Nota: Disculpen la demora, pero tenía mucho que hacer, la próxima semana habrá capítulo doble, espero que lo disfruten.
La noche después de su exitosa presentación Murasaki y Rushi fueron a comer a un restaurante argentino, bailaron tango y se divirtieron como nunca, pero la noche era joven por lo que Rushi se llevó a Murasaki a un lugar donde poder desfogar la pasión que tanto anhelaba.
— R-rushi-san… hmmm…
Murasaki era besada intensamente por Rushi quien poco a poco le quitaba la chaqueta tirandola al piso.
— Murasaki-chan, que bien hueles.
— ¡Kya!
Murasaki sentía como su trasero era manoseado por la rubia ejecutiva.
— E-espera, d-debo avisarle a mi hija que llegare tarde…
— ¿En serio? pero que buena madre eres.
Rushi seguía besando a Murasaki, pero ahora bajaba a por su cuello lamiéndola, sus manos manoseaban la cintura de la madre de Utena.
— ¡Hah! E-espera… ¡haaahhhh!
Rushi apretó bien fuerte el trasero de Murasaki quien tomaba su teléfono móvil escribiendo un mensaje de forma errática, pero gracias al corrector se entendía mejor, el mensaje decía.
— «Utena-chan, llegaré tarde esta noche, cuida la casa.»
El mensaje llegó a su destino y este fue leído.
— ¿Un mensaje de mamá?
Utena estaba leyendo el mensaje, detrás de ella había luces florecientes, sus hombros estaban al aire y en eso una cabeza emergió de debajo de ella.
— ¡Hah! ¡Kiwi-chan! ¡Tu lengua!
Kiwi estaba lamiendo la intimidad de Utena, su lengua aún estaba conectada a ella con un hilo de saliva.
— ¿Era mi suegrita? ¿Qué dice?
— Bueno, pues… dice que llegará tarde esta noche y que cuide la casa.
— ¿En serio? jiji eso quiere decir que podremos estar en este motel más tiempo ¡Hmmmm!
— ¡Hahhhh! ¡Kiwi-chan tu lengua! ¡Hah! ¡Hah!
Utena alzaba su cabeza y en eso empezó a sonreír, tiró su teléfono a un lado y agarró la cabeza de Kiwi empujándola más a su entrepierna.
— ¡Come! ¡Come todo Kiwi-chan! ¡Hahhh!
— ¡Hmmmm!
Mientras ambas chicas seguían copulando en la cama del hotel de amor se vio en el teléfono el chat que dejó Utena, en ella le respondió a su madre:
— «Está bien mamá, cuidaré la casa, ten cuidado.»
La pantalla del teléfono estaba por apagarse, pero un nuevo mensaje apareció.
— «Buenas noches, Utena-sama, espero que esté bien ¿Podríamos vernos mañana?»
Era Minakami Sayo.
…
…
…
Mientras tanto en el otro hotel de amor:
— ¡Hahhhh!
Murasaki estaba acostada en la cama, su blusa aún estaba puesta pero no así su falda, ella estaba con sus piernas abiertas con sus pantimedias aún puestas pero su panty era lamido con desenfreno por Rushi:
— ¿Te respondió tu hija Murasaki-chan? — Rushi hacia a un lado la panty de la madre de Utena.
— S-sí, me respondió, dijo que c-cuidaría de la cas… ¡AAAAAHH!
— Estas cosas me estorban.
Rushi agarró con fuerza las mallas que saba Murasaki y las arrancó dejando su entrepierna totalmente expuesta.
— ¡R-rushi-san! ¡Haaahhh!
Rushi introdujo su lengua muy dentro de la intimidad de Murasaki, era húmeda, caliente y suave, sentía como la esencia de su mujer estaba emanando, como feromonas que provocaban el celo a una alfa.
— ¡Hmmmmm! ¡Hah! ¡Hmmmm!
Rushi alzó las piernas de su mujer haciendo que solo su espalda estuviera apoyada en la cama, el rostro de Murasaki era toda una mezcla de emociones, entre excitación, sorpresa, celo y algo de miedo.
— ¡Hahhh! ¡Rushi-san! ¡Rushi-san! ¡Mi coño, mi coño!
Los ojos de Murasaki miraron hacia arriba todo lo que pudo mientras agarraba sus cabellos, sintió como una descarga eléctrica que nacía de su vientre estallaba en su entrepierna liberando todo su jugo de amor en el rostro de Rushi empapándola por completo.
— Que delicia.
Rushi tenía el rostro empapado, pero ella solo se relamió los labios
— Déjame ver tu rostro Murasaki-chan.
Rushi se alzó para ver el rostro de la madre de Utena, pero ella las tenía cubierta con sus manos.
— N-no, e-es muy vergonzoso.
— Ohhh…
Rushi sonrió, sintió como si algo le hubiera hecho clic abajo, se quitó la blusa tirándola al piso, luego con su pantalón quedándose solo en ropa interior.
— ¿Sabes que es lo que más disfruto del sexo Murasaki-chan?
Rushi se desabrochó el sostén dejando expuestos sus pechos, eran perfectos, ni grandes ni pequeños, las aureolas de sus pezones eran rosados, tras hacerlo Rushi empezó a desabrochar la blusa de Murasaki quien seguía gimiendo por el orgasmo que había tenido.
— ¡Es ver las eróticas expresiones que tienen!
— ¡Kya!
Rushi abrió por completo la blusa de Murasaki dejando expuestos sus pechos, eran pequeños, sus aureolas igual, además su abdomen mostraba notoriamente la forma de sus costillas.
— Soy fea ¿verdad?
— ¿Como?
Murasaki retiró una de sus manos para dejar uno de sus ojos libre y ver a Rushi.
— Mi cuerpo no es nada erótico, soy delgada, débil, tímida, no tengo nada de agraciada…
— ¿Pero que tonterías dices?
Rushi sintió algo de enojo al escuchar esas palabras, agarró una de las manos de Murasaki y la hizo apartarla de su rostro mirándola a los ojos.
— No se quien demonios te ha hecho pensar esas estupideces, pero así me gustas.
— Rushi-s…
La ejecutiva calló las palabras de la madre de Utena con un beso intenso.
— ¡Hmmmm!
Rushi tomó de la mesa una caja con pastillas, agarró una y se la metió en la boca.
— ¿Rushi-san?
La mujer rubia agarró de nuevo a Murasaki para besarla y entre su lengua le pasó la pastilla para que la tragara.
— ¡¿Hmmmm?!
— Ahora podremos hacerlo sin contenernos.
Rushi agarró de la entrepierna de Murasaki para luego ella colocar la suya, ambas entrepiernas estaban a solo centímetros de conectarse.
— ¡R-rushi-san! ¿E-en serio quieres?
— Cállate, ya tienes la pastilla, no tengas miedo de que te embarace.
— Pe-pero ¡Hahhhhhhhhhh!
Murasaki sentía como su entrepierna se nuevo se incendiaba, pero esta vez con la piel desnuda de Rushi quien tenía su entrepierna totalmente depilada mientras que la de Murasaki tenía vello, no mucho, pero si considerable.
— ¡Hahhhh! ¡Hahhhh! ¡Rushi-san! ¡Su entrepierna me está incendiando!
— ¡Murasaki-chan! ¡Hahhh! ¡S-si! ¡Siiiii! ¡Hahhhh! ¡Que rico! ¡Qué deliciosa estas! ¡Hahhhh!
Murasaki sentía como su mente se estaba poniendo en blanco ante esa sensación que tenía ¿Cuándo fue la última vez que ella tuvo relaciones al «pelo»? eso daba igual, solo sentía el calor de aquella ejecutiva que le dio trabajo, hizo que su vida mejorara mucho en tan poco tiempo y ahora eran una sola.
— ¡Murasaki-chan! ¡Murasaki-chan! ¡Hahhh! ¡Hahhhhh! ¡E-estoy por liberarlo! ¡Tomalo! ¡Tomaloooo!
— ¡Rushi-san! ¡Rushi-saan…! ¡Hahhhh! ¡Hazlo! ¡Hazloooo! ¡Hahhhh! ¡Rushi-chaaaan!
Cuando Rushi escuchó el sufijo «chan» sintió algo más excitante que le permitió liberar su jugo de amor al mismo tiempo que el de Murasaki, ambas entrepiernas estallaron en un frenesí de lujuria, amor y éxtasis, las gotas chispearon por todos lados mojando la cama y dejando a ambas con sus cuerpos extasiados tirados allí mismo, cada uno de sus cuerpos miraba hacia otro extremo, sus entrepiernas estaban a solo milímetros y sus jugos las conectaban.
— Hah… hah… hah…
Ambas seguían jadeando, pero entonces Rushi empezó a gatear hasta ponerse encima de Murasaki.
— No te digas fea, eso me entristece, eres hermosa y tu cuerpo exquisito, créelo.
Rushi besó a Murasaki quien seguía con el post orgasmo luego de haber llegado al clímax dos veces en poco tiempo.
— Rushi-c…san…
— ¿Ara? ¿Acaso no dijiste chan mientras te corrías?
Rushi sonreía coquetamente.
— N-no es cierto…
— Jeje, estoy segura de lo que escuché, me dijiste Rushi-chan, vamos, dilo de nuevo.
— No, es muy vergonzoso…
— ¿En serio? ¿Luego de que te corrieras en mi cara y en mi entrepierna?
— ¡Hahhh! ¡T-tonta! ¡Tonta!
Murasaki le daba pequeños golpes a Rushi estando sonrojada.
Tras unos minutos en la cama Murasaki estaba arrimada al hombro de Rushi.
— ¿En verdad no crees que soy fea?
— Ya te lo he dicho, eres hermosa, eres perfecta, te lo juro por todas las santitas.
— Rushi-chan…
— Jeje, te quiero.
Ambas chicas se besaron.
— Oh, cierto, debes beberte la otra pastilla, no creo que quieras embarazarte ahora.
— ¡Hah! ¡E-es cierto!
Murasaki tomó un vaso con agua, tomó la pastilla y bebió el agua.
— Querer…
— ¿Qué dijiste Murasaki-chan?
— ¿He? ¡Ah! N-nada… jeje…
En la mente de Murasaki estaba aquel recuerdo de cuando estaba en la universidad.
— «Te quiero Murasaki-chan»
— «Y-yo también te quiero Kuroi»
Recuerdos de cuando le llegó la carta de divorcio.
— «Mami, mami ¿Por qué lloras?»
— «N-no es nada Utena-chan, todo está bien… todo está bien…»
…
…
…
Poco a poco salía la luz del sol por la ventana del hotel de amor, los ojos de Rushi se abrían lentamente y se levantó de la cama.
— ¿He? ¿Pero que… pasó? Auch, auch… mi cabeza…
Rushi trataba de hacer memoria, primero vio donde estaba, se dio cuenta que era un hotel de amor en lo que algo hizo conexión en su mente.
— ¡Ahhhhh! ¿A-acaso lo hice con alguien más? No puede ser…
Rushi revisó a un lado de su cama y vio que no había nadie.
— ¿Qué?
Luego tomó su teléfono móvil y vio un mensaje, era de Murasaki:
— «Gracias por la noche Rushi-san, lo disfruté, gracias por decirme hermosa, me retiro, por favor descanse.»
Tras leer el mensaje Rushi recordó todo lo que pasó la anterior noche con Murasaki.
— Oh… no puede ser… lo hice de nuevo… ¡Noooo!
En la mente de Rushi hubo recuerdos de sus días de juventud cuando salía de fiestas, parrandas, borracheras, se acostaba con cuanta chica se encontrará, parecía que nunca se casaría ni tendría hijas, pero una noche…
— ¡No! ¡No! No lo recuerdes Rushi… por ahora debo…
Rushi tomó su teléfono móvil y llamo a alguien.
— Hola ¿Mamá? ¿Como estás? ¿Está todo bien con Korisu?
…
…
…
En la residencia Hiiragi era de mañana, madre e hija se sentaron a comer, pero habia algo raro.
— ¿Utena-chan? ¿Estas bien? ¿Acaso no dormiste bien?
Era Utena quien tenía el cabello totalmente alborotado, seguía medio dormida, tras escuchar lo que le dijo su mamá Utena hizo un gesto algo bizarro.
— Jeje, si, todo bien mamá, jeje.
Al ver el rostro raro de su hija Murasaki solo pudo sentir algo de repelús, pero no podía decírselo a su propia hija.
— Cierto mamá… este… ¿todo bien en el trabajo?
Murasaki agitó un poco su mano al escuchar aquello, recordó lo que pasó con Rushi en el hotel de amor.
— ¿He? ¡Ah! S-sí, t-todo bien ¿y que harás hoy jovencita?
— E-este, voy a salir con unas amigas, si, jeje unas amigas.
— Oh… bueno…
Ambas, madre e hija se miraron con preocupación, cada una tenía sus secretos que no quería revelar, bebieron sus tazas y cada una salió a hacer lo que tenían que hacer.
…
…
…
Era un nuevo día de trabajo en Industrias Yuri, todas fueron a trabajar como de costumbre, pero algo había de diferente, eran Rushi y Murasaki quienes al momento de verse parecían no querer una conversación más allá de la estricta y necesaria.
— M-murasaki-c…san…
— ¿Sí? Rushi-san.
— Por favor, envía estos documentos a la secretaria de la presidenta por favor.
— Si…
Murasaki tomó el elevador el cual tenía pocas personas, el edificio era enorme, la parte más alta era atendido por los puestos administrativos más altos de todas industrias Yuri, la pantalla del elevador decía que estaba por llegar a los pisos más altos, cuando se abrieron las puertas pudo ver un gran corredor, el piso estaba perfectamente alfombrado y había decoraciones al estilo victoriano por todos lados.
— Wow…
Murasaki quedó anonadada ante tanta opulencia, se notaba que Industrias Yuri era de las empresas más poderosas del país y se sentía agradecida de trabajar allí.
— Buenos días, soy Murasaki Hiiragi del área de desarrollo.
— Oh, buenos días ¿en que la puedo ayudar?
La secretaria tenía un escritorio de madera al más puro estilo clásico, pero había algo raro en ella, tenía un uniforme que más parecía el de una criada que el de una secretaria.
— Vaya, por fin ha llegado, muchas gracias Hiiragi-san, yo se la entregaré a la presidenta.
— M-muchas gracias, entonces me retiro, que tenga buen día.
— Que tenga buen día.
Murasaki se retiró del puesto de secretaria, se dirigía al elevador cuando las puertas de este se abrieron.
— ¡Mamá!
Una chica salió corriendo a toda prisa asustando a Murasaki, pero pudo esquivarla a tiempo.
La chica vestía un uniforme de instituto, tenía el cabello verdoso y un cuerpo algo relleno, la chica corrió hasta donde estaba la secretaria con aspecto de criada.
— Momo-chan, no puedes entrar tu mamá está ocupada ahora.
— ¿Heeee? Pero si quiero pedirle algo.
— No puedes, debes esperar.
— ¡Noooo! Necesito que me preste las llaves de la mansión de verano.
— Espérala por favor.
Murasaki trataba de ignorar dicha escena, solo se metió al elevador y apretó el botón para bajar, pero justo cuando las puertas se estaban cerrando pudo ver que la puerta gigantesca que daba a la oficina de la presidenta se abrió y de ella salió alguien, una chica de traje oscuro y cabello oscuro igual.
— ¿He?
En el cuerpo de Murasaki pudo sentir una sensación de pánico y angustia, muchos recuerdos se le vinieron a la mente que la llenó de incluso terror, pero entonces la puerta se cerró por completo.
— No puede ser…
El elevador estaba descendiendo, las luces del elevador empezaron a parpadear, Murasaki solo miraba hacia abajo mientras se tapaba la boca al sentir ganas de vomitar.
— … ¿Kuroi?
— Continuará…