(Web Novel) Un Mundo Carmesí / Capítulo 32: Vestigios de una vida pasada

Estaba todo nublado, un viendo helado recorría todo el lugar, una chica de baja estatura con el cabello oscuro caminaba buscando algo que ella no sabía que era.

– ¿Dónde estoy? – La chica preguntaba – Tras caminar algunos pasos más la joven chica sale de la neblina para encontrarse en unas praderas, más adelante había un pueblo, de pronto tras un parpadeo la chica estuvo frente a una casa que se le hacía extrañamente familiar.

En una de las ventanas se vio a una madre junto a su hija sentadas frente a un hilar, la madre enseñaba a su hija el cómo utilizar la primitiva máquina que convertía la lana de las ovejas en hilos para tejer. La niña de repente volteó la mirada hacia la ventana, la joven de cabello negro se sorprendió un poco y vio que la niña se dirigía a la ventana al lado de la ventana.

Al abrirse la puerta en vez de salir una niña fue una jovencita en plena pubertad, con su vestido de campesina la chica caminó hacia un sendero, algo tenía ella que se le hizo muy familiar por lo cual la siguió. La jovencita se adentró a un bosque donde en cierto punto había una roca enorme donde el sol daba directamente.

La jovencita tenía el cabello oscuro ondulado con una mirada misteriosa, al lado de la roca ella se sentó cruzando sus manos en señal de oración, susurraba algo en un idioma que no se pudo entender. Un par de ases de luz descendieron del cielo llamando la atención de la jovencita la cual se vio muy feliz al estar frente a ellos, la chica de baja estatura y cabello oscuro pero lacio observaba todo detrás de unos árboles, pero entonces algo llamó la atención de la chica que rezaba para posteriormente salir corriendo del bosque.

La chica de cabello lacio siguió a la de cabello ondulado fuera del bosque, pero al hacerlo lo que vio fue a una caravana de soldados y jinetes que pararon al lado del pueblo, uno de los jinetes estaba en frente de una mujer, era la misma de cabello ondulado que siguió, pero convertida en toda una adulta de su misma edad.

La mujer habló con el jinete el cual convenció para que le permitiera seguirlos en la caravana hacia cierto lugar, entonces la misma neblina que se vio al inicio de todo volvió a aparecer nublando todo, cuando se despejó todo lo que se vio fue una fortaleza donde la caravana llegó. Al voltear la joven de cabello lacio se chocó con la armadura de un soldado, era un ataque a un castillo, el ejercito estaba atacando, pero eran repelidos por las flechas, piedras y aceite hirviendo que caía del castillo.

Todo era un caos, muertos por todos lados, gritos de desesperación, pero entonces alguien saltó cabalgando su caballo frente al ejército que se retiraba, era alguien en armadura masculina, pero tenía algo distinto, su cabello era largo y ondulado, en una de sus manos tenía una bandera de un reino que desconocía, la joven en armadura ondeaba con todo coraje la bandera motivando al ejército a seguir luchando.

Al final de esa guerra el castillo calló, la joven de cabello lacio entró a las puertas de ese castillo recién conquistado, pero al hacerlo lo que vio fue una coronación, un rey era investido con su corona la cual era dado por un sacerdote de una religión desconocida, detrás del rey estaba la joven de cabello ondulado, parada con orgullo en medio de otros hombres, su estatus debió ser enorme.

Las puertas se abrieron detrás de la observante, era la dama de cabello ondulado, pero ahora con un vestido bastante elegante, pasó al lado de ella sin siquiera mirarla, en el otro lado de la sala estaba el rey quien con una espada hizo que la dama se arrodillara, el filo de la espada pasaba simbólicamente en sus hombros y todo el mundo en la sala aplaudía con muchos ánimos, el rey le entregó una espada a la chica quien lo recibió con ambas manos y se paró orgullosa.

Se realizó un nuevo ataque a un castillo donde la dama con armadura dirigió también a su ejército, pero algo salió mal, era una trampa donde se vio rodeada y posteriormente capturada, la dama estaba encerrada en una torre donde intentó escapar saltando de ella, pero al momento de salir calló en un pozo donde los soldados la capturaron.

El ejercito que la capturó se la entregó a un reino a cambio de algunas libras de plata, el destino de la joven de cabello ondulado fue ser juzgada por los sacerdotes del reino enemigo, todos la juzgaron de algo ¿de herejía? ¿de trabajar por el demonio? no importaba que hiciera ella sabía cuál iba a ser su destino por lo cual encaró al juzgado enemigo de la mejor forma que lo hacía… con fe en su dios.

Llegó el día de su trágico destino, en medio de una gran plaza estaba una hoguera, ella se encontró amarrada a un poste rodeada de madera y paja, una multitud de personas la miraba abucheándola y en lo alto el rey viéndolo todo, un sacerdote leía un libro sobre cómo era una hereje, que trabajaba con el demonio y como la única forma en que podía ser salvada era purificándola con el fuego sagrado de dios.

Un verdugo tiró una antorcha a la pila de madera, paja y aceite inflamable, la hoguera ardió con gran intensidad, el calor que sentí en ese entonces era tan horripilante que mis gritos no hicieron más que alegrar a las personas que estaban en la plaza, en mis últimas fuerzas no hice más que rogarle a mi dios que me diera fuerzas para soportar el dolor y que el cielo me recibiera tras mi muerte, el dolor de las llamas en cierto punto desapareció para convertirse en un frio que nublaba todo, mis ojos derretidos, mis orejas tapadas por la carne derretida, mi piel fundida con mi ropa y entonces la oscuridad me silenció de ese mundo para siempre hasta que… renací en otro mundo.

Ciel despertó agitada de su cama, soñó algo sumamente extraño sobre la vida y muerte de una chica en un reino que desconocía, pero le resultaba muy familiar ¿quién era esa chica que murió en la hoguera? ¿Por qué la condenaron por herejía? era lo que rondaba en su mente hasta que algo se le vino a la mente que le dio una pista.

– ¿Y renací en otro mundo?

De pronto la puerta se abrió, eran Esmeralda y Miriel quienes llegaron tras escuchar sus gritos esa noche.

– ¡Ciel! ¿Qué te pasó? ¿estas bien?

– ¡Hermanita! 

La niña se tiró en brazos a su hermana mientras la religiosa estaba con una vela en su mano.

 – Perdón por haberte hecho preocupar Miriel, estoy bien, solo fue una pesadilla, quizás comí algo que me hizo mal o este frio me está afectando. – Ciel abrazaba tiernamente a su hermana menor en medio de esa noche.

– ¿En serio hermanita? – Preguntó la niña.

– Si, estoy bien ¿Está bien si vamos a tu cuarto? me quedaré contigo hasta que vuelvas a dormir.

– Esta bien hermanita. – Ciel llevó a su hermana a su habitación la cual estaba al lado de la suya, la hizo acostarse hasta que se durmió luego de algunos minutos.

– Ciel ¿Son de nuevo esos sueños? – La hermana respondió con la noción de que lo que pasó Ciel no fue la primera vez.

– Si, de nuevo esos sueños se repiten dónde estoy en un reino que desconozco y observo a una chica de cabello ondulado desde que es niña hasta que muerte quemada en la hoguera por herejía – Ciel hablaba en tono bajo para no despertar a su hermana menor Miriel.

– ¿Hablamos afuera? – Esmeralda sabía que se venía una larga charla y no quería despertar a la niña.

Eran finales del invierno, durante los tres meses que estuvieron en la abadía Virgínea se dedicaron a hacer reformas, entrenar a las hermanas protectoras y alistar a todas las hermanas para la primavera con la venida de la caza de brujas, la primavera estaba a punto de llegar, pero seguía nevando de forma relativa por lo cual las noches eran aún muy frías.

Ciel le contó lo que soñó, los sueños que tuvo Ciel hasta ese momento seguían un mismo patrón, pero esa noche hubo algo que lo hizo diferente.

– ¿Otro mundo? – Preguntó Esmeralda.

– Si, en sus momentos finales… dijo algo de que renació en otro mundo, no sé a qué se refería. – Las jóvenes estaba abrigadas con unas mantas mientras estaban asomadas en unas ventanas de piedra que daban a las montañas aledañas, la luna se estaba ocultando lo que indicaba que en cualquier momento iba a amanecer.

– ¿También crees que esos sueños eran de Freyla? – La hermana escucho la charla de Ciel muchas veces y ambas habían llegado a la conclusión de que esos sueños no eran de Ciel sino de la diosa que vive dentro de ella, Freyla.

– Si, no es la primera vez que ella menciona algo de venir de otro mundo, ella cuando luchó contra Alexis también lo dijo, pero en ese momento no lo entendía muy bien, pero con ese sueño que tuve creo que cobra algo de sentido.

– La teoría de que Alexis y Freyla vienen de otro mundo, del mismo mundo diferente al nuestro, está recobrando mucho sentido ahora, Ciel ¿No has vuelto a hablar con Freyla de forma directa?

– No, desde esa noche hace tres meses no nos hemos vuelto a comunicar, pero. – Ciel se tocaba el cabello encima de su cabeza lo cual Esmeraldas notó, la hermana se aproximó más cerca de ella y le hechó un vistazo.

– Parece que tendremos que volver a aplicarte más tinte de cabello, el color gris es cada vez más notorio.

– Lo siento Esmeralda. – Desde que la metamorfosis de Ciel inició poco a poco ella ha estado cambiando, su cabello oscuro con tonalidades purpuras se estuvo desvaneciendo poco a poco para adoptar uno gris pero no uno gris como el de una abuela sino uno más vivo.

– Tuvimos suerte de que en estos tres meses de invierno los cambios que estuviste sufriendo no fueran tan extremos ¿sabes lo horrible que hubiera sido que tu metamorfosis hubiera sido más radical? aunque… – La hermana estuvo viendo a su mejor amiga. – Ciel ¿has vuelto a crecer? tu estatura es cada vez más distinta, creo que has crecido como diez centímetros desde el inicio del invierno.

– Si, creí que ya no podría crecer más desde que cumplí los 15 años. – Ciel estaba por cumplir 17 años antes de que terminara el invierno, pero era extraño que en los últimos tres meses ella hubiera crecido más que en los últimos dos años, los cambios que ella experimentaba eran totalmente anormales. – ¿Crees que las demás hermanas se den cuenta?

– No estoy segura pero más de una ya debe estar notando algo raro, pero mira el lado bueno al menos es algo que se puede pasar por alto y no son otros cambios más drásticos como la forma de tu cabello o el color de tus ojos, pero por ahora tenemos que hacer algo con respecto de tus sueños.

– ¿Qué conclusiones podrías llegar con todo lo que te he contado? – Ciel confiaba mucho en las habilidades deductivas de su mejor amiga, desde que se abrió a ella le contaba cualquier cosa que fuera mínimamente importante.

– Es solo una hipótesis, pero puedo decir que esos sueños que tienes son de Freyla pero no de la Freyla que conocemos en este mundo sino la de su anterior vida en ese otro mundo, el mismo mundo del cual viene Alexis ¿me sigues el ritmo?

– Si, pero ¿cómo estas segura de que es la Freyla de otro mundo?

– Es simple, has visto su vida desde que ella era una niña ayudando a su madre con un hilar hasta que es una joven que fue a la guerra con una armadura de hombre y termina muriendo en la hoguera por un reino enemigo, obviamente no es nuestra Freyla, tu al igual que yo conoces la historia de la diosa de la religión Freyliana y aún si hay aspectos que podrían diferir es imposible que todo haya sido diferente, es por eso que llegué a la conclusión de que lo que soñaste es la vida de Freyla en otro mundo antes de reencarnar. – El razonamiento de Esmeralda era lógico.

– Tienes razón, esa debe ser la razón ¿Pero por qué estos sueños se me aparecen justo ahora? ¿tienen algún significado especial?

– Lo más probable es que sea un efecto secundario de tu transformación, maldición, tenemos que hacer algo al respecto, es lento, pero poco a poco estas cambiando físicamente y el hecho que tengas esos sueños quiere decir que tu mente y la de Freyla se están volviendo uno. – Cuando la hermana vio a su mejor amiga se dio cuenta que estaba preocupada, sus hombros temblaban, todo eso era un secreto para las demás hermanas de la abadía y mucho más hacia Miriel quien aún era una niña.

– ¿Cuánto tiempo crees que me quede? – Ciel se tocaba el hombro, se notaba que esto le afectaba, aunque intentara disimularlo.

– No lo sé exactamente, pero al ritmo que vas cambiando y guiándome por la diferencia de altura entre tu y Freyla y tus cambios actuales, podría decir que… nueve meses, quizás un año.

– ¿Nueve meses o un año?

– Si, pero al ser un cambio gradual si demoramos en la forma de prevenir esto los cambios tanto en tu cuerpo y tu mente podrían ser irreversibles e irreconocibles, guíate por la altura de Freyla, tu mides 1,54 cm o más bien medias ya que ahora mides 1,64 cm, la diosa Freyla superaba los dos metros, era incluso más grande que yo.

– Ya veo, gracias, Esmeralda, disculpa que te esté metiendo en todos estos problemas, no quería molestarte.

– Cállate, no te atrevas a decir que no querías molestarme, sabes que haría lo que fuera por salvarte, así como tú nos has salvado a todas, por ahora lo que debemos hacer es encontrar la forma de evitar que continues transformándote en Freyla al mismo tiempo que lidiamos con la caza de brujas que iniciará esta primavera en todo el reino de Fragia.

– Gracias, lo siento, y sí. – Ciel se limpiaba un poco los ojos, ella no había llorado pero la preocupación de su cambio fue atenuada por el tiempo estimado que le dio Esmeralda. – ¿Lograste contactar con Matilda? he descuidado mucho a Beatriz, de seguro ella me ha de odiar por lo que la he hecho pasar todo este tiempo…

– La buena noticia es que sí, te lo iba a decir mañana, o bueno en unas horas, pero si, logré encontrarme con ella haciéndome pasar por una de las criadas del castillo que fue a entregar leña.

– ¿Entregar leña? – Ciel se imaginó a Esmeralda con grandes troncos de madera en sus hombros entregándolo a los guardias del castillo hasta que una de sus mejillas fue jalada – Auch, auch, oye eso duele.

– ¿En qué estás pensando he? te conozco bien. – Esmeralda dejó ir su mejilla. -Como decía, logre ver a Matilda y me dijo que podría ayudarnos, pero a cambio… – La hermana Esmeralda se dio la vuelta.

– ¿Esmeralda?

– Matilda dijo que solo nos ayudaría si tú y Beatriz se veían personalmente.

– Oh, ya veo, era de esperarse, no nos hemos visto desde que rescaté a Miriel.

– Quieren que se vean dentro de tres días, bueno ahora serian dos días, en las ruinas de la iglesia del pueblo Pelerin.

– ¿Dos días en el pueblo Pelerin? – Ciel reaccionó como si conociera el lugar donde Beatriz quería que se vieran.

– Veo que conoces a donde se refiere.

– Si, durante la guerra del rey demonio era un lugar secreto para ambas, está bien, iré.

– ¿Estas segura Ciel? no hay garantía de que ella en efecto se presente, podría ser solo una mentira de Matilda para librarse de nosotras.

– No, Beatriz no mencionaría ese lugar si no fuera por algo importante, está a solo un día de viaje, podría llegar si cabalgo al medio día y llegaría al siguiente contando el tiempo que acampe.

– Entiendo, entonces supongo que tendria que acompañarte.

– No, en esta ocasión lo mejor es que vaya sola.

– ¿Estas loca? No puedo dejarte ir sola en la condición en la cual estás.

– Agradezco tu interés Esme pero en mi ausencia tu eres la que quedaría a cargo de la Abadía, si algo les pasara a las chicas yo nunca me lo perdonaría – Ciel tomó las manos de su mejor amiga viéndola a los ojos mientras los primeros rayos del sol salían por el horizonte. – Confía en mí, conseguiré el apoyo de Beatriz para averiguar qué es lo que trama el rey Bartholomeo y el papa.

– Rayos, por la diosa, tú siempre logras convencerme de alguna forma u otra – Esmeralda toco firmemente las manos de Ciel. – Muy bien yo cuidaré de esta Abadía en tu ausencia, pero júrame que regresarás sana y salva.

– Sí, lo prometo con toda mi alma y corazón. – Ciel sonreía con una mirada firme mientras el sol salió por completo.

Al medio día justo después de haber almorzado con las demás hermanas Ciel salió por la colina trasera de la Abadía Virgínea trepada en un caballo, su mejor amiga Esmeralda la vio partir hacia su encuentro con la princesa Beatriz.

– Espero que todo salga bien, ustedes tienen mucho que discutir.

En las ruinas de un pueblo llamado Pelerin estaban los restos de lo que era una iglesia, en la gran guerra demoniaca el pueblo fue de los más afectados, los demonios encontraron al lugar desprotegido de soldados o magos para defenderlo, fue una total masacre y cuando llegaron las fuerzas reales ya era demasiado tarde.

En una de las bancas de madera de los restos de la iglesia estaba sentada una mujer de cabellera rubia mientras vestía ropas de viajera.

– ¿Vas a venir Ciel?

– Continuará…