Nota: Disculpen el mes y medio que tuve pausado este fanfic, han sido dos meses de muchos cambios en mi vida que van a repercutir para siempre, los quiero a todos por leer este humilde fanfic de MahoAko y solo quedan 2 capítulos para que este fanfic termine 😀
Murasaki y Rushi fueron a un viaje a las aguas termales que según dice la leyenda sirve para un saludable parto, mientras tanto Utena y Kiwi fueron en secreto a pasar el fin de semana a una cabaña de la familia Araga en lo que Korisu se quedaba con la madre de Kiwi ¿Qué pasara ese fin de semana?
En la residencia de la familia Hiiragi estaba Korisu jugando «LadyKart 8» junto a las hermanas Hanabishi.
— ¡Mifuyu tramposa! Usaste la banana.
— Jajaja, muy lenta Natsuna.
— Akiho cuidado.
— Ah…
En la pantalla la primera en llegar a la meta era el carrito que decía en su nombre «Alice»
— Jeje.
— Oh, Korisu ganó de nuevo ¿Cómo es que es tan buena?
Las niñas estaban asombradas ante lo buena que era Korisu en el juego, la niña sonreía orgullosa, en la mesa había toda clase de comida chatarra y dulces que las demás comían con mucho placer.
— Oye, Korisu-chan.
— ¿Hmm?
La hermana Natsuya preguntó.
— ¿Es verdad que vas a ser hermana mayor?
Korisu detuvo su ingesta de patatas fritas, pensó unos segundos y luego termino de comerla para posteriormente sonreír.
— Si.
Las niñas abrieron los ojos sorprendidas mientras rodeaban a la joven de cabello rubio.
— Nuestra mami dice que las bebes vienen de cigüeñas.
— Nuestra maestra nos dijo cuando éramos más pequeñas que salíamos de una flor de bambú.
— No, no, es cuando dos mujeres que se quieren mucho se toman de las manos y duermen juntas la luz de la luna les trae una bebé.
— Hmmm… jeje
Korisu sonreía en complicidad, entonces una chica pequeña, casi de la misma altura que las hermanas Hanabishi entró en el cuarto.
— Niñas, niñas, aún son muy chiquitas para saberlo ¿Cuántos años tienen?
— ¡¡Nueve!!
Las trillizas respondieron al unisonó.
— Oh, nueve, ya están próximas a cumplir 10, eso es bueno, verán, cuando cumplan 10 años deben preguntarle nuevamente a sus mamis como se hacen las bebes, pero solo puedo decirles algo.
La madre de Kiwi tomó su bolso y de ella sacó varias fotos envueltas en plástico transparente, en ella estaba la foto de una mujer de enorme estatura con cabello rubio grisáceo, su vientre estaba abultado y a su lado estaba la pequeña mujer haciendo el símbolo de la paz.
— Para dar vida a una nueva chica se necesitan a dos mujeres que se amen mucho, mucho, mucho.
La señora Araga tenia sus ojos cerrados mientras se acariciaba la mejilla y algo de baba salía de su pequeña boquita, las niñas miraban algo confundidas a la mujer de pequeña estatura, luego volvieron a ver a Korisu y una idea se les cruzo en la mente en ese preciso momento.
— ¿Hmmm?
Korisu podía sentir una extraña sensación en el aire que salía de las trillizas, aquellas niñas señalaron al mismo tiempo a la joven rubia.
— ¿¿Podríamos tener bebés con Korisu??
— ¿¡Heeeee!?
Un pequeño relámpago cayó sobre la cabeza de Korisu quien estaba atónita ante lo que dijeron las trillizas, al mismo tiempo la señora Araga tenia los ojos ensombrecidos por lo que escuchó.
— ¿N-niñas?
La señora Araga se tapó la boca ante lo que estaba viendo.
— Si ¿Podemos ser mamás con Korisu?
— No, yo quiero serlo.
— Noooo, soy yo, yo.
Las trillizas tomaban de los brazos a Korisu quien tenia los ojos como dos espirales mientras sus mejillas estaban sonrojadas.
— B-basta, basta niñas.
La pequeña madre las separó.
— Niñas, niñas, hay una regla de oro para esas cosas.
— ¿Regla de oro?
Las niñas miraban ingenuas mientras Chisai, alias Mami-chan o la señora Araga, estaba sudando frio.
— Deben casarse para aquello y para ello deben ser mayores.
— ¿Casarnos? ¿Cuántos años?
— ¿Cuantos?
— ¿Qué edad?
— B-bueno, unos, este… mínimo ¿C-catorce…? N-no, quince años, si, eso, deben tener quince años para pensar en esas cosas.
Tras escuchar dichas palabras las niñas se calmaron y voltearon otra vez para verla a Korisu.
— Korisu-chan, cuando seamos grandes ¿Te casarías conmigo?
— Cuanto tengamos quince años nos casamos ¿Si?
— Si, casémonos cuando seamos grandes.
Korisu no hizo más que ver a las trillizas con mirada confundida, queria salir de esa situación y lo único que pudo hacer era poner un peluche que tenia cerca de ella para hacer de barrera y decir en voz baja.
— S-si…
Las trillizas levantaron las manos hacia el aire en señal de victoria, detrás de ellas estaba la señora Araga mirando todo un poco preocupada.
— E-espero que esto no se salga de control en el futuro…
…
…
…
Mientras tanto en una cabaña al lado de un lago a las afueras de la ciudad:
— ¡Hahhh! ¡Hahhhhh! Utena-chan tus dedos se sienten tan rico.
— Estas muy caliente Kiwi-chan.
— ¡Nyaaaaa!
Ambas chicas estaban en el baño de la cabaña, Kiwi tenia sus brazos apoyados a la pared mientras Utena se encontraba detrás de ella con sus dedos dentro de su novia, la suavidad de su interior combinado con su calor y humedad hacia que fuera fácil el movimiento.
— ¡Me corro! ¡Me corro Utena-chan!
— Vamos, vamos, hazlo.
— ¡Hyaaaaa!
De la intimidad de Kiwi salió una gran cantidad de jugo de amor que mojaba el ya de por si húmeda bañera, de la boca de Kiwi salían varios gemidos e intentos de respiración.
Tras aquella escena intima ambas chicas estaban dentro de la tina la cual estaba llena de agua caliente, el vapor del agua inundaba el baño, Kiwi estaba encima del cuerpo de Utena.
— Ah… que delicioso baño, sobre todo porque estoy contigo Utena-chan.
— Si… que… rico…
Utena tenia su rostro con un brillo llamativo, sentía que su cuerpo había liberado tensión luego de hacérselo a su novia.
— Utena-chan, te amo.
Kiwi volteó su rostro para darle un tierno beso a Utena la cual le correspondió.
— hmmm…
El beso se hizo más intenso y pervertido, sus lenguas se entrelazaban y sus salivas se intercambiaban, para entonces Kiwi se volteó para estar cara a cara con su novia.
— Utena-chan, ninguna otra mujer aparte de ti, y quizás un poco Sayo cuando hacemos trio, puede tocar mi cuerpo, quiero que un día me embaraces y seas madre de mis hijas.
Las mejillas de Kiwi estaban totalmente rojas.
— Kyaaa…
Kiwi sintió que su trasero estaba siendo manoseado por Utena quien estaba sintiendo mostrando sus dientes de depredadora.
— Cuando tengamos la edad adecuada Kiwi-chan, hasta entonces quiero seguir practicando como hacer bebes contigo.
Las chicas volvieron a besarse, se escuchaba como el agua chapoteaba, Kiwi movía sus piernas de arriba hacia abajo mientras Utena usaba sus dedos para hacerle sentir el más grande placer del mundo.
— ¡Hahhh! ¡Hyaaaa!
— Muévete más Kiwi, si, si, así.
— ¡Hahhhhhhhh!
…
…
…
— ¡¿Utena-chan?!
Murasaki había despertado de repente, ella estaba vestida en Yukata en una posada turística, a su lado estaba Rushi quien también vestía parecido.
— ¿Murasaki-chan? ¿Pasó algo?
— N-no, es solo que… sentí de pronto como si Utena-chan estuviera haciendo cosas indebidas…
— Ah, Utena-chan, jeje, creo que te preocupas demasiado, ahora estamos en un viaje de relajación, el parto se aproxima, es mejor que tengamos cuidado con nuestra bebé.
— L-lo se pero… con una novia como Kiwi-chan me preocupa que Utena-chan la embarace antes de terminar el instituto.
— ¿Por Kiwi-chan? jaja exage…
En la mente de Rushi llegó el recuerdo cuando las vio a ambas novias adolescentes desnudas en la cama luego de la pijamada, era obvio que tuvieron relaciones, ella era bastante liberal pero incluso la madre de Korisu era consiente de la clase de familia que venia Kiwi, la familia Araga.
— E-en estos momentos no pensemos en ello, primero relajémonos y luego veremos que hacemos.
— Rushi-chan… gracias, no se que haría sin ti…
— No tienes de que preocuparte, mientras esté contigo todo saldrá bien.
— Gracias…
— Bien, mejor vamos a las aguas termales, le hará bien a tu cuerpo Murasaki-chan.
— S-si, creo que debería relajarme un poco allí…
Era otoño, el aire era frio por la proximidad del invierno, aquella época era perfecta para tomar un cálido baño en las aguas termales, Murasaki y Rushi llegaron en una temporada poco usada ya que la época más concurrida era fin de año donde la mayoría de mujeres tomaban sus vacaciones anuales.
— ¡Hah…!
— Vamos Murasaki-chan, lentamente, pisa con cuidado.
Murasaki y Rushi yacian sin ropa en el borde de la terma, el vapor del ambiente iluminaba los alrededores, era de noche, el aire frio se contrarrestaba con el vapor haciendo que se sintiera agradable.
— Paso a paso.
— Si…
Rushi sostenía de la cintura a su esposa Murasaki quien tenia un abultado vientre, su cuerpo era delgado por naturaleza pero había ganado algo de peso por el embarazo.
— ¡Hah! El agua… hah… se siente… tan bien…
El cuerpo de Murasaki logró sumergirse parcialmente en la cálida agua, le llegaba hasta la mitad del pecho, la madre de Utena logró sentarse en el borde de la piscina, a su lado se encontraba Rushi quien lucia un cuerpo muy bien cuidado.
— Te ves hermosa Murasaki-chan.
— N-no digas mentiras… estoy gorda, vieja y algo paranoica.
Murasaki se encontraba algo sensible debido al embarazo, en dicha etapa las hormonas juegan un papel muy importante por lo que sus emociones eran más intensas.
— Nunca mentiría Murasaki-chan, eres hermosa tal y como eres.
— Rushi-chan, eres mucho más joven que yo y aún así te fijaste en mi, dime ¿Por qué?
La madre de Korisu veía a su esposa Murasaki sonrojada mientras la tenia agarrada del hombro, tras unos segundos solo sonrió.
— Cuando era más joven estuve con toda clase de mujeres, fueron años donde no hice más que tener aventuras desenfrenadas, pero en una de ellas terminé embarazada de Korisu-chan, al principio tenia miedo de ser madre soltera pero con el pasar de los años me acostumbre pero aún así no fui la mejor madre para Korisu-chan, la dejaba mucho tiempo sola y desatendida, aún con la ayuda de mi madre no pude hacerlo tan bien. De no ser por tu llegada a la empresa nunca hubiera logrado reconciliarme con mi pequeña… y ahora estamos casadas y esperando a nuestra propia hija biológica.
Rushi introdujo su brazo detrás de la espalda de Murasaki para posteriormente sacarla por el otro lado y acariciar el vientre de su querida esposa.
— Este es el fruto de nuestro amor, quiero que seamos una gran familia y seamos felices juntas.
— Rushi-chan…
Ambas mujeres se veían sonrojadas, Rushi acariciaba el vientre de Murasaki mientras esta solo inclinaba su rostro para dirigir sus labios hacia los de su esposa.
— Te amo Murasaki-chan.
— Te amo… te amo tanto…
Ambas esposas se besaron mientras una lagrima se deslizaba en la mejilla de Murasaki.
— Hmmm… ¿Hmmm?
— Hah… hah… Rushi-chan, no se que me pasa, siento mucho calor, mi cuerpo…
— Jeje, es normal, estas embarazada, sientes muchas ganitas.
— Tocame, tócame Rushi-chan.
— Claro que si mi amor.
— ¡Hahhh!
— ¿Te gusta?
— S-si, más, más.
— Como mi preciosa esposa ordene.
Aquella terma se estaba llenando lentamente de los gemidos de placer, amor y lujuria de aquellas mujeres que se querían mucho.
…
…
…
El sol salía por las montañas, la cabaña era iluminada por el amanecer, los pájaros cantaban y las primeras gotas del rocio caían.
— Huaaa… ¿Kiwi-chan? ¿Dónde estas?
Utena bajaba las escaleras de la cabaña mientras se rascaba el vientre por debajo de su pijama de cuerpo completo de color verde.
— Oh, Utena-chan, buenos días ¿Cómo amaneciste?
— Kiwi-chan, buenos diaaaaas…
Utena se despertó repentinamente al ver lo que tenia frente a ella, era Kiwi quien estaba preparando los alimentos en la estufa mientras usaba un delantal, todo seria normal si no fuera por el hecho de que debajo de aquel trozo de tela blanco no había más ropa.
— ¿Sorprendida? también puedo hacer desayunos ¿Qué deseas comer? puedo hacer lo que quieras jiji.
Kiwi sonreía coquetamente mientras alzaba su trasero el cual dejaba ver todo lo que tenia por detrás, el movimiento de sus nalgas suaves y esponjosas de un lado hacia el otro no hacia más que activar los bajos instintos de Utena.
— ¡Nyaaaaaaa! Utena-chan ¿Ya quieres comerme? espera primero a comer el desayuno antes de probar mi postre.
— Kiwi-chan, eres mala, siempre me tientas con tu cuerpo ¿Por qué lo haces? sabes que si te veo así no puedo controlarme.
— Jiji, un pequeño truco que mi mami me enseñó ¿Te gusta?
— Q-que el cielo bendiga a Mami-san… ¡Kiwi-chan!
— ¡Nyaaaaa!
Aquella escena era de una película para adultos, era Kiwi con sus codos y rodillas en el piso mientras soltaba gemidos de placer, detrás estaba Utena quien tenia su rostro en medio de la intimidad de su novia, el piso de madera era bañado de los jugos de amor de la chica Araga.
— ¡Utena-chan esta probando mi sitio más intimo! ¡Nyaaaa!
— ¡Hmmmm! Que delicia, Kiwi-chan, Kiwi-chan.
— ¡Me corro! ¡Nyaaaaaa!
Tras una hora de placer en el suelo Utena y Kiwi estaban ya en la mesa comiendo su desayuno.
— Utena-chan ¿Te llamó tu mamá?
— Si, dicen que si estábamos bien y le dije que si.
— Jeje, suegra-chan de seguro se la pasa muy bien con Rushi-chan, jiji de seguro haciendo cositas.
— K-kiwi-chan, no digas esas cosas…
— Pero es verdad jiji, en fin ¿Ya han pensado que nombre ponerle a tu futura hermanita?
— Bueno, hay algunos pero no están seguros, dicen que cuando la vean decidirán.
— Eso es bueno, ya quiero verla cuando nazca ¿Cuándo seria?
— Dijo la doctora que en menos de dos semanas podría darse el parto.
— Entonces las cosas se pondrán muy intensas en casa cuando pase.
— S-si, no será lo mismo que cuando Rushi-san y Korisu-chan se mudaron con nosotras, Korisu-chan ya era una niña grande, ahora tocará criar a una nueva bebé, estoy nerviosa…
La mano de Utena estaba temblando pero entonces la palma de Kiwi la tocó y la tranquilizó.
— Serás una gran hermana mayor, estoy segura.
La sonrisa de Kiwi hizo tranquilizar a Utena devolviéndole su sonrisa.
— Gracias Kiwi-chan.
— Jiji soy genial, lo se.
Ambas novias sonrieron como cómplices y tras el desayuno regresaron a hacer sus actividades limpiando lo que quedaba de la cabaña de la familia Araga.
— Continuará… (Quedan 2 capítulos)