(Web Novel) Un Mundo Carmesí / Capítulo 24: El gran anuncio

En la capital del Reino de Fragia todo estaba bastante movido, había mucha más gente que de costumbre. Se había informado que el rey daría un gran anuncio por lo cual fueron invitados diferentes nobles y altos cargos de la iglesia.

– ¡Wow! ¡Pero mira cuantos invitados!

-Hoy el rey dará un gran anuncio al pueblo y cuando eso ocurre muchas personas de todo el reino se reúnen y eso significa muchos clientes. 

-¡¡Ganaremos una fortuna!! 

Exclamaban ambos trabajadores en un puesto de comidas mientras terminaban de abrir la tienda con la ayuda de una joven de cabello castaño y su cabello recogido.

-Irla, el día de hoy te encargaras de servir los platillos, normalmente nos bastaría con nosotros dos, pero hoy necesitaremos de tus servicios.

– ¡Si seños Larius!

-Yo me encargaré del mostrador y Karius de la cocina.

El cocinero estaba asando varias piernas de pollo en lo que un grupo de personas encapuchadas estaban entrando, Larius entonces los atendió.

-Muy buenos días, que la diosa los bendiga, bienvenidos a nuestro humilde puesto, son nuestros primeros clientes del día ¿En qué les podemos servir?

Los vendedores estaban muy contentos al ya tener sus primeros clientes.

-Buenos días, por favor denos una docena de porciones de desayuno y tres grandes jarras de jugo que tenemos mucha hambre.

Decía la mujer encapuchada de gran altura mientras sonreía.

-Oh con mucho gusto, ya escuchaste Karius, prepara una docena de platos para nuestros clientes.

– ¡Voy!

En el humilde establecimiento entraban varios otros sujetos encapuchados entre ellos uno de pequeña estatura. Se sentaron en las mesas disponibles.

-Su santidad ¿Por qué nos hemos detenido en este negocio y no fuimos directamente a la catedral?

Uno de los encapuchados era el joven conde Lambert.

-No quiero darles tiempo de reaccionar.

– ¿Reaccionar?

– Oh joven Louise yo le explico.

La gran mujer encapuchada se sentaba junto a ellos.

– La iglesia a «invitado» a la hermana menor de Ciel sabiendo que con ello podría persuadirla en que viniera, quieren que se reúnan con ellos.

-SI, eso ya me lo habían dicho, pero ¿Por qué no ir directamente a con ellos?

– Debemos antes ver a los alrededores y saber a qué nos enfrentamos.

– ¿Enfrentarnos? ¿Quiere decir que deberemos pelear?

-No necesariamente, pero es mejor estar seguros ante cualquier cosa.

– Su santidad ¿Esta de acuerdo con esto?

-Disculpen la demora, ya están sus platillos.

La conversación se vio interrumpida por la llegada de la joven Irla con varios platos de comida, eran panes con trozos de queso, jabón, tomate y jarrones de jugo de naranja.

– Por ahora no te preocupes Louis, vamos a comer y luego lo pensamos mejor.

– Esta bien…

En el gran palacio de Fragia había una torre separada del resto, en la entrada había varios guardias protegiéndola. En el interior de la torre había una jovencita de cabello negro con una leve tonalidad purpura, se encontraba leyendo una carta.

– «A sido invitada al gran anuncio del rey Bartholomeo… su hermana estará presente»

La jovencita bajó la carta viendo la ventana a lo lejos.

– Hermana ¿En verdad estarás allí?

– ¡Toc-toc!

Alguien tocaba la puerta.

– ¿Sí?

-Lady Miriel le hemos traído el desayuno.

La criada le trajo una charola con sus alimentos.

-Muchas gracias.

Miriel se sentó sobre la mesa para comer en lo que la criada observaba a la jovencita.

– ¿Se encuentra bien lady Miriel?

-Si, estoy bien solo quería asegurarme ¿Mi hermana en verdad vendrá?

-No soy quién para asegurarle algo, pero si el rey lo dijo ella en definitiva estará para el gran anuncio de hoy.

-Ya veo, gracias.

La joven seguía comiendo.

– ¿Desde cuándo no ve a su hermana?

La jovencita detuvo su ingesta para beber y responder.

-Desde que se casó con el héroe Alexis junto a la princesa Beatriz.

– ¿No le ha escrito cartas?

-Lo ha hecho, pero de pronto dejó de hacerlo, desde hace un par de meses, estoy preocupada por ella.

-Le rezaré a la diosa para que pueda volver a verla hoy.

-Muchas gracias.

La gran plaza daba en frente de uno de los extremos del palacio de Fragia, se reunió una gran cantidad de gente, el día estaba despejado y las palomas volaban por el cielo, se iba a dar un gran anuncio.

Dentro del palacio de Fragia todo se estaba moviendo bastante, las criadas, los soldados, los monjes, los escribas y demás. 

-Cuanto ajetreo.

La princesa Beatriz caminaba en medio de todo ese tumulto de gente mientras detrás la seguía Matilda.

-Lady Beatriz ¿No debería esperar en su habitación?

-No, me estresa estar encerrada en ese cuarto y ni siquiera podemos follar siendo de día con toda esta gente aquí.

– ¡Princesa!

La criada se puso roja haciéndole señas para que tuviera la voz baja.

-Jaja lo siento, es divertido verte reaccionar así.

– La podrían escuchar.

– Tranquila, no es que mi secreto vaya a seguir siéndolo por mucho tiempo…

-Princesa…

Las chicas se detuvieron en frente de una gran puerta de madera con grandes decoraciones doradas.

-En fin, Matilda voy a reunirme con mi hermano un momento, espérame a fuera.

-Si mi lady.

Matilda se encontraba afuera del despacho esperando a su ama en lo que sentía como alguien le tiraba pequeños trozos de pan, pero decidía ignorarla hasta que de repente un duro le calló en la cabeza.

-Pero ¿Quién demonios fue?

En uno de los pasillos detrás de un jarrón había una figura alta, era un guardia, pero tenía algo raro, su rostro estaba tapado por un cubre bocas de tela.

Matilda fue a donde el guardia con el mismo pan que le habían tirado para devolverle el golpe, pero antes de que se lo diera escucho una voz familiar.

– Los panes duros pueden ser tan peligrosos como un yunque ¿No?

-Tu… ¿acaso eres?

Ese guardia se quitó el cubre bocas para dejarse ver, era la hermana Esmeralda.

– ¿Sorprendida? solo tenía que ponerme uno de estos trajes, cubrirme la boca y pasaba misteriosamente desapercibida.

-No me sorprende con la monstruosa estatura que tienes.

– ¿he? ¿Acaso me dijiste monstruosa? ¿quieres pelear?

-No es eso a lo que… espera si tu estas aquí, quiere decir que…

-Si, ella ya llegó.

-Ya veo entonces llamaron a Ciel utilizando a su hermana menor como carnada.

-Exacto y queremos tu ayuda para que nos digas donde podría estar ella resguardada.

-Y ¿Por qué debería ayudarla?

– ¿A qué te refieres?

– Mi señorita la ha pasado difícil desde que se reunieron la última vez.

-Ah, eso.

– ¿Como que ha? deberías saber perfectamente que después de romper ella no estaría bien, de hecho, ha sufrido más de lo que deberías imaginar.

– ¿Crees que no lo sé? Pero Ciel le dijo que necesitaban darse un tiempo, después de lo que ocurrió con Alexis sería muy peligroso que ellas estuvieran juntas, todo el mundo las trataría como traidoras y se vengarían de ellas.

-Lady Beatriz estaba dispuesta a luchar por ella incluso si fuera contra todo el reino.

– ¡Y ese es el problema! ¡Solo estaba pensando en ella!

-¿?

Esmeralda tocaba los hombros de Matilda.

– Luego de pelear contra Alexis Ciel se dio cuenta que ella había metido la pata hasta el fondo, se dejó influenciar por otras personas, la iglesia, la corona, Alexis e incluso Beatriz. Ahora ella quiere seguir su propio rumbo y no puede simplemente causar un golpe de estado.

-Pero ¿Acaso no habíamos jurado apoyarnos para que las dos estuvieran juntas?

-Y aún mantengo mi promesa, pero para hacerlo cada una debe primero resolver sus propios asuntos, Ciel con la iglesia… y Beatriz con la corona.

– ¿Y cómo quieres que Beatriz lo haga estando sola?

-Ella no está sola, te tiene a ti, así como Ciel me tiene a mí.

-Egoístas…

– ¿Qué?

-Al final todos somos egoístas…

-Matilda…

Con una de sus mangas Matilda se limpiaba el rostro.

-En la torre del este.

– ¿Disculpa?

-No sé quién sea, pero escuche de una invitada especial que se encontraba en la torre del este, en ese lugar solo van invitados que son o muy importantes o muy peligrosos. La persona que buscas de seguro estará allí.

-Matilda… gracias.

Esmeralda dio las gracias a la criada dándole un beso en la mejilla para irse rápidamente a dicho lugar, Matilda estaba sonrojada acariciando su mejilla.

– No debería sonrojarme así, ya sirvo a mi ama Beatriz.

– Matilda.

– ¡Ahh!

Esmeraldas había regresado poniendo nerviosa a Matilda.

– ¿Qu-qué quieres ahora?

-… ¿Por qué camino se llega a la torre del este?

-Sigue ese camino, luego vas hacia la derecha subiendo las escaleras.

La criada se cubrió el rostro mientras apuntaba con su dedo hacia cierto pasillo.

-Muchas gracias, ahora si nos vemos.

Finalmente, la hermana encubierta de gran estatura se había ido.

-Idiota.

En el despacho real se encontraban la princesa Beatriz con el príncipe Bennett.

-Hermano.

-Oh Beatriz ¿En qué te puedo ayudar?

-Papá no me ha querido decir el gran anuncio que va a dar y quería preguntarte si tú sabes lo que va a hacer.

-Hermana, lo siento, pero no puedo decírtelo yo tampoco.

– ¿Por qué? ¿Acaso es algo tan malo?

-No sabría decirte si algo tan malo, pero es algo necesario para el reino.

-Ciel también vendrá, me preocupa que quieran hacer algo con nosotras.

El príncipe Bennet entonces dio un vistazo hacia su ventana, a lo lejos se veía la gran plaza con mucha gente reuniéndose. 

-Beatriz no sé por qué me preguntas estas cosas a mí y no a nuestro padre, aunque él no te respondiera al menos podrías encararlo más directamente.

-Por qué desde siempre tú has sido mucho más razonable que él, tú eras el candidato ideal para ser Rey más de lo que yo alguna vez podría serlo.

-Bueno eso no te lo niego.

– ¿Qué?

-Lo siento, como sabrás yo soy el hijo primogénito y de todas formas las leyes de este reino no permiten que las mujeres ejerzan el poder de forma directa pero aun así tu fuiste bendecida para hacerlo en una ocasión y con la posibilidad de hacerlo de nuevo.

-Pero no quiero serlo.

– ¿Por qué?

-Por qué no me siento lista en lo más mínimo para hacerlo.

– ¿Lo dices por no poder o porque no lo quieres?

– ¿A qué te refieres?

– Desde que nos revelaste tu amorío con Ciel y como se pelearon con el héroe Alexis ustedes dos deberían ser tratadas como traidoras.

El príncipe se aproximaba a su hermana menor hasta estar a su lado, Beatriz no hacía nada más que mirar al piso con rabia.

-Es hecho de que nuestro reino tenga como su princesa y santa a un par de desviadas como ustedes es una gran vergüenza para todos.

Beatriz volteó a ver a su hermano con furia.

-Espera Beatriz aún no termino.

El príncipe se aproximaba al perchero donde estaba su gran capa.

-Aún con todo lo que ustedes hicieron las hemos protegido.

– ¡Eso lo hicieron porque les conviene a ustedes no porque me quieran como una amorosa familia!

– ¡Exacto!

Beatriz se asombró ante la respuesta de su hermano mayor.

– No solo eres una desviada, sino que también eres ahora incapaz de tener hijos.

Beatriz se tocaba el vientre donde estaba su herida.

– No creas que eres la única princesa desviada del mundo, muchos han aparecido antes que tú, príncipes, princesas, reyes y reinas, pero a diferencia de ti ellos si han cumplido su deber y su propósito de nacimiento.

La mirada de Beatriz se veía preocupada ante las palabras de su hermano.

– La criada que tienes, Matilda ¿No? quizás me equivoque, pero ella podría ser perfecta para desfogar tus frustraciones en la cama.

La expresión en el rostro de Beatriz se volvió más inquietante cosa que se dio cuenta su hermano para luego el volver a desviar su mirada en lo que colocaba algo en su bolsillo.

-Ya veo, entonces ya lo has hecho con ella.

– ¡No! Yo no…

– Todos los nobles tenemos amantes, por algo existe la maldita palabra de cortesana.

Bennett vio con ojos desafiantes a su hermana quien estaba algo abatida.

-Pudiste haber sido una buena esposa, dejar que Alexis te follara y tener a sus hijos, pero detrás de cortinas tener a todas las desviadas que quisieras como amantes.

El principe se aproximó a donde su hermana tocandola de la barbilla con sus ojos dominantes ante una derrotada Beatriz.

-Pero no lo hiciste, drogaste a nuestro héroe, te follaste a su otra esposa a sus espaldas y entre las dos provocaron que él se largara del reino, ahora se una buena princesa por una vez en toda tu maldita vida y compórtate.

El príncipe soltó a su esposa para salir del estudio.

-Ahora compórtate y preséntate a la hora adecuada.

Salió de la habitación para luego la princesa caer de rodillas.

-Maldita sea…

La gran plaza estaba totalmente abarrotada de personas que vinieron de todas partes del reino, los negocios de comida estaban abarrotados y las entradas a la capital estaban atascado de tantos carruajes que llegaban.

Las calles y plazas aledañas estaban llenas de artistas callejeros que entretenían a la gente con sus actividades, los niños se divertían en compañía de sus padres mientras los adultos jugaban al tiro de flecha o pruebas de fuerza con sus brazos. Sea el anuncio que fueran a dar se notaba que el reino gastaba una gran fortuna en entretener a la gente.

De pronto la gente en la plaza escuchó los retumbantes sonidos de trompetas que dieron aviso a que el evento principal iba a empezar.

Había una enorme Tarima de madera conectada a una de las entradas del palacio, fue construida especialmente para esa ocasión. Un pregonero se hacía presente ante la vista de miles de personas con un gran papiro el cual leía a todo pulmón.

-Damas y caballeros del reino de Fragia; muchas gracias por estar aquí reunidos de las partes más remotas del reino.

La gente en la plaza escuchó atentos lo que tenía que decir el pregonero.

-El día de hoy nuestro querido monarca Bartholomeo tiene un gran anuncio que dar por lo cual le damos una calurosa bienvenida.

Las trompetas sonaron mientras la gente vitoreaba a todo pulmón.

-Muchas gracias, muchas gracias ejem, querido pueblo de Fragia espero les haya gustado los juegos que los hemos preparado para todos ustedes, durante estos próximos 2 días estarán disponibles para todos ustedes.

La gente seguía aplaudiendo y vitoreando.

A lo lejos, en uno de los balcones aledaños del castillo, estaba Miriel quien era acompañada de la criada que le asignaron en el palacio y a su lado un par de guardias.

-Lady Miriel mire, es el rey.

– ¿Y mi hermana? ¿No está allí?

-Paciencia señorita, muy pronto la verá, estoy segura.

El rey continuaba con su gran anuncio.

– El anuncio que quiero dar hoy es uno muy serio por lo cual quería que todos antes disfrutaran de nuestros juegos, pero ahora ya puedo anunciarlo.

La gente de pronto se calló ante las palabras del rey, ante un anuncio serio muchos empezaron a sospechar que se trataría de una futura guerra o invasión, pero no podía ser posible ya que hace casi un año el Rey Demonio había sido derrotado.

-Háganlas pasar.

Las guaridas entonces escoltaron a las chicas, por un lado, era Beatriz con un estocado vestido rojo.

La gente empezaba a murmurar.

– ¿No es Lady Beatriz? 

– ¿Lady Regente? 

– ¿Por qué la acompañan guardias?

La gente estaba desconcertada, pero seguían atentos a lo que estaban presenciando.

-Hagan pasar a la otra.

Varios guardias y monjes acompañaban a la otra invitada, era santa Ciel quien traía un traje religioso de tono azulado.

– ¿Santa Ciel?

– ¿Qué hacen las esposas del héroe aquí?

– ¿Y el héroe?

– ¿No debería el estar aquí también con sus esposas?

La gente estaba murmurando más y más. En el balcón al lado del castillo estaba Miriel quien no podía aguantar más, veía la espalda de su hermana mientras era acompañada de monjes y soldados.

– ¡HERMANA! ¡HERMANA! 

-Cuidado lady Miriel, se podría caer.

– ¿Qué hace mi hermana allí? ¿Acaso hizo algo malo?

-No se precipite lady Miriel.

La jovencita era sostenida por la criada asegurándose de que no se callera del balcón, afuera de la habitación estaba siendo custodiada por varios guardias en lo que un par de guardias con sus mismos uniformes llegaban.

-Buen trabajo, el capitán nos acaba de avisar que los reemplacemos.

– ¿Reemplazo ahora? eso es imposible, nos ordenaron estar aquí mientras el rey diera su gran anuncio y acaba de empezar.

-Lo sentimos, pero hubo un cambio de planes, los quieren de inmediato con él, un altercado con unos infiltrados.

– ¿Infiltrados?

-Los quieren a todos los que conozcan el área oeste del catillo.

Los guardias que custodiaban la entrada estaban desorientados, pero cuando estaban caminando por el pasillo acatando las ordenes uno de ellos se dio la vuelta.

– ¡Un momento! ¡En el área oeste del castillo del castillo está el acantilado! ¿Como podrían los infiltra-

Entonces unos golpes los alcanzaron por el cuello y cayeron rendidos al piso.

– ¡Rayos! nos descubrieron.

– ¿Por qué les dijo del área oeste? ¿No sabía que allí estaba el acantilado?

– ¿Y yo que se? No conozco el castillo como lo hago con la abadía.

Los guardias infiltrados se quitaron sus cascos y dejaron ver sus rostros, eran Esmeraldas y el conde Luis Lambert.

– ¿Esmeralda está segura de que es aquí?

– Si, ellos salieron de la torre este hasta llegar aquí, según la descripción que me dio Ciel ella debe ser su hermana Miriel.

-De acuerdo vamos.

El rey Bartholomeo hizo pasar a la tarima a su hija la princesa Beatriz y después a santa Ciel, todo el público reunido en la plaza estaba desconcertada a lo que sus ojos estaban presenciando.

Beatriz veía con amargura a su ahora examante Ciel, la santa solo dio un leve vistazo a la princesa para volver a ver al frente a toda la multitud reunida en la plaza.

-«¿Así es como me miras después de un mes Ciel?»

Pensaba la princesa.

-Muchos se preguntarán porque he convocado a mi hija y a santa Ciel pero todo tiene una razón de ser y…

– ¿Y Alexis?

– ¿Dónde está el héroe?

– ¡Queremos al héroe!

La gente hablaba exigiendo la presencia del héroe Alexis ya que se le hacía raro que no estuviera el héroe cuando sus esposas estaban presentes.

– ¡CALMA MI QUERIDO PUEDO DE FRAGIA! Si no ven a nuestro amado héroe Alexis es porque quería hablarles de aquello así que por favor escuchen.

Entonces la gente de la plaza poco a poco hizo silencio hasta que el rey habló.

– El motivo que los convoqué aquí es para indicarles que…

Hizo una pausa antes de continuar, la princesa Beatriz estaba totalmente nerviosa ante lo que su padre estuviera a punto de decir, pero Ciel estaba totalmente serena.

-«¿Como puedes estar tan tranquila ante esta situación Ciel?»

Beatriz sentía que se le quería salir el corazón hasta que escucho el gran anuncio de su padre.

– ¡HACE UN MES EL HEROE ALEXIS HA DESAPARECIDO MIENTRAS BUSCABA EVITAR LA RESURRECIÓN DEL REY DEMONIO!

-¡¡!!

El rostro de todo el mundo quedó perplejo ante la noticia de la posible resurrección del rey demonio y de la desaparición del que era su héroe y lo había derrotado, pero ¿cómo?  ¿Habrá algún rastro de verdad ante la farsa que planeó el palacio real?

-Continuará…