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(Fanfic) Mahou Shoujo ni Akogarete: Arcoiris Lunar / Capítulo 38: Misterios familiares

Nota: Feliz Navidad del 2025, les traigo el primer capítulo del doble estreno, espero que lo disfruten.

«¿Minakami Mizuki también fue una chica mágica?»

Fue imposible para Sayo no comparar el «talismán» de su ancestro con su dispositivo de transformación, ambos lucían como corazones, había un misterio en dicha isla, se supone que solo fue a confrontar a su mamá Sora pero ahora tenía un asunto más importante que resolver.

Durante parte de la mañana Sayo estuvo deambulando por el santuario Minakami tratando de despejar la mente por todo lo que había procesado, tenía aún puesta su Yukata ya que su ropa se había mojado, al parecer no tenían una maquina secadora en el santuario cosa irónica sabiendo lo adineradas que son, de repente vio en una habitación a Izumi, la nueva esposa de su mamá Sora estaba enseñándole a escribir caracteres japoneses algo más avanzados a su hija Mizu.

— Oh, Sayo-chan ¿Ya despertaste? — Izumi se levantó para ver cómo se encontraba sayo.

— B-buenos días Izumi-san… — Sayo todavía se sentía incomoda por estar ante la nueva esposa de su mamá, hasta hace unos días ella seguía creyendo que su mamá solo tenía mucho trabajo y por eso no la iba a visitar tanto a casa, pero en realidad ya tenía otra familia.

— ¿Te gustaría acompañarme Sayo-chan? quisiera hablar contigo.

— Esta bien…

La noche anterior en la residencia Hiiragi:

— ¿Q-que está pasando aquí? Utena-chan… ¿Qué haces con… la señora Minakami? — Murasaki vio en frente suya a Aoi sentada al lado de su hija Utena, temía que ya hubiera abierto la cosa y contado cosas demás ¿tendría que ver con Sayo? ¿Le habrá dicho de sus aventuras en el pasado?

— M-mamá, c-como decía, e-ella es… la m-mamá de… Minakami… S-sayo y bueno lo que quería decir e-es… es…

Utena se ponía muy roja ante lo que tenía que decir, los nervios no la dejaban hablar, era tanto la lentitud de su declaración que ambas madres de familia se miraron a los ojos y como si se trataran de psíquicas ambas solo pensaron.

— «¡Ya sabemos que estas saliendo con Sayo! ¡Solo dilo ya!»

Una vena se le frunció en la frente a Murasaki, acto seguido ella tocó con fuerza la mesa de la sala.

— ¡Hiiragi Utena!

— ¡Ahhh! — Utena se asustó.

— Si tienes algo que decir dilo de una buena vez, ten algo de coraje, no recuerdo haber criado a una niña cobarde.

— Jijiji.

Aoi se estaba riendo en voz baja viendo el espectáculo que tenía al frente, todo esto era para que Utena confesara ya que si le explicaban las cosas a Utena tendrían que también revelar su relación pasada.

— «No te rías Aoi.» — Murasaki sentía también vergüenza al hacer lo que hacía.

— «Es mi venganza Utena-chan, por poco me violas, perdona, pero debo desquitarme un poco.» — Aunque Aoi no lo quisiera admitir era una mujer que se resentía fácilmente.

Tras tragar saliva y sentir como si sudara frio Utena no pudo resistir más y confesó todo lo que sentía por dentro.

— ¡Mamá! ¡Quiero confesarte que estoy saliendo con la hija de Aoi-san! ¡Minakami Sayo-chan!

Utena sentía como si desfogara ese nerviosismo helado que la pinchaba como agujas.

— ¡Ahora Sayo-chan ha desaparecido y necesito ir a buscarla a una isla! ¡Por favor mamá déjame acompañar a Aoi-san para buscarla!

Pese a su nerviosismo confesó a vivo pulmón todo lo que sentía, sin tapujos ni filtros, tanto Aoi como Murasaki se vieron a sí mismas para luego volverla a ver a Utena, lo habían conseguido.

— Ya veo, así que tienes novia… a tus catorce años…

Utena estaba muy nerviosa a la espera de lo que le iría a decir su mamá, esperaba que le agarrara de la camiseta y le diera cachetadas con su zapatilla mientras le sermoneaba de cómo puede ser una chica tan desvergonzada o que incluso le diera nalgadas frente a Aoi, pero para su sorpresa…

— Esta bien, puedes ir.

— ¿He? D-disculpa mamá ¿Qué dijiste?

— ¿Qué no me escuchaste jovencita? dije que puedes ir a buscar a tu noviecita esa ¿es muy importante para ti verdad?

Utena no podía creer lo que estaba pasando, su mamá le había dado permiso de ir a buscar a su novia Sayo a aquella isla, miró hacia Aoi quien le sonrió y le guiñó el ojo en señal de victoria.

— ¡G-gracias mam…!

— ¡Pero! — Murasaki tenía sus ojos ocultos con una sombra intensa. — Cuando regreses tú y yo tendremos una larga charla entre madre e hija por lo que has hecho Utena-chan.

Murasaki de nuevo miró a su hija Utena con ojos totalmente abiertos y sus pupilas hechas puntos, le acabó de dictar su sentencia de muerte. Tras aquello Utena solo tragó saliva y le respondió.

— S-si…

A un lado de Utena Aoi solo juntó sus manos como si quisiera orar, guiño el ojo y en sus interiores solo pensaba:

— «Gracias Murasaki-chan, prometo cuidar a tu hija.»

Sayo estaba sentada en el borde de la casa residencial Minakami que tenía una construcción totalmente tradicional del medievo japonés, en frente de ellas había un estanque con peces carpa y un pequeño riachuelo artificial que caía sobre un pedazo de bambú cortado que al llenarse se volteaba para dejar caer el agua y volver a levantarse para llenarse del líquido vital.

— Conoció a Sora hace unos nueve años.

Sayo ya sabía a donde se dirigía la conversación, pero estaba tan cansada por lo que había pasado que simplemente la dejó hablar.

— Antes de que Sora-chan llegara a la isla el santuario era administrado por otra sacerdotisa Minakami, pero tenían una mala reputación, se decía que en este santuario las sacerdotisas eran usadas como objetos de placer, les daban regalos, hacían banquetes y reuniones sociales, pero nunca se demostró nada hasta el día en que hubo un repentino cambio de administración.

Sayo miraba el paisaje, todavía había nubes negras en el cielo listas para dar un nuevo diluvio, el olor a tierra mojada era omnipresente, el aire frio y el olor del incienso eran embriagantes, todos estos factores hacían que Sayo se imaginaba lo que le decía Izumi.

— La verdad es que… yo fui parte de la anterior generación de sacerdotisas de este santuario.

Flashback

— Me llamo Nakamura Izumi, muchas gracias por permitirme estar aquí como sacerdotisa aprendiz.

— Vaya, pero que hermosa eres, bienvenida Izumi-chan, soy Minakami Kana

La sacerdotisa principal del santuario era una mujer en sus cuarenta años, tenía dos hijas gemelas Kazu y Maru, como este es el santuario principal de la isla tenía mucho dinero e influencias, se encargaban de todos los eventos religiosos de la isla, pero dentro de las murallas del santuario ellas eran otra cosa.

— K-kazu-san, por favor, no…por favor… no me toque allí.

— ¿Por qué no? te hemos acogido dentro de nuestro santuario, tu familia es pobre ¿verdad?

— E-eso es porque… hah…

— Kazu-chan, no la tomes para ti sola, comparte.

— Maru-chan ¿no tienes ya a otra?

Kazu y Maru eran hermanas gemelas, solían coquetear con las demás sacerdotisas y en varias ocasiones las compartían, yo fui la siguiente en la mira.

— ¡N-nooo! 

— Vamos, no te resistas, sé que te gusta ¿Aún eres virgen no? ¿Eres beta u omega?

Ambas hermanas gemelas me tomaron como su nueva amante, no, amante era demasiado oficial, era más bien como su juguete, teníamos tríos algunas veces a la semana, pero no me gustaba, hasta que un día fui a decírselo a Minakami Kana.

— ¿Qué dijiste Izumi? ¿Que mis hijas abusan de ti?

— Lo siento Minakami-sama, pero no puedo resistirlo… por favor… deténgalas…

Pero la ayuda nunca llegó.

— ¡PLAP! — Kana-sama me dio una cachetada en el momento en que le dije aquello.

— ¡¿Como te atreves a delatar a mis hijas?! no tienes a donde ir, eres solo una chica pobre que fue olvidada por su familia.

— P-por favor Kana-sama… yo… yo…

— Si te atreves a decírselo a alguien más te vas a arrepentir.

Y así fue como durante más de un año fui el juguete de intimidad de Kazu y Maru, hasta que un día llegaron varias sacerdotisas e incluso algunas mujeres con apariencia peligrosa, algunos rumoreaban que se trataba de yazukas, tenían palos, cuchillos cortos y demás herramientas de intimidación.

— ¡¿C-como se atreven a entrar a este santuario sagrado?! ¡¿No saben quiénes somo?! ¡Somos  Minakami Kazu y Minakami Maru! ¡Las protectoras de esta isla!

— Minakami Kazu y Minakami Maru, quedan relegada de sus cargos religiosos y políticos, sus pertenencias serán confiscadas y quedará expulsada de esta isla para siempre al igual que su señora madre.

Al final se la llevaron y nunca más volvió, en su lugar llegó una mujer de cabellera azul marino la cual fue la que me dio las buenas noticias.

— ¿Estás bien? Ya todo pasó, ahora estarás bien.

Era Minakami Sora-chan.

 Fin del flashback

— Descubrí que Sora-chan se había casado con la nueva líder del clan Minakami y por ende era la segunda al mando, gracias a ella todas fuimos libres.

Sayo de nuevo se enteró de las atrocidades que cometía su familia en el pasado antes de que su madre asumiera el liderazgo, puede que los métodos fueran incorrectos, pero no había dudas de que su madre hizo lo correcto.

— ¿Como fue que se juntaron?

— Sora-chan se quedó en la isla de forma inesperada, me volví cercana a ella y fue que ella me confesó por qué se casó con ella, sobre la lucha de poderes y de que Aoi-sama le prometió el control de este templo.

— Ya veo…y dime… ¿la amas?

Izumi se sorprendió ante la pregunta de Sayo, era como una forma indirecta de aprobar su relación.

— ¡Si! La amo mucho, ella fue mi salvadora en esta isla, desde que tuvimos a Mizu ha sido una madre ejemplar y siempre ha sido amable con todas, la amo con todo mi corazón.

Sayo por dentro sintió que ahora entendía un poco mejor las cosas, pero tenía que seguir pensandolo.

— Gracias por charlar conmigo Izumi-san.

— No hay de que Sayo-chan, después de todo eres la futura cabeza del clan

Izumi se paró para luego darle su reverencia a Sayo.

— Nos vemos en la cena de esta noche, por favor disfruta de la estancia.

— Gracias.

Saber que fue fruto de una relación de intereses, que sus madres estén separadas y que su familia ocultaba un pasado oscuro eran demasiadas cosas para que una estudiante pudiera procesar, entonces vio que en el estanque empezaron a caer gotas de agua.

— De nuevo va a llover…

Detrás de Sayo había una niña mirando todo lo que había pasado, luego secretamente cerró la puerta corrediza.

— Este, Aoi-san, ahora que me lo pregunto ¿Es su familia de clase alta?

— ¿He? ¿Por qué lo dices Utena-chan?

— Bueno, es que… tengo ese pequeño presentimiento.

Utena y Aoi estaban sentadas en la parte trasera de un barco privado ligeramente acomodado, delante de ellas había varias chicas con trajes de color negro y lentes de sol.

— Minakami-sama, llegaremos a la isla en unas horas si todo sale bien.

— Muchas gracias, chicas, sigan así.

Utena miró por la ventana el océano que se extendía por todo el firmamento, ella no se había dado cuenta de lo que había pasado hasta ese entonces con su novia Sayo.

— Sayo-chan, espero que estés bien…

Era ya la hora de la cena, en el mesón estaban Sora, Izumi y Mizu comiendo de un extremo, del otro estaba Sayo, la comida era la típica de las islas japonesas, pescado al vapor, sopa de miso, ensalada de rábano, pero al mismo tiempo había camarones, ostras, pulpos y calamares.

— ¿Te gusta la comida Sayo-chan? — Preguntó Izumi.

— Si, sabe muy bien, muchas gracias.

La familia extraña seguía cenando hasta que una niña preguntó algo.

— Mami, mami ¿Sayo-chan es mi hermana mayor?

 — M-mizu-chan, eso no es algo que se pregunte en la mesa.

— No, está bien.

Sora dejó los palillos posados sobre el tazó de arroz.

— Sayo-chan es tu media hermana.

— ¿Media hermana? ¿Qué es eso?

— Verás, es cuando solo una de las madres es la misma, por ejemplo, Sayo-chan es la hija que tuve con Aoi-sama hace muchos años antes de que nacieras, tú eres hija de Izumi con la cual estoy ahora.

— Ah… ¿Aoi-sama no es la sumo sacerdotisa del nuestro clan?

— Bueno, eso es verdad, eso también quiere decir que ella será un día la sumo sacerdotisa.

— Oh… entonces, Sayo-san ¿puedo decirte hermana?

La mesa quedó en silencio, era una pregunta incomoda incluso para Sayo, no sabía que responder, lo único que podía hacer era huir.

— Gracias por la cena Izumi-san, creo que ya iré a dormir, buenas noches.

Esa noche la lluvia paró después de la media noche, el sonido de los insectos empezó a sonar, Sayo estaba acostada en su cama de nuevo pensando en lo que había pasado, pero al mismo tiempo se le vino a la mente aquel encuentro en la cueva.

— «¿Qué haces en la cueva de Damu?»

— Tengo sed…

Sayo se paró para ir a beber algo de agua, pero entonces pudo sentirlo, era débil pero indudablemente era una energía mágica maligna por los pasillos de la casa.

— No puede ser… ¿enormita? no, esto es…

Era la misma magia que sintió en la cueva, entonces Sayo cuidadosamente revisó de donde se emitía aquella magia y fue cuando lo vio, era… 

— ¿Mizu?

La niña tenía sus ojos sin ningún brillo y en su mano tenía un objeto esférico que emitía una tenue luz purpura.

— Continuará…