sayo-chan…

— Si, hazlo Utena-chan, toma a mi hija.

Una figura voluptuosa salió de entre las sombras, era una mujer adulta casi idéntica a Sayo pero con pechos y trasero mucho más grandes, con un lunar al lado de su labio, vestía su vestido sintoísta pero sus pechos se estaban saliendo de su traje, se podía ver un lunar en uno de sus pechos.

— ¿M-minakami-san?

Utena estaba impresionada pero entonces una mano tocó el cintillo que tenía su yukata puesta, era Sayo quien se la jaló.

— Utena-sama, ahora somos una sola familia.

Sayo también tiró del cintillo de su Yukata para dejar su cuerpo totalmente expuesto.

— ¡Hahhhh! ¡Utena-sama! ¡Utena-samaaa!

La entrepierna de Sayo y Utena estaban al contacto directo, sus pieles mojadas y calientes rozaban de un lado al otro, sus intimidades se estaban besando intensamente.

— ¡Sayo-chan! ¡Sayo-chaaan!

Utena disfrutaba del acto con su novia, pero entonces una mano tocó su mejilla, era la de Aoi quien la miraba con una coqueta sonrisa.

— Por favor, Utena-chan, embaraza a mi hija, quiero que me den muchas nietas.

— Aoi-san… ¡Hah! 

Era la mano de Sayo la cual estaba tocando el trasero de Utena.

— ¡Hah! ¡Hahhh! ¡Utena-sama! ¡Que rico se siente! ¡Por favor, embaráceme!

— ¡S-sayo-chan! ¡Me voy a correr! 

— ¡Si! ¡Por favor! ¡Hágalo dentro mía! ¡Soy su omega y usted es mi alfa! ¡Embaráceme!

— ¡¡Haahhhhh!! 

Ambas chicas llegaron al clímax, una gran cantidad de jugo de amor salió de sus intimidades mojando la sabana en la que estaban recostadas. 

— Te amo… Utena… sama… 

Sayo se quedó dormida con sus piernas abiertas, el jugo de amor de su entrepierna salía escurriéndose.

— Vaya, vaya, creo que fue demasiado para mi hija.

Aoi estaba sin ropa, entonces gateó con sus enormes pechos moviéndose de un lado al otro, con ese hermoso lunar en una de ellas.

— Espero que hayas embarazado a mi querida Sayo-chan, pero si no te llega a satisfacer por completo…

Aoi se puso encima de Utena, el enorme y voluptuoso cuerpo de Aoi opacaba al pequeño y delgado cuerpo de Utena.

— ¿A-A-Aoi-san?

— Si mi hija no te puede dar una hija, o no llega a satisfacerte por completo en la cama… puedo tomar su lugar.

El rostro de Aoi estaba al lado del de Utena, entonces sacó su lengua y lamio la mejilla de la villana.

— Soy fértil.

La madre de Sayo abrió las piernas de Utena que estaba recién corrida para querer rozarla con su intimidad de mujer madura y caliente.

— ¡Ahhhhhh!

Utena se levantó de su futón totalmente asustada y sudando frio.

— ¿He? ¿Como? ¿Cuándo? ¿Donde?

Se encontraba desorientada pero curiosamente estaba en un lugar muy idéntico al de su sueño, un salón enorme con tatamis en el suelo estaba en un santuario.

— ¿Como fue que llegué hasta aquí?

Entonces una puerta corrediza se abrió, de ella apareció una mujer de cuerpo voluptuoso en su traje de sacerdotisa sintoísta, su cabello turquesa y sus labios pintados con un rojo intenso.

— ¡Ahhhhhhhhhhhh! 

Utena pegó un enorme grito que la hizo arrastrarse hasta el otro extremo de la sala.

— ¿Utena-chan? ¿Qué te pasó? ¿Estás bien? de repente te desmayaste cuando estábamos por hablar.

— ¿He? ¿Me desmaye? ¡Ah! ¡Es cierto! ¡Me desmayé! 

Tras recordar lo último que ocurrió se aproximó a la madre de su novia para inclinarse y pedir disculpas.

— Lo siento, lo siento mucho Minakami-san, no quería causarle problemas en su santuario familiar.

— No, no, está bien, me alegra que te encuentres en buen estado.

Aoi miró por un segundo hacia otro lado recordando que ella fue quien la drogó con él té.

— Más importante, viniste a buscarme ¿En qué te puedo ayudar?

— ¡Ah! ¡Cierto! Quería preguntarle por su hija, por favor, dígame donde está, ha desaparecido y no la podemos encontrar.

— Ya veo, entonces era eso, verás Utena-chan mi hija Sayo no se encuentra ya que fue a visitar a su mamá.

— ¿A su mamá? ¿Dónde está su mamá?

— Ella vive en una isla llamada Umi no Machi…

Sayo caminó por un camino que bordeaba el bosque, estaba al lado de la costa, el viento era muy fuerte, el sonido de las olas se podía escuchar claramente.

— ¿Como pudiste? Casarte con alguien más, tener otra familia, dejarnos solas, maldita, maldita…

El cielo se empezaba a nublar y entonces algunas gotas empezaron a caer.

— Maldita, maldita, maldita.

La mirada de Sayo era de furia, los últimos días han sido lleno de revelaciones, su familia, su madre, su mamá, la isla, todo era demasiado para ella, no dejaba de maldecir a su familia.

— Nací solo para darle poder a mi madre… y mi mamá solo para ganar dinero… malditas, maldit-

La lluvia se hizo tan fuerte que el camino se encontraba lodoso y resbaladizo, Sayo pisó mal por lo cual se cayó, el camino era inclinado por lo que ella empezó a caer por el sendero que daba hacia la playa.

— ¡Aaaahhhhhh!

Sayo estaba a punto de caerse hacia una pendiente que daba al mar, había rocas por debajo, si llegaba a chocar, en definitiva, podría morir, pero Sayo no era una chica normal.

— ¡Transmagia!

Una luz emergió por esa pendiente, a lo lejos alguien pudo ver aquella luz.

— ¡Hah! ¡Hah! ¡Hah! Por poco…

Sayo estaba volando a solo un par de metros del mar, unas rocas yacían bajo sus botas.

— ¡Sayo-chan! ¡Sayo-chan!

Se pudieron escuchar unas voces, era de Sora quien la estaba buscando.

— Querida, cuidado, es peligroso, dicen que una nueva tormenta se aproxima a la isla.

— No puedo, Sayo-chan no conoce esta isla, debo encontrarla.

Sora estaba junto a un grupo de sus sacerdotisas ayudantes quienes cargaban unas linternas, el cielo se había nublado tanto que parecía que se iba a hacer de noche pese a que aún faltaban algunas horas.

— No puede ser, debo irme de aquí y…. no, si me ven salir de aquí como Azul podría llamar demasiado la atención, si la noticia se esparce podrían sospechar….

Sayo llegó a la conclusión de que era mejor esperar antes de salir de allí volando, pero entonces algo llamó su atención, era un brillo que venía del borde de la pendiente de donde calló.

— ¿Una… cueva?

Era una cueva que tenía un brillo purpura que provenía de dentro de ella, tras unos segundos pudo sentir algo.

— ¿Magia?

Sayo por instinto entró volando a aquella cueva, si algo aprendió durante todo su tiempo como chica mágica era que no podía ignorar esas energías negativas.

Tras unos segundos volando aquella luz se hacía más clara pero el resto de la cueva estaba totalmente a oscuras.

— No puedo ver nada, ah ya se.

Azul sacó su teléfono móvil y encendió la linterna, afortunadamente pudo cargar su teléfono en la camioneta de la chofer Mexi justo antes de llegar a donde su mamá.

— Pero ¿qué es esto?

Azul llegó hasta lo profundo de aquella cueva y lo que yacía dentro era una roca que encima de ella estaba un santuario en miniatura y en medio de ella estaba una esfera de color purpura que brillaba.

— ¿Eso era lo que brillaba?

La luz de aquella esfera le llamaba poderosamente la atención, se sentía atraída como si debiera tocarla.

— ¿Qué haces en el templo de Damu?

— ¡Ahhhh! 

Azul se asustó por aquellas palabras, al punto de que tiró su teléfono al piso, la luz del dispositivo iluminó una pared de la cueva y en ella yacía un grabado, era la silueta de una mujer con cabello largo la cual sostenía una lanza japonesa, en su pecho había un símbolo en forma de corazón, frente a ella yacía una criatura con forma de bestia y cabello largo puntiagudo que le llegaba casi hasta las piernas.

— ¿Quién está allí?

Azul agarró su espada de hielo para apuntar a la persona que le habló, al voltear pudo ver tenuemente a alguien parada allí, era una niña.

— Eres… tu… 

Aquella niña era la hija de su mamá Sora, o sea su media hermana Mizu.

— Continuará…