(Web Novel) Un Mundo Carmesí: Capítulo 10, amistades y promesas

En la misma noche tras el incidente con Beatriz el héroe Alexis se encontraba en la casa de la bruja Rosmary quien le trataba las heridas en su cuerpo.

-En serio como pudiste haber acabado así Alexis? Te dije que solo fueras a hablar no a casi matar a tu esposa ¿acaso no eras diferente a los otros hombres?? Por poco te conviertes en un femicida… ¡¡Si es que no lo eres ya!!

-…

-Vamos no te quedes callado!! Además, ¿¿qué diablos le pasan a estás heridas?? Son superficiales, pero no quieren cerrar con mi magia ni con mis hierbas.

-Fueron provocadas por un arma legendaria, es normal que no cierren tan fácilmente, fueron hechas para evitar la regeneración demoniaca, aunque no sea un demonio igual quedan efectos residuales, posiblemente quedarán cicatrices permanentes.

– ¿¿Heee?? ¿¿Es en serio?? Entonces tu cuerpo tan bien cuidado estará marcado de por vida…bueno… Hay chicas que les excitan las heridas de batalla.

-No lo sé…

-Oh por favor ya deja de estar tan callado y habla con tu sexy amiga de forma honesta!!!

La bruja le da una fuerte palmada en la espalda.

-¡¡Auch!! ¡¡Eso me dolió!!

-Es tu culpa y este es tu castigo.

-…quizás lo merezca.

-Como?? ¿¿De qué estás hablando?? Es obvio que no, era broma lo que dije, fue culpa de Beatriz que inicio el combate, pero aun así el tener que darle un ataque letal así no…

-Ella despertó una tercera magia elemental.

-¡!

La bruja se había detenido para rodear al héroe y verlo cara a cara.

-Dijiste… ¿¿Una tercera magia elemental?? Eso… Es un suceso demasiado extraordinario.

-Pues creerlo, sumado al arma legendaria hace que ahora se haya vuelto ridículamente poderosa.

-No solo poderosa… Ella podría incluso volverse en una figura religiosa prominente, solo el Papa es el único ser sobre la tierra capaz de utilizar 3 magias elementales… Y ahora Beatriz… ¡¡Aaaahhhh!! Esto se vuelve cada vez más engorroso.

La bruja se agarraba de los cabellos ante tanta lluvia de información.

-Y ahora que harás Alexis?? Casi matas a tu esposa, podrías tener graves problemas con la realeza podrían incluso declararte cómo traidor.

-No lo sé, podría acusar formalmente a Beatriz como infiel y promiscua ante la iglesia.

-Pero si haces eso… quedarías para toda la vida enemistado contra la monarquía.

-…

-¿¿En serio serías capaz de hacer eso??

No lo sé…

-¿¿Y qué hay de Ciel??

Alexis había agachado la cabeza con más desánimo.

-Eso es peor… Ciel casi desata su poder sagrado de la peor forma posible.

Alexis ve a la fogata.

-No la había visto así desde que vencimos al Rey demonio, ella solo se pone así cuando alguien a quien ella ama mucho corre peligro o ha muerto.

El héroe recuerda el incidente de su pueblo natal.

-Crees que Ciel te acuse contra el clero?

-… Si Ciel hace eso y a la vez Beatriz quizás termine volviéndome enemigo de toda la nación, jejeje… Creo que esto es lo que me merezco…

Los ojos de Alexis estaban totalmente desconsolados, parecía que en cualquier momento iba a llorar cómo casi nunca lo había hecho en su vida, tantas emociones que había pasado en esta última semana eran más de las que podía manejar, era raro porque tras La Gran Guerra Demoniaca esta clase de problemas maritales deberían saberle a poco, pero tenía algo que me verdad le afectaba.

-Tranquilo Alexis.

La bruja de forma muy amable se sienta alado de él para ponerle una toalla sobre su cabello empapado por la lluvia y luego un abrazo de lado.

-…

-No estás solo, si Ciel y Beatriz se atreven a hacerte eso… Entonces ya no podré considerarlas mis amigas nunca más.

-Los siento por arrastrarte a esto.

-No, está bien, es lo mínimo que puedo hacer tras como me salvaste ese día… Nunca lo olvidaré en toda la vida ¿el amor es complicado no?

-Mucho…

-Puedes quedarte todo el tiempo que necesites.

-Gracias.

-Pero a cambio tendrás que recoger los materiales que te diga.

-Si.

-Y si algún orco, goblin o troll viene debes deshacerte de ellos.

-Si.

-Y si vienen los cobradores decirles que no estoy.

-heeee….

Había pasado la lluvia en la cabaña donde las chicas se habían refugiado, era el medio día y el sol estaba resplandeciente por lo que hacía algo de calor, pero afortunadamente los árboles del bosque daban un ambiente fresco.

A lo lejos se acercaba una figura encapuchada con un bolso a su lado, estaba a punto de llegar a la cabaña.

-¡¡Alto allí!!

Una criada con aspecto algo desarreglado se interponía en el camino de la persona encapuchada.

– ¿Sí?

– ¿Quién eres? Identifícate o tendré que atacarte.

La criada sacaba su varita la cual se prendía la piedra mágica de color azul.

-Oye, oye ¡espera! ¡¡Soy yo!!

-¿Quien?

La persona misteriosa se quitaba la capucha para dejarnos ver un hermoso cabello lacio castaño rojizo, sus ojos azules brillaban fácilmente y sus pecas hacían que fuera fácil de identificar.

– ¡Lady Esmeralda!

-Oye ya era hora que me reconocieras ¿así tratas a tu salvadora?

-Pero su traje…

-A este? Me lo quite para ir a comprar al mercado, si iba con un vestuario tan llamativo podrían descubrirme.

-Y-ya veo

La religiosa se acercaba a la criada con mucha confianza hasta acercarse a su mejilla.

-Quizás debería castigarte cómo lo hacen en el convento a las chicas malas.

-¡!

La criada daba varios pasos hacia atrás con el rostro enrojecido.

-N-no este bromeando así Lady Esmeralda.

-jajaja deberías verte el rostro que pusiste.

-¡¡Por favor!!

-Por cierto ¿cómo está Beatriz? ¿No deberías estar con ella cuidándola?

-Ya despertó.

– ¿¿Que??? ¿¿Tan pronto??

-No solo eso, su herida… Ya cicatrizó.

– ¿Como? Eso es imposible, aún con las técnicas de sanación de Ciel, Tuyas y mis tratamientos hablamos de la herida de un arma legendaria, no podría haberse recuperado por completo en una sola noche.

La religiosa se acercaba a la criada con su rostro tan cerca que sus narices estaban por rozarse.

-Le estoy diciendo la verdad

-Debo verlo por mí misma.

– ¡No!

La criada agarra del traje de civil de la religiosa.

-Lady Beatriz y Ciel están teniendo una conversación muy seria dentro.

El rostro de Esme se había puesto serio para luego voltear la mirada a la cabaña.

-Entonces ha comenzado…

– ¿Comenzado?

-De lo que discutan allí dentro podría cambiar lo que pase en este reino y a sus alrededores, pero esto será solo la mitad del problema.

– ¿Por qué la mitad?

-Por ahora digamos que este es un problema que deben resolver tres personas pero que podría venirse abajo si solo una persona no está de acuerdo.

La religiosa se voltea para verla a la criada con una sonrisa algo nerviosa.

-En el peor de los casos esto podría terminar en una guerra civil.

Dentro de la cabaña estaba una Beatriz vestida con una bata blanca mientras estaba en su cama y enfrente de ella Santa Ciel viéndola.

-Me alegra que estés bien Betty.

Una Beatriz con una mirada algo perdida observaba a su amada quien le tomaba una de sus manos.

– ¿Ciel? En qué momento yo… Alexis…

-Llegue justo después que él te diera el corte, Matilda y Esme nos ayudaron.

-Matilda… ¿Esme? Ah tu amiga del convento…

-Si, que bueno que la recuerdes, ella nos trajo hasta está cabaña donde nos estamos refugiando, debes darle las gracias cuando la veas.

-Si… Debería darle las gracias.

-…

-…

– ¿Tienes algo que decirme Betty?

– ¿Yo?

-Si, sobre lo que sucedió ayer con Alexis.

-Oh…

-…

-…

-Cuando lo vi Alexis me dijo que ya lo había descubierto todo, te vi vestida con tu armadura mágica que solo usabas en la gran guerra demoniaca.

-…

-Beatriz te lo preguntare directamente ¿Qué hiciste cuando Alexis descubrió lo nuestro? Por favor se honesta conmigo, esto es importante para ambas, para nuestro futuro.

Beatriz tenía la vista en las manos que Ciel mantenía puesta encima en las suyas, alzó la mirada para ver a su pareja quien se la notaba en búsqueda de respuestas, algo nerviosa pero decidida a escucharla.

-Te lo contaré todo Ciel, lo que paso fue que…

Las noticias del incidente en la mansión del héroe Alexis habían llegado rápidamente a oídos de los nobles que vivían cerca, era imposible no haberse dado cuenta que algo había pasado tras tantas explosiones, terremoto, tornados y un destello de luz al anochecer. Los soldados que habían acudido a revisar el incidente le informaron rápidamente a los nobles y estos al rey.

Al día siguiente el rey Bartholomeo estaba en su despacho junto a su hijo, ambos se los veía algo tensos.

– ¡Demonios! ¿Qué fue lo que pasó? ¿Un monstruo? ¿Remanentes del ejercito demoniaco?

-No lo creo padre, según el informe se encontraron rastros de cortes y residuos de ataques mágicos.

– ¿Entonces fue algún noble que las atacaron?

-Es una posibilidad, pero no estamos seguros.

-Y justo cuando estábamos a punto de llevar nuestro plan a cabo, debemos ver al héroe Alexis para discutir lo que ha pasado ¿Saben cuándo regresará?

-Se supone que entre hoy o mañana, pero…

…TOC-TOC…

La puerta sonaba.

– ¿Qué sucede? Estamos muy ocupados ahora, espero que sea importante.

El guarda entraba nervioso al cuarto con un “memorial” escrito en pergamino.

-Su alteza tenemos un informe importante que entregar, es sobre el héroe Alexis.

– ¿Alexis? Déjame ver.

-…

– ¿Es en serio? ¿Podría ser?

-Padre ¿Qué pasó?

-El regimiento que acompaño al héroe Alexis en su misión regresó y nos han informado que el terminó su misión antes de lo esperado y se fue del lugar solo hace 3 días, no se sabe dónde está.

– ¿No se sabe de su paradero? Hmm… ¿Tendrá alguna relación con el incidente de su mansión?

-Podría ser una posibilidad, tengo un mal presentimiento de esto, hijo creo que tendremos que anunciar tu regreso más rápido de lo esperado.

-Entiendo padre.

El príncipe se había parado de su asiento.

-Creo que va siendo hora de anunciar mi compromiso más rápido de lo esperado.

A las afueras de la cabaña, ya de tarde se encontraban Esmeralda y Matilda bajo un árbol paradas, la conversación de Beatriz y Ciel se había extendido por bastante tiempo.

-Me pregunto que les estará tomando tanto tiempo discutir.

La religiosa estaba con sus brazos detrás de su cabeza apoyada en el árbol mientras la criada cosía a mano una de las prendas de su ama.

-Es un asunto muy delicado, es normal que les tome su tiempo.

-Si supongo…

-…

-Por cierto ¿Desde cuando la princesa Beatriz es lesbiana?

-Auch…

La criada se había pinchado el dedo por la sorpresa de la pregunta tan repentina.

-Oye ¿Estas bien?

-Si, estoy bien Lady Esmeralda… veo que ya lo sabe.

-Anoche Ciel me lo contó.

-Veo que su santidad confía bastante en usted.

-Bueno ¿Podría decirse que sí?

-Usted nos ha ayudado muchísimo entonces supongo que… puedo confiar en usted

La religiosa había sonreído mientras la miraba de lado.

-He servido a la familia Bertrand desde hace 10 años, cuando llegué al palacio real la princesa había tenido un gran número de sirvientas, pero ninguna le había durado mucho tiempo, según me habían contado Lady Beatriz tenía un temperamento bastante difícil, si bien cumplía asistiendo a sus clases de etiqueta, magia y costura ella también tenía un lado que la metía en problemas.

– ¿Problemas?

-Si, le encantaba escaparse para practicar la esgrima, según parece las historias de héroes legendarios le llamaban la atención, pero todo se desbordó cuando descubrió que su ancestro, el de la familia Bertrans, era el anterior héroe legendario que había salvado el reino, eso la motivó muchísimo a querer asemejarse más a su antepasado.

-Oh… entonces de allí fue que aprendió a pelear.

-Todos en la familia Bertrans tienen la capacidad de aprender hasta 2 magias elementales, una rareza entre todos los nobles quienes normalmente pueden aprender una, desde entonces Lady Beatriz se esforzó en ser alguien tan grandiosa como su antepasado.

-Ya veo… ¿Pero cuando fue que ella se interesó en las chicas?

– ¿Solo eso le interesa?

-Oye mi mejor amiga se metió en un grave lio por este romance, es lo mínimo que merezco saber.

-Entiendo… El motivo por el cual le menciono esta parte del pasado de Lady Beatriz es por un asunto, la princesa deseaba ser alguien tan grandioso como su ancestro y eso incluye un asunto importante y era ser amado por todas las personas, pero sobre todo las chicas.

– ¿Ser amada por las chicas?

-Si, no estoy segura desde cuando su gusto por las chicas inició como tal, pero en cierto punto ella una vez dijo.

-Si algún día me caso desearía hacerlo con una linda princesa como mi antepasado o quizás ¿Un harem? Jaja solo bromeo.

La princesa tenía ya 12 años y estaba en el patrio privado de entrenamiento después de sus clases de esgrima.

– ¿Dé que está hablando princesa? No haga esas bromas tan descuidadamente ¿Qué haría si su padre se entera?

-Jeje… bueno en parte es broma y en parte no.

-Princesa…

-Matilda, llevas 5 años sirviéndome, quiero que guardes este secreto y no se lo cuentes a nadie.

-Lady Beatriz.

Me había arrodillado frente a ella, habían pasado muchas cosas entre nosotras, al principio no sentía si podía servirle, pero había visto la actitud de la princesa, su esfuerzo a la hora de tanto aprender a ser femenina como su fervor por ser fuerte con la espada, que ella me confiara un secreto era como una recompensa única en la vida.

-Levántate Matilda.

-Si.

-Algún día desearía poder enamorarme y ser feliz con ese alguien especial.

-Pero princesa, disculpe que le diga esto, pero ¿No está prohibido por la iglesia lo que sesea?

-Lo se… pero los chicos no me gustan.

– ¿Hay alguna chica que le guste?

-Ninguna, claro muchas son hermosas y a veces me dan ganas de hablar con ellas, pero cuando veo su actitud me arrepiento y no quiero hablarles.

La princesa desde hace tiempo había tenido que tratar con los nobles del reino, pero así fueran chicos o chicas todos ellos estaban llenos de ambición, muchos niños se le acercaban para ganarse su favor para quizás en el futuro poder casarse con ella mientras que las chicas eran bastante celosas y eran bastante doble moral, hablaban mal de ella a sus espaldas mientras de frente actuaban como si la quisieran, pese a ser tan niña ella se daba cuenta. Quizás por eso ella se refugiaba en las historias de héroes legendarios y en como su antepasado había salvado al mundo y se había casado con la primera princesa del reino.

– ¿Cree poder encontrar el amor que busca princesa?

-No lo sé, puede que termine casándome con algún viejo, si tengo suerte con alguien de mi edad, pero si es posible me gustaría…

– ¿Si es posible?

-Si encuentro a alguien que me guste me gustaría que las dos nos casáramos con el mismo sujeto.

Eso era verdad, en la religión de Fragia se permite la poligamia para los hombres, mientras más poderosos fueras más esposas podía tener, era una regla injusta, las mujeres no podían casarse entre ellas, pero los hombres si podían casarse con las que desearan, la princesa había visto ese vacío legal que le permitiría encontrar el amor, aunque fuera en un matrimonio conservador.

– ¿Me ayudarías Matilda?

– ¿Ayudarla?

-Si encuentras alguna chica de noble corazón que no esté contaminada por la ambición de la nobleza, me gustaría que me la presentaras.

-Princesa… ¡Se lo prometo! Por mi honor como su maid personal prometo guardar para toda la vida su secreto y ayudarla a encontrar el verdadero amor.

-Matilda, muchas gracias.

-Y así fue como pasó… ¿Lady Esmeralda? ¿Me escucha?

-Snif snif… si… snif snif… es la historia más linda que he escuchado.

La religiosa estaba llorando con un pañuelo en la mano.

-Ah por favor no llore, lo que le cuento es muy personal no se le ocurra contarle a nadie o la princesa me despedirá.

La criada estaba nerviosa por como su historia había conmovido a la religiosa hasta que esta dejó de llorar para ponerse más cerca de ella.

-Si, prometo por la diosa que nunca le contaré esto a nadie, no estoy a favor de la infidelidad, pero si todo sale bien en esto puede que la relación de Ciel y Beatriz ya no se pueda considerar en una.

-Lady Esmeralda…

-No me digas Esmeralda suena raro, llámame Esme ¿Sí?

-Si… Lady Esme.

-E-s-m-e, solo dime Esme.

-E-esme.

-Si, así se hace.

La religiosa sonreía.

– ¿Hacemos un pacto?

– ¿Pacto?

-Siii como los que hacemos en el convento, una hermana extranjera lo puso de moda entre nosotras.

La hermana levantaba el dedo meñique.

– ¿Qué se supone que debo hacer?

-Solo debes unirlo a los míos.

Entonces la criada unió su dedo meñique junto a los de la hermana.

-Entonces es una promesa, ambas nos volveremos cómplices de nuestras mejores amigas y haremos lo posible para verlas juntas y felices.

-Es una promesa.

Ambas chicas sonreían al hacer la promesa en lo que notaron que alguien salía de la cabaña, era Santa Ciel quien salía con su ropa de viaje puesta.

– ¡CIEL!

-Lady Ciel.

Las chicas se acercaron a la santa quien las había visto juntas.

-Disculpen haberlas hecho esperar ¿Están bien?

-Claro que estamos bien, pero sobre todo preocupadas ¿Cómo fue todo con Beatriz?

La religiosa le preguntaba con gran curiosidad.

-Si Lady Ciel cuéntenos por favor.

La criada estaba igual de interesada en saberlo.

-Chicas tranquilas, por cierto, veo que se han unido bastante.

– ¿Unidas?

La criada no entendía bien.

-Hablo de la “promesa”

Ciel sacaba el dedo meñique imitando el acto que habían hecho Matilda y Esmeralda, ella las había podido ver lo cual provocó un fuerte sonrojo por parte de la criada.

-Oye Ciel no pongas nerviosa a mi nueva amiga.

-Lo siento lo siento, por cierto… voy a salir.

– ¿Salir? ¿A dónde?

Santa Ciel se miraba a dirección norte.

-A verlo a Alexis.